[TV] Cosas de series; militares corruptos, periodistas que no mienten y familias de «superhéroes»

Televisión

Hace bastantes semanas que no dedico una entrada a las series surcoreanas. Y es que entre unas cosas y otras… últimamente me he enfriado bastante hacia este placer inconfesable. Últimamente he colgado varias tras ver uno o dos episodios. Quizá están dejando de divertirme. O no. Quién sabe. Pero aquí traigo tres de ellas, de muy distinto pelaje.

Gungeomsa Dobereuman [군검사 도베르만], en inglés Military prosecutor Doberman, es un drama militar y judicial, con toques de comedia y el inevitable romance, que se puede ver en Netflix, aunque sin doblaje ni subtítulos en español, hay que ponerlos en inglés, originalmente estrenado en su país de origen en 2022. Dos fiscales militares se alían contra un entramado de corrupción que abarca a altos grados militares y al mundo empresarial. Él, un vividor, que originalmente busca su propio beneficio, ella,… busca venganza. Y a partir de ahí, con un tono más desenfadado que dramático, una serie de aventuretas que se benefician del buen hacer de sus protagonistas (Ahn Bo-hyun y Jo Bo-ah) y de la buena química entre ellos. Un guilty pleasure bien hecho, pero bastante inverosímil, por lo demás.

Bimir-eun eops-eo [비밀은 없어, sin secretos] recibe en castellano el título de Hablando con franqueza o en inglés Frankly speaking. Parte de una premisa que no es nueva en series surcoreanas, ya la vi en una serie hace unos años. Un periodista o similar que es incapaz de mentir. En este caso un presentador de televisión (Go Kyung-pyo). Y eso le lleva a que le vaya mal profesionalmente. Para salir del atolladero, se alía con una guionista de reality shows (Kang Han-na), pasando a formar parte de los participantes en uno de sus programas. A partir de ahí, enredos y romances. Es una serie bastante intrascendente, estreno reciente de Netflix, y que se salva también por el buen hacer del reparto y porque los guiones no están mal.

Finalmente, una serie un tanto atípica, Hieoroneun animnidaman [히어로는 아닙니다만, no soy un héroe], que ha dado en titular en castellano/inglés como Una familia atítpica/The atypical family. Mezcla de comedia y drama romántico. Quizá más drama que comedia, aunque de todo hay. Una mujer joven (Chun Woo-hee), huérfana, que forma parte de una banda de estafadores, se infiltra en una familia con dinero, con el fin de casarse con el hijo viudo (Jang Ki-yong), con una hija preadolescente, y desplumarlos de su dinero. Pero con lo que no contaba es que fuese una familia con superpoderes. Aunque ahora no los pueden utilizar por culpa de las enfermedades asociadas a los estilos de vida modernos. La una vuela, pero no lo consigue porque se ha vuelto obesa. Otra tiene sueños premonitorios, en los que basan la riqueza familiar, pero no lo consigue por culpa del insomnio. El viudo es capaz de viajar al pasado, a sus momentos felices, pero no lo consigue porque está permanentemente deprimido desde que enviudó. Y en doce episodios se desarrolla un complejo enredo, en el cual, no faltan los dramas familiares y el romance, inicialmente ficticio pero luego… lo de costumbre. Tiene sus cosas originales, pero el ritmo y el desarrollo de la serie no siempre es acertado. Lo de los viajes en el tiempo es un plus, y está bien resuelto. Pero me he quedado con ganas. Podría haber sido muy buena. Quizá convertida en un largometraje, podría haber tenido su miga.

[TV] Cosas de series; ronda de series coreanas tras las vacaciones

Televisión

No redacto una entrada dedicada a las series televisivas desde el 21 de septiembre. Casi cuatro semanas, casi un mes. Y lo que he ido viendo mientras tanto, durante las vacaciones, más los cierres de varias temporadas de series que se emiten un episodio a la semana, y han coincidido en estas últimas semanas, han hecho que se me hayan acumulado muchas. Así que comentaré más allá de las dos habituales por entrada para ir quitándome cosas de encima. Y lo haré con unas cuantas series de origen surcoreano.

Con una de las series paseando por Taiwán, y otra basada en una serie taiwanesa, elijo este no-país para ilustrar la entrada. Un paseo por Tamsui, al atardecer.

