[Cine] Hillbilly elegy (2020)

Cine

Hillbilly elegy (2021; 01/20210103)

No sabía que día iba a comentar esta película dirigida por el en otro tiempo respetado Ron Howard, a más gloria de las capacidades interpretativas de Glenn Close y Amy Adams, siete y seis veces candidatas al oscar, que se les resiste como gato panza arriba. Solución (aparente), ponerse viejas, o gordas y desastradas, un poco como hizo Charlize Theron en su momento, para haber si así hay suerte. Son grandes actrices. A mí me gustan… pero no sé yo si estas estrategias son las más… no sé. El caso es que me entraba un poco de pereza… hasta que las noticias relacionadas con el asalto al Capitolio de los Estados Unidos le han dado sentido de oportunidad a este comentario.

En estos días de frío y nieves en buena parte de la península, en Zaragoza de momento no ha caído ni un copo de nieve ni una gota de lluvia pese al frío, serán buenos para ilustrar esta entrada algunos paisajes nevados del medio rural.

Basada en un libro autobiográfico de un abogado (interpretado por Gabriel Basso) que se doctoró en leyes en Yale… en medio de una peripecia familiar relacionada con la «afición» a las drogas «recreativas» de su madre (Adams), recuerda en sucesivos flashbacks cómo transcurrió su infancia y adolescencia, criado a medias entre su inconstante madre y su abuela (Close). El título de la película, y del libro en el que se basa, viene del hecho de que pertenecen a ese grupo de población a los que en Estados Unidos se les llama hillbillies. A veces también rednecks, aunque no sé si las dos apelaciones coinciden exactamente o más bien tienen fuertes puntos de intersección. En las traducciones al español se les suele llamar paletos… pero es un poco simplista la cosa.

En sentido estricto, un hillbilly es un sujeto cualquiera y anodino (de ahí el nombre habitual y común de Billy) de las colinas (hills), en general de los Apalaches o de las Ozarks, regiones montañosas con pocos recursos, o que en el mejor de los casos se dedicaron a una dura minería que ha ido a menos con los tiempos. Son personas de origen europeo, blancos, pero que ocupan estratos sociales bajos, y son mirados usualmente con desprecio por otros blancos. Durante el siglo XIX, antes de que se acuñase el término, fueron la carne de cañón de los confederados del sur en la guerra, y se solía hablar de ellos como white trash (basura blanca), frente a los propietarios de plantaciones o a los comerciantes de las ciudades. Son extraordinariamente conservadores, muy religiosos, lo que no les impide entrar en los circuitos de la delincuencia, generalmente a través de la producción y trapicheo de drogas ilegales. Y si los relaciono con lo sucedido en el Capitolio, es porque son parte importante de los apoyos electorales de los populistas conservadores como Donald Trump, a pesar de que suelen ser uno de los grupos más desfavorecidos por las políticas conservadoras. Muchos de ellos emigraron a los cinturones industriales del medio Oeste americano, caso de la familia protagonista de la película que fue de las montañas de Kentucky al cinturón industrial de Cincinnati. Buscando prosperidad. Cosa que no siempre se conseguía. De hecho, en los últimos 20 años, la posibilidad de ascenso social en Estados Unidos, en especial entre estos grupos, ha disminuido alarmantemente. Su acceso a la cultura y la educación es muy limitado, y el caso del protagonista de esta película se podría calificar de raro o excepcional. Y siempre pasando por el ejército y la guerra para conseguir entrar en los primeros grados de la universidad. De esta gente salen los energúmenos de las imágenes de estos días. Son gente que se sienten amenazados por otros grupos sociales desfavorecidos pero más dinamícos, como pueden ser los latinos, afroamericanos o asiáticos, con más capacidad de organización, más hambre de cultura y de ascenso social a pesar de los muchos problemas que tienen todavía, y eso hace que se aferren a sus religiones, racismos y conservadurismos extremos. No digo que todos lo sean, pero esta sociedad es el caldo de cultivo para estos fenómenos.

Explico todo esto porque me parece pertinente para entender mejor lo que pasa en los Estados Unidos y porque me sirve para valorar la películas. Y es que la situación de estos grupos sociales da para hacer muchas películas, con mucha profundidad y con intención. Y lo único que ha salido de esta elegía de los hillbillies es un dramón propio de telefilme de la hora de la siesta. Con buenas interpretaciones, pero nada más. Y con poco interés en general. Recuerdo aquella película hecha con cuatro perras, Winter’s Bone, dirigida por Debra Granik, y protagonizada e interpretada por una sobresaliente, mucho más interesante que las protagonistas de la película de hoy y de lo que ha hecho después, Jennifer Lawrence, que estremecía al mismo tiempo que exponía con claridad la dureza de la situación social.

