[Fotocomentario] Días de niebla

Fotografía

Hemos pasado ya el ecuador del mes de febrero. Entramos en esos días en los que no sabes qué ponerte. A primera hora de la mañana las temperaturas son bajas, en ocasiones próximas al 0 ºC si los cielos están despejados y las nubes no hacen efecto invernadero. Pero cuando sales de trabajar a las tres y media o las cuatro de la tarde, las temperaturas están por encima de los 15 ºC… incluso se pueden acercar a los primaverales 20 ºC. O pasas frío por la mañana, o pasas calor a primera hora de la tarde, o vas cargando a esas horas el tabardo que hayas usado para abrigarte. Un lío.

Atrás quedaron los días de niebla que resuelven el dilema. Hace el mismo frío todo el día. Días de niebla que han sido tradicionales en Zaragoza. De los que todos los zaragozanos hablamos, y a veces «presumimos», y que pueden ser incluso más frecuentes que el gran orgullo climático de la ciudad, el viento del noroeste, el cierzo. O quizá deba decir «eran» más frecuentes que el cierzo. Porque llevamos observando años en los que los días de niebla han disminuido mucho. Este año pasado no hubo nieblas en noviembre. Y muy pocos en diciembre. Algunos de ellos los reflejé en mis fotografías como de las que hablo en Sensibilidades altas como película todoterreno en 35 mm – Leica M6 y Lomography Color Negative 800.

Quizá sea el cambio climático global. O quizá se deba a otros ciclos de algo tan complejo como el clima. Lo cierto es que la realidad actual no se corresponde con el pasado. Y hay otra cosa que no siempre coincide. Para algunos, la niebla es símbolo de una peculiar estética, de un estado de ánimo, incluso con un sentido poético. Para otros… un soberano incordio. Yo soy más de estos últimos. No me gusta tomar el sol, pero me gusta ver y sentir la luz del sol. Y cuando las nieblas persisten, me mustió. Incluso si puedo aprovechar los días de niebla para hacer otro tipo de fotos.