Persuasion (2022; 38/20220717)
Nuevamente una película de época ambientada en Inglaterra. Aunque… no es una producción inglesa,… o británica siquiera. Siendo una Netflix original, es una película estadounidense. Dirigida por Carrie Cracknell, que sí es británica, es una incursión en el cine de esta realizadora que procede del teatro, con éxito por lo que se puede leer. Y a priori es una película que tiene todas las pintas de buscar ocupar un nicho conveniente para la plataforma en línea y para la actriz protagonista, Dakota Johnson. La de las adaptaciones de las novelas de Jane Austen. ¿Qué actriz con aspiraciones no ha buscado protagonizar a una de las románticas heroínas de Austen para afianzar o lanzar su carrera? Creo que la última que recuerdo estaba preparada para terminar de lanza a Anya Taylor-Joy. Y no estaba mal, aunque lo que dio el espaldarazo a la actriz fue una estupendísima serie de televisión.
Dakota Johnson era famosa por ser hija de famosos, tanto por parte de papá como de mamá. Y de abuelita. Y de padrastro. Pero cuando consiguió un protagonista en el cine, lo hizo en un subproducto cinematográfico del género erótico, que procedía de un subproducto literario, todo ello de ínfima calidad real, por mucho que se hay revestido de… lo que sea que se haya revestido. Así que va buscando producciones que den más prestigio y en las que pueda demostrar que vale. Y supongo que de aquí viene la conveniencia de protagonizar a esta Anne Elliot de Austen, la joven cada vez menos joven que vive con los remordimientos de haberse sacudido de encima a un pretendiente guapo y galante (Cosmo Jarvis), pero pobretón, tras ser persuadida por los miembros de su familia. Una panda de snobs absolutamente estomagante. Y de repente el guapo pero pobre reaparece en su vida, guapo… pero rico. ¡Qué tremendo conflicto!

Si hay películas que gustan más o menos, pero que luego crecen en la memoria, y al final las recuerdas como estupendas, esta película de Netflix… es todo lo contrario. Aunque cuando termina estás ya convencido de su mediocridad, la asumes como normalita y aceptable. Hasta que con el tiempo, la memoria de la misma te va convenciendo de una realidad incontestable. Es peor que mediocre. Es una película que nunca se debió haber filmado. Con interpretaciones mediocres, todo el mundo está de acuerdo en que la película transforma el carácter principal en otro personaje totalmente distinto, una cínica alcohólica que bebe tintorro a morro directamente de la botella… y que ni siquiera funciona como parodia de las novelas de Austen. Llena de incongruencias respecto al lugar y el tiempo en el que se sitúa la acción, parece más influida por los Bridgerton que por las reales novelas de la célebre escritora británica. Y encima… las constantes rupturas de la cuarta pared, en las que la protagonista se dirige a un público que supone idiota para explicarle lo que pasa. Y no vamos ya a hablar de qué narices habrán podido ver los dos protagonistas el uno en el otro para explicar ese amor incomprensible y que perdura tanto en el tiempo, cuando ambos son de lo más enojoso, cada uno a su manera.
En resumen… no la vean. De verdad. Que no merece la pena. Si les gusta el universo de Jane Austen, se van a cabrear. Si les da igual, la película no les va a decir nada. Y no lo conocen… seguirán sin conocerlo y sin entenderlo. Una oportunidad desperdiciada. Una película que no debería existir. Y luego los responsables de Netflix se preguntarán porqué la gente se da de baja de su plataforma. ¿No han pensado que su abundante oferta cada vez vale menos lo que se paga por ella?
Valoración
- Dirección: **
- Interpretación: **
- Valoración subjetiva: **
