Poco a poco se van normalizando las actividades cotidianas. También las culturales. Dentro de eso que llaman «nueva normalidad», que es bastante anormal, pero bueno… menos da una piedra.

En la vísperas del establecimiento del estado de alarma en todo el país, me llegó el mensaje de Librería Cálamo de que tenían disponible el número 77 de la revista Exit. Una revista que considero imprescindible para todos los amantes de la fotografía. Sus números son bilingües, español e inglés, son temáticos y suelen contener una cuidada selección de fotografías y autores. Clásicos y contemporáneos. Para mí es un acontecimiento necesario cada tres meses. Si llego a retrasarme un par de días a la hora de ir a recogerlo,… hubiera tardado un par de meses o algo más en poder hacerlo. Con el número 77, la revista estrenó un nuevo diseño, aunque su organización general no ha variado mucho. Es algo más ligera, más sobria de aspcto, lo que no me parece mal, pero su forma de presentar los contenidos es muy similar. Ese número 77 se dedicaba a las minorías en las comunidades. Minorías de todo tipo en comunidades de todo tipo. También incluye la sección Portfolio, destinada a exponer el trabajo de fotógrafos emergentes, aunque su trabajo no esté relacionado con el tema del número.

El destino ha querido que poco después de llegada la «nueva normalidad», es decir, tres meses después, me haya llegado un nuevo mensaje de Cálamo informándome de la disponibilidad del número 78, con el sugestivo tema Exploradores, aventureros y náufragos. Con este número se ha despertado el niño/adolescente que leía los libros de Verne, Salgari, Defoe o Stevenson, entre otros. Y cada día desde que la fui a buscar dedico un rato a repasar las fotografías que me llevan a todo tipo de lugares y aventuras, aunque con una mirada, obviamente, más adulta. Se está convirtiendo en poco tiempo en uno de mis números favoritos. Por cierto… mi obra favorita de Stevenson no es La isla del tesoro, que es la que todos conocen y suponen. Mi favorita es El diablo de la botella, un maravilloso cuento con viajes y aventuras y… mucho más. Y la que más me gustaba de jovencito, porque tuvo también una versión en forma de teleserie, La flecha negra.

Y este sábado nos hemos acercado a visitar una exposición. A la Lonja de Zaragoza. Donde nos tomaron la temperatura, medida que hace tiempo que se reveló inútil para controlar la difusión de enfermedades infecciosas. Anda que desde hace años no hay cantidad de gente que un ratito antes del aterrizaje en un aeropuerto asiático se toman su dosis de ibuprofeno o paracetamol, para evitar ser pillados en el control de temperatura en el aeropuerto. Yo lo he visto hacer en Tokio, Hong Kong, Seúl y Shanghái. En cualquier caso, pasamos, con nuestras mascarillas puestas y tomándonos un chupito de ginebra transdérmica gracias al correspondiente gel hidroalcohólico. En la actualidad hay una exposición retrospectiva de Paloma Navares bajo el título El vuelo 1978-2018. Es una colaboración con el Museo de Arte contemporáneo de Castilla y León. La programación de la Lonja suele pecar de ser un tanto clásica en sus contenidos, asomándose tímidamente de vez en cuando a la modernidad más contemporánea. Como en esta ocasión. El objeto de estudio artístico de Navares es la mujer, con un abordaje multidimensional y muldisciplinar. A mí me ha gustado. Y no me hubiera importado echarle otro vistazo si no fuera porque creo que este domingo pasado era el último en el que la exposición estaba abierta.
