[Cine] Lolo (2015)

Cine

Lolo (2015; 412016-2907)

Hubo dos motivos para ir a ver el viernes pasado esta película. Por un lado tener la oportunidad de entrenar un poco el oído con el francés, que últimamente lo tenemos un poco oxidado. La película está también en cartelera doblada al castellano con el aclaratorio, tópico y vulgar título de «Lolo, el hijo de mi novia». La tontada de costumbre. Por otro lado, más sustancial en lo cinematográfico, hace muchos años… desde cierto color «blanco» por lo menos, que tenemos cierta debilidad por Julie Delpy, que convertida en un gran «Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como» escribe, dirige y protagoniza esta comedia romántica del país vecino. Sip. Delpy nos gusta… incluso si hay quien en este país que la confunde con la novia del presidente de la república, craso error. Incluso ahora que ya no oculta su condición de cuarentona,… mejor cuarentañera, no vaya a ser que nos ofendan algunas, de culo amplio, sobre lo que ella misma no duda en ironizar en los diálogos de la película. Bien por su sentido del humor.

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Aunque hay algunas escenas en Biarritz y Londres, la película se desarrolla principalmente en París, con varias coñas relacionadas con la torre Eiffel.

Pero, ay, que «amemos» a Julie Delpy no impide para que tengamos que ponernos un poco «serios» a la hora de evaluar este filme. Despy encarna a Violette, mujer parisina, separada desde hace tiempo, con un hijo asperiante a artista contemporáneo que no tardará en cumplir los 20 años, y a la que lo mismo le va estupendamente en su vida profesional de directora artística de «nomeacuerdoqueexactamente», que ve como sus sucesivas relaciones con los hombres van naufragando una tras otra. Animada por su mejor amiga, Ariane (una imponderable Karin Viard que merece mucha más presencia y protagonismo; extraordinariamente dotada para la comedia), durante unas vacaciones en Biarritz liga con un ingeniero informático, Jean-René (Dany Boon), que aunque no juega en las mismas ligas de la relación social, la hace feliz en otros aspectos de la vida. Especialmente, cuando se trata de la relación horizontal en la cama. Pero su retoño Lolo (Vincent Lacoste) no parece ver con buenos ojos la relación… Y cuando un retoño es una persona creativa y un tanto borde, rozando la sociopatía… cualquier cosa puede pasar.

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Así que nos pasearemos por su parques, como el de las Tullerías,…

Delpy tenía dos opciones en este comedia. O tirar por el lado francamente amable, del enredo con final feliz y sin más consecuencias, lo cual nos hubiera decepcionado en una persona de la inteligencia que le suponemos, o tirar directamente por la comedia borde y con final imprevisible que pusiese a caldo con desliciosa mala leche las instituciones pareja/familia/materno-filial todas de un plumazo. El caso es que no se decanta, y de hacerlo al final lo hace por el lado más amable, por lo que una comedia que comienza con unos mimbres muy interesantes, acaba vulgarizándose y no pasando de un mero entretenimiento con altibajos. Los varones de la función no acaban de dar la talla, Delpy monopoliza en exceso, y ya digo que echamos de menos una mayor presencia de Viard, cuyas escenas suben de modo casi sistemático el nivel de lo que estamos presenciando. De todos modos, la película se va volviendo previsible hasta desembocar en un final un poco precipitado y algo forzado.

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O por las orillas del Sena…

Entendámonos, seguiremos amando a Julie Delpy. Es un amor generacional, que dedicamos a esas mujeres del cine nacidas en los años 60 del siglo XX, comparable al el que profesamos por alguna que otra actriz francesa o española, cada una en su estilo, por mencionar a algunas, y al que ninguna actriz de Hollywood puede aspirar, porque siempre las veremos de papel couché o celuloide, mientras que las de este lado del oceano las sintamos de carne y hueso, más de verdad. Pero en esta ocasión nos ha dejado con las ganas… La película navega por una cierta mediocridad con apenas algún que otro momento salvador. Otra vez será.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***
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O por donde el romanticismo que atribuirmos a la ciudad-luz, merecido o no, nos lleve.

[Cine] Before Midnight (2013)

Cine

Before Midnight (2013), 30 de junio de 2013.

