Libro: Claro de Tierra

Literatura

Este verano me está costando centrarme en libros de cierta trascendencia. Los comienzo, los interrumpo, casi los abandono. Por ello, cojo algún otro título más intrascendente, más relajado. Algo que mi «atormentada» y dura «cabecita» acepte con menos problemas. Y un campo con el que acierto con bastante seguridad es la ciencia ficción. Aunque no cualquier ciencia ficción, ya que en los últimos años también he desechado algún que otro pestiño con ínfulas de trascendencia e intelectualidad. Así que estando en estas, me refugio en una novela que podríamos llamar clásica de Arthur C. Clarke.

Claro de Tierra
ISBN: 9788497110983
Quinteto, Barcelona

Lo cierto es que esta novelita pertenece a un tipo de novela en la escritura de Clarke que me parece muy agradable. Novelas de carácter sencillo, en el que no se realizan alardes aventureros. Donde las cosas pasan a su ritmo, y en la que enfrenta alguno de los dilemas éticos que a juicio del autor pueden derivarse del continuado progreso científico y técnico de la raza humana. Para mí, está en un mismo tenor que algunas novelas excelentes como son Cita con Rama, donde se reflexiona sobre el primer encuentro con un objeto de origen extraterrestre, o Cánticos de la lejana Tierra, donde enfrenta a la humanidad con la inexorable realidad de que la vida en el planeta no será siempre posible y tal vez sea necesario, si es posible, emigrar. En menor medida con El fin de la infancia, que por su carácter de final de la especie humana tal y como la conocemos, es más desasosegante.

En este caso, tras doscientos años de progreso espacial, se afronta el primer conflicto entre la Tierra y sus ahora independientes colonias espaciales, conocidas como la Federación. El motivo del conflicto es el monopolio que la Tierra ejerce sobre materias primas que sólo se dan en abundancia en el planeta madre y, al parecer, en su satélite, la Luna, que políticamente pertenece a la Tierra. Si estalla una guerra, nadie sabe como puede ser. En este escenario, llega a la luna bajo la tapadera de ser un auditor contable un hombre que ha asumido una labor de contraespionaje. Se supone que en una de las bases científicas de la luna, un espía está suministrando información a la Federación.

No hay una descripción de la acción desenfrenada. No hay persecuciones ni enfrentamientos. El objetivo del autor parecer ser ilustrar al lector sobre cómo imagina el hábitat humano en una futura colonización de nuestro satélite. A Clarke le gustaba la ciencia ficción dura, por lo que el rigor científico intenta ser máximo… dados los conocimientos existentes en el año 1955. Así, como cosas que chirrían, parece que resultaba difícil concebir la miniaturización de los sistemas informáticos, o de sus sistemas de almacenamiento de memoria, o de sus sistemas operativos… los operadores de los mainframes con los que trabajan los astrónomos del año 2150 siguen manipulando las tarjetas perforadas, desconocidas por completo para la mayor parte de los usuarios de computadoras actuales. Tampoco parece que se previese el desarrollo de la telefonía móvil, o el desarrollo de los satélites artificiales que resolverían de forma más eficiente algunos de los problemas cotidianos que se plantean en la narración.

El climax de la novela llega cuando se produce la primera batalla espacial en la historia de la humanidad, donde se pone de manifiesto la capacidad del hombre para llegar a la destrucción. No comentaré los detalles ni hablaré del desenlace. Aunque diré que la novela está teñida de esa idea que tenía Clarke de que el ser humano es esencialmente bueno si le dan la oportunidad de ser racional y científico. Vamos. Un eterno optimista.

A mí me ha agradado la lectura de esta novela. Quizá no esté a la altura de la imprescindibles Cita con Rama o de la poesía que subyace en los Cánticos de la lejana Tierra, pero indudablemente tiene su interés. Así que ánimo. Si os gusta el género, no os la perdáis.

Luna sobre el canal

Un poderoso creciente lunar luce sobre el Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza - Panasonic Lumix LX3