[Fotos] El 2020 en fotos: 12 meses + 12 fotos… y algunas más

Fotografía

Parafraseando mi entrada de hace un años, es el 14º día de Nochevieja en el que presento mis 12 fotos para los 12 meses del año que se nos escapa para no volver. Y una más… suele haber siempre, por algún motivo, una más. Algunas más en esta ocasión… porque algunos meses tienen más de una fotografía.

Como de costumbre, no he buscado fotos representativas. Aunque alguna hay. Ni que fuesen las “mejores” fotos de cada mes, signifique lo que signifique eso. Simplemente, pequeños momentos, emociones, cosas que pasaron, o simplemente una foto que me había pasado desapercibida en su momento… Pero si en años anteriores se incluían fotografías de acontecimientos sociales en los que participé… eso ha desaparecido casi por completo. Y muchas de las fotos implican momentos personales, difíciles de explicar si no es con un exceso de palabras, cosa que no voy a a hacer

En fin, vamos a lo que vamos. En un momento en el que el modesto número de visitas que acuden a este Cuaderno de ruta se ha triplicado con respecto al año pasado y anteriores, sin que sepa muy bien los motivos. Sin pies de foto explicativos. Simplemente, el mes en que fueron hechas las fotos. Y con algún más con más de una foto…

Enero
Febrero
Marzo
Abril
Junio
Agosto
Septiembre

[Fotos] El 2020 en fotos: de película

Fotografía

Se repite lo que decía el año pasado. Y aumentado. Puede que el número disparos individuales, el número de fotos que he realizado en digital durante 2020 sea superior al de fotos procedentes de película tradicional; cualquiera que conozca la dinámica propia de ambos métodos entenderá que, dejando a un lado los viajes, he dedicado bastante más tiempo a las cámaras de antaño y a la película fotoquímica que los circuitos electrónicos que codifican las archivos binarios de las cámaras digitales. Y es que me lo paso mejor. Cierto es que este año vino marcado por mi decisión de que durante los meses de confinamiento, mis únicas cámaras, que me acompañaban todos los días de casa al trabajo y regreso, llevarían películas fotográfica.

Vamos por meses… 12 meses, 24 fotos en blanco y negro, en color o usando algún proceso alternativo, que muestran la variedad de este medio. Más rico creativamente que el digital. Aunque la calidad de una foto es indiferente, depende de otros factores.

Y mañana, el fin del repaso anual…

[Fotos] El 2020 en fotos; de viaje con la cámara al hombro

Fotografía, Viajes

Como todos los años desde 2007, llega el momento de comenzar con el resumen del año. En aquel momento, era simplemente una entrada que publiqué el 31 de diciembre bajo el título «12 meses, 12 fotos». Y fue en 2012 cuando por primera vez extendí esa entrada a dos más; la dedicada a la fotografía con película tradicional y la dedicada a los viajes del año, grandes o pequeños. Y aquí estamos terminando este 2020,… que ha sido… bueno, que os voy a contar. Dejémoslo en «complejo».

En una entrada similar a esta hace un año anunciaba, mientras me preparaba a recordar los estupendos viajes de 2019, que ya teníamos billetes para un viaje a Extremo Oriente. Era a China. Viaje que nunca se pudo realizar… Ni otros que estaba previstos. Pero seamos positivos. Veamos lo que se ha podido viajar.

Excursiones, sólo o con amigos

No hay muchas, claro. Buena parte del año no nos han dejado salir de casa, de la ciudad o de la comunidad autónoma. Y eso que el principio de año iba bien…

Como venimos haciendo desde hace unos años, el día de mi cumpleaños me escapé en una excursión en el día, a pasar el día en contacto con la naturaleza y con algunos amigos. Este año fue a Galve, provincia de Teruel, al Parque natural del chopo cabecero del Alto Alfambra.

Y unos días más tarde, en febrero, hacíamos otra escapada con otro buen amigo, a los focinos del Alto Martín, cerca de Martín del Río, también en la provincia de Teruel, pasando la tarde en el bello paisaje en torno a Peñas Royas.

Pero desde marzo hasta bien entrado junio, ya no pudimos volver a salir por el mundo, salvo por motivos concretos y muy justificados.