Esta película la vimos en versión original subtitulada al castellano, y por ello, como es mi costumbre, conservo el título original del filme. En la cartelera española se puede encontrar también en versión doblada con el título traducido erróneamente como Antes del anochecer, cuando debiera ser Antes de medianoche, matiz que desde mi punto de vista no es banal, en absoluto.

Porque nada o casi nada es banal en la trilogía (¿de momento?) que ha dirigido Richard Linklater en los últimos 20 años, acompañando la historia de la relación entre Jesse (Ethan Hawke)Celine (Julie Delpy), y mostrándonos como se desarrolla la relación en cortes temporales cada 9 años, sin olvidar contarnos en esas horas en los que los escuchamos hablar y confrontarse mutuamente y a sí mismos, lo que ha sucedido en los intervalos. Ah, ahí está una de las glorias de esta serie de películas, tildada de la major serie de películas románticas de los últimos… los que sea de años,… pero creo que con esta última entrega es algo más que un romance, algo más profundo. Estamos ante una introspección en toda regla de la vida de dos personas, que además mantienen una intensa relación en la que no poco influye ese sentimiento que llamamos amor. Y este salto cualitativo de lo meramente romántico a algo más, que se intuía en la segunda entrega, se ha dado de forma plena y segura en el paisaje mediterráneo del sur de las tierras de los lacedemonios.

Nota mental: ¿por qué se empeñan en decir todos los «sabios» del cine en sus reseñas con escasas excepciones que está rodada en una idílica isla griega, si lo está en las áridas pero hermosas tierras de la península del Peloponeso?

Tras la catedral de San Esteban

No he visitado todavía Grecia, pero en el año 2009 estuve en las localizaciones de las dos primeras películas de la saga. En Semana Santa en Viena, donde paseamos por la noche, por ejemplo, detrás de la catedral de San Esteban.

Dejamos a nuestra pareja favorita hace nueve años en el apartamento de Celine, bailando ésta el Just in Time de Nina Simone, con un Jesse mirando embobado y absolutamente enamorado, aparentemente dispuesto a perder su avión, con un fundido a negro que nos dejaba con algunas dudas. Dudas que si no te las chafa el trailer de la película se resuelve rápidamente rápidamente. Nos encontramos de nuevo con una serie de conversaciones, estructuradas desde mu punto de vista en un prólogo y cuatro actos. Con alguna cosilla entre medias, a modo de interludios o conexiones. De forma simplificada…

El prólogo es la despedida de Jesse de su hijo Hank, de su primer matrimonio, que nos da mucha información trascendente sobre los conflictos que Jesse lleva a cuestas en ese momento.

El primer acto es el estupendamente rodado trayecto desde el aeropuerto hasta la casa de vacaciones, con Jesse al volante, Celine a su lado, y dos guapas gemelas de seis o siete años dormidas en el asiento trasero. Aquí nos enteramos de dónde esta Celine en ese momento de su vida.

El segundo acto es la comida colectiva de ambos con el grupo de escritores e intelectuales con quienes han compartido sus seis semanas de vacaciones. Y que sirve para establecer una reflexión general sobre la vida y las relaciones.

El tercer acto es el camino que realizan los dos protagonistas hacia el hotel, en el cual les han invitado a pasar una noche, tranquila y romántica, sin las niñas, antes de volver a sus vidas cotidianas. Es un momento en el que con la luz del atardecer, nos muestran que todavía están enamorados.

El cuarto acto, el más complejo, en el hotel y hasta la medianoche, es aquel en el que todos los elementos anteriores se introducen en la coctelera y hacen reacción. La frustración de Jesse, satisfecho profesionalmente pero insatisfecho con su vida familiar por el alejamiento de su primer hijo, tras un primer divorcio difícil. La frustración de Celine, que tiene más que suficiente con su familia nuclear pero que no acaba de encontrar su rumbo profesional. Situaciones que implican las renuncias que cada uno a tenido que hacer para estar juntos. Y que si bien se han tomado libremente, también pueden servir de arma arrojadiza contra el otro.

Y nuevamente un final abierto. En esa medianoche que tantas cosas puede querer decir. Con un futuro siempre dudoso, siempre difícil de prever.

