[Libros de fotografía] Fukase y familia, y algunas cosas más

Fotografía

Hoy os cuento mis últimas incorporaciones a mi biblioteca de libros de fotografía, de las que una es transcendente y las otras… pues un poco más anecdóticas. Dejemos lo «gordo» para el final.

El domingo estuve de amplio paseo matinal con un par de cámaras. Experimentando la estenopeica en color, por un lado, tengo mis dudas sobre el resultado, que ya está camino del laboratorio, un rollo de Kodak Portra 400 en formato 120, y algunas fotos con Ilford Pan F Plus en la Olympus Pen F, cuyos primeros resultados espero poder mostraros pronto. Pero en estas estaba cuando pasé por la Casa de los Morlanes, donde hace unos meses expusimos nuestras fotografías estenopeicas, y me dirigí a contemplar la exposición actual.

Algunas fotografías de 1996, el año del certamen cuyo catálogo os comento hoy, realizadas con la Zeiss Ikon Contessa que compré en el mismo.

Bajo el título La arena del tiempo, el turolense Pedro Pérez Esteban nos hace un recorrido por los restos de la fallida industrialización en la provincia de Teruel. Un ejercicio de nostalgia, reflexión y arqueología industrial alrededor de los hoy abandonados ferrocarriles, minas y centrales térmicas que intentaron situar a la grande y poco poblada provincia sur de la Comunidad Autónoma de Aragón. Y todo ello en forma de unas cuantas series de fotografía en blanco y negro, que yo considero tienen bastante calidad, tanto en sus valores documentales como estéticos. Existen también fotografías de series que aúnan los lugares con las personas, donde usa el color. Series muy necesarias, aunque menos conseguidas, desde mi punto de vistas, que los paisajes industriales previos. En general, la exposición me gustó mucho, y me llevé el catálogo de la misma. Por cuatro modestos euros, te llevas a casa algunas fotografías muy interesantes.

El día de San Valero, 29 de enero, festivo local en Zaragoza, como es tradición quedé a comer con mi hermana y mi sobrino, que pronto cumplirá los 11 años. Tras pasar la mañana por el centro de la ciudad, me trasladé a la zona de la plaza de San Francisco, cerca del restaurante, pero como era pronto, me entretuve en una librería de viejo y ocasión que hay por ahí, y que no visitaba desde hacía mucho tiempo. Compré tres libros. Uno de lectura, del que ya hablaré en su momento, y dos de fotografía.

Uno pertenece a la colección Cuarto Oscuro, unos libros editados por algunas administraciones públicas locales y las prensas universitarias de Zaragoza, algunos de los cuales presentaban la obra de autores premiados en una cadena comercial muy conocida. El fotógrafo es Xiqi Yuwang, un fotógrafo nacido en China y que en su momento se instaló en Valencia, y el trabajo presentado en el libro es Ye Tianan, memoria de un monje shaolín. Realizado sobre película, en formato medio cuadrado, nos habla de la integración (o falta de ella) de los inmigrantes chinos en la sociedad española, ridiculizando los tópicos y con no poco humor. Ahora que estamos asistiendo a un cierta ola de racismo y xenofobia hacia la comunidad china en España por la epidemia de coronavirus, más pertinente que nunca. La verdad es que está muy bien. Y me costó menos de 5 euros… Tengo que pasar más a menudo por esta librería.

El otro que compré… lo hice un poco por nostalgia. Se trata del catálogo general de la segunda edición, la de 1996, del certamen de fotografía Huesca Imagen. Aquellos certámenes, comisariados por Julio Álvarez, de la Galería Spectrum de Zaragoza, fueron una oportunidad impagable de ver exposiciones de fotografía de calidad, simplemente desplazándote a pasar el día a Huesca. Drtikol, Sougez, los fotógrafos de la Farm Security Administration, entre otros, fueron algunos de los autores que se pudieron ver aquel año. Yo hacía coincidir mi visita con la feria de material fotográfico de ocasión, a principios de mayo, y aquel año compré mi primera cámara antigua, clásica o como la queráis llamar, la Zeiss Ikon Contessa, que estrené en el aeródromo de Monflorite, cuando era un lugar acogedor. Ya digo… mucha nostalgia, 23 años después.

