[Cine] Wicked: for good (2025)

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Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Otro palacio para ilustrar esta fantasía que tan poco me ha convencido, el de Schwerin, en Alemania.

Wicked: for good (2025; 55/20251121)

Voy a perder muy poquito tiempo con el comentario de esta película que, al fin y al cabo, es la segunda parte o continuación de la que pudimos ver hace un año. De hecho, aquella parte, aunque aceptable, me entusiasmó tan poco que estuve en un tris de pasar de ver esta segunda parte. Pero al fin y al cabo, ya que has empezado a ver una película, pues termínala… ese fue el argumento con el que fui convencido por almas bienintencionadas. Pero a las que les costará encontrar el perdón en mi corazón por haberme arrastrado a ver esta película

Como digo, lo que pude decir en aquella entrada de hace más o menos un año, sigue siendo válido. Sobre la factura de la película, sobre las interpretaciones, mucho más pobres de lo que muchos argumentan en mi opinión, y de una banda sonora y unas canciones más bien mediocres en comparación con tantos y tan buenos musicales que en la historia del cinematógrafo han sido. Y una continuación de la historia se convierte en muy previsible. Al fin y al cabo, conociendo la historia clásica de The Wonderful Wizard of Oz, era evidente que en algún momento se había de solapar con esta. Y se solapa. Y a partir de ahí… todo se hace, como digo, muy previsible.

Desconozco el motivo de porque este musical tuvo éxito y se consideró que merecía la pena ser llevado a la pantalla. Bueno… supongo que acertaron, porque en taquilla lo ha petado. Pero lo cierto es que el musical me parece mediocre. Y por mucho que se hayan derrochado medios en su adaptación cinematográfica, la parafernalia visual no ha conseguido quitarme esa sensación. Y esta segunda parte poco a poco me fue echando de la historia… y acabé poco menos que aborreciéndola. Desde mi punto de vista, no merece la pena. Pero parece que pertenezco a una corriente de opinión minoritaria. Qué se le va a hacer. Que les aproveche. Parece que se está desinflando en la temporada de premios, así que igual no la tenemos que sufrir demasiado en esos eventos.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: **

[Cine] Jay Kelly (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Un atardecer en Cortona, ciudad medieval al sur de la Toscana.

Jay Kelly (2025; 57/20251208)

Hoy voy a comentar la última película de estreno que he visto. Y lo hago saltándome las dos anteriores. Y es que tenía a mano unas fotografías de la Toscana, que son adecuadas para ilustrar la entrada, y he decidido aprovechar, porque, aunque no tan agobiado como las últimas semanas, sigo con poco tiempo disponible. Así que vamos con una película Noah Baumbach rodada a mayor gloria de su protagonista, George Clooney. Clooney es uno de los poco actores que saltan con éxito de la pequeña pantalla, gracias a su papel de pediatra en urgencias, y tiene un par de Oscar, uno por actor de reparto y otro como productor. Pero no tiene un premio gordo actoral. Supongo que Baumbach pensó que había que darle la oportunidad.

Baumbach, asociado en gran medida al concepto de cine independiente, es un director que me cae bien… desde Frances Ha, creo, aquella película que rodó con una cámara fotográfica como una que tengo por casa, pero que eso era lo de menos, porque la película tenía mucha alma y merecía mucho la pena. Y ha ido teniendo sus momentos buenos, tanto en su rol de director como en el de guionista. Y en esta ocasión se ha venido arriba, se ha aliado con Netflix, no es la primera vez, y ha jugado más fuerte… emulando a Fellini. Porque está claro que Baumbach se inspira en el genio italiano para plantear y rodear su película. La historia de un actor veterano al que van a dar un premio en la Toscana, y emprende un demencial viaje en tren desde París hasta Italia, tras los pasos de una de sus hijas, la menor, tras haber intentado en vano que la mayor le acompañe. Por que el actor (Clooney) ha tenido un gran éxito en su carrera como actor, pero a costa de ir perdiendo familia y amistades por el camino.

