[Recomendaciones fotográficas] Repaso rápido a las dos últimas semanas

Fotografía

Hoy pensaba que tenía mucho tiempo para hacer varias cosas, pero al final se me ha echado encima la tarde y todavía me quedan varias cosas por hacer. Así que voy a hacer un repaso rápido de recomendaciones fotográficas, sin mucho comentario.

Fotografías realizadas ayer mismo al amanecer.

En Booooooom he encontrado varias cosas curiosas:

Primera: Orsolya Luca, de algún país de la Europa Oriental que no se indica, nos muestra una serie de fotografías tomadas sobre películas fotográficas fabricadas en China pero que ya no existen en el mercado. Lo de menos es el soporte. Las instantáneas de las calles del gigante asiático que realiza me parecen estupendas.

Segunda: Los paisajes y retratos en blanco y negro del costarricense Allan Salas. Dejando aparte lo que dice que significan, me parece un conjunto muy atractivo estéticamente y muy coherente.

Tercera: Con unos temas relativamente similares, pero con una estética totalmente distinta, película negativa en color sobre medio formato cuadrado, también me han gustado las fotos de Ava Margueritte.

En Blind Magazine, algunos nombre ilustres, y otros menos, pero también interesantes.

En primer lugar, fotografías inéditas en color de William Klein, de principios de los años 60 en el África occidental. Estupendas.

En segundo lugar, la fotografía de moda y top models nunca me ha interesado mucho. Pero siempre hay excepciones, y una de ellas es Peter Lindbergh.

En tercer lugar, de un fotógrafo menos famoso, me han gustado los retratos ambientales de los comerciantes y profesionales coreanos en la Koreatown de Los Ángeles, realizados por Emmanuel Hahn. El fotógrafo es de origen coreano, y trabaja muchos los temas de la identidad de los asiáticos en la diáspora.

Fotográficamente, y en muchos otros campos, el criminal bombardeo atómico de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki por los estadounidenses ha dado para mucho, y supongo que seguirá dando. En Lens Culture leemos un artículo de Yoshitaksu Fujii que mezcla fotografías encontradas tras el bombardeo, alteradas por la radiación, y las tomadas por el mismo de supervivientes al bombardeo y de objetos encontrados. Quizá no es original, he visto trabajos similares, pero me ha gustado.

Y en Photography of China nos muestran el trabajo de un fotógrafo chino, Zhou Mi, pero que no está realizado en su país, sino en la costa del Pacífico en California, donde va fotografiando los objetos que se encuentra en las playas, transportados por las corrientes y las olas. Naturalezas muertas en blanco y negro, realizadas en el sitio del hallazgo y que me han gustado mucho.

[Fotocomentario] ¿Cómo quedará el parque Pignatelli?

Fotografía

El parque Pignatelli de Zaragoza está cerca de mi casa. Y también lo estaba en mi infancia. Fue un terreno de juegos habitual cuando era niño. Y también fue terreno de mis primeros escarceos con las chicas. Aunque fuera a un nivel muy simplón. Pero le tengo cariño. Hoy en día, muchos días, en los que es parte de mi trayecto para ir a trabajar, muy pronto por la mañana. Me he ido acostumbrando a ir caminando los casi cuatro kilómetros de desplazamiento.

La cuestión es que están en obras en su vecindad. Unos antiguos depósitos de agua vecinos están desapareciendo definitivamente. Y parece que se convertirán en viviendas. Se abrirán algunas calles nuevas… No se si se harán equipamientos ciudadanos, o se ampliarán las zonas verdes. El actual gobierno municipal no es propicio a esto último. Es de los de ceder todo a lo privado. El caso es que no sé en qué medida afectará al parque. Me gustaría que el parque fuera más verde, tuviera una vegetación más lucida o exuberante. Pero vivimos en una ciudad con un clima semiárido, con poca pluviosidad, y veranos muy calurosos, y cuesta mucho mantener esa vegetación. Y más todavía pagar el sueldo de los jardineros… lo que decía del gobierno municipal. El actual, pero también el de los otros que presumen de más «sociales». Ahora han abierto un paso a camiones y excavadoras por un extremo del parque. Espero que lo cierren. Que no lo dejen permanente abierto, para conveniencia de los vecinos de las nuevas viviendas, que por su situación, no serán pobretones precisamente. Si no han de ampliar las zonas verdes comunitarias, que por lo menos no las disminuyan. O las vuelvan más cutres, con más cemento y asfalto. Que es lo barato en Zaragoza. Si los jardines zen japoneses son de piedras y rocas, los jardines y parques de Zaragoza también tienden a lo zen, pero con asfalto y cemento.

