[Viajes] Resumen del viaje a Hamburgo y ciudades hanseáticas

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Como de costumbre, mi resumen acompañado de fotografías de la reciente escapada a Hamburgo y otras ciudades hanseáticas (o no) del norte de Alemania. Como viene siendo habitual desde hace ya bastantes años, escapada a mediados de agosto, para hacer un paréntesis veraniego. Mis vacaciones principales se reparten entre primavera y otoño. No me importa trabajar en verano. Pero viene bien hacer un parón y huir unos pocos días de los calores de la estación. Cuando trabajaba en Huesca me acostumbré a coger días por la acumulación de festivos, locales y nacionales, y la mantuve cuando volvía a trabajar definitivamente a Zaragoza.

El destino en esta ocasión ha sido Hamburgo, más como una reunión social. El sobrino «predilecto» de una amiga y compañera de viajes habitual vive y trabaja desde hace unos años en Alemania, su pareja es alemana, han tenido una niña, y todas esas cosas. Y son gente muy maja. Y nos apuntamos a una visita. Aprovechando una estancia por trabajo del sobrino en la Ciudad libre y hanseática de Hamburgo (traducción fiel del nombre oficial de la ciudad-estado), tres visitantes desde España nos reunimos en la ciudad con la pareja entre el 15 y el 19 de agosto. Pero nos hemos movido mucho. Como todos conocíamos Hamburgo, a la ciudad le dedicamos un par de paseos, en la tarde de llegada el día 15, y en la mañana del día 19, el día del regreso. Lo que más nos apetecía era pasear por HafenCity, o como designa la Unesco a este lugar inscrito como Patrimonio de la Humanidad en 2015, el área de Speicherstadt y barrio de Kontorhaus. Con el nuevo edificio de la Elbphilarmonie, que no conocíamos al ser de 2017. Yo estuve en 2011 en la ciudad hanseática. Por cierto, los datos técnicos de las fotografías las encontraréis en la correspondiente publicación del Substack Carlos en plata.

Pero nos hemos movido mucho. Aprovechando los frecuentes trenes que recorren la densa red ferroviaria alemana. Aunque observamos que cada vez son menos puntuales y te dan algún disgustillo con fallos en las relaciones. Estábamos avisados. Alemania, en determinadas cuestiones, ya no es como era. Al final conseguiremos equipararnos a Alemania como llevamos diciendo desde hace 40 años, pero no en el sentido en que pensábamos y deseábamos. Una novedad importante que no conocíamos y que visitamos el viernes 16 por la mañana, comida incluida, fue el conjunto residencial de los duques de Mecklemburgo en Schwerin, inscrito este mismo año 2024 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Por la tarde del mismo día, seguimos con los lugares señalados por la Unesco, visitando Lübeck, que yo sí que conocía del año 2011. Con lluvia y tal, pero pasamos una tarde agradable y muy animada. Estaban en plena celebración del Orgullo Gay de la ciudad. Un poco tarde teniendo en cuenta que estas celebraciones suelen ser en junio en la mayor parte del mundo. Pero bueno. Animación con tiempo variable, chubascos dispersos y escalope empanado al estilo vienés para cenar, regado con una Hefeweizen de rigor.

Al día siguiente también conocimos lugares nuevos. Pequeñas ciudades vinculadas a la Hansa, a orillas del Elba, más o menos, pero más pequeñas, próximas a Hamburgo, dentro del estado de Baja Sajonia. Por la mañana, estuvimos en Stade, la más bonita, con un puertecillo, al estilo de Nyhavn en Copenhague, aunque más modesto en tamaño. También con chubascos de escasa entidad dispersos. Y pescado rebozado, muy bueno, con patatas para comer.

Por la tarde, a disfrutar de la Fiesta del vino de Buxtehude, un ciudad también coqueta, aunque no tan vistosa ni mucho menos, pero que estaba muy animada, con actuaciones callejeras y con abundancia de chiringuitos donde degustar los vinos de la región y de regiones vecinas, en su mayor parte blancos, aunque había algún rosado, e incluso algún tinto. Y puestos de comida, claro. Nosotros nos pedimos una botella de vino espumoso blanco, Mosecco, supongo que inspirado o imitando al Prosecco italiano, que no estaba mal, pero me resultó demasiado dulce, llevaba demasiado azúcar añadido para mi gusto. Pero lo pasamos bien.

