Este año, como consecuencia de los rollos de película en color que he gastado en mis viajes de vacaciones, tras la época de viajes, me quedaban en la nevera cinco rollos de película en blanco y negro, de la variedad específica que uso en los viajes, cuando lo normal es que quedase uno o ninguno. Por lo tanto, decidí usarlos en los viajes cortitos, de uno o dos días, que me quedasen por hacer en la recta final del año. Y a Martín del Río me llevé dos de ellos. Uno para cada día.
Sólo usé uno. El resultado de las fotos ha sido mixto. Algunas están muy bien, pero hay varias, demasiadas, que han quedado claramente subexpuestas. No soy consciente de haber sido descuidado en la medición de la luz. Y lo mismo me ha pasado con el otro rollo, que usé en mi reciente escapada en el día a Barcelona.
Como ya comentaba recientemente, el sábado pasado fui con unos amigos de visita por algunas de las localidades de las comarcas zaragozanas del Aranda y Valdejalón. Chodes, Mesones de Isuela y Tierga fueron los pueblos visitados, con el castillo de los Luna en Mesones de Isuela como plato principal. Pero fotográficamente hay otro motivo por el que es interesante la excursión, estaba estrenando una Pentax 17.
¿Qué es la Pentax 17? Es la primera fase de Ricoh Imaging Co., bajo la marca Pentax que posee, para revitalizar el ámbito de la fotografía con película fotográfica tradicional, ofreciendo cámaras nuevas, sin tener que depender del mercado de segunda mano, y buscando atraer nuevas generaciones de fotógrafos al medio. Lo cual, en principio, suena bien.
Aquí no voy a entrar en las características de la cámara, lo que tiene de bueno y lo que tiene de malo. Todo ello lo he expresado con cierto detalle en una entrada en Carlos en plata. Aquí os dejo con una selección de fotografías, que no está mal.
Ayer estuve en Barcelona. Pasando el día. No como visita turística o para ver algo en concreto. Por la mañana, comprando alguna cosa, llevando alguna cámara a reparar, haciendo alguna gestión. A comer con algunos amigos con los que no había coincidido en mis últimas visitas a la Ciudad Condal. Y luego sí un paseo, charlando, hasta la hora de coger el tren de vuelta.
Llevé dos cámaras a reparar. No me fio mucho de las posibilidades en Zaragoza para arreglar estas cámaras, así que aproveché el viaje a Barcelona para dejarlas allí, en un servicio técnico de confianza. De las dos cámaras, una de ellas quedó desahuciada para los restos. Pero el desajuste del obturador de la Olympus Trip 35 sí que es reparable. Algo es algo. Que le había cogido mucho cariño a esta camarita.
Aparte de eso, como paseamos bastante, aproveché para hacer fotos con un par de compactas para película fotográfica tradicional de las que espero mostraros ejemplos en un futuro no muy lejano… pero tampoco inmediato. Mientras, comparto con vosotros algunas de las fotos realizadas con la compacta digital, como comento en la publicación correspondiente de Carlos en plata.
En estos días, buena parte de España esta de fin de semana largo, otra buena parte está de fin de semana larguísimo, y algunos estamos en situación de disfrutar casi una semana de fiesta. Esta semana que termina acabé mis jornadas laborales el miércoles, y hasta el miércoles de la que viene no las retomaré. Tengo varios días ocupados con cosas planificadas con antelación, pero otros días estaban más… «no sé muy bien que hacer».
Ayer sábado por la mañana era uno de esos días. Por la tarde, a partir de las cinco, sí tenía cosas que hacer… pero por la mañana… ¿quehaceres domésticos? Bueno, recibí la propuesta de un amigo de ir a hacer fotos por algún lugar no muy lejos de Zaragoza, y aun se apuntó otro amigo más. Optamos por visitar algunos pueblos del valle del río Isuela, como Mesones de Isuela y Tierga. El río Isuela que nace en el Moncayo y desemboca en el río Aranda en las proximidades de Arándiga. Y de aquí al Jalón, no lejos de Chodes que también visitamos. Hay otro río Isuela en Aragón, que pasa por la ciudad de Huesca procedente de las estribaciones de los Pirineos no lejos de la ciudad altoaragonesa.
Fotográficamente tenía un interés. Como ya comentaré más adelante con más extensión, hemos adquirido en régimen de condominio entre cuatro amigos una cámara fotográfica para película tradicional, que quería probar, para conocer sus pejigueras y para comprobar si funciona correctamente. Ahora mismo ya he dejado a secar el carrete de negativos en blanco y negro que he revelado nada más levantarme esta mañana. Pero como es habitual, también me llevé una cámara digital.
No hay mucho más que contar. Por supuesto, hice también unas cuantas fotografías en digital, de las que os dejo algunas muestra aquí. Estuvimos por allí hasta después de comer, siendo la principal atracción del día la visita al castillo de los Luna en Mesones de Isuela. Antes había visitado la plaza de España de Chodes, una plaza ochavada, bastante maja, y después trepamos por las calles de Tierga, donde comimos unas raciones en el bar municipal. Y de vuelta a casa.
Ya mostré hace unos días fotografías realizadas en mi escapada andaluza de finales de octubre con película fotográfica para negativos en blanco y negro. Pero también me llevé una cámara con película para negativos en color. Mi intención era centrar mi reportaje fotográfico en la película fotográfica, dejando la fotografía digital como auxiliar en situaciones donde la película fotográfica fuese poco práctica, así como para realizar algunas fotografías para compartir en redes sociales e internet sobre la marcha.