Entre las calles de Viena al anochecer

No voy a negar que cuando paseábamos por las calles de Viena ya caída la noche recórdabamos con más frecuencias «El Tercer Hombre» que el primer encuentro entre Celine y Jesse… pero…

La primera película de la trilogía, que junto con la segunda he vuelto a ver recientemente para refrescar la memoria y las ideas, me pareció una película simpática. Pero me pilló un poco tarde. Mi edad implica que siempre estoy vitalmente en el paso siguiente con respecto a los protagonistas. De algún modo, porque mi vida no se parece en nada a la de ellos. Pero sí que se les puede considerar representantes de la evolución de una generación. La segunda me enganchó mucho. Con su rodaje en tiempo real, prácticamente, y unos diálogos mucho más interesantes para mí, en los que se notaba la colaboración y la complicidad entre director e intérpretes, tiene un romanticismo desprovisto de almíbar y adornos superfluos, simplemente de dos personas que se gustan, se atraen y se quieren. A al menos que se quieren querer. Siempre me ha chirriado la situación azarosa que les impidió reunirse seis meses después en Viena, tras el primer encuentro. El resto de la historia fluye tranquilamente en la verosimilitud de las probables vidas y eventos de dos personas, como contraste. y eso sucede ahora también. Pero ya no estamos ante una historia de amor. Estamos ante una historia con amor. Pero que nos habla de muchas más cosas, nuevamente con la tremenda complicidad de los tres responsables de esta historia. Desde mi punto de vista, una trilogía de películas que hay que ver.

No voy a pararme ahora a decir si los intérpretes está bien. Lo están. Mayúsculamente bien. Es como si fueran ellos mismos. Y a veces te cuesta creer que en la vida real no tienen el mismo tipo de relación. El final de la película vuelve a estar abierto a cualquier cosa. Creo que muchos se preguntan si dentro de nueve años, cuando los personajes cumplan los 50, los volveremos a ver. No es necesario desde mi punto de vista. Pero si son capaces de volver a hacer una película con la misma naturalidad e intensidad, estoy dispuesto a saber que pasará en los próximos nueve años de la vida de CelineJesse.

Les Deux Magots

No es en «Les Deux Magots» donde nueve años más tarde entran Celine y Jesse a tomar un café, pero no anda relativamente lejos. Por lo menos están en la misma margen del Sena, la «rive gauche». Café que supuso la inflexión entre los momentos iniciales de cierto desconcierto tras el reencuentro, a entrar en materias más serias.

Avanzando ya que me parece una película altamente recomendable, y de lo mejor que he visto en los últimos tiempos, que me estoy planteando puntuarla con máximos por motivos tanto cinematográficos como subjetivos, he de decir que fuimos a verla un grupito variopinto de personas. Y que luego surgió una pregunta apasionante, que produjo una discusión sin acuerdo final… Toda relación es asimétrica. Aquí estábamos de acuerdo; siempre hay alguien en la pareja que está más enamorado. Y siempre hay alguien que pone más en la misma. Pero no necesariamente son la misma persona. ¿Quién es quién en la historia de CelineJesse?

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: *****
El Sena y la Cité

Y el paseo por el Sena de los dos protagonistas… uiiigggggg cuanto romanticismo… me gustó como evitaban caer en el almíbar empalagoso durante aquel trayecto en «bateau-mouche».

[Cine] Dos días en Nueva York (2012)

Cine

Dos días en Nueva York (2 Days in New York, 2012), 15 de mayo de 2013.

Fin de semana de flojera cinematográfica general. Tras el fuerte ritmo de estrenos oscarizables en enero, en estos momentos da la impresión de que los nuevos estrenos están más flojos. O por lo menos no encontramos propuestas realmente atractivas. Ha sido el fin de semana de los premios Goya, pero hace tiempo que he entendido que el cine español y yo vamos por caminos y tendencias dispares. La película española que más me ha gustado en el 2012 tan apenas ha recibido la atención ni de los medios, ni de los académicos, ni del público. Tras una serie de conversaciones con compañeras de trabajo, y tras conocer durante unos segundos a la directora del filme, veo en casa esta semana una película de producción no sólo española sino aragonesa, y que en su momento no fuimos a ver por la floja impresión que le produjo a una amiga. No es una catástrofe, pero tampoco me dice gran cosa. Así que entre todo este panorama, decidir qué ver no es fácil. Y por la simpatía que nos ha merecido en otras ocasiones la francesa Julie Delpy, tanto en su faceta de actriz como de directora, nos decidimos por esta secuela de otra película suya anterior que, aunque con defectos, no nos disgustó. Es cierto que cuando la vimos despertó un entusiasmo en nuestro grupo que luego se ha visto tremendamente atemperado. No era para tanto. Pero no nos disgusto. Y la tengo en mi colección de películas sobre la fotografía en el cine.

