En la “naricilla” de la Península Ibérica se encuentra uno de los sitios más monos de la misma. Sintra con sus palacios y sus caseronas, sumado a los bosques que la rodean, con sus castillos y sobrecargados palacetes, es un placer para pasear. Aunque nunca había visto tanto turista junto por estos alrededores. Para ir allí, nada mejor que coger un tren en la estación del Rossio, un pedazo de estación de tamaño impresionante, y que actualmente sólo acoge a los trenes de cercanías que van a Sintra. Cosas.

Sin embargo, el estilo del Palacio da Pena me parece un poco pastiche pasteloso; y además no dejan hacer fotos en el interior del palacio
Tras coger lo que la chica de información turística llama un autobús directo, nosotros diríamos el que va por la ruta corta pero haciendo más paradas que todos los autobuses de Zaragoza juntos, me llego a Cascais, con la noble intención de ver el mar. Lo que está muy bien. Además con la tarde tan estupenda que hacía.

Una de las atracciones de Cascais son los acántilados de lo que llaman la Boca del Infierno... bueno... se estaba bien
Un nuevo comboio me deja en el Cais do Sodré, desde donde me llego al Chiado para desde allí mirar el ambiente por la rua do Carmo, con sus zonas comerciales y esas cosas. Me entrado a la FNAC de los Almacenes del Chiado. Por ver si había algún libro de fotografía portuguesa… pero lo poco que había no me ha convencido. Pero he encontrado una monada del libro sobre el mundo del teatro y la escena en general de Angus McBean al que no me he podido resistir. Una cena en la Baixa, y al hotel que mañana es día de vuelta.

Los Armazens do Chiado... con lo quemadicos que estaban hace 19 años cuando los vi por primera vez...
Con esto de los comboios (trenes en portugués), he ido tarareando todo el día No comboio descendente, que no sé exactamente de qué cantautor portugués es, tal vez Zeca Afonso, pero que yo tengo cantada por Cristina Branco,… y me gusta. Ahora la estoy escuchando mientras escribo esto. Lo he mirado en Google. La música es de Zeca Afonso, pero la letra es nada más y nada menos que de Fernando Pessoa. Jo.