[Recomendaciones fotográficas (y más)] Un par de fotógrafas y un museo

Arte, Fotografía

Se nota que en estas últimas semanas estoy muy ocupado con cosas diversas. Y eso me lleva a tener poco tiempo para descubrir nuevas y viejas propuestas fotográficas. O escribir en este Cuaderno de ruta, llevaba dos días seguidos sin hacerlo, lo que me ha impedido, entre otras cosas, hablar de algunas interesantes películas francesas que vi ya hace una semana. Pero a cambio, el viernes salí de Zaragoza durante buena parte del día, que siempre abre oportunidades.

Lo cierto es que no fue nada especialmente novedoso. Por circunstancias que ahora no vienen al caso, surgió la oportunidad de hacer una excursión en el día a Logroño. Pero algunos hicimos una parada previa en Agoncillo y volvimos a visitar el Museo Würth La Rioja, que conocimos el año pasado, aproximadamente por estas fechas. Una excursión parecida pero llegando hasta Logroño. De Zaragoza a Agoncillo en tren, visita al museo, de Agoncillo a Logroño en autobús, dar una vuelta por la capital riojana, comer algo, unas cuantas fotos más, y el tren de vuelta a Zaragoza. Sencillo. Quería aprovechar para probar una «nueva» película fotográfica, pero una batería agotada y el tiempo nublado frustraron la ocasión. Aun así, hice un rollo de fotos en blanco y negro, que no he revelado todavía, y fotografías digitales con la Canon EOS RP. Las fotos que ilustran la entrada proceden de esta.

Como museo de arte moderno y contemporáneo, la actividad expositiva del Museo Würth La Rioja se basa en rotar las obras expuestas, procedentes de su colección, de acuerdo a áreas o líneas temáticas de un año de duración. La exposición actual, dedicada a la representación de los animales y la animalidad en el arte, lleva en exposición desde marzo de este año, y permanecerá hasta febrero de 2024. Por lo tanto, la visita al museo es algo que se puede hacer cada año sin problema, teniendo en cuenta que cada año la exposición será distinta. Hay alguna obra en exposición permanente… pero muy poquitas.

Cuando volví de la excursión… vine cansado y no hice nada. Pero al día siguiente comprobé que se había fallado el Premio Nacional de Fotografía de 2023, recayendo sobre la catalana Laia Abril. La fotógrafa tiene un enfoque conceptual de los temas y de su práctica fotográfica. Fuertemente implicada en el discurso feminista, suele realizar proyectos en profundad y en varias fases relacionados con los problemas que sufren las mujeres. Generalmente acompañados de textos en inglés, su primer trabajo fue On sexuality, seguido de On eating disorders, y en la actualidad está trabajando en su A history of misogyny. Dentro de este último gran proyecto, tuvo gran repercusión su capítulo On abortion, mientras que el último en el que ha trabajado es On rape. El trabajo que más impacto ha tenido hasta el momento fue el dedicado al aborto, especialmente centrado en el aborto clandestino, por las restricciones que existe sobre este derecho de las mujeres en buena parte del mundo. Es una de las fotógrafas más internacionales que tiene España, incluso puede que sea mejor conocida fuera del país que en el propio país. Y creo que tiene un enfoque que, si no remueve conciencias… es que hay gente que no tiene conciencia. Es lo que hay. Uno de estos premios merecidos, pero que probablemente muchos consideren coyuntural y politizado, y que desde luego no se habría concedido con otras fuerzas políticas en el poder.

Y con un enfoque más ligero, nos trasladamos ahora a la obra fotográfica de Sofia Coppola, sobre la que nos han hablado en Feature Shoot. Coppola es principalmente conocida como directora de cine. Una directora de cine que a mí me fascinó en sus principios, en sus dos primeros largometrajes, pero que posteriormente sólo me ha conseguido atrapar ocasionalmente con posterioridad, dando muestras puntualmente de que algo tiene, aunque con gran frecuencia se despiste… de alguna forma. El caso es que, como tantos otros miembros de la familia cinematográfica, especialmente directores, no le hace ascos a la fotografía. Y como tantos otros, documenta su entorno de rodaje con sus cámaras fotográficas, muchas veces pequeñas compactas para película tradicional. Lo que he visto no me disgusta, y quizá no me disgustaría tener el libro que ha publicado recientemente. Ya veremos. La mezcla de fotografía y cine siempre me ha atraído,… claro.