Lo lógico sería considerar que la inspiración felliniana de Baumbach sea 8 ½, en la que era un director de cine el que se perdía en sus recuerdos. Sin embargo, cuando caí en la cuenta que el director neoyorquino estaba emulando al de Rímini fue en una escena en el tren, el Arlecchino preservado de la serie ETR 250 de los ferrocarriles italianos, un elegante electrotren para servicios de prestigio. Y esa escena me recordó a alguna otra de Amarcord, película en la que Fellini echó una nostálgica mirada atrás, hacia su infancia en la ciudad costera del Adriático. Lo que sea, el caso es que, aunque con el protagonismo absoluto de Clooney, Baumbach plantea una película coral, con muchas caras conocidas del cine de ambos lados del Atlántico, llena de nostalgia, buen humor, y ¿reflexiones personales?

El caso es que Baumbach es buen director, pero no es Fellini. Y Clooney es una actor simpático y con presencia, pero no es Mastroianni. Y las nostalgias de Fellini eran propias, era el autor desnudándose en la pantalla. Y no a otro. Y además era el absurdo italiano, más demencial en ocasiones, más profundo en otras. Clooney está muy bien. Como lo está Adam Sandler, el segundo personaje que más aparece en pantalla. El resto, en una película tan coral, salvo Laura Dern que agunta algo más, tienen pasos fugaces, aunque hay mucho famoseo como ya he dicho. No obstante es una película recomendable y divertida. Probablemente su paso por las salas de cine ya habrá terminado, fugazmente, porque es producción de Netflix y ya está disponible en su catálogo. Así que es claramente una recomendación para los suscriptores de la plataforma, que tienen pocas ocasiones de disfrutar de buenas películas entre las muchas que estrenan estas gentes.

Valoración

Dirección: ***
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[Cine] El cuento de las comadrejas (2019)

Cine

El cuento de las comadrejas (2019; 37/20190715)

Juan José Campanella tiene en su haber una serie de largometrajes, no muchos, la verdad sea dicha, que concitan habitualmente la unanimidad de público y crítica, con valoraciones muy favorables. Con gran capacidad para tocar la fibra sensible de los espectadores, cualquier estreno que lleve su nombre merece nuestra atención. Bien es verdad que también lleva en su haber un montón de televisión gringa, y de otros países, que una vez es mejor y otras «no tan mejor». Pero bueno… creo que su más oscarizada película forma parte de forma inherente e imborrable de la historia personal de muchos de nosotros. Incluso si nos despierta una profunda melancolía por motivos concurrentes aunque ajenos a la propia película. Cosas.

En cualquier caso, el anuncio del estreno de una nueva película del argentino genera expectativas. Elevadas expectativas. En esta ocasión, con un reparto muy notable (no, no sale Darín, os pongáis como os pongáis; de hecho se rumorea que son muchas la películas argentinas en las que nunca ha trabajado Darín, aunque España entera no se lo crea), se plantea una nueva versión de una película de los años 70, que tuvo la mala fortuna de ser estrenada coincidiendo con el golpe militar que llevó a la dictadura de triste recuerdo. Una película de terror que nunca debió ser estrenada como tantas dirigidas por los militares del mundo entero.

No he tenido ocasión de viajar al Cono Sur todavía… y no por falta de ganas. Así que ilustro la entrada con unas fotos de hace unos meses, realizadas con película tradicional, por Zaragoza. Probablemente el lugar del mundo en el que el idioma castellano o español tiene una entonación más diferencia, más distinta, que el de Buenos Aires y argentina en general.

Mara Ordaz (Graciela Borges) es una anciana actriz, recluida en un caserón con su discapacitado marido, Pedro (Luis Brandoni), uno de los directores de cine que la dirigió en su época gloriosa (Oscar Martínez) y el guionista de aquellas películas (Marcos Mundstock). Viven amándose/odiándose con una mezcla de nostalgia/rencor, alejados del mundo. Hasta que llega un tiburón inmobiliario (Nicolás Francella), acompañada de una bella escribana (Clara Lago), léase notaria para los castellanoparlantes de la orilla oriental del Atlántico, que pondrá patas arriba el delicado equilibrio de esta comunidad.

