Veamos. Mi equipo fotográfico viajero por excelencia es de formato micro cuatro tercios. Las cámaras tienen una excelente ergonomía, una fuerte protección contra accidentes e inclemencias del tiempo, y el conjunto de ópticas que puedes llevarte es muy amplio, con poco incremento en el volumen o en el peso. Pero mi cámara principal se estropeó a finales de la primavera, la tuve durante un mes en el taller, a Suiza me llevé otra del mismo sistema pero menos completa y competente, y cuando las principal parecía funcionar sin problemas, tres días antes de viajar a Copenhague, volvió a fallar con los mismos síntomas. El arreglo ha sido fallido.
La primer opción era volver a llevarme la pequeña cámara que me llevé a Suiza. Los resultados en Suiza fueron buenos, como lo fueron en Andalucía en octubre del año pasado. Pero como recientemente compré un50 mm para mi Canon EOS RP, me planteé probar en esta escapada breve qué tal funciona este equipo en viaje. De antemano decir una cosa. El principal problema de llevar un equipo con un sensor grande, suponiendo que el 24 x 36 mm sea un sensor grande, ya que durante décadas fue llamado formato miniatura en comparación con el formato medio y el gran formato con película tradicional, es el volumen y el peso. Y no tanto de las cámaras como de las ópticas. Por el peso y volumen de un zoom de calidad para la montura Canon RF, puedes llevar un zoom de calidad y un par o tres de ópticas fijas para las Lumix.
En fin mis reflexiones más técnicas las podéis encontrar en Por primera vez, he viajado con un equipo fotográfico de los llamados «full format» – Canon EOS RP, 50 mm y 24-105 mm. Aquí os dejo las fotos que he utilizado el artículo enlazado, todas realizadas en Copenhague y en los museos de arte contemporáneo cercanos y sus alrededores.