[Fotocomentario] Compras económicas ajustando expectativas

Fotografía

Salgo de un fin de semana un tanto modorro. El viernes comencé con síntomas de un catarro, más molesto que importante. Hoy lunes tengo algún síntoma residual, pero muy leve. Me he perdido cosas. Como la asamblea y la cena anual de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ y algún plan para fotografiar el domingo. Otras no… pero no las disfruté todo lo que hubiese podido, y me hicieron renunciar a las que he mencionado. Pero bueno… ayer preparé material para la actividad de este Cuaderno de ruta durante la semana… aunque no con las ganas que me hubiese gustado.

Pero nuevamente el repaso a una experiencia fotográfica, de mediados de diciembre, que podéis leer en Nuevas presentaciones para películas blanco y negro (I) – Fujifilm GS645S Wide 60 con Kentmere 100 120. Llevo un poco de «retraso» en estos comentarios. Y si lo entrecomillo es porque realmente tiene escasa importancia ese «retraso». Nada me obliga a hacerlo con mayor o menor rapidez. Simplemente es que normalmente sólo tardaba tres o cuatro semanas en comentar estas experiencias desde que sucedían, y ahora pasan dos meses. El caso es que usé por primera vez una película fotográfica de bajo coste. O de más bajo coste, dentro de la gama de productos de una empresa. Y creo que es un ejemplo de que, si ajustas adecuadamente tus expectativas, y sabes que el fabricante es decente, no pasa nada por tirar a la baja para ahorrar algo de dinero. Sabes que el nivel no es el mismo que con otras denominaciones más costosas. Pero son productos dignos, realizados con calidad, aunque sabes que hay un ahorro de costes en las materias primas. Pero no por eso deja de ser un producto adecuado. Nadie da duros a cuatro pesetas. Si el fabricante es sincero en el origen del descenso de costes, y es algo que se puede asumir, está bien. Cuando conviene, gastas más, y cuando conviene, gastas menos. El problema viene con los fabricantes y vendedores que pretenden que creas que compras jamón ibérico a precio de mortadela de la barata. Y es que eso no va así. Si te gusta la mortadela y es lo que te puedes permitir, disfrútala. Pero que no te engañen, ni te engañes a ti mismo.