Para saber más de las fotos acompañantes, podéis dirigiros a El filtro rojo y sus efectos en película superpancromática – Fujifilm GS645S Wide 60 con Ilford SFX 200.

[TV] Cosas de series; strange… pretty strange

Televisión

Hoy nos vamos al mundo de la fantasía, con más o menos terror y ciencia ficción, y la ciencia ficción, con más o menos fantasía. La fantasía y la ciencia ficción son dos géneros que deberían ser considerados como claramente distintos. Y sin embargo, se suelen encontrar asociados. Incluso en las librerías más prestigiosas es frecuente ver los estante de los dos géneros contiguos e incluso mezclados. Y el problema es que mucho de lo que se vende como ciencia ficción es pura fantasía, véase Star wars o el universo Marvel, y cada vez es más frecuente que en las producciones fantásticas se ofrezcan explicaciones pseudocientíficas a los fenómenos fantásticos. Como indudablemente sucede en la filoochentera serie de hoy.

No sabía muy bien cómo o con qué ilustrar esta entrada, así que he tirado por en medio y traigo algunas versiones en blanco y negro de fotografías digitales de mi último viajes de vacaciones por el Tirol con su Alpes y por Venecia.

Porque hemos asistido, con cierta pereza por mi parte, no voy a negarlo, a la cuarta temporada de Stranger things. Una temporada en la que el mundo de terror fantástico ha recibido con insistencia y pesadez una explicación vía la tradicional figura del científico loco (Matthew Modine) para explicar los poderes de Eleven (Millie Bobby Brown) y el malo de la serie (Jamie Campbell Bower); postmodernidad anticientífica a pleno rendimiento como motor de esta historia «homenaje» a los idelógicamente discutibles y reaganistas años 80 norteamericanos. Siempre me ha parecido una serie sobrevalorada, aunque tenga algún momento bueno, y alguna interpretación interesante, aunque no necesariamente entre los personajes más protagonistas. Pero ahora es una serie tan creída, tan pagada de sí misma, tan convencida de su éxito comercial que cree asociado a otros valores de calidad que son más anecdóticos de lo que parece… que se permite torrarnos la vida con episodios de dos horas y veinte minutos. Que lo que hace cualquiera que se siente a ver una serie es verla en dos, tres o cuatro veces. Reconvertirlo en varios episodios más cortos y asumibles. Y que parece algo impresionante… pero no es más que un montón de pirotecnia en torno a una peripecia que tiene prácticamente el mismo esquema argumental que Return of the jedi… aunque en otro universo. Dejo al lector la comparación mental entre ambas producciones. Supongo que terminaré de ve la serie cuando llegue la quinta y última temporada. Pero me da una pereza…

Cuando anunciaron Star Trek: Strange new worlds dudé mucho en dar una oportunidad a esta reciente incorporación a la franquicia trekkie. Está de moda el adjetivo strange y su variante, ¿no? Tradicionalmente, las series y muchas de las películas de la franquicia Star Trek han gozado de una cutredad que sólo me parece asumible y admitible en la serie original, que tiene mucho encanto, pese a que su protagonista, Kirk (William Shatner), siempre me cayera un poquito mal. Las películas modernas no son cutres, pero su director siempre muestra más fachada que contenido; sus películas suelen tener envoltorios vistosos, pero muy vacías de un contenido auténtico e interesante. Sin embargo, las series más recientes han dejado de ser cutres, están mucho más cuidada, y ha habido al menos una de ellas que consiguió gustarme bastante durante un tiempo. Lo curioso es que muchos trekkies se quejaron de que se alejaba del «espíritu» original de la franquicia, y poco a poco la devolvieron al redil, con lo cual… dejó de interesarme. Por supuesto, aunque vi la primera temporada, no me agradó en exceso la dedicada a otros de los capitanes tradicionales de la Enterprise, Picard (Patrick Stewart), que siempre me ha caído también como el culo.

