[Fotografía – astronomía] Estrellas, fugaces o no, y galaxias

Ciencia, Fotografía

Comentaba ayer que durante el fin de semana que pasé con unos amigos en Martín del Río, en la provincia de Teruel, habíamos dado un paseo para bajar la cena y, de paso, ver algunas perseidas. Y publicaba una fotografía de lo que podía ser una de ellas en una exposición de tres minutos con un angular de 24 mm en dirección hacia la constelación de Perseus. Durante el día he recibido algunos mensajes, alguno apoyando la tesis de que realmente se trataba de un meteorito y algunos con la otra posibilidad que planteaba ayer. Que se tratase de un origen artificial, algún vehículo humano. En estos momentos, parece que lo probable es que se trate de esto último. Pongo un recorte de la fotografía de ayer.

Estela de lo que posiblemente no fue una perseida, sino la trayectoria de un vehículo de origen humano.

Estela de lo que posiblemente no fue una perseida, sino la trayectoria de un vehículo de origen humano.

Hay que tener en cuenta que no planifiqué estas tomas. Llevaba una cámara muy competente, una Canon EOS 5D Mk. II, pero con unos objetivos generalistas, con un trípode no excesivamente bueno, que llevo por si acaso en el maletero del coche, y sin cable disparador. Lo cual quiere decir que para mantener las exposiciones prolongadas, hay que estar con el dedo apoyado en el botón disparador. Una cutredad. Pero es lo que había.

No obstante, he estado revisando el resto de las fotografías. Yo sabía que en algunas de las imágenes, algunas con exposiciones de tres minutos, habíamos visto caer algún meteorito en el campo de visión del objetivo. Por lo que no hay que desdeñar que fueran demasiado débiles para que se vean con claridad en la foto, lo cual apoyaría el origen artificial de la trayectoria de la foto anterior. Hay que decir también que aunque no había luna, la contaminación lumínica era mayor de la que nos parecía. Claro, muchísimo menor de lo que estamos acostumbrados en la ciudad. Pero veamos una de las fotografías obtenidas apuntando a Perseus.

Fotografía tomada con una exposición de 3 minutos con una focal de 24 mm, apuntando hacia Perseus.

Fotografía tomada con una exposición de 3 minutos con una focal de 24 mm, apuntando hacia Perseus.

Pero si hacemos un recorte justo donde está la constelación de Perseus, encontramos una debil trayectoria de lo que sí tiene toda la pinta de ser un meteorito de la familia de las Perseidas. Es muy débil pero se ve.

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Recorte de la fotografía anterior en la que podemos ver en el ángulo superior izquierdo la débil traza de un meteorito.

Como durante unos minutos, a simple vista vimos varios meteoritos en la región de la Osa Mayor, apunté con la cámara hacia esa región del espacio. Durante los tres minutos que duró la exposición, vimos un meteorito que seguro que estaba en el campo de visión del 24 mm. Pero aparentemente no se impresionó en el sensor de la cámara. ¿O sí? Todo es cuestión de mirar con cuidado, y tratar con cariño la imagen en el Lightroom. Veamos un fuerte recorte de la imagen en cuestión.

Débil trazo de un meteorito por debajo de la Osa Mayor.

Débil trazo de un meteorito por debajo de la Osa Mayor, apenas visible en el centro de la imagen. Las débiles líneas que recorren la parte superior de izquierda a derecha son líneas de alta tensión.

Realmente, el «oficio» de fotografía de meteoritos, y otros aspectos de la fotografía astronómica. Hay que cuidar la elección de la localización, el equipo, y una cuidadosa planificación, con el fin de controlar todas las variables que afectan a la toma fotográfica. No hay buenos resultados en fotografía, y menos en astrofotografía, sin trabajo y dedicación. La casualidad puede dar algún resultado, pero… difícil. Si alguien, que se maneje con el inglés, quiere saber algo sobre el tema, puede ver lo que nos cuenta David Kingham.

