[TV] Cosas de series; buen rollo cafetero y una pequeña gema de Koreeda

Televisión

Las series de fotografías que ilustran las entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie.

Para terminar/empezar el año, surgió la posibilidad de ver dos series japonesas que prometían bastante por motivos diferentes. Ambas son originales de Netflix, es decir, no son adquisiciones a otras cadenas japonesas para su distribución en el resto del mundo. Y aunque tienen tonos y temas distintos, ambas comparten la simpatía y comprensión por el ser humano. Una es más bien buenista, mientras que la otra destila a ratos unas saludables dosis de ironía y mala baba… pero también congracia con la especie humana. Y esta última, nada más y nada menos, está dirigida por Hirokazu Koreeda.

Sayounara no tsuzuki (さよならのつづき, lo que sigue al adiós) es un drama romántico que en inglés/castellano encontramos bajo el título Beyond goodbye/Más allá del adiós, que por una vez son bastante aproximados. Es una serie sobre el duelo ante la pérdida del ser querido, con tonos fantásticos. En la serie seguimos a Saeko (Kasumi Arimura), una joven que trabaja en una empresa cafetera, que pierde a su prometido (Tōma Ikuta) cuando sufren un accidente en el autobús en el que viajaban, un día de invierno, en la isla de Hokkaido, donde viven. Saeko sufre un duelo profundo, con el único consuelo de que los órganos de su prometido han servido para salvar otras vidas. Una de esas vidas es la de Naruse (Kentarō Sakaguchi), casado con la fiel Miki (Yuri Nakamura), que recibe el corazón cuando ya estaba casi desahuciado. Y dos cosas pasarán que marcarán el destino de Naruse y Saeko. Naruse empezará a revivir las memorias del promedito de Saeko, y a adquirir rasgos de su carácter y, un día, en un aeropuerto en Hawái, ambos se encontrarán y comenzarán a relacionarse. La serie es fundamentalmente serie-cebolla, destinada al melodrama más o menos lacrimógeno, que se apoya sobretodo en el encanto de su actriz protagonista, que ya pudimos ver en una película original de Netflix. Pero aunque se deja ver con razonable agrado, sientes constantemente que le falta algo más de emoción y de empuje para que te interese más allá de la mera curiosidad. Sí que te deja con ganas de visitar Hokkaido. Y también Hawái.

Y la que llegó por sorpresa, con poca publicidad, y me ha parecido de lo mejor que ha estrenado Netflix en los últimos tiempos es Ashura no gotoku (阿修羅のごとく, como asuras), en inglés/castellano simplemente Asura. Es una adaptación de una novela de una autora japonesa, la segunda en formato de serie, y la tercera si incluimos un largometraje. Y como ya he comentado, es una creación y está dirigida por Hirokazu Koreeda. La serie es del género de recuentos de la vida, en la que conocemos la vida cotidiana y las relaciones entre sí y con sus parejas de cuatro hermanas, interpretadas, de mayor a menor edad, por Rie Miyazawa, Machiko Ono, Yuu Aoi y Suzu Hirose. Cada una tiene sus problemas cotidianos. Y sus problemas con los hombres. La mayor vive sola y tiene un amante casado. La segunda, casada con dos hijos adolescentes, está convencida de que su marido la engaña (nunca se confirma esta sospecha). La tercera está soltera, es mojigata y conservadora, y reticente a las relaciones, aunque un investigador privado al que contrata para investigar a su padre está interesado en ella. Y la más joven es la novia de un boxeador prometedor, a quien quiere y apoya. Cuando empieza la serie, se reúnen porque han descubierto que su padre tiene una relación extramatrimonial con una mujer madre soltera. Y a partir de ahí seguimos a la familia durante varios años, pudiendo dividir la serie en dos partes, con una elipsis temporal de dos años entre ellas. Antes y después de la muerte de la madre de las hermanas.