Al final, decidí darle una oportunidad a esta nueva serie. Me lío bastante con la cronología interna del universo trekkie, pero parece claro que su acción se encuentra situada en un tiempo anterior a la serie original. Está Spock (Ethan Peck) por ahí. Joven y tal. Y al principio, parecía que iba a centrar su esfuerzo en los conflictos de su capitan, Pike (Anson Mount), que para variar no me cae mal. Pero ciertamente al final ha sido más de lo mismo pero sin las cutredades tradicionales en la producción de estas series a lo largo de su historia. En un momento dado, han sido diez episodios de aventuretas muy tradicionales, con enooooormes cantidades de corrección política, pero con muy simplistas planteamientos, como es tradicional en la franquicia salvo honrosas excepciones. Quizá por eso en estos momentos prefiero mucho más su parodia, que no tiene un producción tan costosa y vistosa pero que tiene contenidos más profundos y plantea dilemas más próximos a la realidad. De ella hablaré pronto porque está en marcha su tercera temporada. Volviendo a los extraños mundos nuevos, entretiene. Pero poco más. No sé si volveré a ella cuando llegue su segunda temporada.

[Fotocomentario] Hay suburbios… y suburbios

Fotografía, Política y sociedad

Me pasó algo curioso hace un par de semanas. Una persona residente en Estados Unidos, en Nuevo Méjico, no recuerdo la población, que lee y se expresa en español de forma muy fluida, deduzco que también lo habla, aunque por el nombre no sea lo que allí llaman un hispano o latino, su apellido parece muy germánico del norte, me remitió un mensaje privado a través de una red social. Al parecer, había leído algunos de mis artículos en mis páginas de dedicadas a la técnica fotográfica, especialmente las anteriores al 30 de marzo de este año… y tenía muchas dudas sobre lo que yo contaba. Especialmente, no entendía porqué hablaba de paisajes suburbanos o suburbiales. Lo que el veía en mis fotos no eran suburbios.

Deduje cual era el origen de sus dudas… porque a mí también me había llamado la diferencia en concepto en la palabra suburbio, suburb en inglés, entre nuestro idioma y el de Shakespeare, a través de películas y series de televisión. Así que estuve revisando un poco y… efectivamente. Si cuando Sabina dedicaba su canción Qué demasiao a un «macarra de ceñido pantalón, pandillero tatuado y suburbial, hijo de la derrota y el alcohol…», con lo de suburbial no se refería precisamente a un adolescentes de familia media, alumno diligente de un instituto o de colegio privado, como se puede deducir del contexto. Y es que para los anglófonos, los suburbios son zonas residenciales de clase media, viviendas unifamiliares, con garaje para el coche, jardín y tal. Mientras que en castellano, los suburbios son la periferia de la ciudad, destartalada, de viviendas de calidad escasa, malos servicios, y en ocasiones cierto apego a la exclusión social. El buen hombre de Nuevo Méjico no me entendía cuando yo mostraba las fotos de las zonas suburbiales, ese lugar donde la ciudad deja de ser la ciudad y empieza a ser el campo. Y con cierta razón. Las palabras nos ayudan a comunicarnos, son un gran invento. Pero las lenguas nos ponen trabas, zancadillas en esa comunicación… que si no son más graves que el malentendido que he comentado… ni bien ni mal.

Más fotografías de esta serie de los alrededores del Canal Imperial de Aragón entre los cinturones de ronda de Zaragoza en Paisaje periurbano al atardecer – Hasselblad 500CM con Planar 80 mm y Kodak Ektar 100. Como veis… he optado por el adjetivo periurbano en lugar de suburbial… para no liar a mis posibles lectores con otras lenguas nativas.

[Cine] Dangsin eolgul ap-eseo [당신 얼굴 앞에서] (2021)

Cine

Dangsin eolgul ap-eseo [당신 얼굴 앞에서] (2021; 39/20220721)

En los últimos años se ha venido convirtiendo en una costumbre el ver la dosis anual del cine del director surcoreano Hong Sang-soo. Si ya antes de la pandemia había entrada en contacto en varias ocasiones con la películas de este cineasta, muy querido por los ambientes festivaleros europeos, el repaso a buena parte de su filmografía durante los meses que estuve suscrito a Filmin durante la epidemia acabó por engancharme a estas pequeñas películas. Pequeñas en cuanto a duración, en cuanto a presupuesto, en cuanto a la sobriedad de medios y en cuanto a la amplitud de sus historias. Pero no tan pequeñas ni mucho menos en cuanto a reflexiones muy personales sobre la vida y las relaciones. No pocas veces con un tono surrealista e incluso ligeramente fantástico, en el que se desdibuja la realidad con lo imaginado o soñado.

Algunas vistas de Seúl para ilustrar la entrada de hoy.