El tono de la película, desde los primeros instantes nos indica dos cosas. Por una lado, que es un ejercicio de autorreferencia hacia el mundo del cine y del artisteo, la típica historia de amor/odio entre directores/escritores hacia/contra los intérpretes de sus obras. Por otro lado, estamos ante una comedia que fácilmente va a derivar al humor negro… como así sucede, acercándose hacia aquella que considero la más inspirada de las comedias de Frank Capra. En los inicios del filme, asistimos a una serie de diálogos en donde las puyas verbales son constantes e ingeniosas, son diálogos que transcurren con rapidez, y establecen los antagonismos entre los personajes con facilidad. Pero llega un segundo acto, con un tono más dramático, en el que la película pierde fuelle, especialmente después del vivaz comienzo. La película irá recobrando pulso, aunque sin llegar a los niveles iniciales, especialmente porque se hace previsible. Termina dejando buen sabor de boca, pero con la sensación de que podría haber sido mucho mejor.

Por donde brilla es en el lado de la interpretación. Los seis personajes principales están muy bien interpretados. Incluso Lago, una actriz que con el tiempo ha resultado más del montón de lo que parecía que podía ser, está a un buen nivel. Y parece que es capaz de interpretar con más soltura y desparpajo hablando en porteño que en castellano.

Como conclusión, lo ya dicho. Deja muy buenas interpretaciones, buen sabor de boca y algún momento inspirado en el plano de la comedia. Pero falla un poco justo donde Campanella es más esperado, en el lado del drama de sentimientos que te dejen el alma tocada. No obstante, es una película recomendable, más si tenemos en cuenta la relativamente triste situación de la cartelera veraniega.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

[Cine] Birdman or (The Unexpected Virtue of the Ignorance) (2014)

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Birdman or (The Unexpected Virtue of the Ignorance) (2014); vista el viernes 9 de enero de 2015.

Inicio esta entrada con el aviso habitual; cuando conservo el título original en inglés es porque he visto la película en versión original subtitulada en castellano. A veces porque el título no es traducido en la versión doblada, pero no es lo usual. En este caso, habitualmente conoceremos la película símplemente como Birdman, en ambas versiones, aunque lleva ese subtitulo que en la versión española queda como Birdman: La inesperada virtud de la ignorancia. O algo así.

Hemos empezado el año con cierto frenesí cinematográfico, y estamos saliendo a dos películas por semana. Ahora, cuando escribo esta entrada, ya tengo en mente la nueva película que vimos ayer, y que comentaré en unos días. Considero que el dejar pasar unos días, dejar reposar las impresiones, es algo bueno de cara al comentario que pueda hacer. Es como si mi opinión madurase un poco más. En esta ocasión, reconozco que a priori no tenía mucha información sobre lo que iba a ver. Así que iba con pocos prejuicios. Sabíamos que este título está sonando en quinielas diversas de la temporada de premios, que su director, el mejicano Alejandro González Iñárritu nos viene ofreciendo títulos muy interesantes aunque no siempre de fácil digestión, y que el reparto mezclaba una serie de nombres, algunos de ellos prometedores, otros capaces de lo mejor, pero también de alguna decepción.

