[Cine] The Lord of the Rings: The War of the Rohirrim (2024)

Cine


The Lord of the Rings: The War of the Rohirrim (2024; 61/20241105)

Me estoy pensando si incluir entre los estrenos o no un largometraje de animación japonesa que vi antes que el que traigo aquí hoy. No sé si incluir en una entrada cinematográfica y en mi base de datos de estrenos cinematográficos, o bien dejarlo como un episodio extendido de una serie de televisión en Netflix. Pero mientras tanto, no pierdo comba y os traigo esta película del universo del Señor de los Anillos. Una historia escasamente desarrollada en los textos de Tolkien, pero sí mencionada y esbozada, que han sacado adelante entre los productores norteamericanos de las películas y series de la saga y un estudio japonés de animación que suele colaborar habitualmente con productores occidentales. Y así, la dirección ha corrido a cargo de Kenji Kamiyama, responsable de algún episodio de una resultona serie de animación del universo Star Wars, o de una serie del universo Blade Runner que no estuvo mal, pero que al final me dejó un poco frío.

La acción transcurre uno 250 años antes de los hechos que se narran en The Lord of the Rings, en la cronología interna del universo de Tolkien. Una de las localizaciones más célebres en la epopeya de la Guerra del Anillo es el Abismo de Helm, que aparece en el segundo volumen de los tres libros, o lo que es similar, en la segunda de las películas que adaptaron estos libros. Y así, sabremos por que a la profunda garganta donde se encuentra la fortaleza de Hornburg (Cuernavilla en castellano) se le acabó llamado Helm’s Deep (Abismo de Helm). Helm fue un rey de los rohirrim de Rohan, aliados de Gondor que se establecieron en la Marca un tiempo antes. Helm fue su noveno rey y el último de su dinastía. Pero la protagonista es Hèra, la hija de Helm. Narrada en retrospectiva por Éowyn (con la voz de Miranda Otto), ya nos avisa al principio que a Hèra no se la recuerda en las canciones. Ante la amenaza de un traidor a Rohan aliado con los llamados dunlendinos, muchos de los habitantes de Edoras, la capital de Rohan, se ven obligados a refugiarse en Hornburg, y aguantar un sitio durante un invierno especialmente cruel, para los sitiados y los sitiadores, pero sostenidos por el liderazgo de su rey, y más especialmente de la joven, valiente e independiente Hèra.

Una de las virtudes de la película es que han buscado una protagonista femenina, con personalidad propia y con capacidad de decisión y liderazgo, sin que resulte forzada, de forma bastante natural, frente a muchas de las producciones anteriores que lo hacen para cumplir con la cuota de lo políticamente correcto. Siempre digo que conviene crear historias con mujeres como protagonistas, que inspiren o promuevan la reflexión, pero que hay que dedicarles un pensamiento y crearlas con inteligencia, y no las tontadas que se están haciendo últimamente. En animación, Studio Ghible lo lleva haciendo décadas de forma magistral. Mientras que Disney, por más que lo intente, no deja de sacudirse la imagen de casita de princesas, por más vuelta que les dé a sus protagonistas, que acaban siendo estereotipadas, salvo honrosas excepciones. Dicen que Hèra está más inspirada por San (Mononoke Hime)… Bueno. Vamos con otras cosas.

También es una de las virtudes de la película su más que correcta realización. Se nota que la animación es japonesa. Aunque el diseño de caracteres es esquemático en su aspecto, el Rohan que vemos es hermosa, fiel al original literario, visualmente atractivo. El saber hacer nipón en animación se nota y mucho. Sin embargo, aunque siendo una película interesante, sufre algunos lastres, quizá derivados de la parte «occidental» de la producción. No se libera del todo de la maldita segunda película de la trilogía cinematográfica de The Lord of the Rings. Una película universalmente aclamada y que yo, simplemente,… odié. No voy a entrar en los motivos. Hèra tiene mucho de Éowyn. Y algunas de las escenas del Abismo de Helm, como la cabalgata imposible cuesta abajo, inverosímil incluso con la suspensión voluntaria de la incredulidad de este espectador, son referencias constantes, guiños, como se dice, pero más bien pedradas al ojo, a aquella película. Y al cabo, una película que por su factura técnica podría haberse situado a un alto nivel con el guion y la historia adecuada, se queda en una aventura entretenida, pero excesivamente previsible y atada a unas convenciones autoimpuestas por la producción de la saga.

Entendámonos, lo pasamos bastante bien viendo la película. La puedo recomendar para pasar un rato divertido en esta época de fiestas que se acercan sin lugar a dudas. Está maja. Pero me parece una oportunidad perdida para habernos dejado una aventura épica inolvidable. Un gran esfuerzo de producción para un resultado de entretenimiento futura en plataformas de contenidos en línea. La falta de ambición creadora, la falta de imaginación, las limitaciones de los equipos de guionistas, nos roban constantemente las historias que nos gustaría ver y escuchar. Pero oye, ya digo, que es maja. Y Hèra es una buena protagonista de la que me gustaría saber más. Qué fue de ella después. Qué aventuras tuvo. ¿Una serie que nos dé lo que le ha faltado a la película?