La semana pasada asistimos a una de las proyecciones, todas en versión original, no ha sido doblada, de una de las últimas películas del director coreano. No es la última puesto que su ritmo de rodaje es alto, y a lo que llega a España una de sus películas ya ha estrenado o está a punto de estrena otra u otras en su país de origen. Y en esta ocasión acompañamos a una mujer de mediana edad (Lee Hye-yeong), que tras años de residir en Estados Unidos, ha vuelto a Corea del Sur, donde se aloja con su hermana y su sobrino, con quienes debate la idea de trasladarse definitivamente a su país natal. Con alguna experiencia como actriz antes de emigrar, va a reunirse con un director de cine (Kwon Hae-hyo) para discutir su posible vuelta a la interpretación. Aunque hay un hecho que no ha confesado a su familia que dificulta esa posibilidad.

El título de la película se traduce como frente a tu cara, de hecho su título en inglés es In front of your face, y en castellano la he visto titulada en algún sitio como Delante de tí. Y como de costumbre en este director, es un ejercicio de cine minimalista, que se apoya en tres personajes principales y unos cuantos diálogos, no muchos, entre ellos, y alguno secundario con algún otro personajes en los intervalos entre ellos. Diálogos que parte de lo banal, de lo cotidiano, de las cosas sobre cualquiera hablaría de forma habitual. Comprarse un apartamento, un parque agradable para caminar, un buen sitio para tomar un café contemplando un jardín, retomar un trabajo abandonado años antes, ganarse la vida con una tienda de licores… Pero todos estos diálogos esconden capas más profundas. ¿Por qué escapar de una posible vida de éxito hacia una más anodina en otro país? ¿Por qué siento que me abandonaste cuando te fuiste? ¿Dejaste cuentas pendientes y has venido a saldarlas? ¿Qué situación vital trascendente hace que des largas a todas las propuestas que te hacen? Y curiosamente, en medio del drama, no falta algún momento de ironía y humor.

Apoyada en unos diálogos sin desperdicio, en la sencilla pero eficaz puesta en escena del director, y en unos intérpretes no sólo eficaces sino brillantes en sus trabajos contenidos pero sentidos y transmisores de esas capas de significado, la película es una de las más redondas que le he visto al director en su sencillez. Y una de las más directas, en las que juega menos con el espectador y con los significados de lo que nos cuenta, y va al grano de lo que está mujer nos quiere contar. A mí me parece muy recomendable. Pero si, como digo muchas veces, lo tuyo es atiborrarte de palomitas y sodas azucaradas en la sala de cine mientras machotes vestidos de colorines, en medio de pirotecnias improbables, vociferan en la pantalla… pues a lo peor no.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Fotocomentario] Qué es la luz

Fotografía

Cuando hace algo más de tres años el Event Horizon Telescope EHT publicó la primera imagen de un agujero negro, un gigantesco, al menos en masa, objeto astronómico situado en el centro de la galaxia M87, tras una sesión de cine, tomando unos chismes en una cafetería, mantuvimos una conversación entre varios amigos y conocidos que devino en discusión. Uno de los presentes, poco dotado para las ciencias, no porque sea poco inteligente sino por su desinterés y actitud anticientífica, manifestaba indignado que las noticias eran falaces. Que aquello no era real, que era un invento, que eso que llamaban telescopio sabía de buena tinta que era antenas de radio y que aquella imagen no se podía ver.

Todos los intentos por explicarle la naturaleza de la luz, radiación electromágnética, indistinguible de las ondas de radio salvo por su longitud de onda… fueron total y absolutamente infructuosos. Una situación desalentadora en una reunión social de personas de un nivel sociocultural supuestamente alto.

Cuando el mismo telescopio reveló hace unos meses la primera imagen del agujero negro supermasivo que reside en el centro de nuestra galaxia… pues no debatimos el tema. Y menos con el individuo aquel, que después de los peores años de la pandemia ha dejado de relacionarse con nosotros. Sin que le echemos mucho en falta, he de decir. Pero ha resurgido el interés sobre la naturaleza de la luz y de lo que es una fotografía, una imagen escrita con luz, con motivo de las primeras imágenes obtenidas en color con el telescopio espacial James Webb. Un poco más cerca en el espectro radiomagnético de la luz visible, los instrumentos de este telescopio se manejan en la luz infrarroja. Que tampoco podemos ver. Aunque a veces la sentimos en nuestra piel, cuando nos transmite el calorcito que irradian otros cuerpos. Especialmente el sol, aunque no solamente. Y al fin y al cabo, ¿no soy yo mismo aficionado a obtener fotografías en el infrarrojo cercano. Como las que hoy traigo a estas páginas, realizadas este mismo fin de semana.

