Sigo introduciendo cambios en mi Cuaderno de ruta. Desde hace ya unos pocos años, casi todos los domingos he dedicado una entrada en mi blog sobre fotografía a recomendar aquellas noticias que durante la semana había encontrado en internet sobre fotografía. Esta forma de hacer había dejado de convencerme hace un tiempo. Consume mucho tiempo del domingo, lo cual a veces estresa el tiempo libre de ese día. Y genera una enorme cantidad de información difícil de digerir. El blog de fotografía, a partir de ahora, lo dedicaré exclusivamente a artículos técnicos. Lo relacionado con la cultura, vendrá aquí, al Cuaderno de ruta. Y lo hará cada vez que haya algo que me llame la atención, no importa el día de la semana.

El MoMA fue una institución pionera en el reconocimiento y la integración de la fotografía en el ámbito del arte moderno. Por ello, la mayor parte de las fotos que acompañan este artículo son de mi visita a este museo neoyorquino.
Y empezamos esta nueva etapa hablando de Edward Steichen. Steichen fue uno de los muchos inmigrantes europeos a Estados Unidos, luxemburgués de nacimiento, que acabó siendo una figura influyente en el mundo de la fotografía. Publicando con frecuencia al principio del siglo XX en la revista «Camera Work» de Alfred Stieglitz, fue uno de los miembros del grupo Photo-Secession, que impulsó la fotografía al campo de las bellas artes, llevándola más allá de ser un medio de reproducción documental de la realidad. No es que no hubiera habido previamente artistas de la fotografía, pero la actividad de este grupo fue fundamental para la aceptación artística de esta forma moderna de expresión. Nacidos en el pictorialismo, progresivamente fueron encontrando su camino hacia formas específicas de expresión fotográfica, independientes de las bellas artes tradicionales.
Pero hay un aspecto en el que Steichen fue también especialmente influyente en el arte de la fotografía. Tras la Segunda Guerra Mundial fue nombrado director del departamento de fotografía del Museum of Modern Arts (MoMA) de Nueva York, puesto en el que permaneció hasta 1962, momento en el que propone a John Szarkowski como sucesor. Su actividad fue notable y alcanza su punto culminante en la exposición «The Family of Man«, considerada como una de las más importantes exposiciones de fotografía en la historia de la fotografía.

Yo dispongo de una copia del catálogo de la exposición, de una de sus reediciones más recientes.
Hace unos días, la revista letona de fotografía en línea FK Magazine publicaba un artículo de fondo titulado «The Family of Man: The Photography Exhibition that Everybody Loves to Hate». Este artículo, en inglés, cuya lectura recomiendo, me ha inspirado esta entrada en el cuaderno.
La exposición se celebró en el MoMA entre enero y mayo de 1955, y viajó por todo el mundo. Reúne 503 fotografías de 273 fotógrafos de 68 países. En los años 90 del siglo XX se restauró y se volvió a exhibir en diversos lugares. Forma parte del programa Memoria del Mundo de la Unesco, que aspira a la conservación del patrimonio documental de la humanidad de cara a las generaciones venideras.
Pero como señala el artículo de FK Magazine, la exposición no está exenta de críticas. La primera la señalamos en el título; la familia del «hombre», no del ser humano. Incluso si en la misma también se pueden señalar la presencia de importantes fotógrafas, o cuando las mujeres son parte fundamental de esa familia humana que quiere ver Steichen como comisario de este monumental trabajo expositivo. Pero los años 50 estaban lejos todavía de los movimientos feminista, que reivindican la adecuada posición de la mujer en la sociedad humana.
Otro punto de crítica es la visión parcial desde el punto de vista de la civilización occidental, y de los Estados Unidos en particular, a la hora de representar a la humanidad en imágenes. Como señala el artículo, la probabilidad de que un fotógrafo de las prestigiosas revistas ilustradas que tanto éxito tenían en la época en Norteamérica de ver su trabajo reconocido y representado eran incomparablemente superiores a las de cualquier fotógrafo, por bueno que fuera, de África o Asia. Y también los motivos representados varían. Mientras que en los países occidentales, encontramos una mezcla de preocupación social y optimismo, la visión de los países pobres es la de la calamidad y la miseria, incapaces de reconocer los valores o los momentos de alegría que también se dan, como parte de la naturaleza humana que se sobrepone hasta en los peores momentos. Por lo tanto, en la actualidad no son pocos los que ven esta exposición como un punto de vista paternalista, colonialista, cuando no racista, de las sociedades humanas. Algo de eso hay, aunque también hay que tener en cuenta que toda expresión artística es fruto de un lugar y un momento, elementos a considerar a la hora de juzgarla.
Inspirada por el sentido crítico hacia «The Family of Man», este año hay una iniciativa en Arles Cosmos 2018 bajo el título «The Family of No Man». En ella hay un llamamiento a las mujeres fotógrafas y aquellas fotógrafas con género no definido, fluido o transgénero, con el fin de que aporten su visión fotográfica sobre la familia humana, buscando suplir las carencias en esta dimensión que la exposición original tenía.
«The Family of Man», como cualquier empeño humano, no fue, no es, perfecta. Sufre las carencias propias de su tiempo y su lugar. Pero me parece un empeño encomiable. Una década después del final de esa catástrofe humana que fue la Segunda Guerra Mundial, y en medio de la Guerra Fría de la posguerra, buscó ofrecer una visión de comunidad, de parentesco, de valores compartidos entre todos los seres humanos. Y eso está bien. Podemos criticar sus carencias. Y en la actualidad, intentar suplirlas. Pero no podemos «odiar» la exposición como indica el artículo de FK Magazine. Debemos considerarla un primer paso en la dirección correcta. Aunque en ese momento insuficiente. Pero a veces los primeros pasos son los más complejos de impulsar. Y Steichen entró, había entrado ya, en el círculo de las figuras más influyentes en la historia de la fotografía.