Nos habla la película de cómo una vieja del cine de acción, Riggan (Michael Keaton), que encarnaba 20 años atrás a un superhérore de nombre Birdman, tras un largo bache quiere reivindicar su condición de actor y alcanzar un cierto prestigio personal y profesional adaptando para un teatro de Broadway el relato corto de Raymond Carver «What We Talk About When We Talk About Love«. Pero la preparación y los ensayos con vestuario y público están siendo una catástrofe y lo están llevando al borde de la paranoia, en forma de las voces que oye de su antiguo personaje de ficción. Tendrá problemas con Laura (Andrea Riseborough), una de las actrices con la que tiene una relación y que pudiera o no estar embarazada, con el otro actor protagonista, Mike (Edward Norton), capaz de lo mejor o de montar un caos con su carácter o sus ideas propias. Deberá velar por su rebelde hija, Sam (Emma Stone), que está como su ayudante, pero que acaba de salir de un programa de desintoxicación y rehabilitación por consumo de drogas. E incluso eventualmente tendrá que afrontar a su exmujer, hacia quien tiene sentimientos complejos, Sylvia (Amy Ryan), que los visita constantemente. A lo que hay que añadir la ansiedad continua por su necesidad de que la obra sea un éxito.

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Estamos en Nueva York, en el entorno de Broadway, la 42 y el conjunto de calles que conforman la élite de la escena neoyorquina y norteamericana.

 

Habría mucho que comentar sobre este filme, y no tengo mucho tiempo. Para empezar, en el plano técnico, es una película compleja rodada en forma de un falso plano-secuencia que abarca todo el metraje del filme. Gran mérito en la concepción y en el montaje, y aunque las transiciones puedan ser evidentes en algunos casos, lo cierto es que dado que la acción abarca varios días o semanas, y es necesario incluir las convenientes elipsis. Todo ello viene ayudado por un guion que ha de tener una precisión milimétrica para favorecer el trabajo de todo el equipo. El trabajo en lo que es la concepción de la historia y su traslación audiovisual, con una potente banda sonora basada en la percusión, es muy sobresaliente.

Luego está el interés de la propia historia. Es una historia sobre las gentes del mundo de la interpretación, el cine y el teatro. Es una historia que, aunque de forma sutil, mete profundamente el dedo en el ojo de las modas de las dos últimas décadas del cine de acción, especialmente de superhérores, basadas en la pirotecnia y la presencia física de sus intérpretes, pero hueco por debajo de esto. No olvidemos que Keaton encarnó varias veces a Batman en los años 90, y que también a sido un intérprete con altibajos, muy capaz, pero con bodrios a cuestas. También hay autorreferencias en el personaje de Norton, al propio carácter de este brillante actor, pero que se ha ganado la fama de difícil en algún rodaje.

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Un paisaje que se nos ofrece durante la película de diversas formas, como un marco, como un paisaje, pero también a veces como una amenaza que se cierne sobre los protagonistas.

 

Y es que en definitiva, si ya hemos hablado de las virtudes de la realización de esta película, se quedaría coja si no fuera por el excelente trabajo del conjunto de su reparto. Los protagonistas están todos a gran nivel, con interpretaciones intensas pero matizadas. Entre los secundarios brillan todas las actrices, que tienen papeles secundarios pero importantes, especialmente Emma Stone, sobre la que me pregunto cuándo le van a ofrecer ese papel que demuestre claramente que es una de las mejores actrices de su generación, aunque en este momento haya otras que brillen más en el firmamento de Hollywood. O los más discretos pero eficientes trabajos de Riseborough o Ryan (esta mujer cada vez me gusta más como trabaja). Sólo Naomi Watts queda a un nivel más discreto, también con un papel que permite un menor lucimiento.

He de decir que después de un mes de diciembre flojo, y del conservadurismo y la falta de riesgo de algunas de las propuestas vistas en las últimas semanas, véanse aquí en un ejemplo que tiende a la mediocridad y aquí en otro que tiene más empaque, es como una bocanada de aire fresco presenciar un trabajo currado, que toma riesgos, aunque bien medidos, y que tiene algo que contar y sobre lo que reflexionar sobre los temas que trata. Yo salí bastante satisfecho de la sesión.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: ****

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En cualquier caso, es un paisaje que ejerce todo su poder de símbolo de una forma de entender el espectáculo, la cultura y el «business» que los acompaña.