Por lo tanto, sin ser una mala película, tiene un interés muy limitado, y me parece una oportunidad fallida a la hora de profundizar en el tema. De todos modos, si os interesa, está en Netflix. No empezamos bien el año. Aunque se compense con la siguiente película vista en la gran pantalla, pero que ya no computa para el balance de este año… computó en 2001.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

Series varias: despedidas, cierres y nuevas incorporaciones

Televisión

En primer lugar, dedicaré unas líneas a la despedida definitiva de una serie de televisión que ha marcado época. Se trata de ER, en España, Urgencias. Con una realización que ha marcado tendencia en muchas otras series de temática muy diversa, se trata además de una de las pocas series, si no la única, que se ha aproximado al trabajo de los profesionales sanitarios con razonable veracidad. En la práctica, el resto de series de «médicos» u «hospitales» tienen poco que ver con la realidad del trabajo de estos profesionales.

Sin embargo, la serie fue razonablemente atractiva por una sabia mezcla de acción derivada del frenesí de la actuación de un servicio de urgencias, con las interacciones de unos personajes que crecían y se desarrollaban con el tiempo, y por los que podías coger cariño, amor, odio, manía,… de todo. Yo no he visto más que algunas temporadas y de forma intermitente. Me perdí todas las temporadas iniciales, cuando se hizo famoso George Clooney. Me enganché con el personaje de Abby Lockhart, mujer con un carácter entrañable, que empieza de enfermera, pasa a ser estudiante de medicina, hace su residencia y acaba siendo médico adjunto del servicio de urgencias hasta su salida de la serie al principio de la última temporada. Fue interpretada estupendamente por Maura Tierney. Es el cuarto personaje con más apariciones en la serie de toda la historia de la misma. Y mi favorito, claro.

La última temporada ha sido relativamente floja, porque se ha dedicado a cerrar hilos argumentales, y a homenajearse a sí misma con la aparición de múltiples cameos en distintos episodios de los personajes que fueron importantes en un momento dado. Pero me ha gustado verla, y dar un adiós a muchos de ellos.

A un nivel menos drástico, se han cerrado la primera temporada de United States of Tara y la segunda de Damages. Dos series emitidas por la televisión por cable norteamericana y de excelente nivel. Ambas son una demostración palpable de que temporadas de 9 a 13 capítulos son mejores que las de veintitantos.

Damages ya me gustó en la primera temporada; la segunda ha estado un poco más baja, pero bien en comparación con el panorama general. En cualquier caso, estará bien volver a ver cómo se hacen la puñeta mutuamente esas dos abogadas interpretadas de forma excelente por Glenn Close y Rose Byrne.

Las aventuras de Tara y sus multiples personalidades me han parecido un auténtico hallazgo, especialmente por el buen hacer de su protagonista Toni Collete. Pero no sólo ella. Todo los componentes de su disfuncional familia, y los actores que los representan, han estado a un nivel altísimo. Se ha convertido en una de mis series favoritas. Ganas tengo de que vuelva en su segunda temporada.

En cuanto a novedades de los últimos días, hay varias pero para saber si algunas de ellas merecerá la pena, habrá que esperar. Sólo comentaré dos nuevas incorporaciones.

Por un lado, un regreso. Volvemos a disfrutar y a sufrir con nuestro psicólogo favorito, interpretado por Gabriel Byrne, en In Treatment. Para mí, de lo mejor. Pequeñas obras de teatro de poco más de 20 minutos de duración, cinco por semana. Y con Dianne Wiest volviendo los «viernes» de cada una de estas semanas. Qué buenos diálogos, qué buenas interacciones, qué química… Y nuevos personajes con nuevos problemas… A no perdérselo.

Una de las carencias más notables desde hace unas semanas es la ausencia de algo bueno en el ámbito de la ciencia ficción, desde que se despidió Battlestar Galactica, de la que ya comenté de forma extensa su final. Pues bien, ya corre por ahí el episodio piloto de su spin-off, Caprica. La acción se sitúa 58 años antes del comienzo de la acción narrada en su serie madre. No es una space opera, así que el ambiente es distinto, pero por lo visto, volvemos a tener buenas interpretaciones y personajes fuertes. A mí, el piloto, me gustó bastante. Espero que siga adelante la serie. Y ya hemos podido ver al primer CYbernetic Life-fOrm Node. Y empezado a entender su odio hacia la humanidad… Al igual que su antecesora, la serie viene fuerte en temas: discriminaciones étnicas, mafias, fanatismo religioso, sexo,…

Supongo que por las fechas que estamos en próximas semanas hablaré de más cierres y tal vez de alguna otra novedad.

En la foto de hoy, una anciana reza ante su monoteista dios en la Karlskirche de Viena. Veremos conflictos entre monoteistas y politeistas si sigue adelante la nueva serie, Caprica.

Karlskirche

Nave central de la Karlskirche, Viena (Austria) - Pentax K10D, SMC-DA 70/2,4