Ayer estuvimos en Madrid. En plural, además de mí mismo, doce compañeros o apegados de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que viajamos más o menos juntos para pasar el día visitando algunas de las exposiciones de la edición de este año de PhotoEspaña. Un éxito comparado. El año pasado éramos seis aficionados, este año trece. Imaginaba que hoy iba a estar escribiendo mis impresiones sobre lo que visitamos y contemplamos. Pero no tengo las ideas claras todavía. Las exposiciones que hemos visitado este año precisa un cierto tiempo de digestión. Por lo menos algunas. Cosas de dejar «carta blanca» a una fotógrafa de las que se pueden denominar conceptuales para comisariar o impulsar unas cuantas de las exposiciones de la sección oficial.

Las fotos acompañantes forman parte de los momentos del día de ayer durante nuestras visitas a las exposiciones de PhotoEspaña.
El caso es que la última etapa del día para algunos, para quienes volvimos en el tren de las 20:30 de la tarde, fue una visita a la tienda, librería, galería y cafetería de La Fábrica. Que además es una de los organizadores e impulsores del festival. Pero es un sitio peligroso, muy peligroso. Porque te lo comprarías todo. Especialmente, los libros.
Y en estas estábamos, hojeando los libros de fotografía en el sótano del establecimiento, cuando ante mí apareció el estante dedicado a fotolibros nipones. Advertía que eran libros raros, algunos nuevos, algunos usados, potencialmente con algún desperfecto, en japonés muchos de ellos, potencialmente encuadernados para ser hojeados en sentido inverso al que estamos acostumbrados. Eso los hacía todavía más atractivos. Después de echar un vistazo a algunos, encontré uno acomodado discretamente en una de las estanterías. No muy grande, de tapas oscuras, allí estaba el Yoko, My Love (Waga ai, Yoko [わが愛、陽子]) de Nobuyoshi Araki (荒木 経惟), también conocido simplemente como Arākī (アラーキー).
Como le faltan las guardas, por eso estaba tan discreto, costaba una fracción de lo que se puede ver por ahí en la web. Pero aun así una cantidad que me obligó a pensarmelo un rato. Pero al final se vino conmigo a Zaragoza. Pero vamos a ver por qué me interesó enseguida este libro.
Con su aspecto de diablillo, el septuagenario fotógrafo tokiota es uno de los fotógrafos más conocidos y reconocidos del País del Sol Naciente. Su obra es muy extensa y es excepcionalmente prolífico. Se afirma que ha publicado más de 500 libros. Sus temas circulan con frecuencia alrededor de la vida, el sexo y la muerte. Su libros sobre la vida sexual del Tokio más underground, así como sus frecuentes desnudos, algunos muy explícitos, el shibari y otros elementos eróticos, e incluso pornográficos, han provocado el rechazo y las protestas de grupos feministas que lo acusan de explotación del cuerpo de la mujer y de sus modelos. Por lo tanto, desde hace unos años su obra se ha visto envuelta en la polémica, aunque no han faltado destacadas voces femeninas que le han defendido y se han puesto de su lado.
Para mí, su obra, tan extensa, tiene de todo, cosas positivas y otras menos. Tengo varios libros con su obra, de los cuales, uno publicado en 2005, Self, Life, Death, por Phaidon considero que es uno de los más representativos de lo mejor de su obra y de sus temas. Pero las obras que siempre me han llamado la atención son aquellas que están dedicadas a su mujer, la ensayista Yōko Aoki (青木陽子), a quien conoció en 1968 y con quien contrajo matrimonio en 1971. Una de sus obras más conocidas fue la que publicó poco después de esta fecha, Sentimental Journey (Senchimentaru na Tabi [センチメンタルな旅]), donde reflejaba las vivencias de la luna de miel. Tengo una versión electrónica de esta obra… aunque no es lo mismo que poder disponer de una en papel, difíciles y caras de conseguir. En 1974, publicó el Yoko, My Love que me compré el sábado en Madrid.
En 1990, Yōko Aoki moría como consecuencia de un cáncer de ovario. La enfermedad y muerte de su esposa marcaron notablemente al fotógrafo y a su obra. La consecuencia más inmediata fue la publicación de una continuación, terminación, de las dos obras anteriores, con un Winter Journey que incluía fotografías tomadas durante el período de la enfermedad y el duelo de su esposa. Una obra muy potente, de referencia en lo que es la expresión de un artista sobre el amor y el duelo hacia su esposa. A mí, este conjunto de obras me impresiona mucho, y por eso lo he traído como recomendación a estas páginas. Y por eso me gasté un cierto dinero en un libro de segunda mano, que ni siquiera está completo. Pero no lo he comprado como inversión. Lo he comprado porque me gustan las historias de amor. Las de verdad.