Riské Business: Taiwan es la segunda entrega del recorrido que están haciendo el cantante Sung Si-kyung y el cómico Shin Dong-yup por distintos países asiáticos, para conocer cómo se trata el sexo y el erotismo en ellos, desde el punto de vista de las relaciones interpersonales, pero también desde el punto de vista de las industrias que se basan en estas cuestiones. Hubo una primera serie dedicada a Japón, que me dejó un poco frío por la forma en que se trataban temas como la pornografía, o determinadas actividades que rozan la cuestión de la prostitución. No obstante, me animé a ver esta segunda serie dedicada a Taiwán, donde han cambiado un poquito el enfoque, dentro del mismo formato, han dado menos presencia a la industria, y han destacada más las libertades de preferencia afectiva e identidad sexual, en las que el país isleño que no es oficialmente un país anda a la cabeza en esa parte del mundo. Al fin y al cabo, no siendo un país reconocido internacionalmente, resulta ser la democracia más desarrollada de la región. Cosas que pasan en el mundo. Hemos de recordar que Corea del Sur es un país muy conservador en sus costumbres, no hay más que ver sus series de ficción, que hasta hace pocos años era un patriarcado establecido legalmente en su sistema social y político, donde hay muchos tabús todavía. Me ha gustado más que el anterior, el cambio de temas le ha sentado bien.

Neoui sigan sog-euro [너의 시간 속으로, literalmente en tu tiempo], internacionalmente, A time called you, o en castellano, Tu tiempo llama, es un drama romántico, en Netflix, versión surcoreana de una serie de gran éxito taiwanesa, que he intentado localizar, sin éxito hasta el momento. Porque hay muchas afirmaciones de que es mejor. Y el caso es que esta no está mal. Con su protagonista, Jeon Yeo-been, que lo hace bastante bien, haciendo un doble papel, y con a modo de viajes en el tiempo. Un bucles en el tiempo, con romances intertemporales e intergeneracionales, con el tema de los abusos y del aislamiento de los adolescentes de fondo, y con su trama de intriga y crimen de por medio. Es mejorable, pero me resultó muy entretenida, y muy visible gracias al trabajo de sus intérpretes, que están a buen nivel.

Melloga Chejil [멜로가 체질, literalmente lo melodramático me va], y conocida internacionalmente como Be melodramatic, es una serie que encontraréis, aunque muy posiblemente escondido, sólo os aparezca si configuráis la interfaz de la plataforma en idioma inglés. No está traducida al castellano. Y la vi por dos motivos. Una de las protagonistas es la de la serie anterior, y está muy bien valorada. Tres amigas que viven juntas, con el hermano más joven y gay de una de ellas. Una es directora de documentales, de éxito, con mucho dinero, pero vive en una profunda depresión por el duelo de su prometido fallecido prematuramente. Otra es una guionista principiante, es la principal protagonista de la serie (Chun Woo-hee), y comienza una compleja relación con un director de teleseries de éxito que ha aceptado en llevar a la pantalla un guion de la chica. La tercera trabaja en una productora de televisión (Han Ji-Eun), es madre soltera, y tiene problemas para compaginar su maternidad con su vida de relación y su trabajo. Las tres tienen 30 años. El tono es de comedia, fundamentalmente, aunque haya sus momentos de drama. Y realmente está muy bien. Se aleja de aquello que comentaba hace tiempo de las series surcoreanas como guilty pleasures. Se ve porque está bien hecha, bien interpretada, empatizas con los personajes y lo pasas bien.

Finalmente, Dojeok: Kar-ui sori [도적: 칼의 소리, más o menos literalmente, bandido, el sonido de la espada], conocida como Song of the bandits o La canción de los bandidos. Son nueve episodios en Netflix de los que a mí me da la impresión que nos es una primera temporada sino más bien la mitad de la primera (o única) temporada), porque al final queda totalmente abierta a una continuación. Es un drama de aventuras situado en los años 20 del siglo XX, durante la dominación japonesa de la península de Corea. Pero con un giro formal que es que la acción se desarrolla principalmente en Gando, la región china fronteriza con Corea, donde se han refugiado muchos desposeídos coreanos y muchos insurgentes contra el dominio japonés. Y todo ello en un paisaje árido… que hace que se convierta en una versión asiática del Far West americano. Con duelos, asaltos al tren, robo de bancos, bandidos malísimos, y bandidos buenísimos. Intrigas, balaceras, traiciones, amistades incondicionales y algún romance que otro, con un antiguo oficial coreano del ejército japonés (Kim Nam-gil), que renunció y ahora lidera una banda de bandidos tipo Robin Hood, robar a los ricos para sostener a los desposeídos. Qué más puedes querer. Es muy muy muy divertida y te enganchas. Aunque constantemente ponen a prueba tu suspensión voluntaria de la incredulidad. Es de estas en las que los buenos nunca mueren, y los malos, especialmente los japoneses, mueren por decenas. Da igual. Es pura evasión, los intérpretes lo hacen bien, los caracteres son interesantes, y te enganchas como para verla de tirón en una maratón televisiva.

