Es domingo y normalmente debería recomendar fotografías y fotógrafos. Pero realmente,… hoy no me apetece. Y lo que me apetece es hablar de buena animación televisiva. Así que voy a ello.
Hace un par de años, Diney+ nos sorprendió gratamente con Visions. Una antología de animación, con pequeños cortos realizados en distintos países por todos el mundo, no americanos, por autores a los que se dio libertad para interpretar a su manera el universo Star Wars. Sip. Hay jedis, hay señores del Sith, hay imperio, hay rebeldes, hay contrabandistas, y hay gente de todo tipo de especies más o menos alienígenas, algunas que nos resultan familiares y otras que no. Pero los elementos formales, el expresionismo del dibujo, las historias son originales, siempre que sean fieles al espíritu global de la franquicia. Y sinceramente, de promedio, es mejor que los materiales originales y «auténticos» de Disney/Lucasfilm actuales (o pasados). Evidentemente son píldoras entre 13 y 22 minutos, propuestas conceptuales que, al menos de momento, no van más allá. No parece que se vaya a aprovechar estas ideas para realizar nuevas propuestas. Disney es muy conservadora y no va a arriesgar. Porque los fanáticos de la franquicia son muy conservadores y ya han demostrado que sólo quieren más de lo mismo aunque acaben descontentos cuando se lo dan. Recientemente se estrenó la segunda temporada, o segunda tanda de cortometrajes. Y si no me ha causado el mismo impacto es porque ya no ha perdido el efecto sorpresa, el efecto de lo realmente novedoso. Por lo demás, bien. Ojalá arriesgasen más los productos «oficiales» de la franquicia.

Y lo que realmente me ha encantado es la llamada The Tatami Galaxy. Este universo universitario en la ciudad de Kioto lo empecé por el final, viendo la secuela que recientemente pude ver en Disney+, con la que me divertí mucho, por lo que busqué por internet cómo ver los materiales originales. Incluso he localizado las novelas originales en las que se basan las producciones de animación. Ya veremos si las leo o no en un futuro. La serie principal y central de este universo es Yojōhan Shinwa Taikei [四畳半神話大系, las crónicas mitológicas de los cuatro tatamis y medio], aunque se suele titular fuera de Japón como The Tatami Galaxy. Primero… voy a explicar la cosa de los tatamis. Para mucha gente, un tatami es el tipo de suelo propio de las casas tradicionales japonesas, realizado con planchas de paja originalmente, aunque hoy en día se usan materiales diversos. Pero también es una unidad de medida para la superficie de las habitaciones, porque cada plancha de tatami está normalizada a unas dimensiones en torno a los 90 x 180 cm, aunque varían por regiones. Así,… una habitación de 6 tatamis tendría una superficie de 0,9 x 1,8 x 6 = 9,72 metros cuadrados. Y la habitación de Watashi [私, la forma más popular y común de decir yo en japonés], el protagonista de nuestras historias, sería la de una residencia universitaria de 0,9 x 1,8 x 4 = 7,29 metros cuadrados. Cuatro tatamis y medio es muy versátil porque las planchas se pueden disponer de diversas formas, en una configuración perfectamente cuadrada de 2,7 metros de lado. No muy grande verdad. Una plancha de 90 x 180 cm es similar a las camas individuales de 90 cm que se pueden encontrar en países occidentales. Suficiente si la persona no es muy alta.

La serie original consta de 11 episodios. Y la tónica general es que cada uno de ellos es como si fuera lo que sucede a Watashi en sus dos primeros años de estudiante universitario en diversos universos paralelos, dependiendo de las elecciones que realiza al llegar a la universidad en su primer año, especialmente en lo que se refiere a los clubes universitarios a los que se apunta. Su aspiración al llegar a la universidad es pasárselo lo mejor posible, disfrutar de la vida universitaria y vivir romances con hermosas «doncellas de cabello negro» [Kurokami no otome 黒髪の乙女] Pero indefectiblemente todas las alternativas acaban en catástrofe, especialmente por la intervención de su amigo Ozu, cuyo aspecto es el de un yōkai [妖怪, espíritu o criatura de carácter malévolo] Y nunca consigue pasarlo bien y ligar, aunque la doncella de pelo negro que busca está ahí, es un compañera un año menor llamada Akashi. Así es durante los seis primeros episodios. Luego hay tres en los que se centran sobre sus opciones de ligue entre tres mujeres, una atractiva estudiante que trabaja como higienista dental, una muñeca hinchable muy realista, y una chica a la que no conoce, pero con la que se cartea. Y finalmente, los dos episodios finales, en los que una de las versiones de Watashi descubre que ha estado viviendo en realidades alternativas centradas alrededor de la habitación de cuatro tatamis y medio, y queda metido en un bucle del que habrá de salir para poder continuar con su vida.
Esta serie es fenomenal. Es imaginativa, original, muy dinámica, llena de personajes divertidísimos que se repiten, pero nunca son iguales, juega de forma divertida con el concepto de universos paralelos a partir de unas decisiones originales y, por encima de todo, es una romántica historia de un amor que «nunca» llega a materializarse con una chica absolutamente encantadora, casi ideal, cuyo único defecto parece ser su irracional terror hacia las polillas. Pero la cosa no queda aquí.

La serie es de 2010, basada en una novela de 2004 de Tomihiko Morimi. Que en 2006 escribió otra novela, Yoru wa Mijikashi Aruke yo Otome [夜は短し歩けよ乙女, la noche es corta, la doncella pasea], que narra el after party de una boda a la que asisten como invitados Kōhai/Kurokami no otome [ya hemos mencionado que la segunda denominación es doncella de cabello negro, 後輩 kōhai sería un estudiante más joven respecto a otro de un curso superior], una chica, y Senpai [先輩, un estudiante mayor respecto a otro de un curso inferior], un chico. Y Senpai está colado por Kurokami no otome. Y mientras la chica pasa numerosas aventuras, pasándoselo estupendamente, disfrutando de la vida y de la relación con otras personas, el chico las pasas canutas, metido en problemas constantemente mientras intenta acercarse a la chica y declararle su amor. La cuestión es que en 2017 se adaptó a una película, quedando meridianamente claro que es una historia alternativa más en Tokio, alrededor de los personajes de The Tatami Galaxy, en otro universo paralelo a los anteriores. Y es enormemente divertida y disfrutable, con una animación estupenda, muy expresionista, llena de acción y buen rollo. Y, también, muy romántica.
El descubrimiento de este universo de universos paralelos en torno a la vida universitaria en Kioto ha sido un descubrimiento absoluto. Me lo he pasado como pocas veces, y me han entrado ganas de más. Aparte de «enamorarme» perdidamente de las «doncellas de cabello negro» que, por lo demás, nunca me han hecho caso. Siempre he tenido más éxito con las rubias, naturales o no. Muy recomendables. La serie y la película… de las chicas/mujeres, cada cual se las verá con quien quiera o pueda.
