[TV] Cosas de series; curas peligroso y alienígenas… más peligrosos aún

Televisión

Dos series muy distintas. Pero es que no tengo tiempo para engarzar una entrada más homogénea y coherente. Una de las series me la encontré, me entró curiosidad y la vi. La otra era muy esperada desde hace meses; una de las adaptaciones de un libro de ciencia ficción más esperadas. Y como dije un 23 de agosto del año pasado, una adaptación que esperaba con cierto pesimismo. Ya he comentado en alguna ocasión que me estoy planteando mandar a Netflix a freír churros. Y esta serie llega de la mano de esta plataforma de contenidos en línea.

Ya que las series de hoy tienen un fuerte componente británico, nos daremos un paseo fotográfico por el West End londinense.

Pero vamos primero con Inside man, una serie de la BBC que es distribuida por Netflix fuera del Reino Unido. Me llamó la atención por su reparto. David Tennant como un clérigo anglicano al que cierta situación se le va de las manos, Stanley Tucci como un genio asesino que resuelve casos detectivescos desde el corredor de la muerte de una prisión de máxima seguridad de Arizona y Dolly Wells como la situación que se le va de las manos a Tennant. Un reparto muy prometedor. Y sólo cuatro episodios de una hora de duración… ¿Cómo no ponerse a ello? La cosa va de que una serie de malentendidos lleva a que el clérigo secuestre a la profesora de matemáticas de su hijo por miedo a que lo denuncie por algo que no ha hecho. Y eso lleva a una espiral de catastróficas consecuencias. Mientras una conocida de la profesora (Lydia West), una periodista que entrevista al asesino le pide que le ayude a encontrar a su desaparecida amiga. Indudablemente está bien interpretada y en general se ve bien, sin problemas. Pero es mucho más previsible de lo que creía, y al final te deja con la sensación de que tenía mimbres para haber resultado mucho más interesante de lo que es. Me pasa mucho últimamente…

3 body problem es la segunda adaptación, una fuerte apuesta de Netflix para este 2024, de la famosa novela de Liu Cixin, El problema de los tres cuerpos. En el enlace que ya he puesto antes, me explayé a gusto sobre la primera adaptación, la realizada en China. Una adaptación muy imperfecta, pero perfectamente asumible, entretenida, bastante fiel al original, que merecía una distribución de mejor calidad que la que se hizo a través de Youtube. He dicho imperfecta. Obviamente, los chinos no tienen el oficio de Estados Unidos, Reino Unido u otros países occidentales a la hora de realizar series de televisión. Hay alguna cutredad, el reparto es heterogéneo en calidad, el guion mejorable. Pero algo que sorprendió de inmediato es que la versión de Netflix encaja en 8 episodios lo que la producción china narraba en 30 episodios. Y no sólo eso, sino que en sus últimos episodios se mete ya en la trama del segundo libro de la trilogía. Esto ya marca alguna diferencias importantes. A eso hay que añadir que el reparto es mucho más internacional, que la mayor parte de la acción en la época actual transcurre en el Reino Unido y no en China, y que hay personajes nuevos que no existen en el original. Mientras que el original era un reparto, unos personajes, en un 90 % chinos, aquí estamos ante un elenco benetton, de todas las etnias y colores.

La trama es esencialmente la misma. Pero la serie de Netflix echa a correr y en los primeros cuatro episodios resume mucha de la trama de la novela de Liu. Modifica también los protagonismos. Aunque el reparto me parece muy coral, hay personajes más importantes que otros. Y el principal, a parte de Ye Wenjie (Rosalind Chao/Zine Tseng), es el de Jin Cheng (Jess Hong), que mezcla varios personajes de las novelas, sin ser fiel a ninguno en concreto. Y esta chica lo hace bien. El resto del reparto, con algunos nombres conocidos, tiene una calidad diversa. Demasiado diversa. Lo cierto es que en esos cuatro primeros episodios, la serie me estaba decepcionando. En la segunda mitad de la temporada mejora, tiene momentos buenos o muy buenos. Empieza a definir lo que quiere ser la serie. A unos les parecerá mejor y a otros peor, pero la peripecia de Ye Wenjie tiene importancia sólo como desencadenante de lo que la serie da importancia. En la novela y en la adaptación china, esa peripecia es una parte importante de la narración, que justifica la novela por sí misma. En la serie de Netflix, es un punto de partida para lo que quiere ser… una serie de guerras espaciales entre la humanidad y los trisolarianos. Que no es el enfoque de los libros de Liu Cixin. En su conjunto, la serie está bien. Seguro que veo una segunda temporada si se da, no sé si está confirmada… pero voy a asumir que no es lo mismo. Que está inspirada en, pero que el espíritu es otro, aunque los acontecimientos sean parecidos. Pero no va a ser una ficción de referencia en el ámbito de la ciencia ficción. Difícilmente se puede convertir en eso. No da para tanto. Ya veremos cómo sigue. Si sigue.