En principio, el domingo 18 habíamos pensado visitar algún museo en Hamburgo, los hay interesantes de arte contemporáneo y de fotografía, y por la tarde acercarnos a Luneburgo o Brema, que yo ya conocía de mi viaje en 2011. Pero cuando ya nos íbamos a las habitaciones del hotel alguien planteó de repente la posibilidad de visitar la isla de Heligoland en el mar del Norte. Ir en tren hasta Cuxhaven, y allí coger el catamarán hasta la isla. El Catamarán sale desde Hamburgo. Pero sale muy caro hacer todo el recorrido en barco. El tiempo dedicado a la larga era parecido por las esperas. Pero podíamos aprovechar para pasear por Cuxhaven… que no tiene gran cosa. Aunque el día estaba agradable.

En general, todo fue muy bien. Aunque el regreso desde Cuxhaven a Hamburgo duró una hora más de lo previsto por una interrupción en la línea ferroviaria, que nos hizo llevar un recorrido más largo y con trenes más lentos, con más paradas. Pero en conjunto, un viaje corte de cuatro noches de estancia en el norte de Alemania, en el que nos hemos relajado, hemos disfrutado de la compañía de gente amiga, y hemos conocido nuevos lugares.

[Viaje] En Pamplona con película fotográfica

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Ya hace un mes del viaje en el día a Pamplona para cuestiones particulares, pero que aprovechamos para visitar con tranquilidad, dedicando la tarde para ello, el centro histórico de la ciudad. Una ciudad, que como ya comenté, había visitado en diversas ocasiones, pero que no había tenido la ocasión de recorrer con calma todavía.

Por supuesto, además de las fotografías digitales que me sirvieron para comentar en los días siguientes cómo fue el viaje, me llevé también una cámara con unos rollos de película fotográfico. Como es habitual, las cuestiones técnicas de las fotografías las podéis conocer en la correspondiente publicación en Substack. Ya he tomado la decisión de abandonar los blogs que dedicaba a esto, y utilizar sólo Substack, que va muy bien, es cómodo de usar, y rápido. Con el tiempo, el contenido anterior se perderá de la web… pero realmente casi nadie echa la vista atrás en internet, por lo que tampoco me penará. Y si algo quiero que esté, ya realizaré una publicación en Substack. Como hice ayer sobre la Leica D-Lux (Typ 109). Os dejo con unas cuantas fotos de Pamplona.

[Viaje] En Madrid, con película fotográfica, coincidiendo con PhotoEspaña

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Hace ya un par o tres de semanas que os comenté mi viaje en el día a Madrid. Un viaje motivado en parte por cuestiones personales, gestiones a resolver con unos amigos, lo cual no nos llevó mucho rato. Por ello, tuve… tuvimos la ocasión de dar algún paseo por la villa y corte, visitando algunas exposiciones de PhotoEspaña en su edición de 2024.

Pero como tengo costumbre en estos viajes en el día por ciudades españolas, además de alguna cámara digital, me llevé una cámara para película fotográfica tradicional. Este viernes pasado recibí revelados los rollos que hice ese día, y en el viaje del día siguiente a Pamplona. Los detalles técnicos de las fotografías los encontraréis en mi publicación en Substack, como suelo hacer habitualmente. Para quienes no estéis interesados en esas cuestiones técnicas, como de costumbre, os dejo aquí algunas fotos de ese día.

[Viaje] En el día, en Pamplona

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Ayer estuve en Pamplona. Fue, en cierta medida, una continuación del viaje el día anterior a Madrid. Pero la parte de asuntos personales que conllevaba el desplazamiento a la capital navarra se solventó en veinte minutos. Cuarenta minutos, si cuentas el desplazamiento por la ciudad para llegar al lugar donde estábamos citados. Así que a pesar no haber madrugado, y haber ido en un tren que salía de Zaragoza a las once y cuarto de la mañana y llegaba a Pamplona casi dos horas más tarde, enseguida nos quedaron un montón de horas para conocer la ciudad. El tren de regreso salía a las ocho y cuarto de la tarde.

Yo ya había visitado Pamplona en diversas ocasiones. Las más lúdicas, a principios de los años 90 cuando pasamos la noche del 6 al 7 de julio, en el inicio de los sanfermines, en la ciudad, habiéndonos desplazado desde Logroño, y en 2007, cuando estuvimos unas horas por la mañana en los sanfermines chiquitos, antes de ir a comer a Sorauren, a pocos kilómetros de Pamplona. Otras visitas tuvieron otro carácter, alguna familiar, alguna de trabajo, pero… nunca había visitado propiamente la ciudad.

