Estamos un poco desmotivados cinematográficamente hablando. Reconozco que la temporada de premios, esos meses que van desde noviembre hasta febrero, en la que se estrenan la mayor parte de las películas que optan a premios en los Oscar y otros certámenes es importante. Si llegan películas de calidad razonable, la afición al séptimo arte se realimenta, te anima. Y así, el resto del año, estas motivado a ir buscando la película interesante, o incluso la perla escondida, que no tiene tirón de masas pero están ahí y merecen su sitio en el corazón del cinéfilo. Sin embargo, este año salimos de la temporada de premios, muy comprimidos los estrenos en la cartelera española entre enero y febrero, con una gran sensación de vacío. Con la que presento hoy, llevamos 26 películas en la tercera parte del año, que son muchas,… y llevamos varias en la que nos cuesta asomarnos a la cartelera.
Para colmo, últimamente, las únicas salas que programan versiones originales, no dobladas, lo hacen a horas inconvenientes. Y una vez que te acostumbras a la versión original, la versión doblada se asemeja mucho a la galería de los horrores.

Un repaso a lo que aparece en mi fotoblog viajero, enlaces al final, en los últimos tiempos; que va desde la ciudad de Tampere (Finlandia) en el encabezado, a un paseo por la arena de Verona (Italia)…
Un clavo más sobre el ataúd de la motivación, la semana del cine. Una operación de mercadotecnia que nos venden como una forma de animar la afición al cine. Cosa que no parece conseguir. Sí. Dos veces al año, consiguen llenar las salas, y la reducción de los precios se compensa ampliamente por esa alta ocupación en días en los que normalmente las salas están prácticamente vacías. Y en temporadas del año donde la cartelera está muy floja. A cambio, la cartelera de esos días elimina versiones dobladas o películas interesantes en beneficio de los productos de consumo de masas; la semana del cine es el equivalente a los macdonalds en la gastronomía.
A pesar de todos, tras una semana, la anterior, en la que no nos acercamos a las salas de cine, percibimos que esta comedia que traigo hoy, dirigida por John Francis Daley y Jonathan Goldstein, podía tener su interés. De entrada, el reparto. Sin figuras de relumbrón, pero con intérpretes muy sólidos del ámbito de la comedia en cine y televisión.

… o un recuerdo de una fuerte nevada cuando trabajaba en Huesca,…
Lo de menos es el enredo. Esa noche de juegos entre amigos que socializan con frecuencia y que por la intervención de un agente externo acaba convirtiéndose en un thriller de acción lleno de comedia que entretiene sobremanera. Especialmente gracias al desparpajo de un reparto que, como decía, no es demasiado aparente, pero tiene oficio por arrobas; Jason Bateman, Rachel McAdams, Kyle Chandler, Sharon Horgan, Michael C. Hall,...
A mí me parece una comedia muy recomendable, aunque ha pasado muy desapercibida en los comentarios de los listos que todo lo saben en la cosa del cine, más interesados en los fuegos de artificio de la tododopoderosa Marvel/Disney, que consigue taquillazos memorables, pero que probablemente está matando el gusto por el cine con productos más o menos espectaculares, pero absolutamente previsibles, y las más de las veces con situaciones y argumentos repetitivos y risibles para quien no sea un ciego y acrítico fan del género superheroico. Un producto de los años 60 y la guerra fría, que podía tener sentido en aquel momento en los tebeos, y que sorprendentemente se ha enganchado al cine del siglo XXI como un chiclé al zapato.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: ***

… o una visita a la catedral de Sigüenza después de una mañana ferroviaria en Arganda del Rey.