[Cine] Her (2013)

Cine

Her (2013), 22 de febrero de 2014.

Nos fuimos a ver hace unos días una más de las película que han llegado esta temporada con aureola de premios, una de las candidatas al premio gordo de los oscars, aunque no aparece bien situada en ninguna quiniela. Dirigida por el personalísimo Spike Jonze, mi primera noticia de esta película hace unos meses fue cuando hubo una moderada polémica por no haber aceptado la candidatura a los premios a Scarlett Johansson, que pone su personal voz en la película pero no su imagen.

La película trata de un escritor en un futuro próximo, Theodore (Joaquin Phoenix), escritor de cartas de unas personas a otras, para transmitir sentimientos o noticias personales y esas cosas, que se encuentra en deprimido por su separación e inminente divorcio de Catherine (Rooney Mara), de quien está profundamente enamorado. Tan apenas se relaciona con gente, más allá de una simpática vecina, Amy (Amy Adams) y su pareja. En un momento dado, compra un nuevo sistema operativo para sus aparatos informáticos, un sofisticado sistema de inteligencia artificial, con voz de mujer, que responde al nombre de Samantha (Scarlett Johansson). Y comenzará una historia de relación con Samantha, que llegará a tener un carácter romántico e incluso sexual.

Paisaje suburbano

Hoy estoy con espíritu de contradicción, frente a la ciudad hipermoderna y con rascacielos de la película, a mí me da por el paisaje, cutre, de los suburbios de las ciudades.

Cuando salimos del cine, el pequeño grupo que conformábamos estuvimos un rato sin comentar gran cosa. De lo primero que hablamos es si se podía incluir la película dentro del género distópico o simplemente como una película de anticipación ante un futuro probable, o al menos posible. Conforme fuimos entrando en conversación, los dos varones del grupo coincidimos en que no veíamos como, con los datos recibidos durante el largometraje, podíamos considerar verosimil la relación que el protagonista mantiene con Samantha. Y más nos sorprende la generalización de la situación al conjunto de una sociedad. No conseguimos vencer el escalón de «suspensión temporal de la incredulidad», lo cual lastró nuestra percepción de la película. El subgrupo femenino tenía una posición dividida ante la película. Desde quien se había aburrido hasta quien consideraba que había propuestas interesantes. La comparación con la serie británica Black Mirror, surgió, como ha surgido posteriormente en otros entornos.

Realmente estamos ante una película que plantea una serie de temas realmente muy interesantes. Desde la relaciones permanentes entre hombres y mujeres, el problema de la soledad, la falta sensación de compañía que pueden producir las tecnologías de la comunicación en su faceta de redes sociales, el futuro de la evolución de los sistemas de información y las tecnologías de la comunicación… muchas cosas. Había mucho material sobre el que tirar. Pero entre la incredulidad, la modorra en la que cae en algunos momentos la acción, y el ambivalente final (digo ambivalente porque no nos pusimos de acuerdo en interpretarlo como esperanzador o desesperanzador), no acabamos de quedar satisfecho. Yo no quedé satisfecho, puesto que me pareció un filme muy por debajo de las expectativas creadas.

Paisaje suburbano

Frente a las gentes, los coches, las tecnologías superavanzadas, ese mundo indefinido entre la naturaleza y el artificio urbano.

Me generan problemas también las interpretaciones. Puedo entender cierta inexpresividad en el personaje protagonista debido a la anhedonia propia del estado depresivo casi permanente en el que está sumido, en algunos momentos casi con características de depresión endógena más que reactiva. Como dijo una de nuestras acompañantes «normal que su ex se divorciase de él, por triste y aburrido». Pero es que aparte de eso, no consigo conectar en ningún momento con sus problemas. No consigo empatizar con el personaje. Y lo de la voz de la Johansson, pues me parece que no está mal, pero no es para tanto. Curiosamente lo que más nos hizo gracia fue la cita a cieras con  Olivia Wilde, o el chat de voz con la sexykitten con voz de Kristen Wiig.

Resumiendo, película que tenía muchas proposiciones muy interesante, muchos temas interesantes que tratar, pero que no consiguió engancharnos y, como ya he dicho, muy por debajo de las expectativas que había despertado. Tampoco la vimos un producto tan machista como se ha comentado por ahí. Por cierto, que surgió en la cerveza de después el comentario de una película que vimos dos de los que allí estábamos hace unos años, Lars and the Real Girl (Lars y una chica de verdad), primera película que recuerdo de un Ryan Gosling, que no iba de macizo, y que toma alguno de los temas de la película que nos ocupa hoy, y que nos gustó bastante.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **
Paisaje suburbano

Curiosamente, no carente de su estética en su cutredad. Bueno… me ha dado por ahí. Tampoco me toméis muy en serio.

[Libro] Casa de Soles

Literatura

Cuando hace un par de meses releía El sol desnudo de Isaac Asimov, sin darme cuenta inicié una reacción en cadena que me ha metido en una situación curiosa. La «space opera» ha sido de siempre una de mis variantes preferidas del género de la ciencia ficción. Pero al mismo tiempo, también ha sido un subgénero en el que he encontrado muchos truños y que me ha hecho ser cuidadoso con lo que leo. Ahora accedo a una «space opera» literaria de ciento a viento, con cuidado, salvo ciertos autores que me proporcionan más entretenimiento que otra cosa. El caso es que tras la lectura de la obra mencionada al principio, me entraron ganas de leer la versión actualizada y renovada de una de mis favoritas, El viaje interminable de Marion Zimmer Bradley, que encargué en versión electrónica y en inglés, no parece estar traducida al castellano, bajo el título The Endless Universe. El Universo interminable.  Está en espera, porque tardó un tiempo en estar disponible, y alterno géneros cuando leo obras de ficción. El caso es que como consecuencia de este encargo, Amazon me mandó sugerencias sobre el género, y una de las propuestas era el libro que traigo hoy, de un escritor que no había leido nunca y que tenía curiosidad, Alastair Reynolds. Y en general, ya puedo adelantar que me he llevado una agradable sorpresa.