Hablando de otra cosa. Cuando era jovencito, al final de la mejor de las películas de la saga de Star Wars, me refiero a esa maravilla que es The Empire Strikes Back (El imperio contraataca), estupenda película de aventuras cuyo guion firmó Leigh Brackett, lo que en mi opinión marcó la diferencia, aparecía una maravillosa imagen de los protagonistas observando el esplendor de la galaxia desde una nave espacial situada fuera de ella. Lo que daría yo por poder experimentar una visión similar en directo. Aun a riesgo de hacer enfadar a los dueños de los derechos del fotograma, lo reproduzco aquí de modo ilustrativo.

Emblemático plano final de The Empire Strikes Back.

Emblemático plano final de The Empire Strikes Back.

Pues bien. Eso es imposible. Por enormes que sean las galaxias, para verlas en su totalidad hay que ponerse muy lejos, y la intensidad de su luz llega muy desvanecida. Si brillasen tanto como para que ese fotograma fuese real, el propio centro de nuestra galaxia, que podemos ver sobre nuestras cabezas en esa estela lechosa que llamamos Vía Láctea, sería tan luminoso que no habría noches. Siempre habría abundancia de luz sobre nuestras cabezas. Y vamos a ver en realidad como aparece ese galaxia nuestra en la realidad, que está mucho más cerca de nosotros que la galaxia de ficción respecto a los protagonistas de la película.

El centro de nuestra galaxia tras 30 segundos de exposición a 1250 ISO y f/2,8.

El centro de nuestra galaxia tras 30 segundos de exposición a 1250 ISO y f/2,8. Un espectáculo magnífico, pero nada que ver con la ficción galáctica.

Las maravillosas imágenes de galaxias extremadamente luminosas que nos ofrecen los astrónomos se consiguen con exposiciones larguísimas o con acúmulos de muchísimas exposiciones superpuestas, para recolectar pacientemente los escasos y cansados fotones que llegan hasta nosotros o los dispositivos que hemos colocado en órbita de nuestro planeta.  Veamos por ejemplo la Galaxia Andrómeda (M31) en una fotografía que podemos encontrar en Wikipedia.

Messier 31, Andromeda Spiral Galaxy Date2006. Source	Boris Štromar Author	Boris Štromar

Messier 31, Galaxia Espiral Andromeda, 2006, Autor Boris Štromar

Pues bien. Fijaos bien. La galaxia de la fotografía anterior, la más cercana a la Vía Láctea a sólo 2 millones de años-luz de distancia, tiene un diámetro aparente en el cielo terrestre mayor al de la luna. Sin embargo, habitualmente no podemos verlo. Aunque se coló en una de las fotografías que tomé hace dos noches, y la podemos ver débilmente en un recorte de la misma.

En el cuadrante superior derecha, como una "nebulosa", así se les llamaron al principio, la galaxia Andrómeda (Messier 31, M31).

En el cuadrante superior derecha, como una «nebulosa», así se les llamaron al principio, la galaxia Andrómeda (Messier 31, M31).

Lo que me ha dado de sí unas pocas fotos del cielo tomadas de forma un poco chapucera durante un paseo en una noche de verano. Lo que podría ser con trabajo y planificación.

[Cine] Renoir (2012)

Cine

Renoir (2012), 9 de agosto de 2013.

Este es un ejemplo de cómo la industria del cine puede inducir a los aficionados a optar por vías «alternativas» para satisfacer sus gustos o expectativas. Nos atrae ver qué nos tiene que contar el director francés Gilles Bourdos sobre un cierto pasaje de la vida del pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir, y su hijo el futuro cineasta Jean Renoir, y nos encontramos con una película que llega con un año de retraso y con un doblaje que nos deja muy poco satisfechos. A estas alturas, la mejor forma de ver una versión digna de esta película en España pasa más por tirar de la red de redes, de esas formas que nos les gusta a las gentes de la industria cinematográfica, que pagar por un producto mediocre tal y como nos lo sirven. Pero bueno… El mundo es así. Humano. Es decir, irracional.

