[TV] Cosas de series; la oscuridad desciende sobre nuestras pantallas

Televisión

No tenía muy claro cómo seguir hoy con mis comentarios televisivos. Seis series, tres de animación, una de cortos conceptuales y tres de ficción de acción real de distintas nacionalidades tenía en cartera. Podría agruparlas de distintas formas de modo coherente, y hacer como de costumbre, empezar por las que vi antes. Pero no estoy de humor para eso. Estoy de un humor oscuro, y oscuridad hay en las series que traigo hoy. Dos de ellas, una coreana de seis episodios que me ha impresionado mucho, y la sudafricana de cortos conceptuales. Ambas dirigidas por directores conocidos y reconocidos. Vamos con ella.

Oats Studio es una antología de cortos conceptuales que han sido agrupados y están siendo emitidos en Netflix. En IMDb no lo encontraréis agrupado como tal serie, y habréis de ir buscando cortometraje por cortometraje. Puesto que están dirigidos principalmente por el sudafricano Neill Blomkamp, y repasar los cortometrajes más recientes de su filmografía, y entre ellos encontraréis los títulos de esta antología. Cortometrajes que van desde los pocos minutos, 6-8 minutos, hasta la media hora. Oats Studio es la productora creada por el director, y el fin de los cortometrajes es explorar ideas que, eventualmente, puedan devenir en largometrajes para la gran pantalla. De ahí el carácter experimental o conceptual de los cortometrajes. Recordemos que Blomkamp sorprendió al mundo con la interesante District 9, en la que se servía de unos pobres alienígenas para denunciar los regímenes de apartheid y los problemas de los refugiados. Después, su filmografía me ha parecido irregular.

De ahí el carácter experimental o conceptual de los mismos. Casi todos los episodios tratan de un futuro o un universos de carácter apocalíptico o postapocalíptico, aunque también tiene cabida el humor negro, o las realidades alternativas a la historia conocida. La fantasía, el terror y, en ocasiones, la ciencia ficción son ingredientes que de una forma u otra forman parte de la receta para estas pequeñas producciones, que por otra parte cuentan con algunos intérpretes destacados como Sigourney Weaver, liderando los rebeldes humanos que resisten a una sistemática invasión alienígena de la Tierra, o Dakota Fanning, como una de los dos únicos supervivientes de un desastre en una base comercial en el Ártico, donde un extraño y monstruoso ser se ha desarrollado. Entre otros. No me importa ver este tipo de antologías. Sabes que te vas a encontrar de todo. Cosas estupendas y cosas que no tanto. Pero si no arriesgas te pierdes lo bueno. Eso sí… tiran a deprimente. Y muchas no tienen resolución, ya que actúan como gérmenes de posibles producciones más amplias que desarrollarían la historia.

Jiok 지옥 (Infierno; en inglés, Hellbound o Rumbo al infierno en castellano) viene también de la mano de un director, Yeon Sang-ho, surcoreano, que ha alcanzado cierta fama y prestigio internacional en los últimos años. Principalmente por su Busanhaeng 부산행 (Tren a Busan), una de las mejores películas de zombis que conozco, y su interesante precuela de animación y su secuela de acción, que en realidad no pasa de entretenida. Y ahora se lanza en Netflix con una serie de terror, de la que nos han presentado sus primeros seis episodios, aunque con un final abierto a una futura segunda temporada. Pertenece a estas series del país asiático que buscan romper moldes respecto a los populares k-dramas y sus tópicos prefabricados, y está más emparentado con el estupendo cine dramático y de terror que saben hacer los surcoreanos.

La presentación de la trama se hace dentro del género fantástico, con grandes dosis de terror, realmente general mucha angustia, no es de sustos, con algún toque de policíaco, al menos en sus primeros tres episodios. En la Tierra comienza a producirse una serie de apariciones de «ángeles terribles» que anuncian a algunas personas que día y a que hora morirán, para ir al infierno. En el día y en la hora prevista, tres monstruos, que tienen algo de Lovecraftianos por su inhumanidad, aparecen, apalean y brutalizan duramente al condenado, para finalmente reducirlo a cenizas y restos calcinados. La inquietud se instala en las gentes, y es aprovechado por algunos grupos para generar grupos religiosos que se apropian de la interpretación de los hechos, creando nuevas religiones que van transformando la sociedad en un cierto tipo de teocracia, o sociedad tutelada por estos grupos religiosos, donde el «condenado» y su familia pasan a ser objeto de vergüenza y humillación. Aunque no faltan las gentes que ven en estos fenómenos un patrón aleatorio y ningún significado religioso, aunque no puedan explicar el origen de este fenómeno. El anuncio de la «condena» a un niño recién nacido que nadie puede considerar un pecador parece darles la razón y generar una tensión entre los grupos implicados.