Más detalles sobre ellas en Mirando en el infrarrojo (1) – Digital con Fujifilm GFX 50R. En fin… en realidad, lo que me pesa en el alma, no es la naturaleza de la luz, sino la ignorancia de la especie humana, más por su negativa a aprender que por su capacidad para ello.

[Libro de fotografía] Fotografía – David Bate

Arte, Fotografía

Ya comenté hace unos días nuestra visita a las exposiciones de Caixaforum Zaragoza. Pero de esa visita salí con un par de libros extra para mi biblioteca, en estos momentos demasiado desordenada y caótica. Quizá por eso los compré chiquitos. Y este es el problema de Caixaforum. No pago la entrada por tener una tarjeta de crédito emitida por la entidad bancaria que promueve el centro. Pero si paro en la tienda… acabo gastándome con creces lo que he ahorrado. Un peligro. Uno de los libros era de fotografía. Las fotografías acompañantes proceden de mi paseo mañanero de ayer sábado, aunque no son las fundamentales del mismo. Pero de esas, hablaré otro raro. Mañana o pasado.

Tengo algunos libros de historia de la fotografía. Todo aficionado a la fotografía, al nivel que quiera situar esta afición, como fotógrafo aficionado, como aficionado a la fotografía artística, como visitante de exposiciones y museos de fotografía, como amante de los reportajes fotográficos, como apasionado de la fotografía conceptual… cualquiera que sea el nivel o aspecto que queráis considerar, debe tener en su biblioteca algún libro de fotografía. Tengo varios que pueden entrar en esta categoría. Aunque el más específico, y más querido por mí hasta el momento, es la Historia de la fotografía de Marie-Loup Sougez (1930 – 2019), parisina que acabo instalándose y viviendo en España, en Madrid, hija del fotógrafo Emmanuel Sougez.

Aun escrita con rigor académico, la historia de la fotografía de Sougez, publicada en 1981, pero que fue revisada hasta 2011, adoptó un formato de libro de bolsillo y un tono de redacción ameno que lo hace apto no sólo para el estudiante del arte sino para cualquier persona que quiera leer más sobre el tema. Funciona tanto como libro de texto como libro de divulgación, lo cual es un notable mérito. Pero a pesar de sus revisiones, como les pasa a muchos libros de historia (de lo que sea) corre el riesgo de perder parte de su validez con el tiempo por un problema de perspectiva. Y es que han pasado 40 años desde que se concibió. Y los potenciales lectores de 40 años después han crecido y se han formado en estilos de vida y valores diferentes, que no han de ser despreciados a la hora de valorar lo que es importante o no tanto en un libro de historia. Por mucho que nos gustaría considerar la historia como una ciencia contrastable con los datos que cualquier puede recoger, la subjetividad y los valores del momento influyen a la hora de entenderla. Más de los que nos gusta pensar. Por eso, aunque considero el libro de Sougez plenamente válido y recomendable, creo que conviene complementarlo con otros libros contemporáneos, que introduzcan los cambios en la perspectiva que el paso de los años conlleva.

David Bate es un fotógrafo inglés, y también historiador y teórico de la fotografía. Y uno de sus libros de divulgación sobre fotografía, el que compré en Caixaforum, publicado originalmente en el reino unido en octubre de 2021, ha sido traducido y publicado de modo fiel al original en castellano por Blume en su colección Esenciales del Arte, que parece réplica de una colección similar de la editorial británica. Es ameno, riguroso, moderno, no tiene la voluntad de abarcar el conjunto de la historia del arte, pero sí los conceptos y periodos más representativos, así como algunos de los artistas más reconocidos. Que en ocasiones son los de siempre, o extraídos entre los de siempre, pero otras veces no. Lo cual pone de relieve lo que he comentado de la perspectiva de los tiempos, en mi opinión. Y especialmente se nota a la hora de abordar la fotografía contemporánea. Así que considero este librito una buena incorporación a la biblioteca.