Si en la primera entrega conocíamos a la fotógrafa Marion Duprés (Julie Delpy) llevando a su novio de entonces a conocer a su excéntrica e imposible familia a la capital francesa, años más tarde la encontramos instalada en Nueva York con un hijo de aquella relación, y conviviendo con otro hombre, Mingus (Chris Rock), con quien planea montar un hogar. También ha avanzado en su carrera como fotógrafa y, además de trabajar para una revista, ha hecho sus pinitos en la fotografía conceptual, y va a inaugurar su primera exposición importante. Con este motivo, su familia vendrá de Francia a pasar unos días, poniendo toda su vida de patas arriba.

Si en la primera parte Delpy conseguía alcanzar cierto equilibrio entre la comedia y la reflexión dramática sobre los problemas existenciales y de pareja de los protagonistas, en esta segunda parte ese equilibrio no se consigue. Predominan las situaciones cómicas, pero sin que el humor que desarrolla sea especialmente brillante. En ocasiones es vulgar. Algunos personajes son realmente bufos, y creo que no aportan nada a la situación. Y el desarrollo de la parte dramática del filme, que sigue un paralelismo con la parte parisina, no consigue alcanzar el mismo nivel.

Dicho lo cual, las interpretaciones del conjunto tampoco son cosa del otro mundo sin que estén realmente mal. Quizá el problema es que a veces parecen personajes sacados de una enciclopedia de tópicos sobre franceses, yanquis y las relaciones entre ambos.

Lamentablemente, y a pesar de las simpatías que sentimos por Delpy, ver esta película nos ha parecido una pérdida de tiempo. Una producción prescindible que no añade nada a lo que ya nos contó hace cuatro o cinco años. En cualquier caso, esta película también va a mi colección de películas sobre la fotografía en el cine.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **
Sigo sin haber viajado a Nueva York, así que me quedaré en el lado parisino de la historia, en la plaza de los Vosgos. Hermosísima plaza en el Marais parisino.

Sigo sin haber viajado a Nueva York, así que me quedaré en el lado parisino de la historia, en la plaza de los Vosgos. Hermosísima plaza en el Marais parisino.

[Cine] El Skylab (2011)

Cine

El Skylab (Le Skylab, 2011), 31 de julio de 2012.

A unos días del estreno del acontecimiento cinematográfico del verano para los aficionados del cine de ciencia ficción, pero ya habrá tiempo para hablar de eso por que no me la voy a perder, sigo con las comedias de lo que algunos llaman «otras cinematografías». Es decir, ni la omnipresente norteamericana, ni la decaída cinematografía patria. Con críticas tibias por algunos, y más favorables por otros, nos acercamos a ver esta película de la actriz, directora, cantante y no sé cuantas cosas más, francesa, Julie Delpy. Dirige e interpreta. No podemos decir que protagoniza aunque tiene uno de los papeles destacados. Ahora me explico.

En la actualidad, una familia convencional francesa monta en un moderno tren camino de algún lugar en provincias. Tras un rifi-rafe de la madre de familia con algunos viajeros por los asientos, esta se sumerge en sus recuerdos mientras viajan, y mediante un largo flashback que dura toda la película, vemos cómo cuando era niña, a sus once años, Albertine (de pequeña Lou Avarez), que así se llama, se traslada con sus padres, Anna (Delpy)Jean (Eric Elmosnino), y su abuela materna a Bretaña, para celebrar el cumpleaños de su abuela paterna, Amandine (Bernadette Lafont). Allí, durante dos días convivirán con el resto de los numerosos y variados hermanos de su padre, con sus familias. Una gran reunión en la que surgirán los cariños y las rivalidades de todo tipo, bajo la «amenaza» de la caída incontrolada de la primera estación espacial, el Skylab, lo que nos sitúa en los días 10 y 11 de julio de 1979, con precisión. Y sobretodo, asistiremos a los primeros pasos del cambio de la niña que es Albertine a la preadolescente que va a ser muy pronto.