Dividida en dos partes, los primeros tres episodios nos narran la aparición del fenómeno y el ascenso de los grupos religiosos y su influencia. Los tres últimos nos muestran una sociedad dominada teocráticamente, con un sistema de dogmas y verdades establecidos por los grupos religiosos, contra quienes algunos se revelan. Por lo tanto, bajo el disfraz de serie de terror, encontramos lo que realmente genera más terror, y no es otra cosa que una crítica feroz hacia la forma en que las religiones han adquirido poder, influencia y control sobre las sociedades a lo largo de la historia. Un pequeño grupo de personas, generalmente hombres, que se apropian de la explicación de fenómenos inexplicados por la razón, e imponen sistemas morales arbitrarios, sistemas inquisitoriales y condicionan los modos de comportarse de los ciudadanos. Es una serie que me dejó gran desasosiego por la arbitrariedad y la dureza de la violencia supranatural, pero sobre todo por la arbitrariedad y la dureza de los religiosos que se apropian de la idea de un Dios que nunca se comunica directamente con los seres humanos, si es que siquiera existe. Qué cosas más interesantes están haciendo estos coreanos. Muy recomendable, salvo que te angusties mucho con el terror de verdad. Por cierto, el título original coreano, Infierno, me parece mejor que las variantes en otros idiomas. Porque nos habla del auténtico infierno que se monta en la faz de la Tierra

[Cine] Elysium (2013)

Cine

Elysium (2013), 23 de agosto de 2013.

A pesar de que las experiencias más recientes en el campo de la ciencia ficción indican que la mayor parte de los estrenos en este género en la actualidad son experiencias vacías de contenido y excesivas en espectacularidad, el primer largometraje del director sudafricano Neill Blomkamp nos hacía esperar una excepción a esta regla no escrita. Si a eso añades un reparto que puede funcionar, y unas premisas que aunque no se matan de originales también pueden permitir un desarrollo argumental razonable, íbamos a la sala de cine con cierto optimismo. Vimos la película en su versión orignal, cun subtítulos en castellano.

Película de sociedades distópicas, el filme nos sitúa en algún momento del siglo XXII, en el que la superficie del planeta Tierra está sometida a una fuerte degradación medioambiental, derivada de la sobrexplotación del planeta y de la superpoblación. No obstante, una élite económica y de poder se ha retirado a vivir a una estación espacial, donde han sido capaces de reconstruir un medio ambiente perfecto, y los avances tecnológicos y médicos les permiten una esperanza de vida muy larga. Algunos habitantes de la Tierra intenta eventualmente llegar a la estación espacial, Elysium, para tratamientos médicos y una vida mejor. Pero la ministra de defensa de la estación, Delacourt (Jodie Foster), tiene una política de tolerancia cero con los infiltrados. En Los Ángeles, encontramos a Max (Matt Damon), un huérfano que ha acabado en una vida de delincuencia. En libertad condicional, trabaja en una peligrosa fábrica donde recibe un dosis letal de radiación, que lo matará si no consigue el tratamiento adecuado en Elysium antes de cinco días. También se encuentra con una amiga/amor de infancia del orfanato, Frey (Alice Braga), cuya hija de cinco años sufre una leucemia terminal, cuya única esperanza también se encuentra en la estación espacial. Max aceptará un trabajo para luchar contra estos destinos fatales, pero que pondrá en peligro el statu quo vigente.

Con una puesta en escena y una ambientación que no se aparta mucho de lo que ofreció en su primer largometraje, la película sufre desde las primeras escenas de unos ataques de convencionalismos patològicos de los que ya no se recuperarán en el resto del metraje. Todo lo que aquel Distrito 9 tuvo de propuesta original, de crítica social profunda a determinadas situaciones sociales travestida de película de extraterrestres, aquí deriva en planteamientos típicos de producto prefabricado para entretenimiento de masas y consumo  industrial de palomitas. Hérore sobrio y sacrificado, chica florero, niño sufriente que pone caritas, un malo malísimo y cuasi indestructible, y una malvada sin corazón ni sentimientos. Lo de siempre, con un presupuesto razonable que permite una ambientación y unos efectos especiales de razonable nivel para la época. Pero tras la proyección, sales con una sensación de vació absoluta, de que te han ofrecido un producto de marca, que luego no llevaba detrás más que un fast-food sin demasiado sabor.

En la plano interpretativo, el protagonista, Damon, se limita a su tradicional inexpresividad, que a veces funciona y a veces no. Foster ha conocido tiempos mejores, y el resto son personajes estandarizados sin ningún matiz que merezca ser resaltado.

