Esta semana he estado en modo casi monográfico.
Sí que al final de la semana pasada vi algún episodio de mis series habituales de cartelera…
No dejé de pasar el episodio de turno de Doctor Who… nos habían anunciado que Clara Oswald (Jenna Coleman) podía salir de la serie y podía ser en este momento, y uno no se pierde un momento solemne como ese…
También le he dedicado tiempo al adelanto de una nueva space opera que nos va a llegar desde SyFy… quien sabe si algún día darán con la receta que les permitió emitir algo tan estupendo como la versión reimaginada de Battlestar Galactica. The Expanse se llama el nuevo intento, no creo que llegue a tanto, pero de momento me apetece saber cómo sigue…
Pero bueno,… lo cierto es que como digo he estado en modo casi monográfico, dedicado a la nueva serie de los superhéroes Marvel que se puso a disposición del público por parte de Netflix el fin de semana pasado, Jessica Jones. Y me la he visto entera.

Estas series de superhéroes Marvel suelen tener Nueva York como escenario principal.
Una vez más lo digo. Normalmente, no me gustan las películas de superhéroes. Especialmente las de Marvel, aunque en general. En el mejor de los casos, me parecen productos estandarizados en los que una vez visto una película, vistas todas. En el peor, me parecen una exhibición de una serie de tipos ceñudos vestidos con pijamas de colorines haciendo el memo en situaciones ridículas. En el ámbito de las series de televisiones, hasta ahora sólo he estado enganchado a alguna, que he clasificado como un guilty pleasure. Incluso podría estar enganchando a alguna otra con el mismo nivel de interés. Series que me parecen malas, pero que por algún motivo no puedo dejar de ver. No entraré ahora a analizar esta peculiar incoherencia personal. Solo Agent Carter había conseguido gustarme realmente hasta ahora, y en gran medida se debe al encanto de su protagonista.
Pero hace unas semanas os comentaba mi sorpresa al darle una oportunidad a Daredevil, una serie con formato de thriller, en concreto de lucha contra el crimen organizado, bien planteada, bien rodada, bien interpretada, y en la que la cuestión «superhéroe» era sólo un punto más, que no molestaba. Después de la nefasta adaptación cinematográfica del personaje de hace algo más de una década, fue no sólo una sorpresa, sino un hallazgo. Me pareció muy divertida e interesante.

Fundamentalmente suceden en el barrio llamado Hell’s Kitchen, la Cocina del Infierno.
Ahora nos llega una nueva superheroína. Más bien una nueva anti-superheroína. Porque Jessica Jones (Krysten Ritter) es una investigadora privada, amargada por diversos acontecimientos de su pasado, bastante asocial, con una marcada tendencia al alcoholismo… bueno… totalmente alcohólica, que además tiene «poderes». Es tremendamente fuerte. Y puede volar… bueno esto último,… lo hace muy mal. Su profesión y características personales la engarzan totalmente en la tradición de los investigadores privados de la novela negra americana. Y los responsables de la serie explotan ese ambiente a su favor.
Por otra parte, es un thriller. Hay un villano, Kilgrave (David Tennant). Y un enfrentamiento entre ambos que aunque tiene momentos físicos es sobretodo un enfrentamiento de inteligencias y un enfrentamiento psicológico. No ganará el más fuerte, Jessica, o el que tenga poderes más notables, Kilgrave. Ganará el que tenga más aguante, más inteligencia, más capacidad de sufrimiento, más paciencia, más capacidad de aguantar el envite final, vaya de farol, con las cartas marcadas o con una buena jugada. Y el villano es fundamental. Porque estamos ante uno de los mejores villanos de los últimos tiempos en televisión. Con una producción muy similar, con un planteamiento parejo, desarrollada en el mismo universo, en el mismo Nueva York que Daredevil,… Jessica Jones me parece muy superior porque el villano es mucho mejor, y el enfrentamiento mucho más personal.

Pero durante mi visita a Nueva York no paseamos por allí, aunque no estuvimos lejos.
Hay más personajes… de todo tipo, unos más conseguidos y otros menos. Fundamental Trish Walker (Rachael Taylor), la hermanastra de Jessica, que participa tanto en los momentos dramáticos como en los momentos ligeros. Impagable el momento «put a bullet in your head». Entre otros. Cargante el «novio» que se busca la guapa Trish, que me parece que aporta poco a la trama y a ratos molesta. Pero en general el reparto está muy bien en su conjunto. Bueno… todavía me pregunto si se han equivocado al poner en el reparto a Rebecca De Mornay, y si no, por cuanto habrá demandado esta a su cirujano plástico… Irreconocible.
Entendamonos. Es un producto de entretenimiento. Pero es un entretenimiento asumible por una persona adulta… no es necesario ser un adolescente o un friqui de los superhéroes para disfrutarlo y mucho. Dicen que este universo de superhéroes para adultos va a tener un par de variantes más. Pues a ver si les salen como los dos primeros y a disfrutarlos. Pero vaya por delante una afirmación categórica. Es el mejor producto sobre superhéroes, historieta, película o serie de televisión, que he visto en mi vida.

En cualquier caso, como muchas veces digo, Nueva York es un personaje más de estas series.