Básicamente, nos encontramos ante una comedia costumbrista, en la que la Delpy hace un ejercicio de profunda nostalgia al echar la vista atrás, realizando un retrato de la sociedad francesa de entonces, que por lo que se puede comprobar y para mi sorpresa, no era tan diferente de la española. Digo para mi sorpresa, porque en aquel momento vivíamos en España los turbulentos momentos de la transición a la democracia, y nos parecía que cualquier país europeo estaba a años-luz de nosotros. Pero por lo que se puede ver en este filme, pues la verdad,… en el nivel familiar, no había grandes diferencias si yo mismo echo la vista atrás. Rodada con una fotografía que busca emular el aspecto de las fotografías de aquel entonces, y con razonable habilidad técnica, nos mantiene razonablemente interesados durante los dos días que dura la reunión familiar, con algunos momento muy buenos, divertidos o entrañables, pero también con otros más flojos. Una realización apañada pero con escaso brillo. La película se sostiene por la empatía con los personajes. Habrá que suponer que sin ser autobiográfica, existen elementos tomados de la propia vida de la directora. Por ejemplo, tantos los padres de Albertine como los de la Delpy son actores de teatro. Su padre, Albert Delpy, tiene un papel, el tío Hubert en el filme, como ya sucedió en alguna otra película de la actriz. Está dedicada a su madre, que murió hace pocos años.

En cuanto a la interpretación, es una obra coral, en la que si hay un protagonista en las niña que interpreta a Albertine, Lou Alvarez. Que lo hace bastante bien. Claro está que los dos actores que hacen de padres de la niña tienen algo más de presencia que el resto, pero no se puede hablar de protagonistas. El conjunto de este reparto coral también es bastante sólido.

En conjunto, es un filme razonable, aunque no especialmente brillante. Como en muchas otras ocasiones, si cada vez me repatea más el doblaje de las películas, por algún motivo el doblaje de las películas francesas es especialmente catastrófico, resultando los diálogos en castellano poco naturales. No ha habido posibilidad de acceder a una versión original con unos subtítulos que ayuden en esta ocasión. Me defiendo con el francés, pero al nivel de conversación coloquial rápida de esta película, pierdo demasiado. No obstante, puede ser una opción razonable para este verano. Aunque inferior a lo que yo esperaba encontrar.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

El estuario de La Rance, entre Dinard y St-Malo, en Bretaña. St-Malo es la estación de tren en la que se baja la familia de Albertine cuando se dirigen a la casa de campo no muy lejos de la costa donde vive su abuela.

[Cine en TV/Cine y Foto] Películas para una semana santa (o de pasión, según gustos)

Cine

Pareciera que si a uno le toca quedarse la semana santa en Zaragoza, sin irse por el mundo, en cuatro días seguidos de fiesta algún rato habría para ir al cine. Pero ni ha habido mucha ocasión, ni la cartelera estaba lo suficiente atractiva para hacer el esfuerzo. Así que hice una selección de películas para ver, en la mayoría de los casos volver a ver, en la placidez del salón de mi casa. Y como ha sido interesante, y alguna que otra han ido a mi colección de películas de La fotografía en el cine, os lo cuento.

Miércoles santo, noche – Amarcord

Después de pasar la tarde del miércoles con asuntos varios y tomando unas cañas con unos amigos, me retiro para estar en casa a la hora de cenar. Llevaba tiempo que quería volver a ver esta película de Federico Fellini, que ya he decidido que es mi preferida del director italiano. Y como además está rodada en Rímini, en la misma región por donde anduve de vacaciones hace unas semanas, pues motivación extra. Realmente, es una película que cada vez me gusta más, a la que cada vez encuentro nuevos matices y nuevas formas de admirarme del buen trabajo realizado con este filme.

Pero es que además, me percaté de un dato que no había apreciado anteriormente. Constantemente sale un fotógrafo documentando las vidas de los habitantes de la pequeña ciudad de provincias a orillas del mar. Y me ha parecido motivo suficiente y razonable para incluir en mi lista de filmes sobre La fotografía en el cine. Hay sabréis más de lo que opino de ella.

Piazza del Popolo

Como no tengo fotos de Rimini, os dejo la piazza del Popolo de Rávena, que supongo que es un ambiente similar al de la ciudad de Fellini. O no. Yo que sé. Están cerca una de otra.