Probablemente mi comentario no sería tan negativo sino  fuera por las expectativas que Distrito 9, un auténtico hallazgo en su momento, nos había levantado respecto a este segundo largometraje del director. Lo que podría haber pasado por un producto veraniego de entretenimientos sin más pretensiones ha devenido en una profunda desilusión, cuya digestión hace que sea todavía más decepcionante. Claro está, que si no fuera por las expetativas que suscitaba el director, es probable que simplemente nos hubiéramos abstenido de acercarnos a la sala de cine. En fin… Salvo que busquéis películas palomiteras sin complicaciones… pasad.

Valoración

  • Dirección: **. No hay nada que destacar detrás de la corrección técnica del producto.
  • Interpretación: **. A unos personajes en su conjunto tópicos, no les hace ningún favor la tradicional inexpresividad del protagonista, que en otras ocasiones ha venido bien..
  • Valoración subjetiva: **. A punto de bajarla a una sola estrella, por la profunda decepción que me ha supuesto.

Foros imperiales

En la mitología clásica, griega y romana, el «elysium», los Campos Elíseos, era la parte de los infiernos reservada a los hombres justos, de donde podía volver a la vida si quería, cosa que no solía suceder. Debía estarse bien. En la foto, la Roma antigua, cuyos notables seguro que soñaban con descansar de los pesares de la vida en el Elíseo.

District 9 (2009)

Cine

District 9 (2009), 14 de septiembre de 2009.

En los últimos años, una película de extraterrestres o era una película de terror, o era una película de cachondeo. Eventualmente, una excusa para grandes efectos especiales, muchos fuegos artificiales, y heroismos a la americana. En general, películas malas, sin originalidad alguna, muchas veces nuevas versiones innecesarias de antiguas películas.

Pero en esta ocasión nos encontramos con la propuesta firmada por Neill Blomkamp, con un tono totalmente distinto, y probablemente una de las películas sobre extraterrestres más humanas que se han visto. Una gran nave extraterrestre, queda varada sobre el cielo de Johannesburgo, en Sudáfrica, y unos extraterrestres parecidos a artrópodos (en la versión española se les llama «bichos», en la original se ven pancartas donde se les llama «prawn», gambas), son «acogidos» en un suburbio de la capital sudafricana, que acaba convirtiéndose en un gueto chabolista, con muro y todo. A partir de ahí, una multinacional privada que se encarga de la gestión de los extraterrestres, con oscuros intereses, encarga al yerno del jefe para llevar a cabo una operación de realojo, en el cual el tipo en cuestión sufre un accidente que le lleva a una odisea tremenda en la que nunca sabrá quienes son sus verdaderos amigos/enemigos.

La película está rodada en tono de documental en su primer tercio hasta que se va centrando en las aventuras de nuestro héroe/antihéroe, tratando de resolver sus propios problemas, y de paso los de los «bichos». El tono le va. A través de las declaraciones que realizan los personajes secundarios, uno va comprendiendo no tanto lo que está pasando en la acción, sino la hipocresía humana general que rodea las acciones del ser humano cuando tiene que tratar con los que son diferentes. No es banal elegir Sudáfrica como escenario. Estamos viendo una nueva forma de appartheid, una nueva de discriminación. En esta ocasión, de una especie inteligente aunque no humana. A quien no se presta auxilio. Pero que sigue reproduciéndose y causa tensiones. También implica una crítica hacia las organizaciones gubernamentales, aunque en esta ocasión se lavan las manos y quedan representadas por una supuesta multinacional del negocio de armas.

La película trata al espectador de forma inteligente. No intenta explicar quienes son los extraterrestres, de dónde viene, cuáles eran sus intenciones, qué les pasó. Nada de esto se explica. Tampoco se conoce cuáles serán las consecuencias para ellos y para la humanidad del final de los hechos que se narran en la película. Todo esto queda a la inteligencia del espectador. No creo que en ningún momento se planteen segundas partes. Esto va de lo que va. Una reflexión puntual sobre nuestra actitud hacia el distinto, hacia quien no entendemos.

No hay nombres conocidos en el reparto, aunque el protagonismo principal es Sharlto Copley interpretando a ese Wikus Van De Merwe, que evoluciona del ser servil y sin personalidad, prepotente con el débil y temeroso con el poderoso, a una liberación, doloroso, y a convertirse en una forma peculiar de héroe.

Resumiendo, un filme recomendable para quien guste de un poco de ciencia ficción inteligente. Yo le pongo un siete, con la misma nota en interpretación y dirección.

Antena

¿Que haríamos y sentiríamos si una nave extraterrestre se posase en los cielos sobre Zaragoza durante 20 años? - Panasonic Lumix LX3