Tuvo que ser en julio, con la excusa de la llegada del cometa C/2020 F3 (NEOWISE), cuando nos escapásemos una tarde hasta las primeras horas de la madrugada al embalse de la Sotonera en Tormos, con el fin de fotografiar el bello cometa. Después de esta excursión, ya no encontré ocasión para salir en excursiones cortas por el mundo. Desde el último tercio de octubre y hasta hace pocos días, hemos estado en confinamiento perimetral del municipio de Zaragoza. Menos mal que entre medias, pude viajar de verdad…

Viajes, grandes o pequeños

A finales de julio de este malhadado 2020, todavía no sabía dónde ir de vacaciones. Sabía que tenía dos períodos asignados, la segunda quincena de agosto y la segunda quincena de septiembre. Y bastantes días sueltos que podía agrupar como quisiese. Pero con la duda tremenda de dónde y cómo estaría permitido viajar en cada momento, si es que estaba permitido viajar.

A finales de agosto, reservando vuelos y alojamiento con sólo tres días de antelación, tras ciertas tribulaciones e inseguridades, me escapaba yo solo a pasar ocho días a la isla de la Palma en las islas Canarias. La isla no me acogió en sus mejores momentos, con incendios forestales, calor y cálidas. Pero esos días me supieron a gloria. Pude disfrutar de bellos y variados paisajes, pude caminar algo, disfrutar de la naturaleza y relajarme contemplando volcanes y puestas del sol junto al mar. Primeros días en meses en los que mi cabeza se permitía divagar en cuestiones distintas de las que nos han afectado a todos este año.

A finales de septiembre, con unas tribulaciones similares en la reserva de vuelos y alojamiento, nuevamente con inseguridades, me iba una semana a la bella ciudad portuguesa de Oporto. Pocas posibilidades había de viajar al extranjero en esos momentos, con España como uno de los países con incidencias de casos de covid-19 más altas en Europa. Portugal, que es donde recalé, Francia, que también sufrían sus incertidumbres, o casos como el de Islandia, donde podías ir, pero sólo entrar si dabas positivo en una PCR que te hacían al llegar y cuyo resultado te comunicaban en pocas horas. Oporto fue. Que estaba extraordinariamente tranquilo. Con bellas excursiones a Guimaraes y Aveiro. La nota negativa… que extravié la cámara digital, por lo que las principales fotos fueron hechas con película en blanco y negro, con una cámara de 1973. Pero están muy bien. Y qué bien comí… qué pescado más rico.

Conforme avanzaba el mes de octubre, me di cuenta de que sí quería aprovechar días sueltos de los que me quedaba, bastantes, para ir a algún sitio, tenía que ser cuanto antes. Había pensado en el entorno del puente de Todos los Santos. Pero la desafortunada gestión que del puente del Pilar hicieron las administraciones públicas y el conjunto de los ciudadanos en sus actividades privadas, mano a mano entre todos, nos llevaron a que siete días más tarde repuntase la epidemia en lo que ha sido una fea ola de actividad con malos datos durante todo noviembre. Viéndola venir, me preparé un viaje a Andalucía, Sevilla, Doñana y Cádiz, para unos días de la tercera semana de octubre. Pude salir de Zaragoza sólo unas horas antes de que entrase en vigor el confinamiento perimetral de la ciudad por culpa de la epidemia. Estando Andalucía en un situación mucho más aliviada, sin turistas apenas, pude disfrutar de lugares habitualmente masificados, con una tranquilidad insospechada unos meses antes. Claro… la gente que vive del turismo, en número excesivo en nuestro país, estaba que echaba las muelas. Pero cuando volvía al domingo siguiente… ya no pude volver a salir a ninguna lado. Ya veremos cuándo es la próxima escapada o viaje. Y dónde.

Mañana lo dedicaré a hablar en exclusiva de la fotografía con película tradicional.

[Cine] Nueva sesión doble: Druk (2020) – Ma Rainey’s Black Bottom (2020)

Cine

Nueva entrada con doble sesión de cine… para dejar pendiente lo menos posible de comentar para el año que viene. Aunque no me va a dar para todo en este 2020. Especialmente porque, a partir de mañana, comienzo con los artículos nostálgicos del 2020 en fotos. En fin. Que si la sesión doble del otro día era de circunstancias, esta es seria. De películas buenas. Incluso muy muy muy buenas.

Druk (2020; 65/20201217)

Sinceramente. Si de repente me llega un mensaje de la empresa de salas de cine más céntricas de Zaragoza y me dice que hace un pase especial, cuatro o cinco meses antes de su estreno oficial, de la última película firmada por Thomas Vinterberg, y con Mads Mikkelsen como protagonista… lo que hago de inmediato es investigar si alguien me quiere o me puede acompañar y sacar las entradas. Así de claro. Vinterberg me gusta y Mikkelsen es uno de los grandes de la interpretación.