Valoración

Dirección: ****
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: ***

[TV] Cosas de series; Epica fantástica, primera parte; de regreso a la Tierra Media

Televisión

Tengo bastante asunto televisivo retrasado por comentar. Pero me voy a saltar algunas cosas que llevan esperando ya un tiempo, para centrarme esta semana, en dos partes, en lo que haya sido probablemente los más interesante en el medio en las últimas semanas. De forma casi simultánea, en HBO y en Amazon Prime Video, comenzaron las primeras temporadas de sus series estrella del género épico fantástico. No pocos han intentado establecer una competición entre ambas producciones. Pero, incluso a priori, sobre su material literario original, son dos historias, planteamientos y temas bastante más distintos de lo que parece, que sólo tienen en común que transcurren en un mundo que vive un medioevo ficticio y fantástico en el que suceden cosas espectaculares. Dado que las veo como dos cuestiones distintas y no incompatibles entre sí en el corazoncito del teleadicto, he decidido comentarlas por separado en días consecutivos.

Por cierto, ilustro la entrada con fotos de los montes Huangshan en China. El nombre de China en sus idiomas propios, con los caracteres 中国 (Zhōngguó en mandarín) viene a significar Tierra Media o quizá mejor el País Medio. Esto se replica en otros idiomas de países próximos, como por ejemplo en japonés, en el que los dos caracteres se leen Chūgoku, también con el mismo significado. Los propios japoneses tienen una región con este nombre y esos dos caracteres. Así que… fotos de la Tierra Media para ilustrar una serie sobre la Tierra Media.

Las dos series comenzaron en una misma semana de este año, una un lunes, la otra un viernes, entre los últimos días de agosto y los primeros de septiembre. Pero la que hoy traigo aquí, basada en el legendarium de J. R. R. Tolkien sólo tiene ocho episodios, dos menos que la otra, y terminó antes. Así que empiezo por ella.

The Lord of the Rings: The Rings of Power no adapta un libro u obra en concreto de Tolkien. Trata de un determinado periodo de tiempo, lo que en la cronología interna del universo de Tolkien se ha dado en llamar el final de la Segunda Edad de la Tierra Media, ese continente ficticio, anterior al mundo que conocemos, origen de lo que sería Eurasia. De los libros que han pasado por mis manos, se puede leer sobre ello en el Akallabêth, la cuarta parte del Silmarillion, que resume la historia del reino de los hombres en la isla de Númenor hasta que esta quedó sepultada en los mares cuando el mundo cambió. Y tambien en Of the Rings of Power and the Third Age, la quinta parte del Silmarillion, que cuenta lo que aconteció con los refugiados de la isla en la Tierra Media en sus cuitas con Sauron, lugarteniente de Melkor/Morgoth, que también es el principal antagonista de The Lord of the Rings. Y también hay que acudir, aunque de forma más resumida, a alguno de los apéndices de este último libro. Existe alguna otra obra editada por los herederos de Tolkien que recoge escritos del escritor sobre esta parte de su legendarium, pero yo no los he leído. Por lo tanto, Tolkien no detalló los acontecimientos que en la serie se cuentan; trazó las grandes líneas. Por lo tanto, la libertad creativa de los creadores y guionistas de la serie ha sido amplia.

Le tenía miedo a esta serie, por los antecedentes. De la trilogía cinematográfica original de Peter Jackson hay cosas que me gustan, pero otras no. Siempre he aborrecido profundamente la batalla del abismo de Helm. La trilogía dedicada a The Hobbit la he aborrecido todavía más y más profundamente, especialmente por el cariño que le tengo al material literario original que me parece absolutamente fenomenal, y cuyo espíritu es traicionado constantemente y a conciencia, al convertir un simpático conjunto de cuentos con no poco humor y desparpajo, que conforman una historia única y coherente en un espectáculo épico excesivo y prepotente sin ningún sentido, una operación de sacaperras que siempre he despreciado. Así que… la primera buena noticia sobre la nueva serie es que Jackson no tendría nada que ver con ella.

No obstante, la serie no se despega del universo creado en la trilogía cinematográfica inicial. Con los límites de una producción televisiva, por bien dotada que esté presupuestariamente, hay una coherencia visual y creativa que me parece bien. Pero hay una diferencia de tono y de ritmo. Sabiendo que es la temporada de presentación de una serie cuyos platos fuertes han de llegar en un futuro, se toma su tiempo desarrollando los personajes, dándoles una personalidad, unas motivaciones y un crecimiento en la historia. Siempre ha habido mucho maniqueísmo en la historia de Tolkien. Como buen católico, siempre trasladó las visiones doctrinales sobre el bien y el mal a sus obras. Melkor/Morgoth siempre fue la versión fantástica de Lucifer, el ángel caído de las religiones abrahámicas. Y Saurón, una de las figuras angélicas que cayeron con él. Pero la serie genera conflictos en los personajes, dotándoles de una gama tonal más allá de ser los buenos y los males. En El Silmarillion, ya estaban presentes los conflictos internos de los noldor, de los que Galadriel es una princesa de la casa real, entre su necesidad de saber y construir y los límites impuestos por los poderes divinos/angélicos. Por lo tanto, la serie permite un desarrollo más profundo de los personajes que lo que permiten las películas que ya conocemos. Lo cual no ha impedido que haya algunos momentos de acción emocionantes y bien desarrollados.