Estamos en la Riviera francesa, donde se ha retirado el pintor Renoir (Michel Bouquet), mientras en el norte del país se suceden las carnicerías en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, donde pelean dos de sus hijos, que serán heridos en acción. Y a Renoir acude la joven Andrée Heuschling (Christa Theret), a quien han enviado pensando que su físico será de gusto del ya anciano pintor como modelo. La chica se convertirá más que en modelo en musa de las últimas obras del pintor. Y por allí aparecerá también para convalecer de sus heridas el segundo hijo del pintor, Jean (Vincent Rottiers), que pronto se verá atraído por la joven modelo, que sueña con el cine y con ser «artista».

En primer lugar, una cuestión. Constantemente durante la visión de esta película me venía a la memoria la película de Trueba El artista y la modelo, que pude ver hace menos de un año, y que recientemente pude volver a ver en versión original en televisión. Hay unas premisas de base similares. Artista retirado en el sur de Francia, en un ambiente de guerra, artista ya anciano y modelo joven, voluptuosa, paradigma de muchos de los atributos de la mujer en la historia del arte, y que no sólo conmueven al artista sino también al hombre. Al igual que entonces se forma un triángulo. Representado en aquella por el guerrillero, y en la actual que nos ocupa por el joven Jean Renoir. Encuentro que la película de Trueba, siendo ficción, tiene más libertad para manejar los simbolismos y las situaciones, así como el desenlace del filme, mientras que la de Bourdos está sujeta a la historia.  El joven Renoir acabó casándose con la joven modelo, que adoptando el nombre de Catherine Hessling, se convirtió en actriz, poco recordada, al mismo tiempo que su marido se convertía en uno de los grandes directores de la historia del cine. No sé valorar si los acontecimientos que se cuentan en la película tienen que ver con lo que sucedió en realidad, o es una ficcionalización de lo que pudo suceder.

También hay diferencias en el tratamiento formal. Mientras que en la película de Trueba un estupendo uso del blanco y negro nos lleva más a un entorno de formas y texturas, apropiado a su artista, un escultor, en la de Bourdos, estamos ante un mundo de colores intensos, en la paleta de los tonos cálidos, que acompañan la rojiza melena de la protagonista y el dorado de su piel bajo la luz del Mediterráneo, todo en consonancia con la obra pictórica del viejo Renoir.

Las interpretaciones, siendo correctas, están un escalón por debajo de las que disfrutábamos hace un año. Quizá son más frías, y desde luego es conveniente evitar el doblaje al castellano, poco afortunado. Quien más destaca es la actriz protagonista, y no sólo por la belleza de sus formas, sino porque también es quien más calor y pasión aporta a la historia. El viejo Renoir no está mal, y queda un poco acartonado el joven Renoir, cuya evolución en sus motivaciones, las que años más tarde le llevarán a ser el cineasta en que se convirtió, no está del todo bien resuelta.

Una película que se deja ver, pero que creo que no llega a situarse del todo a la altura que uno esperaría dados los personajes que pone en juego en la pantalla. A pesar de la cuidada puesta en escena de sus paisajes y ambientes, queda más fría de lo que sea deseable. No obstante, puede ser una opción aceptable para las tórridas tardes de verano.

Valoración

  • Dirección: ***. Mucho oficio en la realización técnica, aunque le falta un poco de personalidad a la cinta.
  • Interpretación: ***. Aprobado un poco justito; falta un poco de carácter en los personajes masculinos.
  • Valoración subjetiva: ***. Sin ser para tirar cohetes, me ha interesado, tanto la historia con algunos aspectos de la realización.
Dos Augustes (Rodin y Renoir)

Dos «Augustes» en la Alte Nationalgalerie de Berlín; Rodin y Renoir, este último, personaje de la película que hoy nos ocupa.