[Cine] Yeohaengjaui Pilyo [여행자의 필요] (A traveler’s needs) (2024)

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Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Detalles del palacio Hwaseong en Suwon.

Yeohaengjaui Pilyo [여행자의 필요] (2025; 23/20250505)

Aprovecho estos extraños días en los que estoy en casa, cuando debería estar varios husos horarios al este del continente euroasiático, para dejar el contador de estrenos cinematográficos pendientes de comentario a cero. Tengo que confesar que en esta ocasión, la última película Hong Sang-soo no ha llegado a la cartelera zaragozana, una cartelera que poco a poco se va degradando en lo que se refiere a oferta que no proceda del cine más comercial. Y en la que ademas cada vez es un poco más difícil encontrar buenos momentos para ver las películas en su versión original, sin adulterar con doblajes espantosos, y que sin embargo parecen ser el «orgullo» de tantos críticos y comentaristas del solar ibérico. Reminiscencias de la cerrazón cultural heredada de la dictadura fascista del siglo XX.

Pero yo me las apañé para no perderme el tradicional estreno anual del peculiar director surcoreano. En la que es su tercera colaboración con la francesa Isabelle Huppert (creo), nos vuelve a traer uno de sus largometrajes de apenas 90 minutos de duración realizados con escaso dinero, con un equipo mínimo. Hecho de menos la presencia de Kim Min-hee en estas películas, ya que en la actualidad sólo participa en ellas en el equipo de producción. Huppert es una francesa que no habla surcoreano, que esta viviendo acoplada en el apartamento de un joven surcoreano, y que se saca unos dineros enseñando francés a algunas alumnas con un peculiar método. Pero poco sabemos de ella, de dónde viene, adónde se dirige y cual es trasfondo vital.

Algo más críptica de lo que es habitual, la factura de esta película es la típica del director. Planos estáticos mientras los personajes dialogan (y trasiegan ingentes cantidades de soju y makgeolli), con eventuales movimientos bruscos de zoom que cierran o abren los planos en un momento dado de la conversación. Y los temas son habituales en el cine del surcoreano; relaciones personales, familiares, la creatividad… Pero en este caso con un personaje que parece total y absolutamente fuera de lugar. Una viajera de paso, que se ha acoplado un tiempo a un lugar en el país asiático. Que no habla el idioma de los lugareños, y que tampoco se preocupa en adaptarse a las costumbre del lugar. Sigue saludando a todos aquellos con los que se encuentra con los dos típicos besos en las mejillas, algo que resulta excepcional y extraño en la mayoría de los países asiáticos, pero que aceptan con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Un pez fuera del agua que sirve si acaso para revulsionar las mentes de sus interlocutores; el sentido de la música, el sentido de un poema, el sentido de aprender un nuevo idioma, el sentido de lo que significa ser madre de un joven veinteañero…

Nunca me atreveré a recomendar en sentido absoluto las películas de Hong Sang-son, aunque a mí me aporta bastante en sus pequeñas dosis de reflexión en forma de comedias (o dramas) tranquilos, regados de alcohol de baja graduación y de muchas y variadas conversaciones. No es esta la película de Hong que más me haya impactado, lo cual puede tener que ver también con el momento y las circunstancias en las que la vi. Pero siempre me viene bien estas dosis de otro tipo de cine. Y Huppert siempre es una presencia interesante en pantalla. Una actriz septuagenaria ya pero que se mueve en pantalla como si siguiera teniendo treinta y tantos.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: ***

[Cine] Vanskabte land/Volaða Land (Godland) (2022)

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Vanskabte land/Volaða Land (2022; 46/20230820)

