Esta película la vimos en versión original subtitulada al castellano, y por ello, como es mi costumbre, conservo el título original del filme. En la cartelera española se puede encontrar también en versión doblada con el título traducido erróneamente como Antes del anochecer, cuando debiera ser Antes de medianoche, matiz que desde mi punto de vista no es banal, en absoluto.
Porque nada o casi nada es banal en la trilogía (¿de momento?) que ha dirigido Richard Linklater en los últimos 20 años, acompañando la historia de la relación entre Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie Delpy), y mostrándonos como se desarrolla la relación en cortes temporales cada 9 años, sin olvidar contarnos en esas horas en los que los escuchamos hablar y confrontarse mutuamente y a sí mismos, lo que ha sucedido en los intervalos. Ah, ahí está una de las glorias de esta serie de películas, tildada de la major serie de películas románticas de los últimos… los que sea de años,… pero creo que con esta última entrega es algo más que un romance, algo más profundo. Estamos ante una introspección en toda regla de la vida de dos personas, que además mantienen una intensa relación en la que no poco influye ese sentimiento que llamamos amor. Y este salto cualitativo de lo meramente romántico a algo más, que se intuía en la segunda entrega, se ha dado de forma plena y segura en el paisaje mediterráneo del sur de las tierras de los lacedemonios.
Nota mental: ¿por qué se empeñan en decir todos los «sabios» del cine en sus reseñas con escasas excepciones que está rodada en una idílica isla griega, si lo está en las áridas pero hermosas tierras de la península del Peloponeso?

No he visitado todavía Grecia, pero en el año 2009 estuve en las localizaciones de las dos primeras películas de la saga. En Semana Santa en Viena, donde paseamos por la noche, por ejemplo, detrás de la catedral de San Esteban.
Dejamos a nuestra pareja favorita hace nueve años en el apartamento de Celine, bailando ésta el Just in Time de Nina Simone, con un Jesse mirando embobado y absolutamente enamorado, aparentemente dispuesto a perder su avión, con un fundido a negro que nos dejaba con algunas dudas. Dudas que si no te las chafa el trailer de la película se resuelve rápidamente rápidamente. Nos encontramos de nuevo con una serie de conversaciones, estructuradas desde mu punto de vista en un prólogo y cuatro actos. Con alguna cosilla entre medias, a modo de interludios o conexiones. De forma simplificada…
El prólogo es la despedida de Jesse de su hijo Hank, de su primer matrimonio, que nos da mucha información trascendente sobre los conflictos que Jesse lleva a cuestas en ese momento.
El primer acto es el estupendamente rodado trayecto desde el aeropuerto hasta la casa de vacaciones, con Jesse al volante, Celine a su lado, y dos guapas gemelas de seis o siete años dormidas en el asiento trasero. Aquí nos enteramos de dónde esta Celine en ese momento de su vida.
El segundo acto es la comida colectiva de ambos con el grupo de escritores e intelectuales con quienes han compartido sus seis semanas de vacaciones. Y que sirve para establecer una reflexión general sobre la vida y las relaciones.
El tercer acto es el camino que realizan los dos protagonistas hacia el hotel, en el cual les han invitado a pasar una noche, tranquila y romántica, sin las niñas, antes de volver a sus vidas cotidianas. Es un momento en el que con la luz del atardecer, nos muestran que todavía están enamorados.
El cuarto acto, el más complejo, en el hotel y hasta la medianoche, es aquel en el que todos los elementos anteriores se introducen en la coctelera y hacen reacción. La frustración de Jesse, satisfecho profesionalmente pero insatisfecho con su vida familiar por el alejamiento de su primer hijo, tras un primer divorcio difícil. La frustración de Celine, que tiene más que suficiente con su familia nuclear pero que no acaba de encontrar su rumbo profesional. Situaciones que implican las renuncias que cada uno a tenido que hacer para estar juntos. Y que si bien se han tomado libremente, también pueden servir de arma arrojadiza contra el otro.
Y nuevamente un final abierto. En esa medianoche que tantas cosas puede querer decir. Con un futuro siempre dudoso, siempre difícil de prever.

No voy a negar que cuando paseábamos por las calles de Viena ya caída la noche recórdabamos con más frecuencias «El Tercer Hombre» que el primer encuentro entre Celine y Jesse… pero…
La primera película de la trilogía, que junto con la segunda he vuelto a ver recientemente para refrescar la memoria y las ideas, me pareció una película simpática. Pero me pilló un poco tarde. Mi edad implica que siempre estoy vitalmente en el paso siguiente con respecto a los protagonistas. De algún modo, porque mi vida no se parece en nada a la de ellos. Pero sí que se les puede considerar representantes de la evolución de una generación. La segunda me enganchó mucho. Con su rodaje en tiempo real, prácticamente, y unos diálogos mucho más interesantes para mí, en los que se notaba la colaboración y la complicidad entre director e intérpretes, tiene un romanticismo desprovisto de almíbar y adornos superfluos, simplemente de dos personas que se gustan, se atraen y se quieren. A al menos que se quieren querer. Siempre me ha chirriado la situación azarosa que les impidió reunirse seis meses después en Viena, tras el primer encuentro. El resto de la historia fluye tranquilamente en la verosimilitud de las probables vidas y eventos de dos personas, como contraste. y eso sucede ahora también. Pero ya no estamos ante una historia de amor. Estamos ante una historia con amor. Pero que nos habla de muchas más cosas, nuevamente con la tremenda complicidad de los tres responsables de esta historia. Desde mi punto de vista, una trilogía de películas que hay que ver.
No voy a pararme ahora a decir si los intérpretes está bien. Lo están. Mayúsculamente bien. Es como si fueran ellos mismos. Y a veces te cuesta creer que en la vida real no tienen el mismo tipo de relación. El final de la película vuelve a estar abierto a cualquier cosa. Creo que muchos se preguntan si dentro de nueve años, cuando los personajes cumplan los 50, los volveremos a ver. No es necesario desde mi punto de vista. Pero si son capaces de volver a hacer una película con la misma naturalidad e intensidad, estoy dispuesto a saber que pasará en los próximos nueve años de la vida de Celine y Jesse.

No es en «Les Deux Magots» donde nueve años más tarde entran Celine y Jesse a tomar un café, pero no anda relativamente lejos. Por lo menos están en la misma margen del Sena, la «rive gauche». Café que supuso la inflexión entre los momentos iniciales de cierto desconcierto tras el reencuentro, a entrar en materias más serias.
Avanzando ya que me parece una película altamente recomendable, y de lo mejor que he visto en los últimos tiempos, que me estoy planteando puntuarla con máximos por motivos tanto cinematográficos como subjetivos, he de decir que fuimos a verla un grupito variopinto de personas. Y que luego surgió una pregunta apasionante, que produjo una discusión sin acuerdo final… Toda relación es asimétrica. Aquí estábamos de acuerdo; siempre hay alguien en la pareja que está más enamorado. Y siempre hay alguien que pone más en la misma. Pero no necesariamente son la misma persona. ¿Quién es quién en la historia de Celine y Jesse?
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: *****

Y el paseo por el Sena de los dos protagonistas… uiiigggggg cuanto romanticismo… me gustó como evitaban caer en el almíbar empalagoso durante aquel trayecto en «bateau-mouche».