[Recomendaciones fotográficas] PHotoESPAÑA 2023 en Zaragoza

Fotografía

Como todos los años desde hace más de un cuarto de siglo, en los sofocantes días del verano ibérico se celebra PHotoESPAÑA, el principal festival fotográfico de la península. No hablo sólo de España, porque también hay actividades del festival en Portugal, aunque el nombre del festival sólo hace referencia al país grandote de la península. En rachas, he asistido en bastantes ocasiones a las principales exposiciones que el festival presenta en Madrid, la sede principal del festival. En rachas, porque asistí varios años consecutivos durante los primeros años del festival, luego dejé de ir, y en los 2010 volví a ser asiduo. Pero ahora, vuelvo a ser renuente a visitar la capital. Entre el calor agobiante y los demenciales precios del tren de alta velocidad si no programas el viaje con mucha antelación… Tengo otras cosas más interesante en las que gastar 110 euros de viaje en tren. Pero siempre nos quedan las exposiciones en Zaragoza, que viene siendo sede secundaria del festival desde hace unos años.

He visitado cuatro de las seis exposiciones que hay programadas. Una se me escapó. Había programadas dos exposiciones relacionadas con el centenario de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza, una en el Palacio de los Morlanes, que ya terminó, y no pude acercarme a verla, y otra en el Museo de Zaragoza, que sí que visité hace unos días. La ya terminada parece que recogía fotografías que simbolizan la historial de la Fotográfica, como simplifican sus socios el rimbombante nombre de la sociedad, mientras que la del museo son fotografías contemporáneas de los socios actuales. Una exposición en la que es posible encontrar fotografías muy interesantes, pero que es demasiado heterogénea e irregular. Lo que sucede con las exposiciones colectivas de las asociaciones fotográficas es que no hay una selección crítica de las obras. Por no despreciar a nadie, se aceptan fotos de todos los que presentan obras, pero no todas están al mismo nivel. Y creo que en esta exposición les pasa algo de esto. Y en el marco en que se celebra, y vinculada al festival, creo que tendrían que haber sido algo más selectivos. Pero bien, oye. Que hay gente que trabaja muy bien en la Fotográfica.

La primera exposición que vi fue la de Rosa Muñoz en los antiguos depósitos de agua del Parque Pignatelli. Titulada Lugares en movimiento, la fotógrafa trabaja con el color, la forma geométrica, la luz y el movimiento. Imágenes proyectadas, abstractas en muchas ocasiones, a caballo entre la abstracción y la figuración en otras, aunque partiendo de lugares, de arquitecturas, que se descomponen, se deconstruyen, adquieren nuevas formas y nuevos significados. Es una exposición en la que es más complejo entrar, porque siempre es más complejo compartir el código del mensaje del artista cuando la abstracción entra en juego, pero que si le das una oportunidad puede resultar bastante más satisfactoria de lo que parece en un principio.

Ha sido tradicional en la relación entre Zaragoza y PHotoESPAÑA que se reserve la Lonja para la exposición con más tirón popular de las que se presentan en la ciudad. Y este año con mayor razón porque se presenta una retrospectiva de la obra fotográfica del recientemente fallecido director de cine nacido en Huesca, Carlos Saura. Mucho se presume en esta tierra de que Saura es un cineasta aragonés. Ciertamente Aragón ha dado al mundo una diversidad de gentes del mundo del cine muy interesantes. Pero la propia exposición nos habla de un Saura que, a lo largo de su recorrido como fotógrafo, y como cineasta también, ha sido un ciudadano del mundo, que trasciende mucho los localismos reduccionistas, sin desdeñar nunca el dirigir la mirada hacia lo básico, hacia el pueblo, hacia los lugares de siempre, hacia las raíces.

Conocía desde hace tiempo la obra fotográfica de Saura, al igual que he visto muchas de sus películas, y hace mucho que descubrí la calidad artística y la excelente, profunda y aguda visión del artista que es. Con una cámara cinematográfica o con una cámara fotográfica, ambas actúan de forma complementaria, sin competir entre sí. Una visión directa, sin tapujos, con un mensaje directo sobre lo que se contempla y se siente. Dejando bastante libertad al espectador para que analice desde su punto de vista la realidad que se ofrece. Imprescindible.