Una de las cosas que llama la atención, si te pica la curiosidad y tiras de traductores o de otro tipo de informaciones, es que el título «internacional» de esta película del islandés Hlynur Pálmason, o sea, en inglés, y su título original en danés e islandés, la película es bilingüe en estos dos idiomas germánicos nórdicos, son distintos. Contradictorios. Si en inglés es tierra de Dios, en los idiomas nórdicos sería más bien tierra miserable… una tierra dejada de la mano de Dios. Lo cual ya llama la atención notablemente. Venía esta película precedida de buenas críticas y de una escasa campaña promocional… típico relleno de las temporadas bajas de final de verano. Momento en el que eventualmente nos encontramos con estupendos hallazgos o maravillas cinematográficas que, por su calidad y valores narrativos y visuales, dejan en absoluto ridículo los taquillazos palomiteros que pueblan la cartelera en estas fechas. Y ya adelanto que esta es una de esas ocasiones.

En la segunda mitad del siglo XIX, cuando Islandia era un dominio danés, un pastor luterano (Elliott Crosset Hove) es enviado desde Dinamarca a la volcánica isla para construir una iglesia y fundar una parroquia en una pequeña comunidad islandesa. Aunque advertido por su obispo de las dificultades de adaptación que supone la isla, opta por desembarcar en el extremo opuesto al lugar dónde se encuentra la comunidad, y recorrer el interior de la isla con mulos. Lleva además una pesada cámara fotográfica de placas, que usa preparando su propio material sensible a base de colodión húmedo sobre la marcha. Pero la marcha le pasará factura. La mala relación con su guía islandés (Ingvar Sigurðsson), con quien no se puede comunicar, no conociendo la lengua. La muerte de su traductor debida a una desafortunada decisión suya. La enfermedad. Finalmente se irá recuperando cuando llegue a destino, gracias a un comerciante y granjero danés (Jacob Lohmann) y sus hijas (Vic Carmen Sonne y Ída Mekkín Hlynsdóttir). Pero nada será ya como esperaba.

Siendo el protagonista un pastor luterano, la mayor parte de las críticas y comentarios que he leído en castellano inciden en la pérdida de fe del protagonista ante el choque con la dura geografía física islandesa y el carácter de sus locales. Sin embargo no es ese el aspecto que más me llama la atención a mí. De acuerdo con alguna reseña que he leído en inglés, parece que Hlynur Pálmason ajusta cuentas con el pasado colonial de la isla. El protagonista, danés, monolingüe, incluso se niega a aprender el idioma islandés, contempla a través de su cámara y su placas fotográficas a los locales con condescendencia, desprecia las características singulares de la isla, que acabarán quebrando su determinación y abocándolo a un final poco halagüeño. Y en esa crítica al colonialismo específico encontramos una crítica global a todos los colonialismos y al desprecio por quien encontramos primitivo, poco civilizado. Hacia quien habla otros idiomas que, por desconocidos, despreciamos. El siglo XIX fue el siglo de los nacionalismos, lacra que arrastramos todavía hoy. Pero frente a un nacionalismo reivindicador que surge de un grupo étnico en desventaja, siempre encontramos un nacionalismo dominante, con un falso sentido de superioridad. Siguen encontrándose estas actitudes hoy en día.

La factura de la película es primorosa. Rodada en un austero formato académico, para evitar que la magnificencia del paisaje islandés se apodere de la experiencia humana, no deja de ser una película de gran belleza visual. Que se cuece a fuego muy lento, pero de forma imparable e implacable. En varios momentos, las imágenes que nos ofrece Pálmason y su excelente directora de fotografía Maria von Hausswolff nos hacen especialmente conscientes del paso del tiempo y de cómo este va generando transformaciones. En el paisaje, en las cosas, en las personas. Y se sustenta especialmente en un reparto fenomenal, de intérpretes que no serán conocidos en nuestro entorno, pero que dotan de carácter y alma a la película.

No sabía que esperar de esta película, aunque confiaba en que fuese una agradable sorpresa. Y me he encontrado con un largometraje, son más de 140 minutos de duración, que compite en calidad y profundidad con las mejores películas del verano y del año. Quizá no lo disfruten los aficionados al cine palomitero, con mucha acción y esas cosas, pero es fenomenal.

