[Cine] In the mood for love… again

Cine

Hoy, esta mañana del día de reyes, está siendo extraña. Los días laborables suelo levantarme a las seis y media de la mañana. Los días de fiesta duermes «hasta tarde»… es decir, me despierto espontáneamente en algún momento alrededor de las ocho de la mañana. A veces a las siete y media, a veces a las nueve menos cuarto. Pero es raro que sea más tarde. Pero hoy me han dado las diez en la cama. Y como el termostato de mi sistema de calefacción tiene una programación diferenciada para días laborables y festivos, un miércoles lo trata como laborable, y hacía fresquito en casa. Así que me he levantado lento, lento, lento… cual poiquilotermo en un mañana fresca fresca. Buscando el calor externo donde lo pudiera encontrar, hasta que la calefacción, tras manipular un poco el termostato, me ha llevado de nuevo a una temperatura razonable.

Por lo tanto es casi la una menos cuarto de la «mañana» y no he hecho todavía todo lo que un domingo cualquiera hubiera tenido listo hacia las diez. Así que cuando me he puesto a decidir cual de los temas pendientes planteaba en este Cuaderno de ruta,… he entrado en situación de franca confusión. Por ello, he ido a lo más simple. A lo que tengo más inmediato. A aquello sobre lo que mis sensaciones son más frescas y recientes.

En el paseo de la fama del cine de Hong Kong no es difícil encontrar la presencia de esta película. Como no podía ser de otro modo.

En 2020 fue el 20º aniversario de la más celebrada obra del director de cine Wong Kar-Wai, Fa yeung nin wah [花樣年華], más conocida internacionalmente como In the mood for love, o en España como Deseando amar. Creo que en los países hispanoparlantes del otro lado del charco tiene otro nombre… pero no sé cual es. Su título original se traduce como el año o años o la época de las flores, siendo esta una metáfora de la juventud. Con motivo del aniversario, la película ha sido restaurada digitalmente y restregada en las salas de cine. Lo cual es una alegría de por sí. En Zaragoza, además, llega acompañada de un ciclo de películas del director que durará hasta mediados de febrero, con una película a la semana. Intentaré verlas todas. Ayer, hubo un evento especial en el que la película se proyecto en 4K de resolución, quizá demasiado nítido y limpio para mi gusto, y en versión original. Y allí estaba yo, mientras a mi alrededor el mundo enloquecía haciendo larguísimas colas en las tiendas para comprar los últimos regalos de reyes, los cuales nos traen «carbón» por haber sido malos y no haber estado lo suficientemente asociales en estas navidades, en forma de repunte de la curva epidémica del covid-19.

No incorporo la película a mi base de datos de películas de estreno, puesto que se encuentra presente en ella desde el 21 de marzo de 2001. Y en estos 20 años la he visto de nuevo en varias ocasiones, sólo una de forma proyectada, situación agradable aunque un tanto amateur, por lo que el lujo de verla con gran calidad y en pantalla realmente grande… si no fuera porque las proyecciones actuales de la película están dobladas, volvía estos días a verla. Siempre encuentras detalles nuevos.

Hay tres motivos por los que esta película me encanta:

  1. Es una obra maestra del cine. Pero de las gordas. Si las películas se clasifican en malas, regulares, normales, buenas y peliculones… esta están en la categoría «peliculón de la leche y del copón de la baraja». Si me obligaran, a punta de pistola tendría que ser, a hacer una lista de las diez mejores películas que he visto, esta estaría allí, y no de las últimas. La combinación de excelencia en la dirección, en la interpretación, en el guion, en la dirección de fotografía, en la banda sonora, en el diseño de producción… la convierte en una película excelente por excelencia… valga la redundancia. Incluso si es relativamente desconocida para el gran público, y sólo reconocida como obra maestra por los cinéfilos recalcitrantes. Allá el gran público. Hace tiempo que digo que en cuestión de valoración de la creación artística, la democracia es un burruño.
  2. Es una obra maestra de lo romántico. Aunque sea de forma extremadamente triste y dolorosa, mientras se acompaña de los notas del violín y de los acordes del vals triste que Umebayashi Shigeru compuso… para otra película. ¡Pero que música, por lo que más queráis! Como nos transporta a unos sentimientos absolutamente maravillosos a la vez que insoportables. Por mi situación personal cuando la vi por primera vez en aquel marzo de 2000, me generó una profunda melancolía, que hizo que durante años me costase mucho volver a verla. O verla de vez en cuando. Tengo el combinado de DVDs en el que venía esta película y su secuela 2046. Y sin embargo, durante mucho tiempo tan apenas los usaba. Esto ya se me pasó. Aunque con posterioridad me agencié versiones de mejor calidad que el formato DVD para disfrutar de ambas películas.
  3. Porque esta película confirmó que estaba profundamente enamorado de Maggie Cheung. La elegancia con la que compone el personaje de Su Li-zhen, una mujer inteligente, sensible, simpática,… y encima guapísima… te derrite. Vestida con alguno de los alrededor de 40 qipao que luce en la película, con una mirada melancólica incluso cuando apunta una moderada sonrisa… te desarma.

Esta película es la que hizo que cuando hace unos años me preguntarán si me apuntaba a una agotadora, pero estupenda, escapada de una semana a Hong Kong dijera sí de inmediato, aunque el Hong Kong de 2016 tuviera poco que ver con el de 1962. Un Hong Kong en estos momentos muy baquetazo en sus libertades por el autoritarismos del gobierno chino… ante la mirada hacia otro lado de los gobiernos y prensa de occidente que no quiere incomodar al gigante chino. Poderoso caballero es don dinero.

En fin… si podéis. Ved la película. Y esforzaos un poco en ella, leche. Que merece la pena.

2 comentarios en “[Cine] In the mood for love… again

  1. Por lo que te leo, Carlos, coincidimos en la proyección en los Palafox el día de su pase en VOSE y 4K. Qué lujazo. Y un gusto ver que completaron el aforo permitido del patio de butacas y tuvieron que abrir, como solo sucede ahora en determinados eventos, la zona de entresuelo. Coincido del todo contigo, obra maestra. Una historia construida sobre la memoria que se ha instalado también en la de gran parte de su público. Recuerdo mi primer visionado de ella, a las 00.00h de una maratoniana jornada en el Festival de cine de San Sebastián en el año 2000, donde el cansancio no pudo con la fascinación. Aunque la haya revisitado varias veces después, su magia persiste intacta. Por eso volver a disfrutarla en pantalla grande la víspera de Reyes fue todo un regalo adelantado :-)

    1. Solo lamento una cosa… hubiera preferido que el ciclo hubiera emitido las tres películas con el personaje de Su Lizhen (Maggie Cheung) en el orden cronológico correcto. Es algo que nunca he hecho, ver las tres películas en orden.

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