[Cine] Han Gong-ju 한공주 (2013)

Cine

Han Gong-ju 한공주 (2013; 23/2022007)

Penúltima de las seis películas de las que consta el ciclo de cine surcoreano que está a punto de finalizar dentro de un par de días en Zaragoza. Sólo he dejado de ver una de las películas, ya vista en la pantalla grande. Y, de momento, he dejado de comentar la versión en blanco y negro de otra de ellas, también vista con antelación en pantalla grande,… pero que creo merecerá un comentario en algún momento. En cualquier caso, la que hoy nos ocupa, la historia de una adolescente (Chun Woo-hee) contada por Lee Su-jin, director del filme.

Muy al principio de la película vemos a la protagonista en el metro que va de Seúl a Incheon con su tutor en el instituto. No tengo claro que la película transcurra allí, en esta ciudad del área metropolitana de Seúl. Pero en ella pasé yo una tarde muy entretenida.

Aunque en la versión doblada al castellano se presenta con el título Princesa, la original se titula, escuetamente, con el nombre del personaje protagonista, Han Gong-ju. Una adolescente de 16 o 17 años (nunca sabes la edad exacta porque no sabes si en las traducciones transforman las edades coreanas al sistema occidental, no es la misma[*]) se ve en una comisaría donde su profesor de instituto la recoge para llevársela a vivir con su madre, careciendo de ella la chica, y no haciéndose cargo de ella el padre, un borracho jugador endeudado. No sabemos qué ha pasado, pero algo ha pasado. Un grupo de adolescentes, varones, son introducidos detenidos en la comisaría. A partir de ahí seguimos a Gong-ju en su esfuerzo de seguir adelante con su vida, mientras poco a poco vamos conociendo la tragedia de los hechos vividos.

Película difícil. Dura. Sin contemplaciones. Un implacable crítica contra una sociedad extremadamente patriarcal y conservadora, en la que ante una abominable agresión sexual contra dos jóvenes, esta sociedad en su conjunto, todos los estamentos, el familiar, el educativo, el sanitario, el policial,… cargan contra las víctimas. Una película que basa su fuerza en el impecable trabajo de su actriz protagonista. Chu Woo-hee (en realidad esta transcripción es adecuada para el inglés, la adecuada para el castellano sería Chu Wuhi), que tenía veintipocos años al filmar la película, y que tiene un pequeño pero importante papel en otra de las películas del ciclo, encarna a la perfección a la adolescente, con una mezcla de determinación, experiencia, fragilidad e inocencia, con escenas que incluso llegan a parece humorísticas, aunque conforme se desarrolla la historia nos abofetean con dureza y se convierten desoladores [la mención a los «43 gorilas» me dejó anodadado durante un par de días].

El contenido de esta película es como si tras la «sentencia de la manada» del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, la sociedad española se hubiera encogido de hombros, en lugar de la indignación popular que suscitó. Y si eso influyó la sentencia del Tribunal Supremo, me alegro de que entendiera de los valores que las gentes de una democracia quieren que se defiendan desde la justicia a la hora de interpretar las leyes. Siempre habrá cerriles en una sociedad… pero dejemos las cosas claras. La lástima es que no las tengan claras quienes deben defender a esta sociedad, como sucede en el planteamiento de la película; los educadores, las fuerzas del orden, los medios, los pares de las agredidas, las familias, los profesionales sanitarios, todos nosotros que podemos vernos o alguien a quien queremos en la misma situación lo cual no se debe tolerar.

Una película que roza la perfección y que es muy recomendable… pero que hay que ver con la mente serena y tranquila, porque abruma. Por cierto… que me acabo de dar cuenta que a esta chica la vi actuar también en una serie de Netflix, con título de gas noble. No especialmente buena ni mala, que es lo peor que se puede decir de estas series.

