Mapa de los sonidos de Tokyo (Map of the Sounds of Tokyo, 2009), 1 de septiembre de 2009.
A pesar de que su última película me resulto un poco decepcionante, siempre estoy con ganas de ver las nuevas películas de Isabel Coixet. Creo que casi siempre ha tenido alguna cosa interesante que decir desde el punto de vista cinematográfico. Si además añadimos que el papel protagonista masculino es para Sergi López, pues mejor que mejor.
En este caso, la realizadora catalana nos lleva a la ciudad de Tokyo, que en la práctica es un protagonista más del filme, y tengo la sensación de que se convierte en el principal protagonista. Lo que no tengo claro si es lo adecuado o no. En ella se desarrolla un drama, que es a su vez consecuencia de otro drama. Un español afincado en Tokyo, Sergi López, acaba de perder a su novia japonesa, quien se ha suicidado. Se encuentra triste y desorientado. Conocemos también al padre de la chica, que se sume en una profunda depresión y en el dolor de la pérdida, y a su ayudante, quien obviamente también sentía algo por ella. Estos últimos creen que el culpable de la pérdida es el español, y contratan a una asesina a sueldo, interpretada por Rinko Kikuchi, para que mate al español. Pero cuando se encuentran asesina y víctima surge algo entre ellos que ninguno de los cuatro personajes tenía previsto.
La realización es impecable. Sumamente cuidada. Cada encuadre está pensado hasta el más mínimo detalle. La iluminación, la fotografía, es de primer nivel. Como ejercicio estético visual es muy notable. Dado el título de la película, es también muy notable la calidad del sonido. Aunque también puede ser un lastre para la película, ya que se nota un esfuerzo extraordinario por que el espectador capte los sonidos que la directora nos quiere mostrar, resultando en alguna ocasión un poco forzado y artificial.
Y todo ello tiene otro problema. Estos aspectos estéticos son tan predominantes que el desarrollo de la historia se queda cojo. Las distintas situaciones quedan un poco forzadas. No te queda claro porque una chica japonesa, extraña, de veintitantos años va a sentirse atraida por un españolito cuarentón, no especialmente guapo, y de quien tampoco nos muestran nada especial en la película que pueda ayudarnos a entender esa atracción. No ayuda tampoco la voz en off, perteneciente a un quinto personaje de quien no sabemos nada más que de vez en cuando se ve con la chica, en una extraña relación de amistad. Pero que a veces nos cuenta cosas superfluas, para que están las imágenes en el cine sino para contar visualmente cosas que no es necesario contar con palabras, y otras veces nos cuenta de más, de modo que el final puede resultar previsible para muchos espectadores, de una forma u otra. Y todo ello es una pena, porque el comienzo de la historia prometía.
En cuanto a la interpretación de actores, creo que Sergi López no está del todo convincente. Incluso parece desganado; más que deprimido, a veces parece simplemente aburrido. Pero no puedo ser tajante en esta apreciación. Este personalísimo actor ha cometido el error de doblarse a sí mismo al castellano, lo que suma dos errores consecutivos. Uno, general en el cine español, el doblar las películas, que deberían verse en versión original. Dos, los actores reales pocas veces son buenos actores de doblaje, y este caso no es una excepción. Rinko Kikuchi y el resto de los personajes cumplen con su tarea con razonable competencia.
Resumiendo, segunda película de Coixet que no está a la altura de las expectativas depositadas. Es indudable que a la directora le sobra oficio, pero parece haberse olvidado que sus mejores logros se han debido a que tenía excelentes historias que contar. Le pongo un seis en mi valoración subjetiva, con la misma nota a la interpretación y a la dirección.
Algunas bellas imágenes de la película transcurren en un cementerio; os dejo, una foto de otro bello cementerio. En Weimar.