Pero hubo un problema. Con la batería de la cámara que me llevé para la película en color. Así que no tengo fotos de Osuna ni del desfiladero de los Gaitanes. El problema lo pude resolver a mitad de mi estancia en Sevilla, y sí que tengo fotografías de Córdoba y de la propia Sevilla. Que es lo que os muestro aquí. Las de Córdoba más arriba, las de Sevilla más abajo. Los detalles técnicos de las fotografías y del problema que tuve los encontraréis en una publicación de Carlos en plata.
En estos tiempos en los que tan de moda se están poniendo los entornos naturales en los angostos valles de las sierras interiores, con recorridos senderistas paralelos a los curso de agua que los forman, muchas veces ayudados por pasarelas y ayudas técnicas, como cadenas o apoyos metálicos, cuesta entender que los hocinos del curso alto del río Martín no esté más visitados. Por lo menos, en estos días, hemos estado solos. Los detalles técnicos de las fotografías están en Carlos en plata, como de costumbre.
El río Martín toma forma en las proximidades de Martín del Río, en la provincia de Teruel, a partir de los arroyos que bajan de los montes próximos, excavando profundos cañones, desfiladeros en los que ha veces se forman estrechos pasos, que según los lugares se llaman hoces, foces o, como en este caso, hocinos.
Son lugares bellos e interesantes de recorrer. Aunque como hemos podido comprobar, el poder hace los recorridos depende de los caprichos del agua a la hora de modelar el paisaje, lo cual hace que la morfología del mismo, y su accesibilidad, se vea modificada con frecuencia.
Además del paisaje natural, hemos paseado por Martín del Río, donde hemos estado alojados en… una casa rural… porque está en un pueblo. No. No es una casa “de turismo” rural, aunque hoy en día la gente se olvida de las dos palabras del entrecomillado. Es una casa de unos amigos, segunda vivienda en el pueblo de origen de su familia, bien arregladita y acogedora.
Como uno de los hocinos, el llamado de la Rambla o de las Televisiones, por la forma de sus pozas, no estaba accesible, también fuimos a Peñas Royas, un núcleo urbano perteneciente al municipio de Montalbán, que también admite el topónimo Peñarroyas. Y el nombre lo recibe de las formaciones rocosas del Triásico, de color rojizo, que dan belleza y espectacularidad al paisaje.
Han sido un par de días muy agradable, con buen tiempo, buena armonía, naturaleza y aire libre, y fotografía… que podrían ser mejores. Pero está el viejo dicho de que un paisaje hermoso y espectacular no siempre está en condiciones de ofrecen fotografías espectaculares. Depende de la luz, del punto de vista, y de la capacidad que tengamos para eliminar elementos superfluos. Y estos cursos fluviales tan estrechos, con frecuencia presentan un paisaje abigarrado. Pero es lo que hay.
Con unos cuantos días de retraso como consecuencia de la catastrófica situación en la Comunidad Valencia, me llegan revelados los carretes de película fotográfica que expuse durante la escapada a Andalucía de hace unas semanas. Sólo cuatro días aprovechables, pero que dieron mucho de sí. Más de lo que yo pensaba. En esta primera entrega de las fotografías realizadas con película fotográfica, las fotografías en blanco y negro. Las cuestiones técnicas de las fotografías las encontraréis, como de costumbre, en la publicación sobre el tema en Carlos en plata.
Pero para quienes no estéis interesados en los temas técnicos, me limitaré a traer aquí algunas de las fotos representativas del viaje. Espero que os gusten.
Ya comentaba el lunes el viaje en el día con la Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza ASAFONA al valle de Nocito, ese estupendo rincón poco conocido en el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. Pero no sólo me llevé la cámara digital con la que hice las fotografías que os mostraba ese lunes. También me llevé una cámara de formato medio con película tradicional en blanco y negro.
En lo que se muestra en internet no se pueden percibir las bondades de la combinación de cámara y película que me llevé, y que comento en la publicación correspondiente de Carlos en plata. Pero sobre un negativo que es cuatro veces y media más grande que los habituales negativos de formato pequeño, paradójicamente llamado pomposamente full frame por los fotógrafos digitales, y con una película de sensibilidad media-baja y de grano muy fino se pueden hacer grandes ampliaciones sin mucho problema.
Digitalizada en el modo de alta resolución de mis cámaras digitales micro cuatro tercios, entre 70 y 90 megapíxeles según la cámara que use, se pueden hacer grandes ampliaciones sin mucho problema. Mayores que sobre fotografías digitales de la mayor parte de las cámaras que usa la gente habitualmente. Otra cosa es que mi habilidad al componer me permita obtener con frecuencia fotografías que merezca la pena ampliar a tamaños de entre 90 y 105 cm de largo por entre 75 y 85 cm de alto. En la práctica, casi se podría imprimir en un DIN A-0. Ahí es nada.
La excursión fue muy animada, con 34 participantes, entre socios y apegados. Yo me llevé tres apegados… o ellos me llevaron a mí. Como queráis verlo. Por la mañana realizamos una excursión caminando hasta el santuario de San Urbez, que conviene no confundir con la ermita dedicada al mismo santo en el Sobrarbe. Tras la comida, por la tarde, nos acercamos hasta el dolmen de Ibirque, un lugar que me gusta mucho, en el que había estado ya en dos ocasiones, y que aparece en mi galería de fotos de ASAFONA, dedicada al paisaje alterado por el ser humano.
Comentaba hace diez días la excursión con la Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza ASAFONA a los Pirineos franceses. En aquel momento, ilustraba el comentario sobre el viaje en el día de ese domingo con fotografías digitales en color. Pero, además, me llevé una cámara para película fotográfica tradicional que usé también. Con la peculiaridad de que lo hice fotografiando en el espectro del infrarrojo cercano.