Vintenberg se asoma a las consecuencias del alcoholismo de una forma muy peculiar. Mikkelsen interpreta a Martin, un profesor de instituto, que vive una vida aburrida en la que todo empieza a hacer aguas de forma muy notable. En una celebración con tres de sus compañeros de trabajo, el profesor de psicología del instituto sale con una peculiar teoría. El cuerpo y la mente humana, según algunas observaciones, está preparado para funcionar mejor con una ligera concentración de alcohol en la sangre. Lo suficiente para no caer en el alcoholismo, dice. Y así deciden comenzar un peculiar experimento en carne propia. Con consecuencias… en fin… Por si alguien no lo tiene claro. El alcohol etílico es un tóxico a cualquier dosis.

Nos vamos a algunas de las localizaciones identificables en el film de Vintenberg en Copenhague.

A partir de ahí, Vintenberg, Mikkelsen y los otros tres compañeros de «experimento (Thomas Bo Larsen, Magnus Millang y Lars Ranthe) nos llevan en su camino hacia la excelencia narrativa e interpretativa cinematográficas, en una profunda exploración de un problema social y de salud pública que cuesta vidas y problemas sociales profundos en nuestras complacientes sociedades con el consumo de ciertos tóxicos, pero con un sorprendente y absolutamente genial final, que cada cual interpretará como mejor entienda, pero que eleva a Mikkelsen y a Vintenberg al Olimpo de la cinefilia.

Quizá no sea perfecta del todo, pero casi. Y en cualquier caso, qué importa, si tiene la virtud de dejarnos pegados a nuestras butacas y sin saber qué decir al final de la sesión. El mejor dinero pagado en una entrada de cine desde principios de año. Sólo lo proyectaron un jueves. Ahora, para verla de nuevo en la gran pantalla, creo que hay que esperar a abril de 2021. Busquen la fecha y apúntenla.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: *****

Ma Rainey’s Black Bottom (2020; 66/20201220)

Una de las apuestas de Netflix para la extraña temporada de premios de este año. Y es que en estos momentos la presencia de Viola Davis en el reparto es garantía de que algo importante va a pasar en la pantalla. Y si además se ve acompañada del fallecido y muy querido Chadwick Boseman, en la triste oportunidad de llevarse un Oscar póstumo, mejor. Todo ello bajo la dirección de un George C. Wolfe, que no tiene una filmografía muy amplia ni llamativa, pero que por lo menos ha demostrado tener oficio.

Aunque nadie nos lo dijera, es obvio que la película se basa en una obra teatral. Los diálogos, los limitados escenarios, la dinámica del relato, su clara división en actos… Así pues, basada en la obra del mismo título de August Wilson, nos encontramos ante lo que acontece en la grabación de un disco de una de las grandes del blues de principios del siglo XX, Ma Rainey (Davis). Pero aunque se nos presente a Rainey como protagonista, lo cual es dudoso, aunque sea un personaje trascendente en la historia, los auténticos protagonistas son los cuatro músicos de acompañamiento que dialogan en la claustrofóbica sala de ensayos de la discográfica, interpretados por Boseman, Colman Domingo, Glynn Turman y Michael Potts (sublime este último también).

Wilson fue un autor teatral y poeta plenamente comprometido con la causa con la discriminación de las personas afroamericanas en los Estados Unidos. Y obviamente los temas relacionados con esta discriminación permean y dan consistencia y coherencia a toda la película. No siempre la estructura teatral sienta bien a las películas, y más como en ocasiones como esta en las que hay una gran fidelidad a la misma. Es complejo filmar en localizaciones fijas y tan claustrofóbicas como las de esta película durante buena parte del metraje. Pero la cosa funciona, gracias en especial al excelente trabajo actoral. Además, con acierto, la película va creciendo lentamente, va acumulando carga intelectual y emocional para llevarnos a un final trágico y relativamente desesperanzador.

Totalmente recomendable. De verdad. Con una dirección funcional, pero con muy buenas maneras, nos encontramos ante un ejercicio de maravillosas interpretaciones, cargadas de emoción. Y de razón. Lo curioso es que Davis se llevó el Oscar a la mejor interpretación de reparto por una película en la que era claramente protagonista, y se puede llevar la estatuilla a la mejor interpretación protagonista por una película en la que se puede dudar de ese protagonismo.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[TV] Cosas de series; más comedias románticas coreanas

Televisión

Como ya sabrán los habituales de este Cuaderno de ruta, desde que me suscribí a Netflix, descubrí uno de mis placeres inconfesable que más me divierte compartir. Los «dramas» coreanos. Teleseries con innumerables defectos en interpretación, guion y otras dimensiones de la producción televisiva, pero que una vez que empiezas a verlos, te enganchas y no puedes dejarlo. Aunque… ha surgido un problema. Ya ha habido algunas de estas series que he visto sin considerarlas tales placeres inconfesables. Vamos, que tenían una mínima calidad para considerarlas dignos productos televisivos. Quizá no maravillas, pero si un entretenimiento razonable. Y eso ha llevado que me haya puesto más exigente y ya no me valga cualquier cosa. Por lo tanto, pruebo con varias, pero me quedo con pocas. Quizá sea lo adecuado. De todas formas, las dos siguientes todavía cuentan como placeres inconfesables.