Jueves santo, noche – ¡Hatari!

También era una película que quería revisitar desde hace tiempo. Sobretodo porque la protagonista femenina, Elsa Martinelli, hace de fotógrafa. Y además está muy guapa. Motivos más que suficiente para integrarla también en mi colección cinemato-fotográfica. Es curioso, en esta última visualización, me ha parecido que es una película llena de defectos. Pero me sigue pareciendo una película que me gusta mucho ver. Inconsistencias que tiene uno; o virtudes de los buenos productos defectuosos de Howard Hawks.

Ayuntamiento

Anna Maria "Dallas" d'Allesandro, papel que interpreta la Martinelli, es una fotógrafa comisionada por el zoológico de Basilea para documentar la caza de animales salvajes. Ni tengo fotos de Tanzania, ni del zoo de Basilea; pero sí del ayuntamiento de la ciudad suiza.

Viernes santo, tarde – París, je t’aime

Para la sobremesa de un día que ha salido tormentoso y frío, y mientras hago tiempo para salir por la noche a cenar por ahí mientras los pasos de semana santa dan la barrila con sus bombos y tambores, tiro de «fondo de armario» y cojo del estante de los DVDs esta colectiva dedicada a la capital francesa. Cuando la vi por primera vez, cuando me regalaron el DVD, me gustó bastante. Esta vez estoy más crítico. Tiene episodios destacables o emotivos. Pero también tiene su porción de fragmentos absolutamente prescindibles. Bueno. Ahí se queda.

En cualquier caso, ver esta película provoca una reacción en cadena parisina.

Torre de Montparnasse

La película incluye un fragmento por cada uno de los "arrondissements" de París. O una buena parte de ellos. También Montparnasse, claro, con escena en la terraza de la torre.

Sabado santo, tarde – Before Sunset (Antes del atardecer)

Revisando la programación de la televisión por satélite, y después del regusto agridulce de la película del día anterior, me encuentro con la secuela de Before Sunrise (Antes de amanecer), que también transcurre en París. La secuela. La original transcurre en Viena. La original de los años 90 me pareció una peliculita romántica, muy apañada, original, y aunque me pilló en con diez años más que a los protagonistas, me gustó. Pero nunca había encontrado el momento de ver su secuela. Que me ha gustado bastante más que la primera. Supongo que porque los personajes son más adultos y, aunque les sigo llevando diez años de ventaja, sus planteamientos me parece más cercanos. Nuevamente, romanticismo a raudales, en un París en el que los tópicos aparecen con mucha moderación. Un París más real en el que la famosa torre de hierros no se ve desde todas las ventanas de la ciudad se orienten hacia donde se orienten.

Aunque la chica protagonista tiene un novio fotógrafo, no me parece excusa suficiente para incluir en mi colección fotografo-cinematográfica.

Bateau Mouche en el Sena

A los "bateaux mouches" de París siempre los asoció más a turistas japoneses ametrallando con sus cámaras fotográficas que a escenas románticas. Pero mira tú que en esta pelí,... hasta eso resulta mono.

Pero ya digo que se había iniciado una reacción en cadena, por lo que cuando llega el…

Domingo de Pascua – 2 days in Paris (2 días en París)

Julie Delpy, la protagonista femenina de las dos películas citadas en el apartado anterior, se pone detrás de la cámara y filma esta película sobre los problemas de pareja cuando se procede de culturas distintas, y hasta cierto punto divergentes. No sólo eso. También escribe el guion, compone las canciones y protagoniza la película. Su personaje es una fotógrafa. Y el maromo con el que sale, un pesado con una cámara fotográfica. Y si hablamos de fotografías con globos… El caso es que la película, sin ser una obra maestra, o llegar al nivel de las dos películas románticas antes citadas, no está mal. Y tiene un montón de referencias fotográficas. Así que otra que se incluye en mi colección de La fotografía en el cine.

Y bueno, este es el cine del que he disfrutado en las pasadas fiestas. Quizá os sirva como sugerencia.

Jim Morrison en el cementerio del Pére-Lachaise

El pesado del novio de Marion (Julie Delpy) se empeña en ir a Père-Lachaise a ver la tumba de Jim Morrison. Anda que no hay tumbas más interesantes que ver en este famoso cementerio.