The Homesman (2014); vista el 20 de noviembre de 2015.
Versión original subtitulada para la segunda película para la gran pantalla de Tommy Lee Jones, un Jones que como buen Juan Palomo, forma parte también del equipo de guionistas que adapta la novela de Glendon Swathout, y se reserva un papel coprotagonista en el filme. Filme que es posible encontrar también en la cartelera española doblado al castellano con el título de Deuda de honor. En cualquier caso, estamos ante un reparto muy interesante, y a lo que se nos anunció previamente como una aproximación alternativa a las tradicionales al western.
La película nos habla de cómo Mary Bee Cuddy (Hilary Swank), una colona pionera en el territorio de Nebraska, se compromete tras un duro y nefasto invierno a llevar a un hogar seguro más al este a tres mujeres que han perdido la razón por los terribles acontecimientos que les han acontecido. Arabella Sours (Grace Gummer), una joven esposa de 19 años cuyos tres hijos han muerto por la difteria, Theoline Belknap (Miranda Otto), una madre que sacrifica a su bebé por no poder mantener a todos sus hijos tras la muerte de todas sus vacas, y Gro Svendsen (Sonja Richter), una noruega que sufre el maltrato de su marido y cuya madre ha muerto recientemente. Para recorrer las desoladas llanuras que separa el asentamiento de Loup en el territorio hasta la ciudad de Hebron en el estado de Iowa, contará con la colaboración, reluctante al principio de George Briggs (Tommy Lee Jones) un solitario aventurero a quien salva de un linchamiento.
Estamos ante lo que muchas veces se denomina un western crepuscular. Este término lo he escuchado o leído referido a dos conceptos distintos. Por un lado, referido al western que se desarrolla en una época histórica tardía, cuando buena parte de la exploración y el sentido de aventura ha desaparecido, y nos encontramos ante unos estilos de vida que desaparecen. El segundo sentido del término se refiere al western revisionista, en el que desaparece el aura de heroísmo y aventura del tradicional, para ofrecernos un ambiente más real, mostrando la dura vida de los pioneros y los colonos, las dificultades y las miserias que hubieron de sufrir para llegar a domeñar el bello pero duro medio natural de las grandes praderas, los desiertos o las montañas que más allá del Misisipi o del Misuri esperaban a los europeos que acudían para apropiarse de las tierras y hacer fortuna. En este caso, nos encontramos ante esta segunda acepción.

A falta de fotografías de las grandes praderas del oeste americano, me iré a otros paisajes duros, mucho más cercanos.
Loup, que existe en la actualidad en el estado de Nebraska, se nos muestra como un pequeño asentamiento de personas luchando duramente para hacer prosperar sus granjas y sus negocios. De origen europeo, inmigrantes del este o incluso de la vieja Europa, con fuertes convicciones religiosas y una moral muy conservadora, viven en un entorno duro. En las grandes llanuras de Norteamérica encontramos un clima continental extremo, donde los veranos pueden ser muy calurosos con temperaturas por encima de los 30 ºC mientras que los inviernos se acompañan de fuertes nevadas y temperaturas de bastante grades bajo cero. Ha esto hemos de sumar las temporadas de tormentas, encontrándose en el llamado «callejón de los tornados». Sumemos a esto los problemas de adaptación de cultivos, del ganado, la amenaza de los nativos cabreados por el espolio de sus tierras por parte de los europeos y la presencia de aventureros forajidos que pueden aprovecharse del relativo aislamiento en el que viven muchos granjeros. Añadamos la ausencia de servicios que nos parecen básicos hoy en días como médicos, farmacias, escuelas adecuadas, etcétera.
En un entorno de tal dureza, y con una sociedad fuertemente conservadora, el punto de partida del filme es que la mujer es fácilmente una víctima fácil de las desgracias. El maltrato, la condición de ciudadana de segunda categoría, la mortalidad infantil, la convención del matrimonio… una mujer de 31 años no casada ya es una solterona… Así nos encontramos con las tres mujeres que han perdido la cordura, y el personaje principal del que pronto nos ponen en antecedentes que, aunque es mucho lo que tiene comparado con sus vecinos, también ha perdido mucho por el camino desde su infancia en Nueva York, sin alcanzar a realizar muchas de las aspiraciones que una mujer joven tiene en ese entorno. La película es básicamente feminista, en el sentido de reivindicar el papel de las mujeres en una época difícil de la historia norteamericana, que pocas veces ha salido a la luz. En la mayor parte de los westerns tradicionales, la mujer es simplemente el descanso del guerrero. Bonita, dispuesta, con la cena preparada y los calzones del macho lavados.

Me refiero al paisaje estepario de los Monegros en Aragón.
Todos estos elementos están en la odisea particular que afrontan los cinco personajes principales, los dos protagonistas y las tres compañeras que no dialogan. Una odisea de varias semanas de duración por las llanuras inhóspitas, y diversos peligros humanos, para un recorrido que hoy en día son 450 kilómetros, casi cinco horas, por una carretera interestatal de los Estados Unidos. No todos llegarán al final del viaje.
Técnicamente, la película es irreprochable, con una fotografía que aprovecha perfectamente las condiciones atmosféricas del entorno, lo amplios espacios, jugar con la pequeñez del ser humano ante una naturaleza que puede ser apabullante. La película tiene momentos muy notables. Episodios que por su intensidad emocional te dejan pegado a la butaca y te conmueven o estremecen. Sin embargo, como conjunto tiene algún problema de ritmo y de enlace entre unas situaciones y otras. Nada grave. Probablemente reflejando la dificultad de trasladar al cine una novela que quizá sea densa y más compleja en sus descripciones y relato de situaciones. Tras momentos muy dramáticos, como el que se da acampados en el soto junto al rito tras dejar atrás las llanuras, viene el momento del hotel que tiene momentos casi esperpénticos tanto en su desarrollo como en el terrible desenlace. El final, con canciones y danzas, tiene sin embargo tonos de desasosiego y de desesperanza.
Jones deposita de todos modos su confianza en la capacidad de los intérpretes para trasladar al espectador las emociones necesarias. Y el reparto es suficientemente sólido como para llevar a cabo el encargo con nota. Tanto Swank como Jones son intérpretes que han mostrado sobradamente su capacidad y no decepcionan. Pero las tres mujeres que han perdido la razón, que parece que sean un complemento sin más, nos ofrecen momentos también de dramatismo y solidez; a veces creo que están algo desaprovechadas. Diversas apariciones breves de ilustres jalonan con solidez el desarrollo de la película, John Lithgow o James Spader por poner unos ejemplos, para terminar con dos breves actuaciones de otras mujeres. Que pueden simbolizar el pasado o los valores tradicionales, en el caso de Meryl Streep que tiene la ocasión de coincidir con su hija, Gummer, en una escena, o el incierto futuro de la mujer de la frontera, en el caso de la joven Hailee Steinfeld, que vuelve al género que le dio fama en su momento con solo 13 o 14 años. Aunque sea brevemente.
Estamos ante una película que me ha hecho pensar bastante, como veis por la longitud de la entrada. No es una película redonda. Al público votante en IMDb no le apasiona, pero la respuesta de los críticos, aunque variada, es más positiva que negativa. Yo digo que se deja ver sin problema, aunque quizá se ha perdido la ocasión para hacer una película mucho más redonda. Quizá ha faltado ambición. O algo de capacidad, más allá de las habilidades técnicas, para trasladar la historia a la gran pantalla.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: ***

Quizá las temperaturas no sean tan extremas, pero la notable aridez del clima le dan un ambiente especial a esta comarca aragonesa.