Podía elegir entre la cosmopolita Seul, dónde se desarrolla «Start-up», o las ciudades tranquilas de provincias coreanas, como la más o menos ficticia de «Dodosolsollalasol», a la que dan un nombre, pero que no es el de la ciudad real donde está rodada, Mokpo. En cualquier caso, opto por la interesante Gyeongju, más parecida al ambiente de esta última que al de Seul.

Do do sol sol la la sol, además del título de la serie, en coreano 도도솔솔라라솔, pero asumid que se pronuncia muy parecido, son las notas iniciales de una popular canción que viene del siglo XVIII. Canción que luego se vio ennoblecida por las 12 variaciones que Mozart escribió sobre esta melodía. En su mayor parte es una comedia romántica, con exceso de sacarosa en muchas ocasiones, sobre una joven de buena familia, huérfana de madre, pianista competente pero no de extraordinario talento, que de repente pierde al padre, que mucho la quiere, y su fortuna. Por lo que rehace su vida en una ciudad alejada de Seul, donde abre una academia de música. Y se enamora de un joven, algo sieso, pero de buen corazón, que le ayuda al principio. Rodeada además de un montón de gente de buen corazón. Porque es una serie de buen rollito y buenos sentimientos. Como muchas de estas comedias románticas, juega la baza del dramatismo en su tercio final, para llegar a un fin de serie que provoca en el espectador sensato un «¡Anda ya! ¡Pero de que vais, tíos! ¿En serio? ¿Me estáis tomando el pelo?». En fin. Puro placer inconfesable que se salva por la empatía que generan los personajes en su conjunto, y unas cuantas escenas cómicas interpretadas por los personajes secundarios.

Si la anterior es epítome de lo que pueden ser las comedias románticas surcoreanas, en Start-up (스타트업, Seutateueop, que es lo mismo pero pronunciado a la coreana), básicamente jugamos con elementos similares, pero con un toque de actualización y modernidad, cuando todos los implicados están en el negocio de las empresas emergentes en el campo de las nuevas tecnologías. También tenemos a huérfana de padre, agravada por el hecho de que su madre no murió sino que se fue con otro señor llevándose a su hermana, con la que establece una feroz competencia, y con una serie de equívocos a partir de un amigo por correspondencia que se inventó su abuela. La protagonista de esta serie, Bae Suzy, ya había aparecido en alguna otra serie coreana de Netflix, y procede del «idoleo» K-pop. Se dice de ella que es la estrella del K-pop más guapa en la actualidad. No sé. Puede ser. Es muy guapa. Aunque con serias deficiencias interpretativas. Pero es muy guapa. No me enganchó tanto como la anterior, aunque tiene un nivel de producción superior. Por las tremendas deficiencias de guion y de reparto. El interés romántico principal de la protagonista es un sieso de mucho cuidado, mientras que el segundón, es un tipo mucho más simpático e interesante. Por lo que es difícil de entender esa importante parte de la trama. Y la hermana, a priori fría y desalmada, interpretada por Kang Han-na, es un personaje mucho más interesante, con una historia personal con más miga, pero que permanece buena parte del tiempo en segundo plano y con poco desarrollo de su historia. Y además, no será la estrella del K-pop más guapa,… pero desde mi punto de vista es bastante más atractiva que la protagonista. En fin… puro placer inconfesable.

Ahora he empezado con otras dos, una de terror y otra de estafadores… que ya veremos. Pero estoy muy liado durante las fiestas con otras cosas, así que supongo que les daré un empujón ya en enero.

[Fotografía] Exposición, libros y recomendación

Fotografía

No ando con mucho tiempo, así que seré breve. Y por el contenido, ya podrán suponer los habituales que mañana domingo no habrá recomendaciones fotográficas. Hablaré de otra cosa. Otras cosas que se me acumulan de cara al fin de año. Pero vamos con cosas fotográficas.