Finalmente, ese mismo día me regalaron un libro que desde ya mismo forma parte de mis preferidos de mi biblioteca. Se trata de Kazoku [家族] (Family) del japonés Fukase Masahisa [深瀬 昌久] (recuerdo que en japonés el nombre de familia, el apellido, va por delante). Y se trata de una reedición reciente de uno de sus últimos libros, de 1991. Fukase, nacido en una ciudad de la isla de Hokkaido en 1934, sufrió un accidente en 1992 que lo mantuvo en coma hasta su muerte en 2012. Era uno de sus libros más raros de encontrar hasta esta reedición. Su obra más conocida es Karasu [カラス] (Cuervos), oscura obsesión por estas aves que resultó del duelo por la separación de su amada esposa Yoko, que lo abandonó en los años 70. Pero yo prefiero esta serie dedicada a su familia. Fotografías realizadas en torno a y en el negocio familiar de fotografía en su ciudad natal Bifuka. Realizadas con la cámara de banco del mismo, nos presenta una serie de fotografías familiares, aparentemente como las que se podría hacer cualquier familia, en la que frecuentemente observamos elementos extraños, o poses inusuales, muchas veces humorísticas, pero en las que apreciamos también el paso del tiempo y el acontecer entre las fotografías de sucesos, unas veces alegres, otras veces tristes. Desde mi punto de vista, a pesar de su aparente informalidad y desenfado en ocasiones, tiene una gran riqueza conceptual, una profunda humanidad, y representa claramente la importancia que para el fotógrafo tenían los vínculos familiares. Las fotografías abarcan desde mediados de los años 70 del siglo XX hasta 1989. Os dejo con un vídeo de la primera edición, no la actual.

[Fotos] Usando una cámara clásica en el aeródromo de Monflorite

Fotografía, Fotografía personal

Hacia mediados de los años 90 me empezó a entrar el gusanillo de las cámaras clásicas. Afición que tardaría mucho en eclosionar, pero que de la que hoy disfruto. En 1995, Julio Álvarez de la Galería Spectrum Sotos de Zaragoza, donde hice los cursos de fotografía que me introdujeron en el mundo de la fotografía con cierta seriedad a principios de los 90, montó el certamen de fotografía Huesca Imagen, que se vino celebrando en la primavera oscense durante unos diez años. No sé exactamente. Había exposiciones, seminarios, cursos,… y en torno al 1º de mayo se organizaba una feria de material clásico y de ocasión. La mayor parte de quienes venían a vender eran franceses. Al principio se hacía en casetas en el bonito parque de Huesca, luego pasó a los porches de la Diputación, y finalmente en una iglesia en el Coso Alto, desacralizada, cuyo nombre ahora se me escapa y no lo encuentro en Google.

Zeiss Ikon Contessa

La Zeiss Ikon Contessa de la que voy a hablar a continuación en esta entrada.

Cuando asistí por primera vez en 1995 a la feria, me apetecía mucho tener alguno de aquellos venerables aparatos clásicos. Pero no tenía ni idea de cuál sería el adecuado. Así que me abstuve de comprar. Por aquel entonces, la editorial Omnicon (esta gente tiene una página web como si todavía estuviéramos en aquella época, en los 90) publicó la versión en castellano de Cómo coleccionar y usar las cámaras clásicas de Ivor Matanle. Y me lo compré. Y al año siguiente, nuevamente a primeros de mayo, en la feria, compré una Zeiss Ikon Contessa que desde entonces utilicé de vez en cuando. Tarde años, en decidirme a seguir adquiriendo y probando cámaras clásicas.

El caso es que a las dos semanas de la compra, un buen amigo se examinó como piloto de vuelo sin motor en el aeródromo de Monflorite, actualmente convertido en aeropuerto sin sentido de los que salpican la geografía española. Y me pidió que hiciera las fotos del evento. Con la Canon EOS 100 hice unas diapositivas que se quedó él. Pero con la Contessa hice unos negativos en color que ahora he recuperado. Y os enseño algunas de las fotos que hice con tan divertida cámara.

Aeródromo de Monflorite

El velero donde se realizaban los exámenes es arrastrado por la avioneta para ponerlo en vuelo.

Un examen de vuelo sin motor

Preparándose para el examen y para volar.

Aeródromo de Monflorite

Durante el tiempo que dura el examen, tomo algunas imágenes de otros bonitos veleros desplegados en el aeródromo.

Un examen de vuelo sin motor

El examen ha acabado y se comentan las circunstancias.

Un examen de vuelo sin motor

Una vez pasados los trámites, todo el mundo esta contento; es, prácticamente, una fiesta.