Me llamó la atención que se incluyera como sede de una exposición la vieja fábrica de La Zaragoza, cervecera local, dominante en Aragón, aunque en ocasiones también me la he encontrado fuera de la comunidad autónoma. Una fábrica que ha sido una constante histórica en el barrio de San José, donde he vivido la mayor parte de mi vida, aunque ahora la producción se haya trasladado a unas modernas instalaciones en la carretera de Castellón. La exposición, Gigantes: espacios, memoria y tiempo, es una selección de fotografías de fotógrafos premiados con el Premio Nacional de Fotografía. Con 120 años de antigüedad, la idea de que la antigua fábrica fuese sede de eventos culturales me sonó bien. Aunque desconocía que tuviese un espacio apropiado para la celebración de las exposiciones. Había visitado anteriormente la fábrica. Cuando era estudiante y estaba en plena actividad, y más recientemente, en las visitas guiadas que organizan para explicar la producción de cerveza. Y no tiene. Quizá podría tener, pero no tiene un espacio adecuado. La exposición consiste en una fotografías murales que se distribuyen por los muros exteriores de la fábrica. Tanto los que dan a los patios como los que dan a las calles exteriores. De hecho, dado que suelo pasar con frecuencia por la calle María Moliner de Zaragoza, ya había visto prácticamente la mitad de las fotografías de la exposición.

No es una forma que me agrade de ver una exposición de fotografía. No cabe el acercamiento íntimo a las obras. Que además son dispersas en tema y formas. Y encima te cobran cuatro euros por una actividad que más parece de autopromoción de la fábrica que de enriquecimiento cultural. Me da igual que te inviten luego a tomar una cerveza sin coste añadido, porque no se puede decir que sea «gratis». De hecho, es probable que pudieran sacar más rendimiento dejando el acceso libre, y el bar abierto a tomarse una cervecita. Entraría más gente, muchos picarían y probablemente acabarían recaudando más. De esta forma, tres personas contándome a mí vi en esa tarde haciendo la visita a la exposición. Había otro grupo más numeroso que visitaban la fábrica. No me convenció la cosa. Sinceramente. Un destello más del cutrerío con el que con frecuencia se desempeñan los empresarios aragoneses.

No me queda más que mencionar que hay una sexta exposición en la sala de exposiciones de la Torre DKV de la fotógrafa Greta Alfaro. Pero no sé si la veré. Me queda muy a desmano. Y el año pasado que fui ex profeso a una hora en la que se suponía que estaba abierta, no lo estaba, y encima la única persona que había fue un guarda de seguridad malencarado que se negó a suministrarnos ninguna información. Así que… ya veremos.

[Libro de fotografía (y un premio] Paisajes con casita y premio nacional de fotografía

Fotografía

Antes de entrar en materia, las fotografías que ilustran la entrada proceden de uno de los rollos en color que hice en el mes de septiembre. Y que esta misma mañana he comentado en sus aspectos técnicos de forma mucho más amplia en En color de medio formato (que no formato medio) – Olympus Pen EE3 con Kodak Portra 400. Son fotografías urbanas realizadas con la pequeña Olympus Pen EE3, que nos ofrece más de 72 fotogramas en un rollo de los habituales de 35 mm biperforado de 36 exposiciones. Llevo un retraso notable a la hora de ir comentando los rollos de fotografía que voy haciendo, y se me hecha encima un viaje corto a Andalucía y la llegada del revelado de los rollos que hice en el viaje a Italia. Pero ya no doy más de mí.

Recientemente me llegó un librito que me ha gustado mucho. De la editorial Another Place Press. Ya he comentado en varias ocasiones que se trata de un pequeña editorial británica que se dedica a publicar el trabajo de fotógrafos que trabajan el paisaje con un componente humano y de una forma que se aleje por los senderos trillados de las redes sociales y lo «saturadamente» vistoso. El libro de esta ocasión se titula Black Dots y su autor es el fotógrafo inglés Nicholas J. R. White (instagram), de quien ya he comentado alguna cosa previamente. Me gustan sus paisajes.

