Esta semana vamos con dos (o tres cosas) muy distintas. Vamos por lo serio y trascendente. Pero vamos también por lo lúdico.
Estoy poniendo a prueba HBO más allá del mes de prueba que ofrecen. Si hay algo innegable es que esta cadena tiene un catálogo de producciones para televisión de altísima calidad, que van mucho más allá que las aventuras «tronadas» de moda en los últimos años. Y si dicen que como muestra basta un botón, expresión con la que sinceramente nunca he estado de acuerdo, hace un par de semanas me merendé Chernobyl. Miniserie que si bien está producida para la cadena americana, tiene un sabor muy europeo, con tres intérpretes principales de la talla de Jared Harris, Stellan Skarsgård y Emily Watson, acompañados de un reparto de secundarios poco conocidos pero de gran nivel actoral. Como su propio título sugieres, en cinco intensos capítulos nos narra la catástrofe nuclear de la llamada central nuclear de Chernóbil, gran desastre ambiental, económico y humano, que cobró un peaje en vidas humanas difícilmente evaluable, pero que superan las 31 víctimas reconocidas oficialmente por las autoridades soviéticas en varios órdenes de magnitud, hasta los varios miles. La serie no sólo está excelentemente interpretada y ambientada, sino que además explica de forma muy didáctica cómo se produjo la catástrofe. Dejando claro que la causa última de esta estuvo en el muy deficiente funcionamiento de la estructura burocrática estatal soviética, carente de mecanismos compensatorios por el hecho de ser un régimen dictatorial y, por lo tanto, con un nivel mayor o menos de corrupción global del sistema. No es que sea una serie recomendable. Es una serie IMPRESCINDIBLE.

Como consecuencia, me sentí atraído a volver a ver otra producción de la casa, también de gran influencia británica, que ya pude ver de estreno hace un buen montón de años en el extinto Canal Plus. Se trata de Conspiracy, titulado en español con el título más sensacionalista de La solución final. El que probablemente sea el mejor trabajo actoral de Kenneth Branagh reconstruye lo que pudo suceder en la llamada Conferencia de Wansee a partir de la única copia que se recuperó de las transcripciones de la reunión, en la que se discutieron los aspectos prácticos del exterminio de ciudadanos europeos judios en todo el continente sometido al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Otro ejemplo de burocracia dictatorial, en esta ocasión impulsada tristemente al «éxito» por la eficiencia en ingeniería de los alemanes, así como por el fanatismo de los mismos, que antepusieron el odio hacia determinados colectivos a su necesidad de ganar la guerra. Hay momentos que te ponen los pelos como escarpias. Altamente recomendable también.

Así que después de estas dos producciones, necesité algo más ligero. Y lo encontré dentro de la propia HBO, en la que deber ser la única producción de HBO Asia programada en las plataformas occidentales, Miss Sherlock [ミス・シャーロック ( Misu Shārokku)]. Encarnada por la actriz Takeuchi Yūko, encontramos a una versión femenina del clásico detective británico que, aunque manteniendo las características esenciales del mismo, su femineidad y su japonesidad le otorgan un carácter diferenciador y, desde mi punto de vista, refrescante. Es una detective excéntrica, ciertamente, pero que carece el envaramiento del tradicional que siempre me ha producido cierto rechazo hacia el personaje. Por su puesto, si el Holmes tradicional no tenía sentido sin su compañero «humano» el doctor Watson, su versión femenina y nipona tiene su propia compañera, Wato-san (Kanjiya Shihori), doctora en medicina que ha regresado de ejercer como voluntaria en el conflicto armado en Siria y afectada por un trastorno de estrés postraumático. Quizá no alcance al nivel de las recientes versiones televisivas modernizadas del personaje, pero como digo sí que tiene cierto interés y sí que aportar cosas nuevas al personaje, sobre todo en el ámbito de la compasión hacia sus semejantes, aunque se esconda bajo la fachada de alguien que lidia con el hecho de ser «diferente».

Como nota graciosa, la actriz que hace de casera de «Shārokku» y Wato-san, Itō Ran, formó parte de un trío femenino de música pop en los 70 que tienen algunos temas muy divertidos. O dejo con uno de sus vídeos. Es la cantante principal, la del centro. Hoy en día una señora de… bueno… 45 años más, claro.