[*] La forma de calcular la edad tradicionalmente en Asia oriental es distinta a la de muchas otras partes del mundo. La forma más generalizada en el mundo es en años cumplidos. Una persona tiene «30 años» cuando han pasado al menos 30 años desde su nacimiento, pero menos de 31. Pero en aquella parte del mundo, aunque sólo se mantiene de forma efectiva en Corea, la edad se calcula con la fórmula siguiente:

EDAD = AÑO ACTUAL – AÑO DE NACIMIENTO + 1

Veamos la diferencia con un ejemplo. «Ana nació el 28 de diciembre de 2000. ¿Cuántos años tenía el 2 de enero de 2022?». En España sería restar el tiempo pasado entre ambas fechas y nos saldrían 21 años y 5 días, luego la respuesta sería «Ana tiene una edad de 21 años». En Corea del Sur sería hacer la cuenta <2022 – 2000 + 1> y la respuesta sería «Ana tiene una edad de 23 años». Este es un caso extremo de diferencia por haber nacido a final del año, y el «tiempo actual» del problema es muy a principio del año. En general, si un coreano te da su edad según sus cuentas, tiene al menos un año menos según las nuestras. En las series y películas, cuando los personajes son claramente adultos, la diferencia importa poco. Pero cuando se trata de adolescentes a punto de entrar a la universidad es confuso. Y de eso hablaremos dentro de un par de días.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

[Cine] Gokseong 곡성 (2016)

Cine

Gokseong 곡성 (2016; 19/20220317)

Divagaba el viernes sobre la falta de emoción que nos suscitan los Oscar últimamente. Y si se nota esto, que no nos ha apetecido ir a ver en las últimas semanas alguna de las películas con candidaturas a estos premios, mientras que nos apuntamos al ciclo de cine coreano que en estas semanas se proyecta los jueves en proyecciones únicas en los más céntricos cines de Zaragoza. La primera del ciclo ya la habíamos visto en salas, y además la he visto alguna que otra vez de nuevo en televisión; estoy perdidamente enamorado de sus dos protagonistas. Así que me la perdí, porque tenía otra cosa que hacer que me interesaba relacionada con la fotografía. Pero no me perdí esta inquietante cinta de terror, que no de sustos, que el terror no va de eso, piensen lo que piensen los que hacen películas de consumo palomitero para adolescentes de 15 a 55 años.

Las calles de Gyeongju servirán para ilustrar la terrorífica película surcoreana de hoy.

Dirigida por Na Hong-jin, su título original es el nombre del pueblo coreano donde sucede la acción. En inglés se titulo The Wailing (el lamento), mientras que en España se la conoce por El extraño. Y nos traslada a ese pueblo donde comienzan a suceder extraños asesinatos, extraordinariamente cruentos, en los que los miembros de una familia aparecen violentamente acuchillados por alguno de sus familiares que es encontrado en estado estuporoso por las policía. Un policía (Kwak Do-won), algo torpe, pero buen tipo y amante de su familia, empieza a sospechar de un viejo japonés (Jun Kunimura) que vive en los alrededores, como de una misteriosa joven que aparece cerca del lugar de los hechos (Chun Woo-hee). Y las cosas se complican cuando su hija (Kim Hwan-hee) empieza a tener comportamientos extraños.

El género de terror no es de los que me entusiasmen, precisamente. Quizá porque se abuse en las películas más comerciales, como ya he insinuado al principio, de los sustos. Y también de la casquería y el gore. La sangre no falta en esta película, pero el enfoque es mucho más inquietante. Estamos ante una presencia insidiosa, las del mal por el mal, la del mal esencial, que asalta una pequeña y tranquila comunidad rural donde nunca falta nada. Y presenciamos cómo el mal hace mella en la confianza y en la credulidad de las gentes sencillas, que se dejan llevar por el prejuicio. Independientemente de que este esté o no justificado.

Excelente realización y muy muy buena interpretación que demuestran que el bum de la ficción audiovisual coreana no es casualidad. Que quizá la estemos descubriendo en Occidente en estos últimos años, pero que ha venido incubándose desde hace tiempo. La película no es muy antigua por eso, tiene apenas seis años. Y es absolutamente recomendable. Sus más de 150 minutos de duración se me pasaron en un vuelo. Y ya hemos podido ver la siguiente, que comentaré dentro de unos días… que es algo más todavía.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****