Koreeda se ha especializado a lo largo de su carrera en hacer películas y series sobre la familia. Familias de todo tipo, convencionales y no convencionales. A mí, hace tiempo que me tiene enganchado, y varias de sus películas me parecen pequeñas o grandes maravillas. A veces subestimadas. Es la segunda serie que hace para Netflix, la primera sobre la vida de las maiko en Kioto ya me gustó mucho, y ya hizo una película hace años sobre cuatro hermanas, que también me gustó bastante. Y con alguna de las protagonistas de aquella película presente en la serie actual. La serie actual no deja de recordarme en todo momento a una de las mejores novelas que he leído de la literatura japonesa, que también nos hablaba de cuatro hermanas. En aquella ocasión situada la acción en los años previos a la Guerra del Pacífico, en la serie actual, en el final de los años 70 del siglo XX. Y ambas combinan el costumbrismo bien entendido, con la reflexión sobre las relaciones entre las hermanas y con un cierto humor irónico que permea toda la historia, incluso en sus momentos dramáticas, pero sin hacer nunca sangre, siempre con cariño hacia los personajes. La forma en que está rodada la serie sabe a buen cine. Y a cine clásico japonés, por la forma en que se mueve la cámara o se encuadran las conversaciones. Finalmente, explicar el título. Los asuras son semidioses del budismo que derivan de los seres míticos del mismo nombre del hinduismo y otras religiones similares. Entre los caracteres de los asuras budista están el orgullo, la belicosidad, la ira o la vanidad. Y para el marido de una de las protagonistas, comentando con el resto de los hombres de la familia, si bien no pueden dejar de quererlas, no pueden negar que en ocasiones son como asuras. Un momento más de ironía y humor en la historia.

[Cine] 海街diary (Umimachi Diary) (2015), ¿mujercitas en versión nipona?

Cine

海街diary (Umimachi Diary) (2015; 212016-0329)

Segunda entrada consecutiva que dedico al cine japonés en este Cuaderno de ruta. Si hace unos días comentaba las películas de animación que recientemente han llegado a nuestras carteleras, hoy toca hablar de la última película que estrenado Hirokazu Kore-eda, un director nipón del que en pocos años hemos podido ver algunas película interesantes. Generalmente sobre el tema de la familia, como una pequeña maravilla llena de una sana ingenuidad, o los dilemas que se presentan a dos familias muy distintas con los hijos equivocados.

Y en esta ocasión sigue con el tema de la familia al adaptar al cine con intérpretes de carne y hueso una serie de historietas con el mismo título, 海街diary – Umimachi Diary. El mismo título japonés, porque en la cartelera española la podemos encontrar con el título traducido de la versión en inglés, «Our Little Sister», es decir, «Nuestra hermana pequeña». Pero realmente, la película se entiende mejor, en su planteamiento y estructura, si tomamos el título original japonés, que traducido sería «Diario en una ciudad a la orilla del mar».

La principal atracción de Kamakura, la ciudad donde transcurre la mayor parte de la acción de la película, es la gran estatua de bronce de Amida Butsu (o el buda Amitābha, en el original sánscrito). Pero no sale en el filme.

La principal atracción de Kamakura, la ciudad donde transcurre la mayor parte de la acción de la película, es la gran estatua de bronce de Amida Butsu (o el buda Amitābha, en el original sánscrito). Pero no sale en el filme.

Sachi (Haruka Ayase), Yoshino (Masami Nagasawa) y Chika (Kaho) Koda son tres hermanas que viven juntas en la vieja casa de su abuela en una ciudad costera. Tres jóvenes entre los 30 y los 20 años, con distintos caracteres, niveles de madurez y responsabilidad, pero solidarias entre ellas. No se menciona expresamente, pero la ciudad es Kamakura, bella ciudad que se encuentra no muy lejos de Tokio y que merece la pena ser visitada. Un día les llega la noticia de su padre, de quien se encontraban extrañadas desde hacía quince años, pese a lo cual se dirigen a un pueblo en las montañas para su funeral. Allí conocen a Suzu Asana (Suzu Hirose), una hermana suya, menor, de unos trece o catorce años, que al morir el padre, se ha quedado sola con su madrastra, la tercera mujer del padre. Las tres hermanas Koda deciden invitar a su hermanastra más joven a vivir con ellas. Y acepta.