[TV] Cosas de series; fantasías y monstruos

Televisión

He llegado a un punto curioso. Cuando publique esta entrada, por primera vez en mucho tiempo no dejaré series o temporadas de series pendientes de comentario. Una serie de circunstancias se han sumado para que en los últimos tiempos dedico menos tiempo a la «seriefilia». Y en los últimos tiempos esté siguiendo varias series que se desarrollan semana a semana y no apareciendo todos sus episodios a un tiempo. En cualquier caso, el comentario de esta semana está claro, dos series pertenecientes al fantástico, que han recibido su atención en los últimos tiempos. Las comento en el orden en las que las vi, y no en el orden en que aparecieron en la programación de Netflix, que es de donde proceden.

Con el año nuevo, la cadena de vídeo bajo demanda estrenó la enésima adaptación del clásico del terror gótico, Dracula. Y aunque, personalmente, no es un personaje y un tema por el que pierda el sueño, venía con unos antecedentes interesantes. Su creadores, Mark Gatiss y Steven Moffat, están entre otras muchas cosas, detrás de algunos de los mejores momentos de series como Sherlock o Doctor Who. Es colaboración con la BBC, que siempre cuida mucho sus producciones televisivas. El reparto es fundamentalmente británico, o así… que siempre es motivo de confianza, con Claes Bang, que en realidad es danés, y Dolly Wells, a la cabeza. La crítica está encantada; el público votante de IMDb y los fans del «colmillos» más famoso de la literatura, menos. Se ha dicho que es una de las más fieles adaptaciones en espíritu a la obra de Bram Stoker. Pero tiene varias heterodoxias que suscitan tantos amores incondicionales como odios encarnecidos.

Drácula, héroe o villano, según se cuente la historia, la leyenda o el cuento. Pero de origen… en lo que es la actual Rumania. De hecho, en algún lugar he leído que el lugar de nacimiento de Vlad Tepes, el príncipe de Valaquia que inspiró el personaje, era de Sighisoara, una bella ciudad transilvana. Y es que Transilvania no es un lugar tétrico. Al contrario, es un lugar muy bello y agradable.

Los tres episodios de unos 90 minutos de duración dividen la historia en sus tres partes más conocidas; lo acontecido en el castillo del conde (y alrededores) en Transilvania, lo acontecido en la travesía en barco desde el mar Negro hasta Inglaterra, y lo acontecido en este último país tras la llegada del conde. Con alguna variación debida a las variaciones introducidas en el personaje de Van Helsing, algunas de las más notables desviaciones del original, la primera parte es muy similar a lo ya conocido en otras adaptaciones. La travesía en barco consituye por sí misma una historia apasionante. Se desarrolla mucho más extensamente que en otras adaptaciones, y para mí es el mejor episodio de la serie. El último episodio, en Inglaterra, es el que más difiere del original, aunque lo esencial del mismo está respetado. Si buscas las valoraciones de los tres episodios, es evidente, como pasa con otras sagas tradicionales, que la gente busca siempre más de lo mismo, que no gusta de variantes.

Desde mi punto de vista es una serie muy apreciable, con nuevos valores respetando los presentes en el original, y no poca osadía por parte de sus responsables. Como no soy fan del original, probablemente soy más libre para valorar este tipo de adaptaciones y, sin que haya aumentado mi afición por el género o el personaje, creo que es una de las mejores adaptaciones del personaje que he visto. Y ya digo… el segundo episodio, me parece antológico.