[Fotos] El 2012 en fotos (1): el retorno de la película tradicional

Fotografía, Fotografía personal

Después de años sin utilizar ninguna de mis cámaras para película tradicional, este ha sido el año en el que nuevamente he empezado a usarlas de nuevo, con resultados variables, y mucha diversión. El punto de partida para este renovado interés en las antiguas tecnologías fue una quedada de Fotógraf@ en Zaragoza con tema principal la «fotografía analógica». No me gusta lo de «analógica». Por eso las comillas. Pero fue un punto de partida.

Grupo de Fotógraf@s en Zaragoza, experimentando con la fotografía tradicional sobre película fotosensible. Fotografía tomada con una Minox 35 GT-E sobre negativo en color.

Grupo de Fotógraf@s en Zaragoza, experimentando con la fotografía tradicional sobre película fotosensible. Fotografía tomada con una Minox 35 GT-E sobre negativo en color.

Mesas y banquetas en los bares del Tubo de Zaragoza. Fotografía tomada con una Zeiss Ikon Contessa 35 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Mesas y banquetas en los bares del Tubo de Zaragoza. Fotografía tomada con una Zeiss Ikon Contessa 35 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Pero el empujón definitivo vino cuando en un viaje a Barcelona en marzo, en el mercadillo que se celebraba en la librería Kowasa, compré un objeto fotográfico que hacía mucho tiempo que me había entrado por el ojo derecho. Una réflex binocular de formato medio. En concreto, una Yashica Mat 124G en excelente estado. La utilicé durante toda la primavera con cierta frecuencia.

El Parque de la Memoria en Zaragoza. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en color.

El Parque de la Memoria en Zaragoza. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en color.

Puente del Cuarto Cinturón sobre el Ebro, cerca de La Cartuja Baja. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en color.

Puente del Cuarto Cinturón sobre el Ebro, cerca de La Cartuja Baja. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en color.

Acueducto romano del yacimiento arqueológico de Los Bañales. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Acueducto romano del yacimiento arqueológico de Los Bañales. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

El Caballito del Minutero, detrás de la Lonja de Zaragoza. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

El Caballito del Minutero, detrás de la Lonja de Zaragoza. Fotografía tomada con la Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Durante el año tuve un par de carretes cargados en la Minox GT-E así como en la Pentax MX. Aunque no fueron mis mejores experiencias. Quizá porque no me centré en ningún proyecto concreto con ellas. Grave error.

Vieja casona en el Paseo del Canal de Zaragoza. Fotografía tomada con Minox GT-E sobre negativo en color.

Vieja casona en el Paseo del Canal de Zaragoza. Fotografía tomada con Minox GT-E sobre negativo en color.

Paseando por el Paseo del Canal de Zaragoza. Fotografía tomada con Pentax MX sobre negativo en color.

Paseando por el Paseo del Canal de Zaragoza. Fotografía tomada con Pentax MX sobre negativo en color.

Plaza de San Miguel de Zaragoza. Fotografía tomada con Minox GT-E sobre negativo en color.

Plaza de San Miguel de Zaragoza. Fotografía tomada con Minox GT-E sobre negativo en color.

Cuando en octubre visité Londres durante unas breves vacaciones, compré por no mucho dinero una antigua Zeiss Ikon Ikonta b, un modelo muy sencillo para su época, que funciona razonablemente bien. Aunque dado que era una cámara de gama baja, no podemos esperar grandes maravillas. Pero sí diversión y no poca educación fotográfica. La «estrené» durante el viaje a Londres, y luego la he usado varias veces durante el otoño.

El puente y el palacio de Westminster, Londres. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

El puente y el palacio de Westminster, Londres. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Paseando a la orilla del mar del Norte en Margate, Inglaterra. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Paseando a la orilla del mar del Norte en Margate, Inglaterra. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Ambiente festivo un día del Pilar en el Tubo de Zaragoza. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Ambiente festivo un día del Pilar en el Tubo de Zaragoza. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Consecuencias de la ofrenda de flores en la plaza del Pilar de Zaragoza. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Consecuencias de la ofrenda de flores en la plaza del Pilar de Zaragoza. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Homenaje a un roble centenario en el Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Homenaje a un roble centenario en el Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza. Fotografía tomada con la Zeiss Ikon Ikonta b sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Con motivo de uno de los encendidos de la Locomotora nº1 «Hulla» de Minas y Ferrocarriles de Utrillas (MFU) en esta población turolense, no dudé en llevarme además de la cámara digital un par de cámaras con película. Tanto en blanco y negro como en color, tanto en formato medio como en formato pequeño (lo que hoy en día en digital se llama «full format»). Lo cierto es que los resultados me parecen buenos.

