Más fotos del mes de diciembre. En las vísperas del día de Navidad, cuando ya tenía más tiempo para salir a hacer fotografías. Pero como andaba con pocas ideas y las condiciones de luz, sol radiante, cielos aburridamente azules, contrastes elevados para la época del año, no eran muy buenas, decidí aprovechar para seguir probando el gran angular que había comprado un mes antes para la Nikomat FTN
Fundamentalmente, lo «torturé» en las poco iluminadas calles del casco histórico de Zaragoza, y en algún paisaje en las riberas del Ebro a las horas menos recomendables, las horas centrales del día, cuando la luz es más contrastada. No se trataba de hacerlo especialmente bonito, sino comprobar los límites de una óptica que tiene casi cincuenta años de antigüedad. Aunque está en perfectas condiciones. Los detalles técnicos en Carlos en Plata.
Llevamos varios años en los que el tiempo de otoño es sorprendentemente benigno. Temperaturas agradables, días soleados. Adiós a las nieblas persistentes que antaño duraban semanas en Zaragoza. Sin embargo, este año dio la sensación de que sí que era más otoño que otros. No lo sé. Con la crisis climática global ya es difícil saber si tus sensaciones se corresponden con los datos registrados por los meteorólogos.
La cuestión es que a finales de noviembre sí que tuvimos algunos días con nieblas. Las fotografías de hoy, y cuyas características técnicas podéis leer en Carlos en plata, son de esas semanas. En la que la luz de sol estaba matizada por un cierto grado de bruma, o simplemente desaparecida, por nieblas más o menos persistentes.
Hace ya un tiempo que buscaba una revitalización con mi única cámara Nikon, una veterana Nikomat, fabricada hace más de 50 años, pero en un estado impecable. La he venido usando, esporádicamente, con un objetivo estándar. El típico 50 mm. Bueno… no tan típico, que es muy luminoso, especialmente para su época. Ya que puede tener todavía más años que la cámara. Pero me apetecía tener también un gran angular.
Me puse a la tarea, y conseguí a principios de este pasado mes de diciembre un 28 mm a un precio muy razonable y en un estado impecable. Un 28 mm sencillo. Pero a la luz de los resultados obtenidos con el primer rollo de película que expuse con él, bastante competente. Capaz de ofrecer una buena calidad de imagen a pesar de sus años. Es más moderno que la cámara y el 50 mm, pero con una fórmula óptica igual de veterana. Los detalles en la publicación correspondiente de Carlos en plata. Aquí, simplemente, algunos ejemplos del estreno.
Hace 30 años, en 1994, un buen amigo que ya no se encuentra entre los vivos me prestó durante un tiempo una Nikomat. Comprada en Japón. No recuerdo el modelo exacto. A partir de ahí, nunca volví a usar cámaras Nikon.
Hasta que en ese 2017, cuando decidí adquirir por un precio ridículo, también en Francia, la Canon EOS 650 para celebrar el 30º aniversario del sistema EOS, tuve la ocasión de adquirir la Nikomat FTN. Y el recuerdo sentimental de aquel amigo desaparecido y el tiempo que pasé con su cámara japonesa, me llevaron a comprarla. También por un precio ridículo. Hoy en día veo que se venden, en tan buen estado como la mía, por un precio hasta cinco veces superior.
El caso es que en estos siete años la he usado muy esporádicamente. Recientemente he decidido reactivarla, y darle más oportunidades. Porque realmente es un delicia operar con ella. Sólo tiene un problema; es considerablemente más pesada que otras similares de la época en prestaciones y funcionalidad. De momento, os cuento un poco de la cámara en una publicación de Carlos en plata. Y allí, y aquí, os dejo algunas fotografías de ejemplo realizadas con ella.
Los años setenta del siglo XX son una década muy discutida en cuanto a las tendencias culturales, artísticas y estéticas. Siendo la década en la que podemos situar el arranque de la posmodernidad… me resulta difícil encontrarla simpática. Y con una España a caballo entre una dictadura trasnochada, pero tristemente activa y dura, y los principios de una democracia, deseada por una población que, como hemos podido comprobar después, no tenía nada clara en que consistía comportarse democráticamente… es difícil de valorar. También es un momento en el que la estética posmodernista irrumpe con resultados… no siempre acertados desde mi punto de vista. Y entra en escena la iglesia de Santa Mónica en el barrio de la Romareda… en aquel entonces todavía en desarrollo.
