[Cine] Entre Lady Bird y la Tonya (2017)

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Leía el otro día que los Oscars no se deberían considerar los premios a las mejores películas del año anterior, sino los premios a la mejor película estrenada entre finales de octubre y finales de diciembre… lo que conlleva que en estos momentos en España recaiga en una película estrenada entre enero y febrero de 2018. Un agobio. Esta son las dos últimas que hemos visto con carácter previo a la ceremonia que se celebrará mañana domingo, hora del Pacífico. Es decir en la madrugada del lunes en España. Este año tengo fiesta el lunes, es fiesta local en Zaragoza… pero me parece que no aprovecharé para chuparme la susodicha ceremonia. Creo.

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Para respetar los deseos de Christine «Lady Bird» McPherson, nos iremos a Nueva York, a pasear por los alrededores de la NYU (New York University) y de Washington Square, que está allí al lado.

Lady Bird (2017; 14/20180225)

Estreno en la dirección de Greta Gerwig, una actriz que fundamentalmente se ha hecho un hueco en el corazón de muchos cinéfilos gracias a sus interpretaciones en una serie de largometrajes en el ámbito del cine independiente y de bajo presupuesto. A mí me cae muy bien. El caso es que esta película, tras un recorrido exitoso por el circuito de festivales de cine independiente, ha llegado colocada a la temporada de premios. Donde triunfó en los Globos de Oro, con premios a la mejor película y mejor actriz protagonista en la categoría de ¡¡¡película de comedia o musical!!!

Os lo juro… ES-UN-DRA-MA.

Nos cuenta las aventuras y desventuras de una adolescente, Christine «Lady Bird» McPherson (Saoirse Ronan), durante su último año de instituto en su ciudad de Sacramento. Ciudad que es presentada como la más aburrida de la historia de la humanidad. Y encima va a un instituto privado católico. Bueno, pues que la chica, además de los picores hormonales propios de la edad, tiene ganas de pirarse lo más lejos posible del lugar, es decir a Nueva York, para estudiar en la universidad. Pero en su familia no anda sobrados de pasta, y encima, su madre, Laurie (Laurie Metcalf), es más tiesa que un ajo.

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Volvemos al comentario recurrente en esta temporada de premios. Las expectativas creadas en torno a esta película eran tan elevadas… que defrauda un poco. Entendámonos, es una película realizada con honestidad y buen gusto, notable para una novata. Aunque es sorprende lo conservadores que resultan a veces los mensajes que encierran las películas de los realizadores progresistas de los Estados Unidos. En fin.

Gerwig no es tonta, y ha sabido contar con un buen reparto, muy sólido, que da mucha consistencia al film. Ronan es indudablemente una de las mejores actrices de su generación, y Metcalf, que aunque no sea reconocida por su nombre resultará familiar a muchos espectadores, es una secundaria muy muy sólida.

Mientras escribo esto, con la ficha de la película en pantalla, me sorprende comprobar en su país de origen tiene la calificación por edades «R», que es relativamente restrictiva… No llega a la maldición del NC-17… pero… En fin, estamos en una época impregnada de moralina conservadora. La película es en general bastante recomendable, aunque no la hayamos apreciado como el peliculón oscarizable del que nos han hablado algunos críticos.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

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I, Tonya (2017; 15/20180301)

Y terminamos la ronda de oscarizables con la «Toña». Esta película no opta a los premios más gordos del palmarés, pero se ha hablado mucho de sus interpretaciones femeninas, protagonista y de reparto, que sí optan a premios.

Craig Gillespie nos trae su versión de la vida y el escándalo que rodeó a la patinadora sobre hielo de alto nivel norteamericana Tonya Harding (Margot Robbie), que partiendo de un entorno pobretón, casi barrobajero, impulsada por su despiadada madre, LaVona (Allison Janney), y con la ayuda de su entrenadora, Diane Rawlinson (Julianne Nicholson), llegó a estar en la alta competición, juegos olímpicos incluidos. Pero el escándalo de la agresión inducida por su entorno hacia su rival Nancy Kerrigan, acabó con su carrera.

Lo mejor de esta película son dos cosas. Por un lado, el indudable buen trabajo del duo femenino protagonista, como sucede en la película que he comentado hoy en primer lugar. Por otro lado, el tono de la primera mitad del largometraje, algo excesivo. Empieza en tono de comedia con tonos negros. Es prácticamente una sátira de la típica película de autosuperación norteamericana. Ya sabéis, esa en la que el protagonista parte de una situación muy desfavorable para acabar siendo un héroe del gusto yanqui. Pero aquí, todo va mal. Y la cosa podría haber llevado a una película notable si hubieran sabido mejor cómo dar un cierre en este tono. Pero la película poco a poco se desinfla un poco. Y sin resultar mal en ningún momento, pierde en gran medida su mala leche, llevándonos a un tono neutro que no le sienta bien.

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Película en la que la propia Robbie ejerce de protagonista, ya que tiene un claro objetivo. Intentar demostrar que esta actriz es algo más que una cara bonita y un cuerpo escultural, y que es capaz de ofrecer algo más. Y creo que es cierto. Creo que es buena actriz. Otra cosa es que de aquí le lluevan los papeles de calado para impulsar su carrera desde el punto de vista artístico. Mientras, supongo que se llenará los bolsillos ejerciendo de supervillanaheroína vestida de coloricos. De todos modos,… no creo que gane el Oscar. Por cierto, esta actriz mide 12 o 13 cm que el personaje real y es mucho más mona… realmente no sé hasta que punto da «la talla» físicamente hablando. Y además es australiana, residente en Londres.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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[Cine] The Help (2011)

Cine

The Help (2011), 1 de noviembre de 2011.