Algunos ajustes de mantenimiento en la locomotora antes de ponerla en servicio. Fotografía tomada con una Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Algunos ajustes de mantenimiento en la locomotora antes de ponerla en servicio. Fotografía tomada con una Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

La lomocotora nº 1 "Hulla" de MFU estacionada con su composición en el anden, dispuesta ha comenzar su corto recorrido. Fotografía tomada con una Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

La lomocotora nº 1 «Hulla» de MFU estacionada con su composición en el anden, dispuesta ha comenzar su corto recorrido. Fotografía tomada con una Yashica Mat 124G sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

La "Hulla" calentando caldera antes de ser puesta en servicio. Fotografía tomada con una Minox GT-E sobre negativo en color.

La «Hulla» calentando caldera antes de ser puesta en servicio. Fotografía tomada con una Minox GT-E sobre negativo en color.

Las últimas pruebas, la última cámara que puse en servicio de mi colección de cámaras para película tradicional, fueron de la prestigiosa Leica IIIf, con su objetivo estándar Elmar 5 cm 1:3,5, objetivo con el que se han tomado algunas icónicas imágenes del siglo XX. Espero seguir usando estas nobles máquinas en el futuro. O mientras los intereses comerciales permitan adquirir película y llevarla a revelar con una complejidad razonable.

Vista del Parque Grande un día de otoño con un poquito de niebla. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Vista del Parque Grande un día de otoño con un poquito de niebla. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

En el interior de un autobús de la línea 23, camino de casa. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

En el interior de un autobús de la línea 23, camino de casa. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Probando las capacidades de las viejas cámaras para sostener el tipo en la escasa luz de la madrugada en el paseo de Ruiseñores. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Probando las capacidades de las viejas cámaras para sostener el tipo en la escasa luz de la madrugada en el paseo de Ruiseñores. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Autorretrato en la plaza de San Francisco. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

Autorretrato en la plaza de San Francisco. Fotografía tomada con la Leica IIIf y Elmar 5 cm 1:3,5 sobre negativo en blanco y negro cromogénico.

[Fotografía personal] Fotografiar con película tradicional tras casi ocho años sin hacerlo

Fotografía personal

Como ya he comentado en días anteriores, este fin de semana pasado he utilizado algunos rollos de película para recordar las sensaciones de las viejas tecnologías. También me ha servido para desempolvar algunas cámaras a las que tengo cariño, pero que no utilizaba hace al menos 8 años. Y os lo voy a contar. Con imágenes, claro.

El sábado participé en la quedada del grupo de flickr Fotógrafos en Zaragoza (FeZ), cuyo motivo principal era la fotografía «analógica». No me gusta mucho ese adjetivo. Por eso lo suelo entrecomillar. A esta reunión fui con dos cámaras.

Zeiss Ikon Contessa: Cámara de objetivo retractil, totalmente mecánica, con enfoque por telémetro de coincidencia, con un fotómetro de selenio. Mi ejemplar es de 1953. Hasta el año 2003, su estado de conservación era en perfecto estado de funcionamiento, con marcas cosméticas de uso. La utilicé con un rollo de 36 exposiciones de Kodak Professional BW400CN, película en blanco y negro para procesado C-41.

Como he dicho, hasta el año 2003 en el que la usé por última vez, funcionaba sin problemas. El fotómetro de selenio era lo suficientemente fiable para usar diapositiva en color. Cosa que era posible por la excelente corrección del objetivo Carl Zeiss Tessar 45/2,8. Sin embargo, tras ocho años la cosa no ha ido bien. Básicamente dos cuestiones. Por un lado, el fotómetro parece estar agotado, ya que no mide con fiabilidad. No es muy importante si tienes un fotómetro de mano o utilizas la calculadora de exposición definitiva. Por otro lado, dada la relativamente alta sensibilidad de la película, y el hecho de poder enfocar con precisión gracias al telémetro de coincidencia, utilicé aberturas amplias y velocidades de obturación rápidas. Del orden de 1/125 a 1/500, que es la máxima velocidad de obturación máxima de la cara. Y sin embargo, muchas de las fotografías están trepidadas. Luego algún problema en la mecánica de la cámara hay. Ahora, me tengo que pensar si busco a alguien que me la revise, o si definitivamente renuncio a ella como útil fotográfico, y la dejo de exposición en una estantería.

Grafiti

Una de las imágenes más nítidas obtenidas por la cámara.

Contraluz

El objetivo Tessar de Zeiss Ikon aguantó mejor los contraluces que el Minotar emparentado con él por diseño de la Minox.