[Cine] Persuasion (2022)

Cine

Persuasion (2022; 38/20220717)

Nuevamente una película de época ambientada en Inglaterra. Aunque… no es una producción inglesa,… o británica siquiera. Siendo una Netflix original, es una película estadounidense. Dirigida por Carrie Cracknell, que sí es británica, es una incursión en el cine de esta realizadora que procede del teatro, con éxito por lo que se puede leer. Y a priori es una película que tiene todas las pintas de buscar ocupar un nicho conveniente para la plataforma en línea y para la actriz protagonista, Dakota Johnson. La de las adaptaciones de las novelas de Jane Austen. ¿Qué actriz con aspiraciones no ha buscado protagonizar a una de las románticas heroínas de Austen para afianzar o lanzar su carrera? Creo que la última que recuerdo estaba preparada para terminar de lanza a Anya Taylor-Joy. Y no estaba mal, aunque lo que dio el espaldarazo a la actriz fue una estupendísima serie de televisión.

Dakota Johnson era famosa por ser hija de famosos, tanto por parte de papá como de mamá. Y de abuelita. Y de padrastro. Pero cuando consiguió un protagonista en el cine, lo hizo en un subproducto cinematográfico del género erótico, que procedía de un subproducto literario, todo ello de ínfima calidad real, por mucho que se hay revestido de… lo que sea que se haya revestido. Así que va buscando producciones que den más prestigio y en las que pueda demostrar que vale. Y supongo que de aquí viene la conveniencia de protagonizar a esta Anne Elliot de Austen, la joven cada vez menos joven que vive con los remordimientos de haberse sacudido de encima a un pretendiente guapo y galante (Cosmo Jarvis), pero pobretón, tras ser persuadida por los miembros de su familia. Una panda de snobs absolutamente estomagante. Y de repente el guapo pero pobre reaparece en su vida, guapo… pero rico. ¡Qué tremendo conflicto!

Buena parte de la acción en esta película transcurre en la muy «posh» y británica ciudad de Bath. Así que pondremos algunas fotos de esta bonita ciudad. Aunque mi visita a ella coincidiera con un día gris y poco vistoso.

Si hay películas que gustan más o menos, pero que luego crecen en la memoria, y al final las recuerdas como estupendas, esta película de Netflix… es todo lo contrario. Aunque cuando termina estás ya convencido de su mediocridad, la asumes como normalita y aceptable. Hasta que con el tiempo, la memoria de la misma te va convenciendo de una realidad incontestable. Es peor que mediocre. Es una película que nunca se debió haber filmado. Con interpretaciones mediocres, todo el mundo está de acuerdo en que la película transforma el carácter principal en otro personaje totalmente distinto, una cínica alcohólica que bebe tintorro a morro directamente de la botella… y que ni siquiera funciona como parodia de las novelas de Austen. Llena de incongruencias respecto al lugar y el tiempo en el que se sitúa la acción, parece más influida por los Bridgerton que por las reales novelas de la célebre escritora británica. Y encima… las constantes rupturas de la cuarta pared, en las que la protagonista se dirige a un público que supone idiota para explicarle lo que pasa. Y no vamos ya a hablar de qué narices habrán podido ver los dos protagonistas el uno en el otro para explicar ese amor incomprensible y que perdura tanto en el tiempo, cuando ambos son de lo más enojoso, cada uno a su manera.

En resumen… no la vean. De verdad. Que no merece la pena. Si les gusta el universo de Jane Austen, se van a cabrear. Si les da igual, la película no les va a decir nada. Y no lo conocen… seguirán sin conocerlo y sin entenderlo. Una oportunidad desperdiciada. Una película que no debería existir. Y luego los responsables de Netflix se preguntarán porqué la gente se da de baja de su plataforma. ¿No han pensado que su abundante oferta cada vez vale menos lo que se paga por ella?

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: **
  • Valoración subjetiva: **

[TV] Cosas de series; recuperando dramas de Apple TV+ y otros

Televisión

Si entro a controlar mis ajustes de la cuenta de Netflix, me dice que estoy suscrito desde marzo de 2016. A lo tonto modorro, han pasado ya más de seis años. Creo que ya lo he comentado, o lo he dejado caer, en alguna ocasión, pero algunos de las motivaciones para suscribirme a esa cadena no existen. Sus series de producción propia y muy numerosas no tienen ya la misma presunción de calidad que hace unos años. En algunos momentos el ritmo de novedades ha sido tan elevado que muchas han pasado desapercibidas. Y las más publicitadas parecen dirigidas a un público que no soy yo. Según cómo evolucionen sus amenazas de cambios en los sistemas de tarifas, en estos momentos parece que les empiezan a fallar las cuentas y está perdiendo suscriptores… pues seré uno de los suscriptores que se pierda. De hecho… en la entrada de hoy… no hay series de Netflix.