Como ayer comentaba en un pie de foto en una entrada dedicada al cine, el jueves por la mañana, aprovechando que no tenía urgencias sobre compras navideñas, me di una vuelta amplia caminando por la mañana, con mi cámara Instax y también una de mis cámaras digitales más recientes, pero armada de un viejo objetivo de los años 50. Y había sensación de paz en las calles de Zaragoza. La cuestión es que, mientras me iba entreteniendo haciendo algunas fotografías con el viejo y comunista Triotar de 50 mm de Meyer-Optik-Görlitz montado sobre la Canon EOS RP, me llegué hasta la plaza de San Felipe de Zaragoza. Allí, me tentó entrar a ver una exposición de dibujo en el Museo Pablo Gargallo, pero vi que en la sala de exposiciones del Torreón Fortea, de dependencia municipal, una exposición fotográfica con muchas montañas. De Eduardo Marco Miranda. Algunas cosas de la exposición me gustaron más que otras. Pero no estuvo mal.

Algunas fotos más hechas con el Triotar. En el JPEG que hice en blanco y negro, acompañante del archivo principal.

En los últimos días me ha llegado algún libro de fotografía.

En el pequeño librito Wildfire de Arnaud Teicher, el fotógrafo francés nos hace un interesante estudio fotográfico de la recuperación del territorio tras un gran incendio forestal.

Y metido en una caja de madera… echa con paneles de 4 mm, nada complicado, me vino el libro The taste of the wind de Carlos Alba. Una reflexión fotográfica sobre la llegada masiva de refugiados a Europa durante la segunda década del siglo XXI. Específicamente a Suecia, el país que más refugiados acoge por mil habitantes, y todavía más específicamente a Landskrona, que se lleva la palma como ciudad que acoge a más refugiados dentro del país escandinavo. Alba es madrileño, pero nos hace llegar sus trabajos desde Londres, aunque esta es una colaboración con el museo de Landskrona. Lo de la cajita de madera es muy original… pero es un rollo para poner el libro en la estantería. Y encima la firma del autor está en la caja… no en el libro.

Finalmente, en Lenscratch, como habréis podido ver los habituales de mis recomendaciones semanales, últimamente es frecuente que cada semana lo dedique a un tema, a un grupo de fotógrafos o a los fotógrafos de un país determinado. Esta semana le ha tocado a Noruega. A falta de lo que publiquen mañana domingo, esto es lo que llevan en esta semana.

LunesTine Poppe.

MartesCharlie Fjäström.

MiércolesLinda Bournane Engelberth.

JuevesTerje Abusdal.

ViernesHelge Skodvin.

SábadoDamian Heinisch.

Como llevo una semana con muchos enredos a cuestas, no me ha dado tiempo de fijarme en su trabajo con detalle, pero hay varios que tienen buena pinta.

[Cine] Al espacio con Netflix: Over the Moon (2020) – The Midnight Sky (2020)

Cine

Llevo un desmadre impresionante con los comentarios cinematográficos. Y además, ayer, el día se me hecho encima y no tuve ocasión de preparar una entrada para este Cuaderno de ruta. Tiene su guasa que eso suceda el año que hemos decidido que ante los riesgos, no merece la pena celebrar la Navidad. Al fin y al cabo, los que nos juntamos en esas cenas… nos queremos todo el año. Y precisamente por eso, mejor no celebrar nada estos días. En cualquier caso, como yo soy bastante descreído, puestos a felicitar… ¡Feliz solsticio de invierno!

El caso es que para ir avanzando voy a introducir hoy dos películas en mis comentarios. La que lleva más retraso y la que menos. Pero tienen algo en común… los viajes al espacio. Y ahí acaban, casi los parecidos. Bueno. Y que se pueden ver en Netflix.

Aunque a ratos dé la impresión de que en la realidad la humanidad también ha entrado en los inicio de algún tipo de apocalipsis, lo cierto es que la vida sigue. Y ayer, aprovechando que no tenía urgencias sobre compras navideñas, me di una vuelta amplia caminando por la mañana, con una mi cámara Instax, y también una de mis cámaras digitales más recientes, pero armada de un viejo objetivo de los años 50. Y había sensación de paz en las calles de Zaragoza. Hasta entré a visitar una exposición con muchas montañas. De Eduardo Marco Miranda.

Over the Moon (2020; 64/20201214)

Animación norteamericana realizada por los tránsfugas de Disney y Pixar Glen KeaneJohn Kahrs, en coproducción con China, cuyo plan para dominar el mundo incluye también hacerse con la industria del cine. Son más películas de las que os imagináis donde fluye el dinero chino. En algunas es a la chita callando, pero en esta es con todo el descaro. Al fin y al cabo la película transcurre en China,… y en la Luna, y está basada en la leyenda de la diosa Chang’e, unan diosa que vive en la Luna. También es el nombre del programa chino de exploración lunar, así que doble ración de propaganda para el dictatorial régimen del país más poblado del mundo.