Minox GT-E: Pertenece a la segunda generación de cámaras que llevó este nombre. Es una cámara compacta, del tamaño de una caja de cigarrillos, con objetivo retractil, exposición automática con prioridad a la abertura (modo A en otras cámaras), enfoque manual por estimación. La utilicé con un rollo de 36 exposiciones de Fujicolor C200.

La cámara es muy fiable en cuanto a la exposición y al funcionamiento en general, pero dado que tienes que enfocar a «ojímetro», y últimamente estoy desentrenado, tuve tendencia a cerrar el diafragma lo que pude para aumentar la profundidad de campo. Como consecuencia, me metí en el terreno peligroso de las velocidades de obturación lentas en alguna ocasión, por lo que tuve un número excesivo de fotos trepidadas. El objetivo MC Minotar 35/2,8 es una fórmula sencilla, de cuatro lentes en tres grupos, tipo tessar. De las pocas que hay con este diseño en  objetivos angulares. Es bastante nítido, pero se lleva mal con los contraluces. Por lo demás, es una cámara sumamente discreta, con un disparo casi silencioso, fiable y cabe en cualquier bolsillo.

Bombonera Oro

Buen rendimiento general en una vista urbana donde la dureza de las sombras queda amortiguada por el reflejo del sol en los ventanales de los edificios del otro lado de la calle.

Pedid Coñac...

Al tener que estimar la distancia de enfoque, las fotos más críticas son las tomadas de cerca, por tener menos profundidad de campo. Pero si hay luz suficiente, a f/8 sueles atinar con facilidad.

Danza en la plaza del Pilar

Luz escasa, y un intento de mantener enfocado el fotógrafo en primer plano y las bailarinas del fondo, me llevaron a una velocidad de obturación excesivamente lenta y a una foto trepidada. Además se nota que el objetivo Minotar no se lleva bien con la luz del sol frontal (situada inmediatamenta por encima de las bailarinas), y hay una pérdida de contraste por ello.

El domingo por la tarde hice el último carrete de los que compré para el fin de semana. Otro Kodak Professional BW400CN, que en esta ocasión cargué en una Pentax MX. Como ya he indicado en alguna ocasión, a mí me gustaría que alguien hiciese una cámara digital así. Un réflex compacta, casi pequeñita, con los controles básicos que necesita un fotógrafo, sólida, fiable, y con un tamaño de captor razonablemente grande. Le puse el objetivo Pentax M-SMC 50/1,7, porque me apetecía llevar una óptica luminosa. Pero a punto estuve de calzarle el «pancake» M-SMC 40/2,8, con el cual queda un conjunto realmente muy compacto. Las fotos las hice en el soto de Cantalobos, lugar que me resulta muy agradable para pasear y fotografiar paisajes. A este paseo me lleve también la Panasonic Lumix GF1 con el G 40/1,7 ASPH. De esta forma, tenía un patrón con el cual medir la fiabilidad de la cámara.

Lo cierto es que usar esta cámara es una gozada. Un placer en sí mismo. Y por lo que he podido comprobar el aparato es muy competente a pesar de su avanzada edad para obtener imágenes de buena calidad. El fotómetro con medición ponderada con preferencia al centro es plenamente fiable. Y sólo me he encontrado un problema que no sé si es coyuntural, estructural, o culpa del laboratorio. Aparece un raya de arrastre en los fotogramas que los inutiliza para un uso serio. En una inspección del interior de la cámara, yo la veo en perfecto estado de conservación. Como nueva. Así que supongo que tendré que hacer otro rollo, y en otro laboratorio, para ver si se repite el fenómeno. Una lástima. Porque si no fuera por esto, seguro que me apetecería utilizarla con cierta frecuencia.

Actualización: El problema de la raya de arrastre no está en el negativo. Escaneados los mismos en un escáner casero, no aparece. Fue culpa del laboratorio. La cámara está perfecta.

Soto de Cantalobos

Aunque las películas de blanco y negro cromogénicas tienen una sensibilidad extendida a todo el espectro visible, no hubiera estado de más utilizar algún filtro de color para mejorar el contraste de las imágenes.

Soto de Cantalobos

En condiciones de luz suave, los negativos son muy utilizables; sin embargo, hubiese preferido encontrar la Ilford XP2 Super, que carece de la molesta máscara rojiza de la Kodak, incómoda a la hora de examinar los negativos.

Soto de Cantalobos

La falta de nitidez del fondo es intencionada, ya que el objetivo está siendo utilizado a sus aberturas máximas.

Soto de Cantalobos

En las sombras más profundas de esta imagen se ve perfectamente la desgraciada raya de arrastre que afecta a todos los negativos del rollo.