Recorrer sus calles, conocer algunos de sus momentos. Entrar a tapear tranquilamente en los bares y restaurantes de la calle de San Nicolás. Fotografiar algunos de los rincones más típicos o más interesantes del casco viejo de la ciudad. Y tantear un poco el ambiente que se vive. Para esto último, hacerlo en viernes está muy bien, porque mezcla las rutinas del día laborable por la mañana y primeras horas de la tarde, con el relajo y el comienzo del fin de semana en las últimas horas de la tarde.

Plaza del Castillo, plaza de San Francisco, calle Estafeta, la plaza Consistorial, el callejeo, la catedral, poco conocida… yo no había oído hablar de ella, pero que no está mal, la iglesia de San Nicolás, gótico temprano, y la de San Cernín o Saturnino, un pastiche gótico con un pegote barroco. En fin… que no da para mucho más allá de un día, pero que es un paseo agradable. Y con muy poquitos turistas. Pero muy poquitos. Para la inmensa mayoría de los extranjeros, España es Madrid y Barcelona. Para los más ilustrados, también Sevilla. Para determinados europeos, playas en islas y costas mediterráneas. Para unos cuantos pirados, el camino de Santiago, que pasa por Pamplona. Y para una minoría, el resto, que merece la pena tanto o más que lo anterior. Más. Porque la experiencia de visitar Barcelona o Madrid, hiperturistizadas, se ha vuelto una porquería. En fin. Un día agradable. Con un concierto final de una banda de chistus en la plaza Consistorial. Que solo estuvimos unos minutos, que para esto de los chistus hay que ser muy de por allí para que te vaya más allá de la curiosidad inicial. Que conste que los chistus no son exclusivos del País Vasco y Navarra como creen algunos de ellos. La flauta de tres agujeros, para tocar con una mano, está por toda Europa; en Aragón se llama chiflo. Aunque no es muy usada en los tiempos actuales.

[Viajes] Ayer, en Madrid, cosas privadas y PhotoEspaña 2024

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Ayer estuve en Madrid. Todo el día. Por la mañana, resolviendo unas cuestiones de carácter privado con unos amigos. Unas cuestiones que tienen segunda parte, dentro de un rato, salimos hacia Pamplona. Así que, mañana, otra entrada viajera. Que no tengo ni idea de qué pinta tendrá. En cualquier caso, estuve en Madrid hasta tarde, cogí el tren de vuelta a las ocho y media de la tarde, para tratar de visitar algunas exposiciones de PhotoEspaña 2024. En ese sentido, conocí un centro cultural, con salas de exposiciones, en el que no había estado nunca. Y que me gustó. Muy cerca de la estación de alta velocidad en Atocha, junto al Caixaforum. Se trata de la Serrería Belga. Y además la exposición que allí vi, también me gustó mucho. Durante el día hice fotografía con película tradicional predominantemente, pero obviamente no está revelada todavía. Más adelante os hablo de ello.

Antes de comer todos juntos, entramos en el Jardín Botánico, que nos pillaba de paso. Y donde también suele haber un par de exposiciones del certamen fotográfico anual. Antes ponían allí la tienda, de donde siempre me llevaba algún libro. Pero ya no. En cualquier caso, paseamos también, para hacer tiempo, por los invernaderos de los jardines.

Después de comer, me centré, en compañía de algunos amigos aficionados al arte en general, en las exposiciones más destacadas que nos dio tiempo a visitar. Muchas menos que otros años en los que me dediqué en exclusiva a ver exposiciones de una forma programada y organizada. Pero aun dio de sí. De las exposiciones, ya hablaré otro día. Quizá el domingo.

Hacia el final de la tarde, comentando que a finales de enero habíamos querido visitar los invernaderos del Palacio de Cristal de la Arganzuela, pero que no pudimos por estar cerrado ese día de la semana, era lunes, uno de los madrileños se ofreció a acercarnos en coche hasta el lugar, para desde allí ir luego a la estación a coger el tren. El sitio es majo, pero me gustaron más los invernaderos del botánico por la mañana. Y con esto, despedimos la jornada.

[Viajes] En Japón con película fotográfica

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Ayer adelante algunas fotos de los rollos de película en blanco y negro que hice en Japón. Pero hoy lunes he dedicado un tiempo a contar como fue la experiencia. Bien… hasta una sorpresa desagradable cuando se revelaron los rollos. Si queréis saber más, visitad Japón con película fotográfica en blanco y negro – Minox 35 GT-E con Ilford XP2 Super.