La película va de un niña, Fei Fei, cuya madre muere de enfermedad, y que con catorce años y con su padre «amenazando» con casarse otra vez, de una señora muy simpática con la voz de Sandra Oh, decide irse a la luna a visitar a la diosa Chang’e. Como si fuese una película de Disney, hay canciones, animales que hablan y otros elementos de tono cómico. Y la diosa, en un momento dado, canta como una estrella del mandopop. Que es la copia china del K-pop. Eso sí, con la voz de la estrella de broadway Phillipa Soo. Como manda lo «políticamente correcto» todos los actores de voz son de origen asiático. Aunque no necesariamente chino. Mmmmm… no sé. Alguien protestará.

Por lo demás, es una copia del estilo de las películas «disney» con canciones, y con no demasiado fondo, aunque es entretenida. En algún lugar he leído albanzas a su estilo visual, pero a mí hay momento en que siento que me va a provocar un desprendimiento de retina por el exceso de colorido saturado y en constante movimiento. Cada vez que pienso en cierta película de Studio Ghibli basada en una leyenda sobre una princesa de la luna,… menos me convencen esas apreciaciones sobre el estilo visual de la película.

Pero no está mal. Es una película muy apta para una visualización en familia con los niños, tiene ritmo, unos personajes que caen simpáticos, y suficientemente intranscendente para que mientras la ve la familia, los adultos conversen sobre otras cosas sin perderse nada importante mientras retoman la historia. Dicho queda.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

The Midnight Sky (1988; 67/20201223)

Nueva película dirigida y protagonizada por George Clooney, que parece que le ha cogido cierto gustito a las aventuras espaciales. Aunque esta vez no es el quien se aventura en el espacio. La película está basada en una novela de Lily Brooks-Dalton, que ha alcanzado cierta popularidad en la literatura Ci-Fi.

Mientras una misión espacial vuelve de una luna joviana que nadie había visto todavía a pesar de ser grande y capaz de albergar vida, qué despistado este Galileo, y en la que viaja Sully (de su apellido Sullivan; su nombre de pila, astutamente se lo reservan hasta el final) (Felicity Jones), la otra protagonista de la película, un cataclismo radioactivo está acabando con la vida humana sobre la Tierra. Augustine (George Clooney) un astrofísico que trabaja en una base científica ártica, y que está enfermo terminal, trabaja contrarreloj para intentar avisar a la misión espacial de que no vuelvan y se refugio en el mundo recién descubierto.

No voy a entrar en otros detalles de la historia, entre otros los que tienen que ver con una niña llamada Iris (Caoilinn Springall) para no destripar la historia. Aunque esta… pronto se vuelve bastante predecible. Esta película la voy a aprobar, Justina, por las buenas intenciones, y su razonable buena realización desde el punto de vista técnico, junto con unas interpretaciones suficientemente solventes, al menos de los dos principales nombres del reparto. Pero su guion tiene agujeros enormes. Así como el trabajo de los asesores científicos o ingenieros espaciales, porque hay que ver las tonterías que hacen últimamente las tripulaciones espaciales de ficción. Decisiones absurdas, incomprensibles. Por otra parte, la película tiene dos historias. La del científico solitario en su lucha contra el reloj, y la de la tripulación que regresa y que incomprensiblemente no consigue contactar con los centros de control en Tierra. El caso es que como no se centra en ninguna… no conseguir enganchar con la angustia y el sufrimiento emocional de ninguno de los personajes. Por lo que queda en una historia relativamente pequeña, que a pesar de todo se prolonga por casi dos horas. Es ahí donde falla la historia. En un guion muy mal planteado.

Pero se deja ver. O quizá no. Definitivamente, creo que no le daré el aprobado. Pincha en falso a muchos niveles. Por cierto. Tan obvias son las referencias a otra película, On the beach, que hasta nos muestran una escena de aquella película de finales de los 50. Y que es más recomendable. Y que realmente angustia. Nada más angustioso que un riesgo de muerte invisible.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

[Fotos] Caminando por la ciudad en noviembre con película en color

Fotografía

Desde hace un tiempo, cada mes suelo llevar alguna cámara para película tradicional en la mochila con un rollo de película en color, independientemente de que siga haciendo fotos en blanco y negro. En el mes de noviembre de 2020, la cámara que me acompañó en mis idas y venidas por la ciudad fue la Canon EOS 650, le puse el pequeño panqueque EF 40/2,8, y como material sensible, tenía que ser la Kodak Ektar 100.