Esta semana, con el festivo en medio, ha tocado ir dos veces al cine. Dos películas en versión original. Así que advierto que esta que comentamos hoy puede ser vista en versión doblada al castellano con el título Criadas y señoras. Dicho lo cual, paso a comentar.

Los Estados Unidos de América son un país peculiar. Extraño. Altamente contradictorio. Se nos ha vendido como el garante de las libertades, el adalid de la democracia, un ejemplo por su constitución e instituciones consolidadas desde hace más de doscientos años. Pero a su vez, tiene la lacra de haber sido incapaz de respetar su propio principio de que cada persona importante, que cada persona tiene unos derechos inalienables, que cada persona es un elemento importante en esa democracia. Y fue una república que nació con esclavos. Que necesitó una muy cruenta guerra civil para eliminar esta institución, y 100 años más para movilizar suficientemente a la sociedad para que los descendientes de aquellos esclavos. El asunto del racismo, una cuestión que por las noticias que nos llegan periódicamente a través de los siempre parciales medios de comunicación está lejos de estar resuelta, ha sido un lastre enorme para que muchos de nosotros estemos convencidos de asumir el modelo de convivencia, social y político, norteamericano.

En proporción a la magnitud del problema, el cine ha sido muy tibio a la hora de tratarlo. Lo ha hecho de forma esporádica. Y de forma ambigua en ocasiones. Particularmente cuando ha llevado sus escenarios al profundo sur, un lugar que sistemáticamente buscó durante décadas, más de un siglo, empobrecer y coartar la libertad de muchos de sus ciudadanos, pero que al mismo tiempo ha sido presentado con un halo de romanticismo, como si los valores tradicionales que representa tuviesen realmente algún valor.

Y nos llega ahora otro intento para mostrarnos la dura realidad de la discriminación racial de la población de origen africano por parte de la de origen europeo. La película dirigida por Tate Taylor, basada en la novela del mismo título de la escritora Kathryn Stockett, nos traslada a Jackson, capital y principal ciudad del estado de Misisipi, el estado más pobre de los EE.UU. Allí, Skeeter (Emma Stone), una joven blanca de veintipocos, recién graduada en la universidad, y con la aspiración de ser escritora, vuelve a su ciudad natal para trabajar en el periódico de su ciudad natal. Vuelve a vivir con su familia, y a tomar contacto con sus amigas de toda la vida, la mayor parte de las cuales se encuentran casadas y bien situadas socialmente. Al observar el trato dispensado a dos criadas negras, Aibeleen (Viola Davis) y Minny (Octavia Spencer), decidirá empezar un proyecto como escritora que le permita dar el salto a las editoriales serias de Nueva York, al mismo tiempo que tendrá que pelear para mantener su integridad personal desde el punto de vista ético.

Lo primero que hay que decir es que está película es de las que están fuertemente basadas en la interpretación de sus intérpretes, mayoritariamente femeninas en este caso, ya que la presencia de los actores masculinos es menor, e incluso en alguna ocasión, la historia del novio de Skeeter, superflua. Con guion razonablemente dinámico para que las 2 horas y 20 minutos se pasen en un suspiro, y con una factura artesanalmente sin reproches, a lo que estamos es a los caracteres. Y a pesar del papel protagonista que se da a la joven periodista, lo cierto es que las dos grandes protagonistas son las dos criadas negras, que llevan a cuestas buena parte de los momentos más auténticos y dramáticos de una historia que no deja de tener momentos de humor. Por supuesto, no falta la presencia de una gran mala de la historia, en este caso la líder de las jóvenes amas de casa blanca, Hilly (cambio de registro para Bryce Dallas Howard, habitualmente en papeles de buena chica adorable), junto con su pléyade de seguidoras. Tampoco faltan personajes de extraña y naïve honradez, como la joven expulsada del círculo social Celia Foote (la últimamente omnipresente Jessica Chastain), o la lúcidamente demenciada madre de Hilly (siempre eficaz Sissy Spacek). O el personaje que tiene la difícil tarea de redimirse a sí mismo, en este caso la madre de Skeeter (Allison Janney). Todas ellas cumplen de sobras y con nota con la encomienda que se les ofrece.

La película, sin embargo, aunque te atrapa, y entretiene mucho, no te ofrece una reflexión especial que no hayamos obtenido previamente de producciones más duras y más comprometidas. Al fin y al cabo, salvo por el castigo al personaje de Hilly, y la cara de tontas que se les queda a sus amigas, tampoco busca hacer sangre, y por ello da un protagonismo excesivo a ciertos personajes blancos. El mensaje final queda un poco como «bueno,… si que hay algunos malos,… pero el conjunto es más como un malentendido entre las dos razas». Y bueno. Pues no. No fue un mal entendido. No es un malentendido. Es un problema de duro racismo, con consecuencias graves. La película muestra su tibieza por ejemplo en como resuelve el conflicto entre Skeeter y su madre por la vieja criada negra que crio a aquella (Cicely Tyson). La madre se comportó como una auténtica perra, y que al final salga de rositas,… lo dicho, «todo fue un malentendido,… yo no quería…», pues no oiga. Esta tibieza le va a quitar de mi valoración subjetiva la cuarta estrella a esta película.

En cualquier caso, es una película recomendable, que nos hará pasar buenos y «malos» ratos, y de la que hay que disfrutar de sus notables interpretaciones.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***
Estación de Atocha

En España hemos presumido de no racistas. Pero también es cierto que hasta hace cuatro días, hemos sido una sociedad étnicamente muy homogénea. Hoy en día esto ha cambiado, y nada como las estaciones de tren para comprobarlo, y no faltan las demagogias y las actitudes sobre la llegada de extranjeros y otras razas y etnias a nuestro país (Panasonic Lumix GF1, M. Zuiko 45/1,8).