Valoración

  • Dirección: *****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] The Forgiven (2021)

Cine

The Forgiven (2021; 41/20220804)

Acudimos el jueves pasado a las salas de cine con intención de ver esta película británica dirigida por John Michael McDonagh y que, a priori, presentaba un elenco que la hacía muy interesante. Llama la atención no obstante que desde que se estrenó en festivales hasta su estreno en salas comerciales ha pasado casi un año, que hasta ahora sólo se ha estrenado de forma amplia en Italia y España, y de forma limitada en Canada y EE.UU., y que todavía no se ha producido este estreno en salas comerciales en el Reino Unido ni en el resto de Europa. Y las críticas que pudimos leer previamente eran muy tibias y dispares. En cualquier caso, la situación de la cartelera es lamentable y había poco donde escoger a las horas en que nos interesaba. Y las plataformas en línea tampoco están mejor. Este sábado me dispuse a ver la primera película de animación producida por o para Apple TV+ y la abandoné a los 10 minutos por una total y absoluta falta de interés.

Los paisajes que nos rodean son áridos… pero no desérticos. No en su mayoría. Pero, tal y como evoluciona el clima, ¿tendremos que pensar que dentro de unas décadas empezaremos a parecernos al Atlas marroquí que podemos ver en esta película? Para reflexionar.

Nos cuenta la historia de un matrimonio burgués, relativamente adinerado, y muy aburrido, formado por David (Ralph Fiennes) y Jo Henninger (Jessica Chastain), cuando se dirigen al Atlas marroquí donde un amigo suyo (Matt Smith) ha montado una fiesta con su novio (Caleb Landry Jones) para un selecto grupo de invitados, un su mayoría europeos y norteamericanos. Conduciendo por las solitarias pistas de tierra marroquíes, ya de noche, atropellan a un adolescente que ha intentado pararlos para venderles un raro fósil. David es alcohólico y ha estado bebiendo, pero entre todos y con la colaboración de las autoridades marroquíes, maquillarán la situación. Hasta que llegue el padre del muchacho (Ismael Kanater) ha buscar el cuerpo para llevarlo al remoto rincón del desierto donde viven. Y donde lo acompañará David, mientras que la fiesta sigue.

Tenía un especial esperanza en un director poco prolífico, pero que ha demostrado que es capaz de abordar temas difíciles de forma muy sensible, capaz e interesante. Parece que para esta producción ha dispuesto de más presupuesto, y tiene una puesta en escena más potente que las películas que le he visto con anterioridad, como aquí y aquí. Pero más potente en lo técnico no necesariamente quiere decir que sea más potente en la propuesta en su conjunto. Hay elementos de partida en la historia para que lo fuera; una burguesía europea (y derivados, pues la burguesía norteamericana no deja de ser una variante) indolente, decadente, condescendiente con quienes considera sociedades o pueblos, o personas, inferiores. Para quienes resolver un problema con una cantidad de dinero que para ellos es una propina, pero para el receptor puede ser una fortuna… y estos últimos lo saben. Unas diferencias que son caldo de cultivo para los fanatismos y para la violencia. Y sobre el orgullo y la falta de orgullo personal.

Sin embargo, la película, que en general merece un aprobado, pero nada más, avanza a trompicones. Su comienzo en prometedor, pero se vuelve morosa, y sólo puntualmente nos ofrece retazos de lo que podría haber sido en su conjunto. Por supuesto, cuenta con la inestimable colaboración de un reparto con un enorme oficio, que se basta para compensar las carencias narrativas. Hay un difícil equilibrio al emprender una película como esta. Si conviertes a los burgueses en caricaturas de sí mismos quizá debas hacer una parodia, una mascarada. Incluso si está repleta de humor negro. Si optas por el drama o la tragedia, quizá la representación de esos burgueses tiene que ser más sobria, aunque mostrando sus contradicciones. Difícil equilibrio. El final… satisfactorio a medias. O parcialmente insatisfactorio… cada cual según su punto de vistas.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] 14 jours, 12 nuits (2019)