Los detalles técnicos, en los que no hay mucho que contar, los encontraréis en En noviembre fue la Canon EOS 650 con un 40 mm y un rollo de Kodak Ektar 100. Para los demás os dejo algunas fotos de un mes de noviembre que, climatológicamente, fue muy agradable. Aunque… que los meses de noviembre sean agradables en Zaragoza no es muy halagüeño sobre la evolución del clima…

[TV] Cosas de series; la corona y otras cosas antes de la crisis navideña

Televisión

Sip. Para Navidad suelo entrar en una crisis televisiva, en la que casi nada me apetece o me engancha. Y ya lo estoy notando. De hecho, esta semana he empezado a aprovechar para ver largometrajes en las plataformas interneteras que tenía pendiente. Ayer fue una de dibujos animados. Ya veremos hoy. Alguna serie maja estoy viendo eso sí. Ya llegará el momento de hablar de ellas.

Este año hemos tenido bastantes dosis de paisajes escoceses en The Crown, así que al norte de la Gran Bretaña nos iremos.

De la que ya no hablaré es de uno de los últimos estrenos de campanillas de Netflix de fabricación nacional, El desorden que dejas. Cuando llevaba 10 minutos del cuarto episodio me pregunté a mi mismo porqué estaba viendo una historia tan mal llevada, poco interesante y más inverosímil que Luke Skywalker redivivo, y tan mal interpretada, y lo cerré para no volver a abrirlo nunca. ¿Por qué interpretes españoles que funcionan bien en la gran pantalla lo hacen tan mal en la pequeña? Entre otras cosas… claro.

Mucho más satisfactoria, incomparablemente más satisfactoria, ha sido la cuarta temporada de The Crown. Y eso que no ha habido un episodio específico de esos que dices «de antología». Pero la calidad de la serie, en general, se mantiene. En esta ocasión el interés ha venido alimentado además por las protestas de sectores gubernamentales británicos. Y es que nos vamos acercando a momentos que más gente tiene frescos en la memoria. Y que a los tories les toquen a Maggie (Gillian Anderson), y no presentando precisamente una faz agradable, les debe de fastidiar bastante. Especialmente viendo las mediocridades con las que torean ultimamente. A ver… todos dábamos por sentado que lo que vemos es especulativo. No están documentada para la posteridad las conversaciones privadas de los personajes históricos que se muestran. Pero eso no resta valor dramático a la serie. Luego que cada cual se estudie la historia donde convenga.

Finalmente, algo que no sé si denominarlos guilty pleasure, o si es algo todavía peor que eso. Nos recomendaban hace poco varias expresiones en castellano para esta expresión en inglés, y la que más me convencía era la de placer inconfesable. Mejor que placer culpable. En algun lugar de internet de cuyo nombre no quiero acordarme, recomendaban una serie de acción de Amazon Prime Video titulada Motherland: Fort Salem. Me puse a verla y resultó ser delirante en su planteamiento y puesta en escena y… delirantemente mala. Las brujas de Salem no fueron quemadas, firmaron un acuerdo con las colonias británicas en norteamerica, y acabaron siendo el ejército de los Estados Unidos. Y vemos cómo les va a unas reclutas en la academia militar. Absolutamente delirante. Pero no conseguí dejar de verla. No. No la recomiendo. Ni a mi peor enemigo. Pero ¿qué te apuestas a que me meriendo la segunda temporada si no la cancelan, que es lo que se merece? Por qué el público votante en IMDb le da más de un 7 de puntuación media sobre 10… eso forma parte de los misterios de Fátima, probablemente. Una cosa es engancharte a un bodrio y otra no ser consciente de que es un bodrio.

Las próximas semanas nos iremos a extremo oriente. Aunque en algún momento hablaré de lo bien que me lo paso con el Mangurriano, beibi Yoda y otras ranas espaciales. Mandaloriano, quería decir.

[Libro] La fórmula preferida del profesor – Yōko Ogawa

Literatura

Leer esta novela era jugar a carta ganadora. Hasta el momento de empezar a leerla, había leído tres novelas de Yōko Ogawa, muy distintas entre sí, y las tres me habían gustado bastante. O mucho. Y también he decir que el relato de hoy inspiró una película que vi en su momento, y que fue la que me hizo interesarme por la escritora. Es decir, que tenía unas referencias a priori muy buenas.