Casa de soles
Alastair Reynolds; traducción de Álvaro Sánchez-Elvira Carrillo
La Factoría de Ideas (Solaris ficción), 2012

Nos encontramos millones de años en un futuro, en una galaxia en la que se han desarrollado, y muchas veces desvanecido, un sinnúmero de civilizaciones humanas o de especies de origen humano, e incluso alguna de inteligencia artificial mecánica. Por el espacio viajan en ciclos de 200.000 años los «shatterlings» del clan Gentian, 999 de ellos clones de Abigail Gentian, con sexos diferenciados. Más uno de ellos que es la propia Abigail, integrada en su momento, seis millones atrás entres sus clones como uno más. Gracias a sus mejoras biológicas, su capacidad de viajar a velocidades relativísticas, y de dominar el paso del tiempo, son capaces de recorrer la galaxia, recogiendo la historia de la misma y realizando impresionantes obras de ingeniería espacial. Cada 200.000 años se reunen y ponen en común sus recuerdos y experiencias. Existen otros clanes de «shatterlings», clones de otros contemporáneos de Abigail. Entre todos forman La Ciudadanía. Suele viajar solos. Pero hay una excepción. Campion en su Dalliance y Purslane en su Alas Plateadas de la Mañana, la nave más veloz de los clanes, viajan juntos. Y están enamorados. Lo cual no está bien visto. Se acerca el momento del nuevo encuentro del clan, pero una serie de peripecias les lleva a llegar tarde y con un invitado, Hesperus, una inteligencia mecánica. Esto les permite no caer en una emboscada que acaba con casi todo el clan, quedando poco más de 50 supervivientes, que tendrán que desentrañar el misterio de la emboscada, y algunos otros que llevan ocultos durante 3 millones de años.

Desgraciadamente no tengo fotos de las estrellas, supernovas o planetas que visitan Campion y Purslane; así que me quedo en este planeta, en Nueva York, en una tarde en el ferry de Staten Island en el que el sol fue el protagonista.

Desgraciadamente no tengo fotos de las estrellas, supernovas o planetas que visitan Campion y Purslane; así que me quedo en este planeta, en Nueva York, en una tarde en el ferry de Staten Island en el que el sol fue el protagonista.

La obra se divide en ocho partes. El primer capítulo de cada una de ellas está dedicado a conocer la historia de Abigail Gentian, en «flashback», mientras que el resto de los capítulos son narrados en primera persona alternativamente por Campion y Purslane. Lo cual dinamiza mucho la comprensión global de lo que está sucediendo en la historia.

Esta obra me ha sorprendido muy positivamente. La capacidad de realizar con razonable dinamismo una aventura espacial que transcurre en miles de años, con naves que cruzan la galaxia a fracciones muy elevadas de la velocidad de la luz nos sumerge en una aventura sumamente entretenida, que curiosamente sólo flojea en los capítulos en los que los Gentian permanecen parados en un planeta. En general, Reynolds nos propone un universo capaz de ser escenario de historias de buen nivel, y en las que trata algunos de los temas universales de la literatura general, o la de ciencia ficción en particular. La amistad, el amor, el sentimiento de pertenencia a un grupo por disperso que pueda estar, el ancestra miedo de los seres humanos a las inteligencias artificiales que tanto ha dado de sí en la ficción literaria o cinematográfica, …

Es cierto que Reynolds, que es científico astrónomo de formación, es capaz de crear un universo que gustará a los partidarios de la ciencia ficción dura. Que respeta de forma razonable los postulados conocidos de ciencia moderna. Se toma alguna licencia, claro está, pero es bastante convincente. Sin embargo, aunque plantea los temas importantes de las relaciones humanas, no siempre los desarrolla con la habilidad necesaria. Crea dos personajes, Campion y Purslane, que son un bombón. Empatizas con ellos inmediatamente. Son los más humanos de todos sus congéneres, los más apasionados. Son audaces y generosos. Pueden defenderse, y pueden matar, pero no sin necesidad. Son aptos para la empatía con quienes son distintos. Y están enamorados. Y debén ser muy muy guapos. Uno se enamora de Purslane con facilidad. Pero Reynolds creo que no les saca todo el partido.

En cualquier caso, estamos ante una novela que me ha gustado bastante, incluso con sus altibajos y aspectos perfectibles. Tal es así que he buscado y leeré en cuanto pueda su antecesora, Thousandth Night, que siendo una historia independiente, sucede en el mismo universo y con personajes comunes. Es una novela corta. En fin, para quienes gusten de la buena ciencia ficción, una lectura recomendable, con momentos muy inspirados.

Y aun me queda alguna «space opera» extra que leer. Me va a llevar un tiempo todo esto, ya que procuraré intercalarlas con otras obras de otros géneros.

Programamos nuestro viaje en el ferry para coincidir con el ocaso, momento en que el sol que ilumina nuestras casas, se ocultó tras el horizonte en Nueva Jersey.

Programamos nuestro viaje en el ferry para coincidir con el ocaso, momento en que el sol que ilumina nuestras casas, se ocultó tras el horizonte en Nueva Jersey.