Cuando el jueves pasado nos encaminamos a las salas de cine para ver esta película colombiana del director tailandés Apichatpong Weerasethakul, llevábamos muchos días sin acercarnos a ellas. Entre vacaciones, películas en plataformas en línea y falta de interés en la cartelera… pues eso. Y he reconocer que en esta ocasión lo hicimos con una actitud ciertamente reluctante. Es cierto que el director tailandés se ha convertido en uno de los mimados por cierta crítica y por los circuitos festivaleros,… pero no habíamos visto nada de él… y lo que leíamos, pues no acaba de invitarnos a sumarnos a sus espectadores. Cierto es también que la presencia de Tilda Swinton suponía otro atractivo indudable. La personalísima actriz es siempre interesante. Incluso cuando la película en la que participa, muchas de ellas muy arriesgadas, no lo es tanto. En fin. Que a falta de otras alternativas francamente más atractivas… pues fuimos.

La película nos cuenta la historia de una mujer escocesa (Swinton) que vive en Colombia dedicada a la cría de flores, más o menos exóticas. Y de repente empieza a escuchar un extraño sonido que no puede identificar. Por lo que empieza a investigar, dialogando con su hermana (Agnes Brekke), ingresada en un hospital, y con un ingeniero de sonido, Hernan (Juan Pablo Urrego), con el que busca reproducir el sonido. Y que en un momento dado desaparece como si no existiese. Finalmente, en su búsqueda, llega a un lugar de la campiña donde conoce a un pescador, que parece un alter ego de Hernan pero mayor (Elkin Díaz), con quien conversa… hasta una curiosa sorpresa final.
Que la película esta bien hecha es indudable. Que las interpretaciones, tremendamente hieráticas, nos dejan un poco sin saber por donde tirar, también. Y que yo fui incapaz de entrar en la película, comprender el significado o las intenciones de lo que se me estaba contando… pues también es indudable. Película que ha recibido los parabienes de muchos críticos, pero que incluso después de haberle dado numerosas vueltas tras la salida del cine… sigo sin haber conectado ni intelectualmente ni emocionalmente con ella.

No soy un espectador cobarde. Veo todo tipo de cine. Arriesgo dentro de eso que se ha dado en llamar el cine de arte y ensayo. Pero en este caso no he sentido que el director y yo mismo compartiéramos el mismo idioma, los mismo símbolos, las mismas metáforas. Porque, sin destripar las escenas finales de la película que para algunos ponen del revés todo el metraje, me resisto a clasificarlas en el ámbito de la fantasía, o ciencia ficción. El título de la película nos pone sobre algunas pistas. También los diálogos con la antropóloga forense. Pero aun así… constantemente hubo elementos durante la proyección que me expulsaron del filme. Por lo tanto, en un envoltorio de delicadeza y filigrana en el tratamiento visual y sonoro de la película, no encuentro motivos especiales para recomendarla. Aunque reconozco que esta es un película para que cada cualquier decida salirse de sus zonas de confort y arriesgar un par de horas de su tiempo buscando otras miradas.
Valoración
- Dirección: ****
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: **
