Como la semana pasada ni hice recomendaciones fotográficas porque dediqué el espacio a hablar de las exposiciones que visité en mi escapada a Madrid, se me habían acumulado muchas. He eliminado la mayoría y he dejado unas cuantas que me han parecido más interesantes por motivos diversos. Tampoco ando con mucho tiempo. Así que igual soy un poco esquemático.
En cuanto a las fotografías acompañantes, esta semana recibí de Carmencita Film Lab unos cuantos carretes de Fujicolor Superia XTra 400 que fui haciendo durante el mes de noviembre y en mis escapada madrileña. De estos dos últimos carretes os dejo algunos ejemplos, utilizando ya a pleno rendimiento el SMC-M 50/1,4 que adquirí a un señor japonés a través de eBay por un precio mucho más razonable que lo que encontré en países más cercanos. Mucho más razonable. Y en perfecto estado. Como nuevo.

Irving Penn. Uno de los grandes de la historia de la fotografía, especialmente en la segunda mitad del siglo XX. Con un estilo inconfundible, se dedique al retrato, a la moda, al bodegón, al desnudo,… que ha creado escuela, aunque pocos de sus discípulos a alcanzado su nivel. ¿El mejor fotógrafo del siglo XX? ¿De la historia? Algunos lo creen así. Por supuesto, entra el juego el gusto de cada cual. Pero si hubiera que designar un nombre para este «título», habría de estar entre los finalistas. Para conocerlo mejor os sugiero que visitéis la entrada que le han dedicado en Cartier-Bresson es un reloj. Y luego le dediquéis tiempo a seguir conociendo su obra.

Muchas veces admiramos las fotografías de aquellos fotógrafos que nos gustan, pero es muy importante conocer también el proceso que llevó a su realización. No estoy hablando de los datos técnicos: cámara, objetivo, sensibilidad, velocidad, diafragma, material sensible… Nop. Me refiero al entorno, al ambiente, a los condicionantes, al sujeto, a las alternativas que se presentaron al fotógrafo. En la sección Theory & Practice de Magnum Photos nos muestran con frecuencia el cómo se llegó a la realización de una determinada fotografía por parte de uno de los muchos fotógrafos que han pasado por su nómina. Dos he seleccionado esta semana. La primera, una fotografía de Eve Arnold que siempre me ha parecido maravillosa a muchos niveles. Marilyn Monroe en medio del desierto de Nevada durante el rodaje de The Misfits (Vidas rebeldes). Si además cuentas que estoy leyendo una biografía novelada de la actriz escrita por Joyce Carol Oates… pues imagina. No era la primera vez que Arnold fotografiaba a Monroe.

La segunda es Mother and Daughter de Alec Soth. Perteneciente a una de sus series más importantes, Sleeping by the Mississippi, es uno de los retratos psicologicos y ambientados que realizó durante sus viajes a lo largo del curso del mítico río norteamericano. Y está realizada con las dos mujeres sentadas en un sofá de un burdel en Davenport, Iowa. Sólo con decir esto ya resulta evidente que existe una potente historia detrás de la fotografía. Y encima, en una situación así, fotografiaba con una cámara de gran formato de 8 x 10 pulgadas… El «ideal» de cámara de reportaje según los «listos», ¿no?

Sistemáticamente las nuevas generaciones adolescentes y jóvenes piensan que son distintas, más «modernas», más «avanzadas», que las de sus padres, sus abuelos… quienquiera que hubiese nacido veinte o más años antes. Luego… si observas la realidad te das cuenta que, influjos tecnológicos aparte, las diferencias son cosméticas, están en el exterior, o simplemente se adaptan a la sociedad del momento. Que las actitudes no han variado tanto, salvo que actualmente las etapas «adolescencia» y «juventud» se han prolongado en el tiempo. Estas reflexiones me han surgido contemplando una entrada en Instagram de Tokyo Camera Style, en la que se muestran fotografías de la serie Party 1970-1985, del japonés Alao Yokogi, que simplemente se acercaba calmadamente a estos jóvenes con su Hasselblad y les pedía posar para una foto. Lo que digo, diferencias más cosméticas que de profundidad con lo que sucedería si el trabajo se hiciera hoy, cuarenta años más tarde.

Finalmente, entre los fotógrafos cuya obra todos los días nos muestran en Booooooom, me han llamado la atención dos de ellos, por las semejanzas y por los contrastes que se muestran en las series presentadas. En See Shore de Mackenzie Walker (Instagram), realizamos el recorrido por la costa oriental de Canadá. Lugar de vacaciones y de relax, las fotografías son bellas, relajadas. Y la presencia humana es evidente, pero no vemos a las personas. Sin embargo, en la serie que presentan the Yosigo (José Javier Serrano, Instagram), encontramos también la costa como lugar de vacaciones (también otros lugares), pero en esta ocasión en su versión más de «veraneo», con sus bellezas, pero también con su kitsch, sus aberraciones urbanas/urbanísticas, y con más presencia de la figura humana. Dos visiones distintas de entornos a priori similares.
