My Blueberry Nights (2007), 22 de diciembre de 2008.
Aunque probablemente sea una de esas películas que pase relativamente desapercibidas por la raquítica cartelera de diciembre, esta obra de Wong Kar Wai levanta mi expectación, especialmente tras esas dos obras estrañas, difíciles pero muy interesantes que son Deseando amar y 2046.
En esta ocasión, abandona China y nos traslada a los Estados Unidos para mostrarnos una película de redescubrimiento personal. Una joven (Norah Jones) acaba de romper una relación, por lo que se encuentra muy afectada. Encuentra cierta comprensión y afecto en la persona de un cocinero (Jude Law) que le ofrece comprensión, conversación y pastel de arándanos (blueberries). En un momento dado, la joven inicia un viaje de 300 días en el que irá conociendo otras personas, a través de las cuales se irá descubriendo a sí misma, antes de volver con el cocinero… y bueno… es una historia romántica.
La realización es muy personal. Rodada en ambientes nocturnos en su mayoría, con unos encuadres e iluminación muy personal, muy subjetivas, desde mi punto de vista es estéticamente muy actual y agradable.
Las interpretaciones están muy bien. Especialmente las de los personajes que se va encontrando por el camino. El viejo policía alcohólico (David Strathaim), su ansiosa ex mujer (Rachel Weisz), la jugadora perdida de su padre (Natalie Portman), componen los contrapuntos mediante los que la protagonista se reafirmará a sí misma. Y lo hacen muy bien. Norah Jones se aplica por primera vez a la interpretación, además de ofrecernos con su dulce voz algún tema de la banda sonora, y no lo hace mal, aunque le faltan las tablas de sus compañeros de reparto. Pero aporta la dulzura de su físico, y hace creíble el personaje.
No me atrevo a recomendar esta película a todo el mundo. El estilo de dirección y el estilo visual no es estándar, y los traga palomitas pueden quedar atragantados. Pero quien quiera arriesgar un poquito, puede llevarse una agradable sorpresa. Yo le pongo un siete, con otro siete en la interpretación y un ocho en la dirección.
La película tiene un ambiente muy nocturno. Y las noches de Zaragoza, estos días de profundas nieblas, tienen un ambiente muy especial.