Tengo bastantes cosas en reserva para comentar en los próximos días en este Cuaderno de ruta. Pero voy a empezar con algo de lectura, que siempre viene bien.
Hace unas cuantas semanas, apareció como oferta a un precio ridículo en Amazon Flash un libro del escritor argentino Eduardo Sacheri. El nombre me sonaba pero no terminaba de localizarlo, así que hice una búsqueda por internet. Sacheri publicó la novela La pregunta de sus ojos, la cual fue adaptada al cine por Juan José Campanella con gran éxito. Recibió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa y, lo que es más importante, muchos disfrutamos y nos emocionamos con ella. Ya han pasado más de nueve años de aquello… como pasa el tiempo. El caso es que con semejante antecedente, decidí dar una oportunidad al novelista y leer esta oferta que me llegaba en un entorno en el que es raro encontrar buenos libros. Quizá por eso muchas de estas ofertas lo son.

Por una de esas causas y azares, Lucas es escritor, aunque sólo ha publicado una novela, que fue un éxito y que le permite vivir sin prácticamente trabajar. Pero su sueño es tener un vivero y trabajar con plantas. Incluso sin tener ni idea sobre el tema. Así que ilustraremos la entrada con algunas de las últimas rosas de la temporada en la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza.
La novela nos presenta a Sofía, una adolescente de catorce años, menuda, reflexiva, que viaja sola en un autobús camino de Buenos Aires desde su ciudad natal, Villa Gesell, una ciudad turística de las de sol y playa a casi 400 kilómetros al sur de la capital argentina. Su madre ha muerto. Y le ha dejado una carta en la que le informa de quién es su padre, Lucas, y dónde vive. Un dato que recalcitrantemente le había ocultado hasta ese momento. Tampoco Lucas sabía que tenía una hija. A partir del inesperado encuentro entre padre e hija, dos desconocidos entre sí, les acompañaremos en su proceso de acercamiento, con las dificultades que surgen por el camino, con las dudas y miedos de ambos.
La novela no se ceba en el drama/melodrama. Al contrario, abunda en humor tranquilo e inteligente. Narrada en tercera persona, el punto de vista del relato es siempre el de Sofía. Son sus pensamientos, sus miedos y su interpretación de lo que sucede alrededor lo que conocemos. Sabemos de lo que hace y dice Lucas, pero difícilmente sabemos a ciencia cierta lo que realmente piensa, puesto que esta matizado por los juicios y prejuicios de Sofía que es la que escucha por nosotros, los lectores. En la novela abundan los diálogos ágiles, adecuadamente coloquiales. Y el lenguaje utilizado con frecuencia también se corresponde con el de los pensamientos de una chica de catorce años, inteligente pero llena de miedos, a encajar, a su desarrollo como mujer, a la pérdida,… Lo de cualquier adolescente, pero amplificado por la muerte de la madre. De quien conocemos poco. Incluso las circunstancias de su muerte no quedan claras hasta el final de la novela.
A mí me ha encantado. La devoré. Incluso si te obliga a consultar el diccionario más de lo habitual para no imaginar lo que significan algunos de los argentismos que, naturalmente, pueblan la obra y que no siempre debemos dar por hecho que sabemos lo que significan por el contexto. La obra es buenrollista, y pone en valor el hecho de ser diferente, de no ser convencional. Pero con naturalidad, sin estridencias. Muy recomendable. Especialmente si te cuesta menos de un euro. En ese caso, un chollo. Una agradable excepción a la tendencia que tienen las ofertas de Amazon a ser unos pestiños.