Dos días llevo danzando por el mundo. Ayer, de viaje. Primera a Barcelona, dónde cogí el Tren Hotel que me llevaría hasta Berna. Están bien estos trenes, pero tuve un percance con el aire acondicionado, aunque se resolvió, creo que con ventaja para mí. En cualquier caso, creo que es un viaje más largo de lo que debería. Es un tren al que paran mucho, de forma un tanto incomprensible.
Esta mañana, una vez en Berna, sin perder mucho tiempo había que hacerse con francos suizos y con el billete de tren a Zermatt. Primer un tren a Visp y luego un cremallera a la turística ciudad alpina. Todo ha ido muy bien.
Un paseo por la ciudad después de una ducha, y a comer con vistas al Cervino o Matterhorn, como prefiráis, que ha eso hemos venido.
Por la tarde, tren de cremallera a Gornegratt. Llega hasta más de 3000 metros de altura. Desde allí una vista magnífica del Monte Rosa y los glaciares que de él bajan. También se ve el Cervino muy bien, pero hoy estaba con bastante bruma atmosférica. A alguno hasta le da la vena poética musical, se saca un cuerno alpino plegable de la mochila…. y a soplar.
De bajada, nada de hacerlo de tirón en tren. Bajándose en Riffelberg, uno se puede dar un paseo de una hora de lo más bucólico, con ovejitas, florecita azules diminutas, alguna cabra que no se estaba quieta, y un poco de bosque. En Riffelalp, uno puede ver el tranvía más alto de Europa y uno de los más pijos. Está allí para los clientes de un hotel de las cercanías con muchas estrellas
Bueno, y por ahora ya vale, a cenar, un pis y a la cama.