Como en las próximas semanas voy a estar de vacaciones y se alterará mi rutina habitual de publicaciones en este Cuaderno de ruta, sospecho que las entradas televisivas pueden verse más afectadas que otras. Aumentarán las relacionadas con los viajes, sin duda,… confío… Así que voy a ir más allá de los dos o tres comentarios de series agrupadas por alguna afinidad, para comentar cinco que me han parecido interesantes en los últimos tiempos, de alguna forma.

Pensaba agrupar la segunda temporada de Star trek: Strange New Worlds con otras aventuras espaciales, pero por mi cabeza a pasado la idea de dedicar una entrada exclusiva a Foundation, y todavía queda lejos el final de Ahsoka. Así que simplemente decir lo siguiente. Aunque no soy especialmente aficionado al universo trekkie, esta serie me entretiene. Y creo que hay dos factores para que lo haga. El primero es que, como otras de esta franquicia últimamente, no tienen el aspecto casposo que sólo quedaba justificado en la serie original… porque era de los años 60 del siglo XX. El segundo es que habitualmente los personajes de estas series acaban cayéndome mal. Redichos, estereotipados,… con los absurdos aspectos de los alienígenas siempre humanoides, pero más bien humanos con caretas de goma… Tarde o temprano me cansaban. Sin embargo, los de esta serie, a pesar de un Spock (Ethan Peck) que no me convence mucho, no me disgustan, e incluso me caen bien. Para que lo voy a ocultar, especialmente la enfermera Chapel (Jess Bush). En fin… que me parece aceptable y entretenida, por los motivos que sean. Pero esto puede cambiar en cualquier momento.
Desde Corea del sur nos han llegado las segundas temporadas de D.P. y Gyeong-iloun So Mun [경이로운 소문, asombroso So Mun], conocida internacionalmente como The uncanny counter (¡el extraño contador?, nunca he pillado el sentido al título en inglés, porqué llaman contadores al grupo de héroes protagonistas). Ambas han llegado a sus segundas temporadas, y a sus finales, creo. A mí me parece que ambas han quedado correctamente cerradas.

La primera, que usa las peripecias de una unidad de policía militar dedicada a detener desertores para criticar al ejército y la mili obligatoria, ya me gustó mucho en su primera temporada, siendo de mis preferidas. Quedó algo eclipsada por su dura temática y porque quedó eclipsada por el éxito de la distopía calamárica, que se estrenó en las mismas fechas. Seis episodios también ha tenido la segunda temporada, pero que en lugar de ser un procedimental que aprovechaba para ir haciendo crítica, se ha convertido más en un único arco argumental con la típica estructura de los débiles contra el poder establecido, dentro de su proceso de denuncia. No sé si me gusta más este enfoque, pero da igual. La serie sigue siendo excelente y funciona bien. Muy recomendable. Excelentes interpretaciones.
La segunda es más anecdótica. Aventuras preternaturales entre superhéroes con superpoderes que les llegan del mundo de los espíritus contra villanos que son demonios o seres demoniacos. Vamos, una variante del cine/televisión de superhéroes, pero que compensa los defectos del género con la simpatía de sus protagonistas, que no dejan de ser gente corriente que se ve metida en este embrollo, lo que permite introducir alivios cómicos entre los dramones en los que han navegado esta temporada. Me sorprende que apenas hayan incidido en el romance en esta serie, cuando parecía que había cierta tensión romántica no resuelta en la primera temporada. Pero bueno, da igual, no está mal hecho, tiene interpretaciones decentes, y entretiene, sin más.

Mucho más oscura es la miniserie de siete episodios, también surcoreana, Mask girl. Drama de género negro que abarca más de dos décadas de la vida de una chica que soñaba con ser una estrella de la canción y el baile, pero que… es fea. Y en una industria del entretenimiento como la coreana donde ser guapos es una obligación… lo cual se filtra en toda la sociedad. O esa es la tesis de la serie. Eso lleva a que la chica opte por internet para sus actuaciones, con una máscara, lo cual llevará a que la interacción con un seguidor trastornado acabe como el rosario de la aurora, con muertes y descuartizamientos, y subsiguientes venganzas en las década siguientes, con más muertes y… Una serie con un argumento tórpido, notables dosis de pesimismo ante la naturaleza humana, que tiene irregularidades en su desarrollo, pero con buenas ideas en su conjunto, y que mantienen las excelentes interpretaciones de sus protagonistas. Va de menos a más, por lo que algún televidente puede sentirse tentado a abandonar la serie al principio sin dar una oportunidad a lo mejor de la serie.
Y pasamos del género negro al humor negro con una animación que nos llega de los estados unidos, Captain Fall. El protagonista es hijo de una familia adinerada que siempre han sido capitanes de barco y tienen dos hijos un chulito inepto, pero muy querido de sus padres, y un buenazas igualmente inepto, que es despreciado por sus padres. Pero es elegido por una siniestra organización para ser el aparente capitán de un trasatlántico que en realidad es una factoría de desmanes para un villano que presta servicios a todos los villanos del mundo, sean oligarcas rusos, grandes empresarios, dictadores de repúblicas bananeras, chinos con terceras intenciones, o millonarios sin escrúpulos. Hacen esclavos, masacran especies protegidas, fabrican armas de destrucción masiva, realizan trata de mujeres como esclavas sexuales, todo detrás de la apariencia de barco de cruceros de vacaciones y placer. Humor muy negro. Incorrección política. Críticas mordaces a todos los estamentos del sistema. Sin piedad. No hay risas, pero si una sonrisa pesimista sobre el mundo que nunca abandona tu cara mientras la ves. No apta para espíritus sensibles. Una de esas cosas que están en la oferta de Netflix sin hacer ruido, y que contrasta con los productos estrella de la plataforma.