Como decía, el título japonés me parece más adecuado. Porque no estamos ante una historia, un relato convencional, propiamente dichos. Sí que hay un desencadente, el que he contado en el párrafo anterior, que provoca un nuevo statu quo en la vida de las cuatro jóvenes. A partir de ahí, vamos haciendo un recorrido en sus vidas. Un recorrido a través de estaciones y de situaciones personales, las propias y las de las personas que les rodean, o del resto de su familia, que hacen que todas ellas se vean obligadas a ir madurando, a cambiar progresivamente sin perder la esencia de quienes son.

La riqueza en templos budistas y santuarios sintoístas de la ciudad nos hace imaginar que estamos ante un lugar lleno de tradiciones. En la fotografía, parece día de fiesta en el santuario de Tsurugaoka Hachiman-gū.

La riqueza en templos budistas y santuarios sintoístas de la ciudad nos hace imaginar que estamos ante un lugar lleno de tradiciones. En la fotografía, parece día de fiesta en el santuario de Tsurugaoka Hachiman-gū.

Kore-Eda no creo que llegue al mismo nivel de profundidad que en las anteriores películas, y los 128 minutos de duración provoca a que poco a poco tengamos la sensación de que las situaciones son un poco repetitivas. Que el avance es más escaso de lo que aparenta. Al fin y al cabo, contando el paso de las estaciones, el director se centra en lo que acontece en un año desde que la joven Suzu se muda a vivir con sus hermanas. Eso sí todo ello contado con sencillez cinematográfica, pero al mismo tiempo con gran elegancia. Lo único que de lo que se podría acusar en un momento dado es que la película tiene un par de momentos, más o menos lacrimógenos, en que roza la sensiblería excesiva.

Uno de los grandes atractivos de la película son sus cuatro protagonistas. Resultan muy convincentes en sus papeles, y te enamoras de ellas, en el buen sentido de la palabra, de inmediato. Quizá los personajes está un pelín estereotipados; la mayor responsable, la mediana guapa y ligona, la otra mediana extravagante, y la pequeña… que es prácticamente perfecta, todo lo hace bien… y se supone que es el motor del cambio para el conjunto.

Y así queda reflejado en la película donde la cuatro chicas viven a caballo entre la modernidad y el respeto por la tradición, reflejada en la vieja casa tradicional de su abuela, donde viven, o en el altar donde todos los días se inclinan con sus plegarias.

Y así queda reflejado en la película donde la cuatro chicas viven a caballo entre la modernidad y el respeto por la tradición, reflejada en la vieja casa tradicional de su abuela, donde viven, o en el altar donde todos los días se inclinan con sus plegarias.

No es una película redonda, pero es una película agradable de ver. Antes de verla ya suponíamos que estábamos ante un producto amable, lleno de buenas intenciones, con abundancia de buen rollo. Una de esas películas en las que no hay malos. Incluso aquellos que han tenido sus tropiezos en la vida tienen ocasión para redimirse y mostrar que son buena gente. Así que ya sabéis lo que os podéis encontrar. Como digo, una película muy agradable.

Las historietas en las que se basa comenzaron a publicarse en Japón en 2007 y recientemente, en enero de 2016, se ha publicado el séptimo volumen, por lo que siguen vivas. Ya digo que no es un historia con un fin determinado.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

En cualquier caso, un lugar que como digo merece la pena visitarse. Aunque a nosotros no nos dio tiempo a acercarnos a las playas de la ciudad y al mar.

En cualquier caso, un lugar que como digo merece la pena visitarse. Aunque a nosotros no nos dio tiempo a acercarnos a las playas de la ciudad y al mar.