Con el segundo del año llegó la primera película de 2020… que obviamente es un estreno del recientemente terminado año anterior. Aunque creo que el día del estreno en nuestro país fue el día de Año Nuevo. Estamos ante la última película del francopolaco Roman Polanski, un director al que suelo seguir, aunque me salté su última película… que no quise que me estropease la sensación que me dejó el libro en el que se basaba y ya había leído. Tampoco estuvo muy bien considerada.
La película que nos ocupa hoy llega en versión doblada con el título de El oficial y el espía, pero en esta ocasión no se puede acusar a la distribuidora del desmán de no respetar el título original basado en un célebre titular y artículo de Emilo Zola en L’Aurore. La película está basada en una novela del británico Robert Harris titulada An Officer and a Spy. Así que nada… aceptamos pulpo como animal de compañía. En cualquier caso, para cualquiera que esté un poco al loro del asunto, ya imaginará que la trama tiene que ver con el famoso «asunto Dreyfuss«. Un asunto que puso de manifiesto que el militarismo absolutista, escasamente democrático y corrupto, y antisemita surgió con fuerza finalmente en Alemania, pero que estaba latente en cualquier país de Europa, incluso en la Francia republicana. Antisemitismo que infiltraba toda la sociedad, como se comprobó entonces, y de modo más dramático en la colaboración, mucho mayor de lo que reconocen los franceses, que hubo en el derrotado país galo con la Alemania nazi para deportar judíos al exterminio. La película se centra sobretodo en la investigación del teniente coronel Picquart (Jean Dujardin), que trabajó con honestidad para desentrañar la realidad cuando se hizo cargo de una sección de los servicios de inteligencia militar franceses. En la práctica, este asunto arruinó la carrera militar de Picquart, aunque con el tiempo la recuperó y lanzó su carrera política en la que llegó a ocupar una cartera, la de la Guerra, en el gobierno francés.

La película está rodada por Polanski con toda la perfección académica que puede poner el experimentado director, y goza de unas interpretaciones de muy alto nivel, especialmente por parte de Dujardin, que carga con buena parte del peso de la película, aunque debemos aplaudir también el notable trabajo que hacen muchos de los secundarios del largometraje.
La cuestión es que la película se ha visto afectada por la polémica cuando como resultas de algunas preguntas en rueda de prensa, el directo estableció de una forma tácita una comparación entre la persecución a Dreyfus y las persecuciones que ha sufrido él mismo, incluida la orden de detención internacional en curso en la Interpol por el asunto de sus relaciones sexuales con una menor en Estados Unidos en 1977, caso por el que fue inculpado y que se resolvió tras una declaración de culpabilidad negociada sobre alguno de los cargos, pero que llevó al director a huir de aquel país por la decisión del juez de revisar, no el veredicto, ya establecido por la propia admisión del director, sino la sentencia de prisión tras haber cumplido la establecida en un primer momento. No tengo capacidad ni conocimientos para comentar la situación, pero me parece una maraña muy extraña, en la que hay muchos culpables. Y en la que obviamente considero que la acciones del director fueron totalmente censurables y condenables, aunque desgraciadamente no aisladas en el ambiente de la época. Y de hecho hubo un veredicto y una sentencia. Pero hubo otros aspectos del caso que nunca he entendido y que me llevan a dejar a otros con más conocimiento jurídico sobre las circunstancias de aquella salida de los Estados Unidos.

El caso es que la película tiene otras lecturas que son muy actuales y que no podemos obviar. Estamos hablando de la degradación de los valores democráticos, en la Francia del siglo XIX se les hubiera denominado «valores republicanos» ya que se identificaba un régimen republicano con un régimen democrático, mientras que en el resto de las potencias continentales de la época, salvo el Reino Unido, las monarquías tendían al autoritarismo (véase Alemania, Austria-Hungría o Rusia) o al parlamentarismo muy defectuoso (véase España o Italia entre otras). Hoy en día estamos también en una vía de degradación de los valores democráticos, «republicanos», con la aparición partidos populistas de extrema derecha que también buscan chivos expiatorios en otros grupos étnicos de las desventuras de las que deberían autoexaminarse las propias poblaciones. Varias escenas del largometraje mimetizan el antisemitismo de la época en Francia con el antisemitismo alemán de los años 30. Ya he comentado que desde mi punto de vista, lo que pasó en Alemania pudo suceder en cualquier lugar de Europa. Fue cuestión de circunstancias, oportunidad y potencia económica y demográfica.
Por lo tanto, independientemente de la opinión que podamos tener de Polanski como persona, la obra es notable, induce a reflexión y tiene amplios valores, tanto sociológicos como cinematográficos, que la hacen recomendable. Sobre Polanski… mi censura absoluta sobre sus acciones en 1977.
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: ****