Mientras, unas semanas antes llegó al mismo canal la adaptación de las novelas de la saga de Geralt de Rivia del polaco Andrzej Sapkowski, bajo el título de The Witcher. No he leído las novelas… ni tengo especial intención. He oído acusaciones de que se intenta copiar el estilo y el ambiente de Game of Thrones… Mmmmmm. Probablemente, Netflix intenta cubrir el hueco que ha dejado esta última, pero las novelas de Sapkowski son anteriores en el tiempo a las de George R. R. Martin. Desde mi punto de vista, y según lo visto hasta el momento, ambas se apuntaron, literariamente, a exprimir la popularidad del género fantástico medieval que derivó del éxito de The Lord of the Rings. La de Sapkowski sigue más la línea de la saga de Tolkien, mientras que Martin evita más el maniqueísmo y construye más una metáfora de la política real. Así que inevitables semejanzas visuales al margen, juzguemos a cada una por sus virtudes y defectos propias. Y «el brujo» ha empezado regular, aunque con propósito de enmienda. Reconozco que estuvo a punto de desinteresarme en los primeros episodios. No he sentido gran empatía por los personajes, y reconozco que soy uno de los que se despistó sobre la línea temporal de los acontecimientos narrados. Y creo que no soy demasiado torpe para estas cosas… pero… No obstante, si bien los personajes son un poco muermos, o quizá sea problema de un nivel interpretativo mucho más flojo de lo esperado, la trama ha ido aumentando en interés y la primera temporada ha tenido un cierre interesante.

El protagonista masculino me dice más bien poco. Pensaba que Henry Cavill daba más de sí, pero está justito en el aprobado. Y las dos protagonistas femeninas, la princesita, Freya Allan, y la bruja, Anya Chalotra, me parecen muy flojas interpretativamente. Especialmente esta última, que nunca me la he creído mucho. No colabora tampoco mucho esos diálogos que asocias más al lenguaje del siglo XXI que no a un místico medioevo. A veces no me parecen muy diferentes de los que oyes en producciones más banales, culebrones de intriga que normalmente no ves. Llevo unos días bromeando sobre el hecho de que el personaje más interesante, aunque sus diálogos también dejaban que desear, la princesa Renfri (Emma Appleton), desapareciera a las primeras de cambio (aunque también aparece en el reparto del último episodio de la temporada, que tendré que repasar, porque se me pasó por alto el detalle).

En resumen, serie visible,… pero no especialmente memorable de momento. Por supuesto, igual que con la anterior, voy a la contra del público votante en IMDb, que parece entusiasmado.

[Cine] Can You Ever Forgive Me? (2018)

Cine

Can You Ever Forgive Me? (2018; 13/20190227)

Nos fuimos esta semana, a una hora un tanto intempestiva para ser entre semana, a ver la versión original de la última película de Marielle Heller, directora poco conocida para mí, y que en versión doblada lleva el título ¿Podrás perdonarme algún día?. El principal atractivo de la película era las interpretaciones de sus protagonistas, que se habían comentado como muy notables.

La película nos cuenta un momento en la biografía de la escritora norteamericana Lee Israel (Melissa McCarthy), que durante un momento de bajón considerable en su vida y en su capacidad creativa, decide falsificar cartas de personajes famosos, gracias a su habilidad para imitar el estilo literario de los mismos, con la ayuda de un pícaro de la comunidad gay neoyorquina, Jack Hock (Richard E. Grant).

El Nueva York de principios de los noventa del siglo XX es el escenario de la acción, con su bibliotecas, sus librerías, y sus calles en general.

La película tiene algo más que unas buenas interpretaciones. Con una cadencia pausada, pero con si perder el ritmo, con una realización poco arriesgada, pero muy competente en los aspectos visuales, y con una banda sonora muy popular, pero con una selección de piezas de calidad, nos lleva por un drama muy consistente, en el que se exploran diversos temas como la amistad, la confianza, el bloqueo creativo y la ética del creativo. También hay una crítica clara al mundillo del coleccionismo.

Efectivamente, las interpretaciones son de primer nivel, tanto por parte de la protagonista y su socio en la pillería, como algunos de los secundarios que salpican la cinta. Hay algún momento interpretado por Dolly Wells que te deja el ánimo realmente tocado, cuando se enfrentan dos formas totalmente distintas de confiar y de, probablemente, querer.

No podemos asegurar nada sobre la veracidad de todo lo que se nos cuenta. Está basada en una autobiografía de la propia Israel, en la que quiso sincerarse sobre esa negra época de su vida. Pero aun así, nunca sabremos hasta que punto realmente se sinceró. Pero a mí la película me vale. Me gustó en el momento que salimos de la sala de cine, y la sensación de satisfacción ha aumentado con el paso del tiempo. Mejor que varias de las favoritas a los Oscar que había visto recientemente.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****