Cine

14 jours, 12 nuits (2019; 16/20210223)

La semana pasada, nuestra actividad pareció normal. Dejamos de lado por una semana las propuestas de las plataformas de cine bajo demanda en internet. No acudimos a ningún «evento» cinematográfico. Y optamos por una película que optaba, ya no, no ha pasado los cortes, al Oscar a la mejor película de habla extranjera (siendo lo «no extranjero» el inglés). Algo que podía haber sucedido cualquier año, con pandemia o sin pandemia. La película viene de Canadá, tiene como director a Jean-Philippe Duval, un realizador que se ha hecho más nombre en la televisión que en el cine. Y venía con críticas un tanto contradictorias… pero nos prometía viajar a bellos paisajes del sudeste asiático.

He dudado sobre ilustrar esta entrada con fotos de Canadá, del estuario del San Lorenzo, o buscar algún paisaje asiático. No tengo fotos de Vietnam. Todavía. Y no sé cuando podrá ser. Al final he optado por ir a Asia, a las montañas de Huangshan. No es lo más cercano a Vietnam que he estado, ese honor correspondería a Hong Kong/Macao,… pero me parece más apropiado por el tipo de paisaje.

Isabelle (Anne Dorval) es una mujer de mediana edad, oceanógrafa, canadiense, cuya hija adolescente, Clara (Laurence Barrette), adoptada, de origen vietnamita, ha fallecido en un accidente de circulación y está en pleno duelo. Por ello, decide realizar un viaje a Vietnam para reencontrarse con la cultura original de su hija. En el orfanato donde la cuidaron donde unos meses, le dan una indicación que le puede poner en contacto con la madre biológica de la niña, Thuy (Leanna Chea), que no la abandonó, que fue forzada por su familia a entregarla. Ahora es una artista, una pintora, que dedica parte del año a trabajar como guía en una agencia de turismo. Isabelle, sin hablar de sus motivos, contrata un viaje con ella por Vietnam, donde ambas conectarán.

La propuesta inicial de la película es bastante interesante. Qué se pueden contar, de qué pueden hablar dos mujeres que han perdido a una hija común, cada una con una perspectiva sobre esa maternidad totalmente distinta. Una procedente del mundo rico, del norte privilegiado. La otra, fruto de una nación que durante años fue devastada por la guerra y la violencia contra ese mundo, pero también de unas tradiciones y condicionamientos que le obligaron a perder a su hija. El problema es que la película, muy correctamente realizada desde un punto de vista académico, se recrea en exceso, hasta perderse en ocasiones, en ese viaje que parece promocionado por la oficina nacional de turismo de Vietnam, de maravillosos paisajes y simpáticas gentes. Al mismo tiempo que el ritmo de la película, su banda sonora y el ambiente general la dotan de una gravedad que resulta excesivamente pesada y morosa.

Lo bueno es la interacción de ambas actrices protagonistas, que establecen un duelo cara a cara de muy alto nivel, que va evolucionando durante la película, en el que siempre pesa la falta de sinceridad inicial de la canadiense. Aunque lastrado por ese ritmo pesado que mencionaba, son estos diálogos, los gestos de ambas, las miradas, las que hacen que la película merezca la consideración del aficionado al séptimo arte. Podría ser mejor, pero vale la pena acercarse a esta propuesta canadiense que nos propone una interesante reflexión sobre dos mundos distintos, a través de dos mujeres muy diferentes, pero con un mismo sufrimiento. La pérdida de la hija. Y lo mejor, resuenan sus palabras y sentimientos como mujeres auténticas, y no como productos de ficción. No hace mucho pudimos ver una película sobre el duelo por la pérdida de una hija, en la que no se reunían todos estos componentes, a pesar del excelente trabajo actoral. Curiosamente, también una película canadiense.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***