[Viajes] Desplazamientos cortos en verano con película fotográfica

Viajes

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta están comentadas desde el punto de vista de la técnica fotográfica en Carlos en plata. Comentario técnico de las fotografías realizadas en Valderrobres con Leica M6 y Kodak Ektar 100.

Con una breve tregua en las experiencias fotográficas derivadas de los viajes principales, a la espera de la tradicional escapada del cambio de hora de otoño, en el próximo fin de semana, y la llegada de los negativos del viaje a Japón revelados, retomo las experiencias más modestas de los meses pasados. Entre ellas, algunas breves excursiones a lo largo de una mañana o a lo largo de una tarde en los últimos días de julio y primeros días de agosto.

Todas las fotos de hoy suponen un cierto desplazamiento, más o menos largo, de unas horas. No un día entero. Por ejemplo, una escapada acompañando a unos amigos que tenían que hacer algo en Tardienta para lo que cogimos un tren a primera de la tarde y volvimos con otro cuando el sol amenzaba con ponerse en el horizonte occidental.

O tambien, una madrugada de un sábado para ir caminando hasta el barrio rural de la Cartuja Baja en Zaragoza, y volver con el autobús al medio día. Y un domingo por la mañana en la que nos escapamos a Riglos, para llegarnos hasta un mirador en el que no estuvimos en la escapada similar de un sábado de junio. Estos días también usé película en blanco y negro, como ya comenté.

[Viaje] Un paseo por Riglos con película negativa en color

Fotografía

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Un paseo fotográfico con Hasselblad 500CM y Kodak Ektar 100.

Sobre las circunstancias que se dieron para que a mediados de junio hiciéramos una escapada de unas horas a Riglos, para contemplar sus famosos mallos, una de las vistas más características de los Pirineos aragoneses, ya hablé hace unas semanas. Recientemente me llegaron reveladas las fotos del rollo de película fotográfica que hice ese día.

Con el pronóstico del tiempo que había, sol y buen tiempo, o si lo preferís, sol y calor, me pareció que me podía arriesgar a llevar una película de baja sensibilidad, apropiada para el paisaje con luz abundante. Por ello opté por coger un par de rollos de este tipo de película, aunque al final solo expuse uno. Es que el tiempo que pasamos en Riglos no dio para más.

Lo cierto es que, como ya comenté en su momento, el día estaba soleado, pero la luz no era muy buena. Había algo de calima en el ambiente, lo que hacía es que los objetos situados a cierta distancia en el paisaje aparecieran desaturados y poco contrastados. Por lo que las características propias de esta película, color vivos, saturados, muy nítida, se vieron penalizadas por las circunstancias ambientales. Pero, aun así, hay alguna foto razonablemente presentable.

[Viaje] Excursión ferroviaria mañanera a Riglos en el Canfranero

Fotografía

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Excursión mañanera de sábado a riglos con Canon EOS RP y objetivos Tamron 35 mm y 90 mm macro.

Este sábado por la mañana se mezclaron dos cuestiones que condicionaron lo que hicimos en esa calurosa mañana. Aunque quizá no tan calurosa como otras de la semana. Por un lado, yo seguí con ganas de ir probando las posibilidades y limites de mi nuevo objetivo, de segunda mano, del que ya os mostré fotografías en algún momento. Por otro lado, me propusieron “reestrenar” el “Canfranero”, nombre popular que se da a los trenes que unen Zaragoza con la población pirenaica fronteriza con Francia, Canfranc. Un lugar donde tiempo atrás se podía enlazar con los ferrocarriles franceses y así viajar por el mundo, pero que hace ya unas cuantas décadas en que ese enlace se rompió. Mucho se reivindica al respecto, poco se consigue. El caso es que, aunque yo no le veía mucho sentido, acepté acompañar a unos amigos a dar un paseo por Riglos, yendo en el tren que sale a primera hora de la mañana de Zaragoza hacia Canfranc, y volviendo en el que llega a la capital aragonesa al mediodia. O sea, poco más de hora y media de paso al pie de los famosos mallos de Riglos.

El paseo fue agradable, pero a la vuelta se dio una situación un poco absurda desde mi punto de vista. Ayer, aprovechando la reapertura de la línea ferroviaria, una asociación de amigos del ferrocarril puso un tren charter formado por coches históricos en la vía, en una excursión entre Zaragoza y Canfranc. Lo cual me parece muy bien. Hay que preservar elementos de la historia industrial del país y disfrutarlo. Pero lo que no entiendo es que el tren de línea, con gente que viaja por muchos motivos, también por trabajo o por exigencias y compromisos personales y familiares, algunos con enlaces en Zaragoza a otros puntos de la geografía, perdiera entre 20 y 30 minutos en la estación de Ayerbe esperando al tren charter. Con lo que la revisora empezó a decirles que corrían el riesgo de no poder realizar sus enlaces en Zaragoza. Eso es algo que nunca debería suceder. Una persona que vivi en Zaragoza tienes muchas posibilidades para desplazarse a Madrid, Barcelona u otras ciudades. Pero alguien que vive en los Pirineos, en Jaca, en Sabiñánigo y sus comarcas… no. No se le puede causar este trastorno. Los que deben esperar y estar obligados son los que viajan por capricho y placer. Una catástrofe la gestión ferroviaria española si lo pensamos bien.