En esta ocasión, durante tres años se pasea por remotos paisajes de Inglaterra en los que de vez en cuando se encuentran pequeños refugios de pastores, que en inglés se denominada bothies, generalmente en zonas de montaña, abiertos permanentemente para que cualquiera que por allí pase pueda refugiarse si lo necesita. Estos pequeños refugios son los puntos negros (black dots) a los que se refiere el título del libro, ya que muchas veces apenas se perciben en la inmensidad de los paisajes, especialmente en el norte de Inglaterra. Los paisajes son realmente bellos. Eventualmente presenta también fotografías de los interiores de estos refugios, así como retratos ambientales de personas asociados a los mismos. La verdad es que es un trabajo que me parece interesante e inspirador.

Además del libro mencionado, mencionaré también que se ha conocido la ganadora del Premio Nacional de Fotografía 2021. Me he percatado del asunto en una entrada en Instagram de Leire Etxazarra, la autora del estupendo blog Cartier-Bresson no es un reloj, donde supongo que en algún momento publicará algo sobre el tema, pero no de momento. En cualquier caso, luego he visto que otros medios dedicados a la fotografía en español también han comentado algo sobre el asunto.

La ganadora del premio de este año es Pilar Aymerich, fotoperiodista catalana, que ya cuenta con 78 años y se encuentra ya retirada, aunque tengo la sensación de que no inactiva. Su página web da la sensación de que hace mucho que no está actualizada. Tiene un diseño muy antiguo y no hay referencias a acontecimientos posteriores a 2013. En cualquier caso, es fácil que sus fotografías sean familiares para quienes tenemos unos años y tenemos la fotografía, en todos sus aspectos, como afición. No obstante, sin dudar en absoluto de sus merecimientos, ahora que he repasado su obra tiene fotos muy notables como fotoperiodista que trabajó desde el final de la dictadura, me parece que en esta ocasión es un premio muy tardío, y con un fuerte componente ideológico. Ya digo que eso no quiere decir que no sea merecido. Pero los premios, para que tengan el valor debido, hay que entregarlos a tiempo. Y no por la moda de rescatar del olvido a gente que en su momento se lo curró, pero adquirió poca relevancia entre el público general, quedando simplemente como profesionales de prestigio entre los medios y los pocos aficionados que nos intentamos enterar de lo que pasa en el mundo de la fotografía. Pero este país es así.

Bleda y Rosa, Premio Nacional de Fotografía 2008

Fotografía

Aunque la noticia me fue llegando por diversas fuentes, quien me lo contó antes que nadie fue el blog de Xatakafoto.

Los galardonados este año han sido María Bleda y José María Rosa, cuya principal aportación es la fotografía documental articulada a través de proyectos que dan lugar a series fotográficas coherentes en sí mismas. Así, podremos encontrar una serie dedicada a los campos de batalla en España, otra a las ciudades de la historia antigua o clásica, también a los campos de fútbol, no a los grandes estadios sino a los que encontramos en cualquier era o en cualquier campo de los pueblos o de los extrarradios de las ciudades. Por mi interés en el tema de la paleoantropología, me ha interesado la serie dedicada a los lugares donde se han hallado los restos humanos más antiguos, como Atapuerca, Gibraltar, el Valle de Neander o Cro-Magnon.

El estilo de fotografía que practican es muy austero, alejándose de la posibilidad de dotar de espectacularidad a los paisajes que fotografían, o de ir más allá de un descripción en líneas simples del lugar que observan. Esta austeridad parece que se ve compensada por el hecho de que las obras originales son de muy gran formato (más de un metro de lado cada imagen en algunos casos). Algo que no se aprecia en la página web de la pareja artística, donde podemos observar el trabajo.

He de decir, que por lo que he visto y leído por ahí, el fallo del premio ha sido bastante discutido. A veces por un crítica a la propia obra de la pareja, otras por los criterios utilizados por la organización del premio, el Ministerio de Cultura, para la concesión del mismo. En cualquier caso, siguiendo el anterior enlace, podréis juzgar vosotros mismos.

En la simplicidad de los paisajes fotografiados por la pareja que hoy nos ocupa, muchos de ellos por tierras de Castilla, traigo aquí algunas austeras formaciones en la provincia de Soria. Voy a hacer un esfuerzo por ir trayendo imágenes de hace años. De cuando tiraba con diapositivas y estas cosas, como la imagen de hoy.

A través del agujero

Cañón de Río Lobos, Soria, año 1994 - Canon EOS 100, probablemente con EF 70-210/3,5-4,5 USM, diapositiva en color