Pero a pesar de los problemas que comento en ese artículo, en general estoy contento con unas cuantas de las fotografías que hice. Japón es un país muy fotogénico. Harías muchas más de las fotos que haces. Pero tienes que ponerte un poco selectivo. Siempre, cuando salimos de nuestro medio habitual, y nos sentimos más estimulado, tendemos a pulsar el disparador de la cámara con más frecuencia. Pero recordemos que el buen fotógrafo no sólo sabe cuándo disparar, fundamentalmente sabe cuándo no disparar la cámara. En fin… aun estoy en proceso de selección de las mejores fotos. Pero os dejo unas cuantas por aquí.

[Viajes] Resumen del viaje a Japón – mayo de 2024

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Nuestro primer viaje a Japón fue en 2014. Iba a ser en 2011. Pero en aquel año, pasaron muchas cosas. En Japón, y en nuestras vidas privadas. Así que quedó demorado indefinidamente, hasta que la indefinición terminó tres años más tarde. Disfrutamos mucho de aquel viaje. Y nos propusimos seguir visitando Asia oriental y volver al País del Sol Naciente. Como objetivo,… cinco años más tarde. Y lo hicimos. En 2019. Y otros cinco años más tarde… y lo hemos hecho. Diez años después del primer viaje, hemos vuelto. Y ya hemos regresado. Por lo que voy a resumir el viaje de forma somera y con las cosas más destacable. Si queréis revisar el itinerario, en las dos últimas semanas he ido subiendo fotografías de los lugares visitados… así que esas entradas os remito. Si enlazáis en el mes de mayo de 2024 de este Cuaderno de ruta seguro que os aparecen al principio del todo. Como de costumbre también, acompaño el resumen del viaje con fotografías del mismo. Para saber más de las cuestiones técnicas fotográficas del viaje, os sugiero visitar Tercer viaje a Japón; fotografía digital – Panasonic Lumix G9 II con varias ópticas y Sony ZV-1. En unos 10 a 15 días, se verán las fotos hechas con película fotográfica tradicional.

Empecemos por lo importante. Como digo a muchos de mis amigos, el gatete regordete con la patita levantada que muchos llaman el gato de la suerte chino, no es chino. Es japonés. Se le llama manekineko 招き猫, y su aparición en el folclore japonés, desde donde se extendió a otros países del Asia oriental, y después al mundo, se atribuye a la ciudad de Edo. Hoy popularmente conocida como Tokio. Y una de las (diversas) teorías es que es surgió en el entorno de Gōtoku-ji, templo budista en Setagaya, uno de los distritos especiales de Tokio, donde el manekineko actúa como intermediario de la persona ante los dioses, budas, o seres preternaturales o sobrenaturales en los que que crea. Para dar fe, visitamos Gōtoku-ji y comprobamos la popularidad del bobtail japonés.

Japón es en estos momentos un destino popular en el mundo. Es bonito, diverso, distinto en muchos aspectos a las culturas occidentales, animado, técnicamente avanzado, conserva mucho de su patrimonio histórico y artístico, su cultura tiene una enorme proyección e influencia en el mundo,… y el yen se ha devaluado mucho y está barato. Como un 30 % más barato al cambio que hace cinco años. Por lo tanto, no sólo ha recuperado los visitantes que tenía antes de la pandemia, sino que los ha superado. Y por ello, algunos de sus destinos más significativos están sobresaturados. Verdaderas tourist traps, que pueden resultar muy agobiantes. Donde se forma filas y filas para hacerse el selfi que todo el mundo se hace, exactamente igual, porque lo han visto en las redes sociales. Por lo tanto, la experiencia puede ser decepcionante. Y además están surgiendo paquetes turísticos que abarcan mucho y aprietan poco. Trabé conocimiento en el avión de ida con dos mozas que iban en uno de estos paquetes. A la vuelta volvimos a coincidir. Estaban contentas. Pero se han chupado muchas horas de autobús. Y como detalle, visitaron Nara. Un lugar imprescindible. Patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Nosotros estuvimos durante todo un día en 2014, y nos dejamos algunos templos muy interesantes al sur de la ciudad. Estuvieron algo más de una hora ¡¡?? En mi opinión, eso no es visitar Japón.