Con dos de las series de hoy de ambiente británico, recupero algunas fotos realizadas con la vieja Zeiss Ikon Ikonta en 2012 sobre unos rollos de Ilford HP5 Plus.

Y es que, habiendo notado la calidad que suelen presentar las series de Apples TV+, he empezado a recuperar algunas de las ya emitidas. Una suscripción mucho más barata para mí que la de Netflix, con mucha menos oferta, pero de más calidad, y probablemente suficiente para mí, junto con algún otro suplemento. Una de las series recuperadas es Suspicion, que probablemente es la más floja de las series que he visto de esta cadena. El secuestro del hijo de una empresaria americana de gran influencia, que aspira a ser embajadora de los EE.UU. en Londres, amenaza con destapar escándalos económicos y políticos, mientras que cuatro ciudadanos británicos son puestos en el punto de mira de la policía británica y del FBI como sospechosos, y verán como sus vidas son puestas patas arriba por su relación directa o indirecta con el secuestrado en tiempos pasados. Tiene momentos en los que no está mal,… está bien interpretada,… pero al final tiene mucha menos miga de la que parecía.

En otra liga parece jugar Shining girls, un drama criminal con asesino en serie, y un componente fantástico por ser este asesino en serie un viajero en el tiempo. También en Apple TV+. Con la siempre interesante Elisabeth Moss como protagonista, una mujer que sobrevivió al brutal ataque del asesino, y Jamie Bell como el perturbado tal asesino, y con Chicago como escenario, no sólo debemos contar con el misterio a resolver, sino también con las consecuencias de las perturbaciones en el tiempo, pasado y futuro, causadas por las incursiones del asesino en el tiempo. Las paradojas de los viajes temporales no siempre están bien resueltas, siendo la más notable las de la persistencia en la memoria de algunos personajes de su «pasado» en otra realidad, pero la serie va subiendo de nivel conforme avanza en los episodios, siendo los últimos de gran intensidad y muy interesantes. Y todo ello, con un reparto en estado de gracia, como era previsible. Es curioso que el asunto del viaje en el tiempo haya estado tan presente en el mundo de las series, ya que hay que añadir este drama criminal a cierta comedia con tonos ácidos, y un drama romántico, ambos recientes. Y muy visibles.

Las dos series anteriores, con sus más y sus menos, me han interesado bastante más que casi cualquier cosa que estrena Netflix últimamente. Y por fin, he visto los seis episodios de la segunda temporada de All creatures great and small. El caso es que poco hay que comentar de esta serie. Es una producción amable, buenista, buenrollista, con conflictos que se resuelven con razonable placidez, en esa campiña de Yorkshire donde, aparentemente, todo el mundo es bueno, y se preocupa mucho por sus vacas. Es un entretenimiento amable, bien realizado, pero sin mayor trascendencia.

[Fotocomentario] Brutalismo y alienígenas en La Romareda

Fotografía

Los años setenta del siglo XX son una década muy discutida en cuanto a las tendencias culturales, artísticas y estéticas. Siendo la década en la que podemos situar el arranque de la posmodernidad… me resulta difícil encontrarla simpática. Y con una España a caballo entre una dictadura trasnochada, pero tristemente activa y dura, y los principios de una democracia, deseada por una población que, como hemos podido comprobar después, no tenía nada clara en que consistía comportarse democráticamente… es difícil de valorar. También es un momento en el que la estética posmodernista irrumpe con resultados… no siempre acertados desde mi punto de vista. Y entra en escena la iglesia de Santa Mónica en el barrio de la Romareda… en aquel entonces todavía en desarrollo.

Por la peculiar «cúpula» que domina su tejado, la broma más habitual es que la gente la llame el OVNI, la iglesia de los alienígenas, marcianos o extraterrestres u otros conceptos similares. En un momento en el que la dictadura está en pleno vigor, la iglesia católica, uno de los pilares del fascismo español, recibe terrenos y prebendas con facilidad, y se puede permitir el lujo de construcciones a lo grande. Especialmente en un barrio nuevo que va a ser habitado por personas con un más que decente poder adquisitivo, y en el que menudean otros colectivos con prebendas en el régimen; viviendas para militares, policías y similares. Así que si hay que hacer una iglesia nueva, que sea a lo grande. Arquitectura brutalista que es lo propio de estos regímenes y sus apoyos, pero con el tono de «modernidad» que pretendía atribuirse la iglesia católica. Modernidad en las formas, no en el fondo como el tiempo se ha encargado de rubricar.