Por la peculiar «cúpula» que domina su tejado, la broma más habitual es que la gente la llame el OVNI, la iglesia de los alienígenas, marcianos o extraterrestres u otros conceptos similares. En un momento en el que la dictadura está en pleno vigor, la iglesia católica, uno de los pilares del fascismo español, recibe terrenos y prebendas con facilidad, y se puede permitir el lujo de construcciones a lo grande. Especialmente en un barrio nuevo que va a ser habitado por personas con un más que decente poder adquisitivo, y en el que menudean otros colectivos con prebendas en el régimen; viviendas para militares, policías y similares. Así que si hay que hacer una iglesia nueva, que sea a lo grande. Arquitectura brutalista que es lo propio de estos regímenes y sus apoyos, pero con el tono de «modernidad» que pretendía atribuirse la iglesia católica. Modernidad en las formas, no en el fondo como el tiempo se ha encargado de rubricar.
Un edificio que divide, como tantas cosas a los zaragozanos, como «buenos españoles» que son. Entre los que la admiran y los que la aborrecen. El brutalismo nunca ha sido una corriente arquitectónica y estética de mi gusto. Así que ya os podéis imaginar… En fin. La foto procede de un rollo de película cuya peripecia técnica podéis encontrar en Lo cotidiano del mes de junio – Nikon Nikomat FTn con Kodak Pro Image 100. Y del que os dejo alguna que otra muestra.
Si el viernes os mostraba algunas macrofotografías en blanco y negro realizadas con un nuevo accesorio para una de mis cámaras clásicas, de 1970, año más o año menos, lo cierto es que las primeras fotos que hice con el anillo de extensión para la Nikomat fueron en color, con un rollo de Kodak ProImage 100, un tipo de película que cada vez me gusta más.
Cámara de 1960 y muchos. Objetivo fabricado en la misma época, con diseño de 1960. Nipones de pura cepa. Fabricados para el mercado interior del País del Sol Naciente 日本. Y les añadimos un tubo de extensión cedido por un buen compañero de la asociación fotográfica. Así pues, hoy toca un poco de macrofotografía. Y también de la otra.
Los detalles técnicos, como de costumbre, en otro sitio, para los interesados en esos detalles, Un tubo de aproximación para mi Nikomat. Para los demás, unas cuantas fotos.
El meandro de Ranillas es una zona dentro del municipio de la ciudad de Zaragoza, donde termina la ciudad y empieza eso que llamamos «el campo» que siempre ha estado ahí, pero durante mucho tiempo olvidado de la mayor parte de los habitantes de la ciudad. Es un tramo del río Ebro, aguas arriba del casco urbano de la ciudad, en el que hace dos giros de casi 180 º cada uno de ellos antes de enfilar el paso por la ciudad. Cuando yo era niño era una zona agrícola, con huertas, que poco a poco fue siendo absorbida por los suburbios de Zaragoza. Pero sin mucho orden ni concierto. En un momento dado, seguías encontrando huertas, zonas naturales, especialmente en los sotos, o bosques de galería, que bordean al río Ebro, y aquí o allá alguna incursión del tejido urbano o industrial de la ciudad. Hasta que llegó el proyecto de la Exposición Internacional 2008, que supuso una ordenación de la zona.
En el área que encierra el meandro en la margen izquierda del Ebro se instalaron las infraestructuras de la exposición. Se arregló y se protegieron los sotos de esa orilla y se planificó y ejecutó un amplio parque, el Parque del Agua, como amplia zona verde. Un entorno amplio y muy agradable para realizar actividades al aire libre que le vino bien a la ciudad. En la margen derecha, también se arreglaron las orillas, y se estableció una paseo que sigue la orilla del Ebro hacia el barrio de Monzalbarba. Como consecuencia de esto, en estos momentos el área de deportes del Ayuntamiento de Zaragoza publica un sendero periurbano, la ruta 12 – El meandro de Ranillas, que empieza en una parada de autobús urbano, termina en otra, y recorre el meandro por ambas orillas con un recorrido total de 11,4 kilómetros, con poco desnivel, practicable tanto por caminantes como por corredores y ciclistas. Y esto, más o menos hicimos hace unos sábados. Y yo me llevé una cámara de fotos, claro.
Os contaba hace unos días cómo había llegado a mi colección la primera Nikon, una Nikomat FTn con un Nikkor-S Auto 1:1,4 50 mm, y cómo habían resultado las fotos de los primeros carretes que expuse con ella, tanto en color como en blanco y negro. Pero también comentaba que esta cámara estaba pensada para que el fotómetro fuese alimentado por las viejas pilas de mercurio PX625, hoy en día prohibidas por la toxicidad ambiental de este metal. Ya he conseguido unos recambios que funcionan bien. Así que os dejo unas cuantas fotos realizadas con la cámara a pleno funcionamiento.