Disponible en los catálogos de Netflix y Amazon Prime Video, no sé si en alguno más, Cowboy Bebop es una de esas series de animación japonesa que se puede considerar de culto. Según leo en la Wikipedia, su emisión inicial presentó ciertas vicisitudes, interrupciones y otras situaciones, ya que los temas y contenidos, en los que no falta referencias sexuales y, sobre todo, situaciones violentas. Esta es una de esas series que va teóricamente dirigida al sector demográfico llamado young adult (adulto joven), que entiendo se refiere a adolescentes en sus diecimuchos y jóvenes en sus veintipocos. En los artículos de la Wikipedia dedicados a la serie en español y en inglés se dice que está dirigida al público shōjo, es decir, «mujer joven»… y me extraña un poco. Tengo la sensación de que atraerá más al público masculino que al femenino, según las atribuciones clásicas de roles por géneros, con las que en principio no tenemos por qué estar de acuerdo.

No sé por qué, pero han sido las fotos del paseo por Akihabara en las que he pensado para ilustrar esta entrada. Este distrito de Tokio es el paraíso de la electrónica de consumo, pero también de las «idols» underground y otros fenómenos particulares de la cultura nipona, que ahora entiendo mejor que cuando visitamos el lugar.
Lo que sí que me parece real, ahora ya hablando por mi propia experiencia y dejando de lado lo que digan los demás, es que me parece una serie con temas muy adultos. Una space opera que participa abundantemente del género negro, así como de eso que se ha dado en llamar el space western. Hay varios ejemplos en la historia de la ficción audiovisual en la que se traslada el espíritu de frontera del oeste americano del siglo XIX a las aventuras espaciales. Por mencionar algunos muy populares, tenemos la serie Firefly, o Han Solo y la cantina de Mos Eisley en Star Wars… Pero hay más. Y en cualquier caso, domina el género negro en la serie. Con personajes de pasado oscuro, mujeres fatales, gángsteres, policías corruptos y bajos fondos diversos.
Son cuatro/cinco los personajes en los que se centra la serie. Los dos que desde el principio están ahí, Jet, el antiguo policía, y Spike, el antiguo gángster. Luego se unen Faye Valentine, la joven hibernada que vive arriesgadamente descolocada fuera de su época, y la niña Ed/Françoise, de extrema inteligencia y abandonada por su padre. Y el protagonismo que le queráis otorgar al perro, Ein, muy peculiar. En general, la idea es formar el tradicionalmente poco tradicional grupo de marginales que, al mismo tiempo que van afrontando las aventuras que les surgen en el día a día, han de resolver sus asuntos pendientes en arcos argumentales amplios.
Todo ello en el marco de una humanidad dispersa por el Sistema Solar debido a un cataclismo en el sistema Tierra-Luna que provocó el casi total abandono del planeta natal de la humanidad por sus inciertas condiciones para la supervivencia. En los distintos planetas rocosos y grandes satélites o grandes asteroide se han ido conformando sociedades en los que reconocemos las características de las deshumanizadas urbes humanas contemporáneas. En ellas, los protagonistas y personajes secundarios van dando lugar a reflexiones de carácter principalmente existencialista. Una existencia personal difícil de soportar, difícil de seguir adelante, especialmente si uno no ha conseguido dejar atrás los errores o los infortunios del pasado. Un grupo de protagonistas que viven en grupo, se sostienen los unos a los otros, pero a pesar de todo, fundamentalmente, están solos. En un universo muy grande y muy frío. Muy poco acogedor. Lo único que pueden considerar como hogar es la «Bebop», la nave espacial que da nombre a la serie. Y que marca también el estilo de la banda sonora de la serie en la que no faltan los temas de jazz.
Para alguien como yo que desde muy jovencito ha ejercido el escepticismo como principio vital, no por elección sino por que se me ha dado que mi cabecica funcione así, esta serie aporta un tono amargo al escepticismo vital general. Algo que me alcanza en los momentos bajos, y especialmente conforme los años y la experiencia te va situando en tu lugar así como a aquellos que te rodean. Personalmente, la he disfrutado mucho. Y la recomiendo vivamente. Eso sí. Nada de vérsela de un atracón. Mejor disfrutarla poco a poco. En varios meses, como he hecho yo.