Un edificio que divide, como tantas cosas a los zaragozanos, como «buenos españoles» que son. Entre los que la admiran y los que la aborrecen. El brutalismo nunca ha sido una corriente arquitectónica y estética de mi gusto. Así que ya os podéis imaginar… En fin. La foto procede de un rollo de película cuya peripecia técnica podéis encontrar en Lo cotidiano del mes de junio – Nikon Nikomat FTn con Kodak Pro Image 100. Y del que os dejo alguna que otra muestra.

[Cine] Benediction (2021)

Cine

Benediction (2021; 37/20220714)

Nuevamente quedamos para ir al cine con una cartelera de verano que presenta pocos atractivos y, como en otras ocasiones, alguna bien reciente, nos decidimos por una película británica de época. Los británicos tienen buenos intérpretes y oficio para estas producciones, así que suelen ser una apuesta más o menos segura, aunque no siempre memorable. Dirigida por Terence Davies, muy especializado en películas de época, se trata de una película biográfica que, a priori, presentaba buenas oportunidades.

La persona histórica biografiada es el poeta inglés Siegfried Sassoon, interpretado en su juventud por Jack Lowden y en su últimos años de vida por Peter Capaldi, al que seguimos desde que es ingresado en un sanatorio psiquiátrico por negarse a volver al frente. Previamente considerado un oficial valeroso, casi temerario, en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial, afectado por la guerra se revolvió contra ella y escribió contra quienes la mantenían en lugar de buscar la paz con el diálogo. Las autoridades, por sus antecedentes, en lugar de juzgarlo decidieron atribuir esto a causas médicas y lo enviaron a un psiquiátrico en Escocia. Y es aquí donde comienza la película que seguirá al poeta durante unos quince o dieciséis años, principalmente en sus relaciones con diversos hombres, hasta su sorprendente matrimonio con una mujer bastante más joven. Intercalada con la biografía de esta parte de su vida, conoceremos a un Sassoon anciano, melancólico, convertido al catolicismo, su origen era una adinerada familia judía con la que no mantuvo relación al parecer, con una relación difícil con su hijo George, a quien quiso mucho.

Aprovecho unas fotos de Londres que seleccioné hace poco para mi Instagram viajero, y las uso para ilustrar esta tan británica entrada cinematográfica.

Como de costumbre en estas producciones, están hechas con oficio, tanto en la realización como en la interpretación. Como decía antes, en esto son una apuesta segura. Pero en esta ocasión, para mí, insuficiente. Aunque no se puede «suspender» a la película, no acabó de engancharnos el personaje. La película falla a la hora de centrarse, explorar y profundizar en cualquiera de los conflictos que plantea; el antibelicismo, sus relaciones románticas o sexuales con los hombres, algunas muy tormentosas, la relación con su mujer, o los motivos de su conversión al catolicismo, una religión que rechaza, y más en su momento, a los homosexuales declarados. Todo esto es presentado, mostrado… pero no debatido. No sabemos cuál es la tesis del autor sobre la vida de Sassoon. Y salimos del cine con la sensación de haber ingerido una cena muy bien presentada, pero sin un sabor definido que nos haga recordarla. En fin… cada cual verá si le interesa.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Arte/exposición] La imagen humana en CaixaForum Zaragoza

Arte

Esta entrada también podría haber ido en forma de Fotocomentario. Al fin y al cabo, las fotografías asociadas también son objeto de un análisis desde el punto de vista de la técnica/tecnología fotográfica en ISO invarianza del sensor de la Fujifilm GFX 50R – Exposición en CaixaForum Zaragoza. Pero nos centraremos en el arte y la cultura en esta ocasión.

La exposición que con el título La imagen humana: arte, identidades y simbolismo se exhibe actualmente en CaixaForum Zaragoza es una de las que me ha gustado últimamente de las que ha programado este centro cultural promovido por cierta entidad bancaria. Como dice su página web, es un recorrido en el tiempo y en las distintas culturas de todo el mundo, no está centrada como otras en Europa y sus derivados, sobre la representación del cuerpo humano y de sus significados. Escultura, pintura, fotografía, numismática, joyería, grabados,… cualquier medio es válido para obras que abarcan desde los 7000 u 8000 años antes de la era común hasta los tiempos contemporáneos. Y todo ello bastante bien contado. Muy recomendable.