La serie ha recibido críticas ásperas de algunos sectores, que sinceramente no entiendo. La distribución de votos en IMDb es absurda y denota una campaña más o menos organizada contra la serie que no se corresponde con la realidad. El 61 % de los votos están comprendido entre el 7 y el 10. Entre el 3 y el 6 sólo suman el 16 % de los votos. Y de repente entre el 1 y el 2 se agrupan el 23 % de los votos… un sinsentido. Una distribución de frecuencias bimodal donde las categorías más votadas son los dos extremos es un sinsentido. Así que no hagáis ni caso. No es perfecta, pero está muy bien. Realmente, muy bien. Es cierto que se desvía en algunas cosas del material original. Y que se ofrecen arcos argumentales secundarios totalmente inventados, aunque plausibles. La única cuestión que me ha chirriado es la aparición de un personaje, cuyo nombre no se ha mencionado todavía, aunque se ve venir, que no debería aparecer sobre la faz de la Tierra Media hasta la Tercera Edad de acuerdo a los escritos de Tolkien. Pero bueno… tampoco me parece grave. Y si sirve para generar un línea argumental interesante…

En resumen, una aventura que no ha hecho más que empezar. Que creo que lo ha hecho con buen tino. Que me ha interesado más que las adaptaciones cinematográficas. Y que tiene alguna desviación respecto a los escritos de Tolkien, pero que me dan igual.

Los desconocidos traductores; a propósito de Matilde Horne

Literatura

Leí ayer en Papel en blanco la noticia del fallecimiento de Matilde Horne. Hasta ayer, yo no recordaba quién era Matilde Horne; seguro que lo he sabido alguna vez. Pero fue un conocimiento de esos que no perduran en la memoria más allá de unos minutos,… o segundos. Con frecuencia, cuando leo un libro de un autor extranjero me voy a las primeras páginas y miro a ver quién es el traductor. La mayor parte de las veces desconozco quién es, y se me olvida. Matilde Horne, una argentina exiliada por motivos políticos, tradujo en colaboración con Minotauro algunas importantes obras de fantasía y ciencia ficción.

Dicho todo lo anterior, hace muchos años tomé conciencia de la importancia de los traductor. Puede parecer anecdótico, pero estaba escuchando la radio mientras trabajaba en un mañana allá por 1995, y un grupo de contertulios radiofónicos hablaban de El Perich, humorista gráfico realmente gracioso, que acababa de fallecer. Y uno de los datos que me sorprendió fue que este humorista catalán era el responsable de traducir los álbumes de Astérix al español. Esta es una de las tareas más difíciles que se me ocurren en este campo. Los chistes, las bromas, en los distintos idiomas, suelen tener un carácter localista que hace que dejen de tener gracia en la traducción. Hay que ser un artista para conseguir mantener la frescura y la gracia como conseguía El Perich. Yo, que he leído los álbumes del pequeño galo en los dos idiomas, he conseguido reirme igualmente en ambos.

Desde entonces, aumentó mucho mi respeto por la profesión de traductor. Son personas que aunque no puedan estar al mismo nivel que el autor original puesto que no intervienen en el proceso creativo de la obra en sí misma, deben y muchas veces consiguen transmitir el nivel literario de la obra original. No sólo tienen que ser competentes en la mera traducción, sino que deben ser capaces de expresarse por escrito a niveles muy altos en el idioma que les es propio. Muy difícil. Mucho.

Matilde Horne ha muerto estos días. Probablemente, la noticia de su fallecimiento ha tenido cierta repercusión al ser la traductora de las dos últimas partes de El Señor de los Anillos, obra de mayor impacto mediático de las que tradujo al español. También por la cicatería de Editorial Planeta, que compró Minotauro y los derechos sobre sus obras, que no pasaba nada por los derechos de traducción, aprovechándo las lagunas documentales y legales que había provocado el anterior propietario. Y todo eso a pesar de los pingües beneficios que saca de las obras de Tolkien. Compró los derechos muy poco antes de estrenarse la primera película, lo que hizo que se multiplicaran las ventas de la obra literaria. No diré más.

Así que yo he leído «la obra de Horne«. Y no sólo durante las aventuras de Frodo y compañía. También con las de El Invencible de Stanislav Lem. Y cómo no, con la bella Solaris, también del escritor polaco. Y alguna otra en la que ahora no caigo, y que estará por ahí.

Ayer estuve viendo en vídeo Casanova, que es una película más bien flojita, pero en la que sale Venecia. Así que no me puedo aguantar. Hay va un rinconcito de la ciudad en la laguna.

Rincón soleado

(Pentax K10D; SMC-A 50/2)