En 2019, ya nos salimos de las rutas más densamente saturadas. Especialmente visitando las rutas de peregrinación de la península de Kii en Kansái, desde Kojasan hasta Ise. Y mereció mucho la pena. En esta ocasión hemos recorrido la región central de Japón. Entre Gifu y Kanazawa. Una región llena de sitios interesantes, en la que se puede optar entre la naturaleza, especialmente las montañas de los Alpes Japoneses, y el patrimonio histórico y artístico de esta región. Fundamentalmente, nos hemos centrado en la parte del patrimonio histórico y artístico, con las montañas de Hida y algunas otras como telón de fondo. Un par de castillos originales, no reconstruidos, el de Hikone y el de Matsumoto, y varios reconstruidos. La aldea de Shirakawa-go, patrimonio de la humanidad. Las ciudades de Gifu, Toyama, Takaoka, Kanazawa, y la mas destacable, Takayama. Los cascos históricos con edificios del periodo Edo y la era Meiji de algunas de estas ciudades, de Gujō-Hachiman y de Mino. Los templos y cementerios históricos de Higashiyama en Takayama. La pesca con cormorán en Gifu. El ferrocarril de la garganta de Kurobe. En fin… bien. Lugares muy interesantes de conocer y visitar, donde se come bien, y donde hay poca aglomeración turística. En algunos de estos sitios, ninguna. Algunos japoneses con días libres, pocos en esas fechas, y poco más.

Como en el viaje de 2019, terminamos el viaje en Tokio. De los sitios más populares, la tarde que llegamos, soleada y agradable, visitamos dos de nuestros lugares favoritos, el parque de Ueno y Asakusa, con Sensō-ji. Pero el día que en su integridad le dedicamos a la capital, también nos salimos de los caminos trillados. Y con la línea Chiyoda de metro como referencia, recorrimos Gōtoku-ji en Setagaya, que ya he mencionado, los santuarios sintoístas de Nogi y Hikawa en Akasaka, y el de Nezu en… Nezu. Por la tarde, los bellos jardines Kiyosumi en Fukagawa y el santuario sintoísta Hachiman-gu en Tomioka. Antes de dar un paseo por tiendas de fotografía y otras cosas en Ginza. El último día también recorrí tiendas de fotografía en Nakano y Shinjuku. Algunas de ellas, curiosísimas, caóticas, como para pasarse el día explorándolas a pesar de ser de reducido tamaño en un tercer piso o en un sótano.

Una de las compañeras de viaje no conocía Kamakura, y aunque no queríamos repetir visitas pasadas, accedimos a un compromiso. Por la mañana visitamos el santuario Hakone en las orillas del lago Ashi y el castillo de Odawara, y por la tarde fuimos a Kamakura, a saludar a su gran buda en Kotoku-in, y visitar Hase-dera y Tsurugaoka Hachiman-gu. A estas alturas ya nos habíamos vuelto expertos en localizar y disfrutar los pequeños izakaya donde podíamos cenar sashimi, buenísimo, especialmente el de pescado azul, a precios sorprendentemente económicos, para lo que suele ser la cosa en los restaurantes especializados, como tres veces más caros. Y el de Kamakura tenía un dueño especialmente simpático, con un salmón especialmente sabroso.

En cuestiones prácticas, los hoteles están a buenos precios, con habitaciones dobles más que decentes y servicios adecuados por entre 60 (Gifu) y 80 (Tokio) euros la noche, bastante más baratos que los equivalentes por Europa. El Japan Rail Pass para moverse en tren ha subido mucho de precio y sólo merece la pena si haces muchos desplazamientos en shinkansen, la alta velocidad japonesa. A nosotros no nos salió a cuenta. Ni de lejos. Gastamos como entre un 50-60% de lo que nos hubiera costado el pase de 15 días. Lo que viene muy bien es llevar la tarjeta SUICA o una similar del protocolo IC (integrated circuit card) para pagar en transportes públicos de todo el país. No es universal, pero la utilizamos en un 85 % de los desplazamientos en trenes locales, metros o autobuses urbanos. Y si tienes iPhone la llevas en la wallet, donde la recargas en el acto con alguna de tus tarjetas incorporadas. Muy cómoda. Los que usan Android, tienen que buscarse alguna alternativa de plástico, porque sólo son compatibles con los terminales japoneses. Las de plástico son convenientes también, pero es más engorroso el recargarlas. Tienes que ir a una estación, parada de metro o konbini de propio para ello. También puedes pagar con ella en los konbini, en algunas máquinas dispensadoras de bebidas y alimentos y en algunos restaurantes y tiendas.

Por lo demás, sin problemas en el viaje. Lo hemos disfrutado… y ¿volveremos? Pues si la salud y las finanzas lo permiten, nos hemos citado para dentro de otros cinco años, para no perder la tradición. En 2029. Esperemos que sea así.