El libro nos habla de una joven madre soltera, calculo que de unos 28 años, con un hijo de 10, que entra a trabajar de asistenta doméstica para un profesor de matemáticas retirado que, como consecuencia de un accidente de tráfico, su memoria próxima no sobrepasa los 80 minutos, por lo que no recuerda a las personas que conoció el día anterior. O la mañana de ese día. A pesar de ello, Kyoko, que así se llama la joven, consigue crear una relación de afecto y solidaridad con el profesor en la que se incluye a su hijo, apodado Root.

La novela está contada en primera persona desde el punto de vista de Kyoko. Y trasciende mucho a lo que se nos cuenta en la película, por muy fiel que esta sea. Pero es difícil trasladar los pensamientos de una persona como Kyoko. Trabajadora, con un gran sentido ético de sus deberes, centrada y preocupada en mantener lo mejor que puede a su minúscula familia, pero con capacidad para desarrollar empatía y para que esta surja en las personas que con ella tratan. La novela tiene dos niveles de lectura. Por un lado, la peripecia que se desarrolla entre el trío protagonista. Por otro lado, la lectura social sobre la situación de las mujeres jóvenes solteras y madres y la complejidad para sacar adelante a sus hijos en una sociedad desarrollada como Japón, pero con gran distanciamiento social entre sus miembros. Pero en esta ocasión con una visión optimista, especialmente si la comparas con otras historias de madres solteras con hijos pequeños.

Leer a Ogawa es fácil. O sus traductores consiguen que sea fácil. No se anda por las ramas. Va al grano. Con descripciones de hechos y ambientes directas y claras. Y sus relatos, como he mencionado, siempre tienen capas de significado, son más profundas de lo que su apariencia indica. En este caso, da vida un trío de protagonistas que se quedan a vivir con el lector, y que generan una inmediata preocupación e interés por el devenir de sus vidas. Totalmente recomendable.

A por cierto, la fórmula preferida del profesor es…

mmm…. ¿será considerado espoiler? Pues nada… no la pongo.

[Fotos] En la niebla y en el museo

Arte, Fotografía

Hoy hubiese querido comentar algunos libros de fotografía que he recibido recientemente, pero no me da tiempo. A cambio… He estado probando un viejo objetivo con cincuenta años encima con una cámara digital reciente. Con resultados dispares. Algunos buenos y algunos no tan buenos. Los detalles técnicos están en Una nueva oportunidad para las ópticas M42 en la Canon EOS RP – Asahi Optical Takumar SMC 35/2.

Tres «series» de fotos… en la niebla ayer… pasadas a blanco y negro, porque el color no aportaba nada…

Algunas fotografías tomadas al vuelo por las calles mientras me dirigía al Museo de Zaragoza…

Y algunas en la recientemente reabierta sección de arqueología de la época romana en Zaragoza.

[Arte y cultura] La Belle Époque en Caixaforum Zaragoza

Arte, Cultura

Hace ya unos cuantos años, me di cuenta que entre los (algunos) españoles había un error de concepto de lo que fue la Belle Époque. En algunos casos, venía de la oscarizada película de Trueba, que transcurría en los tiempos del fin de dictaduras/dictablandas y advenimientos de repúblicas. Pero el caso es que ni siquiera el pastiche de música pop y dama de las camelias situado en la auténtica Belle Époque, ayudó a situar correctamente esos tiempos en la historia para mucha gente. No. La Belle Époque no es el París de los «felices veinte». Es la época que transcurre entre el último cuarto del siglo XIX y los primeros años del XX. Y fue especialmente activa, efectivamente, en París, donde empiezan a surgir protovanguardias diversas, a ponerse interesante el ambiente cultural y artístico.

El caso es que desde unas semanas disponemos en Caixaforum Zaragoza de la exposición El espíritu de Montmartre en tiempos de Tolouse-Lautrec. Y ayer, que necesitaba hacer tiempo entre la hora en que salí de trabajar y el momento adecuado para hacer unos recados, me metí a verla. De lo más tranquilo. Estuve solo, con alguna de las empleadas de la sala de exposiciones. Aunque no tenía mucho tiempo, la pude contemplar a placer.

Es estupenda. Muy bien comisariada, con obras muy variadas, con excelentes comentarios que te sitúan en los tiempos históricos y en el entorno social del momento, además es muy entretenida y divertida. Muy colorida, y con una mezcla de anecdotario y conocimiento, que hace que se te pase el tiempo mientras contemplas la exposición con rapidez. Me quedé con ganas de adquirir el catálogo de la exposición, pero la tienda no estaba abierta todavía. No pasa nada. Tengo unos días de fiesta a final de mes… y me escaparé de nuevo a visitarla. Algún día pronto por la mañana, para que haya poca gente también.