Solo: A Story of Star Wars (2018; 29/20180524)
Visita obligada a las salas de cines para todos los que iniciamos en nuestra adolescencia una aventura en un mundo absolutamente nuevo y desconocido hasta el momento. Hoy en día, los niños y adolescentes alternan entre una diversidad de franquicias en lo que se refiere al cine de aventuras. Pero en aquella época, a mediados de los años 70, la aventura clásica, la ciencia ficción y el western estaban prácticamente desaparecidos o condenados a las series B… o Z… Y fueron la mano de George Lucas, Star Wars, y Steven Spielberg, Indiana Jones, con Harrison Ford como presencia común a ambas historias las que rescataron para el cine con mayúsculas el género de la aventura. También con mayúsculas.
Dejando aparte su protagonismo absoluto en las aventuras del arqueólogo, Harrison Ford es una de las piedras angulares del éxito de de la saga galáctica. Han Solo, un personaje secundario, el fiel compañero del héroe, se ganó inmediatamente por aclamación de los espectadores el derecho a ser considerado uno de los grandes protagonistas de la serie. Especialmente, dada la sosería innata con la que vinieron al mundo sus dos compañeros más jóvenes. No es infrecuente en el género de aventuras que el malo y el compañero del héroe sean los personajes que realmente sazonen y conviertan en algo digno de ser contado el camino del protagonista hacia esa condición heroica. La segunda película de la saga confirmó a Solo como un el gran canalla de buen corazón que muchos varones quieren ser y con el que muchas señoras quieren ligar.

Toda historia «Star Wars» va acompañada de nuevos paisajes planetarios, que suelen oscilar entre los fríos helados y los desierto abrasadores. En esta ocasión los fríos helados se corresponden con una de las más entretenidas secuencias de la película, el asalto al tren del dinero… uy, perdón,… del «coaxium». Parece que rodada en los Dolomitas, lo sustituiremos por paisajes nevados de los Pirineos a efectos de ilustrar esta entrada.
Pero desde entonces han pasado unas cuantas décadas. Nos hemos puesto un poco mayores. Y las reglas del cine y su mercadotecnia han evolucionado. Tras una trayectoria más irregular que lo que muchos quieren admitir, Harrison Ford se nos ha hecho mayor, y ya no está en las aventuras galácticas actuales. Y frente al cuentagotas con el que nos fueron llegando las películas iniciales de la saga, hoy en día, la forma en que se desarrollan las películas de las más notables franquicias llevan otros ritmos y otros planes. Y eso se nota en la saga galáctica. Desde que en diciembre de 2015 volvió con el episodio VII de las aventuras de los Skywalker, nos han llegado ya cuatro películas. Algo más de una al año. Muchos consideran que esto es un exceso. Pero fíjense, de películas de superhéroes de la Marvel, sólo en 2018 habrá cuatro películas de las que controla directamente Marvel Studios, bajo el paraguas directo de Disney. Sin contar aquellas cuya producción es controlada por Fox y Sony. Las cosas han cambiado mucho en los últimos cuarenta años en la forma de hacer cine de aventuras. Y es difícil que los que renacimos a este cine de la mano de Harrison Ford, tras nuestra época infantil de cine de reestreno, peplums y spaghetti western, nos acostumbremos a esta situación. Yo, por ejemplo, nunca me he hallado cómodo con el cine superheroico. Sinceramente, todas las películas de este género me parecen absolutamente iguales y, tras ver alguna, superfluas. Pero sus fans están encantados de ver una vez tras otra la misma película con cambios cosméticos en su argumento y sus personajes.
De la mano de Ron Howard, tras «diferencias artísticas» con los directores previstos inicialmente, llega de nuevo a las pantallas Han Solo, pero no Harrison Ford. Howard es un director irregular, con muchos éxitos de taquilla, alguna película buena, y muchas sobrevaloradas. Mostrando el interés del estudio por que la cosa saliese bien, los guionistas de la película son los Kasdan, padre e hijo. Al fin y el cabo, el padre participó en el guion de la película más valorada de la saga, la que consagró a Han Solo con su dramático final en la carbonita. La gran cuestión era… ¿y a quién ponemos como Han Solo… ahora que no podemos contar con Harrison Ford?
La historia no tiene mucho misterio. Han cogido las diferentes referencias que en las películas originales y en algún otro producto colateral había al pasado de Solo (Alden Ehrenreich, finalmente), y las han fundido en un argumento clásico de aventuras. Que si nacido en Corellia, que si tuvo un pasado en el ejército imperial, que si le gano a Lando (Donald Glover, en la actualidad) el Halcón Milenario en una partida de naipes, que si hizo el corredor de Kessel en 12, o 14, pársecs… suponiendo que los guionistas supieran en su momento lo que era un pársec (unidad de longitud equivalente a 3,26 años luz, más de 30 billones de kilómetros). La única innovación es que el macguffin de la historia es que al héroe lo mueve una mujer, Qi’ra (Emilia Clarke, madre de dragones, nacida de la tormenta, khaleesi de los…. ¡a no que eso es otra historia!), de dudosa afiliación política, sociológica y ética.
¿El resultado? Pues para qué creéis que he hecho una introducción tan larga. Para poder afirmar que es una película de aventuretas al uso, que no tiene ni puede tener un protagonista con un carisma comparable al Han Solo original. Que el estudio no se ha atrevido a arriesgar, ha ido a jugar sobre seguro en lo que se refiere a la historia, sin un ápice de innovación, especialmente después de la división de opiniones del respetable en el episodio VIII. Y que por lo tanto pasará a la historia como un ni fu ni fa cinematográfico. Ni tan catastrófico como los más críticos proclaman, ni tan estupendo como los más entregados al modelo de cine de franquicias nos van decir. Y que lo peor con ventaja es la presencia de Emilia Clarke, una chica monísima, pero de un mediocridad interpretativa notable. El chico nuevo… pues un pardillo haciendo de pardillo. Ni se nota, ni se mueve, ni… Punto positivo para Woody Harrelson y, si le hubiesen dado más cancha, para Thandie Newton. Indiferencia absoluta por mi parte para Glover, cuyo androide favorito L3 roza en algún momento el ridículo, convirtiéndolo caso en un sustituto de Jarjar Binks en mi odio galáctico.
Nos han dejado las puertas abiertas a muchas secuelas. ¿Seguiremos viendo nuevas aventuras de Han Solo? Quizá deberíamos dejar al personaje en paz ¿Será la ambigüa Qi’ra, con la sorprendente revelación final de quién es su jefe, la que de lugar a una rama colateral en la saga galáctica? Con una actriz más consistente, no me importaría… pero esta chica tan sosa… O quizá nada de eso. Porque parece que las taquillas no van a dar los réditos previstos. Quizá porque la franquicia Star Wars no se ajusta a la de los héroes Marvel… y en Disney no lo tienen claro.
Valoración
- Dirección: ***
- Interpretación: ***
- Valoración subjetiva: ***