[Viaje] Madrid y algunas de las exposiciones de PhotoEspaña 2025

Fotografía

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Algunas notas tomadas con la Sony ZV-1 mientras visitábamos la exposiciones.

Como tantos años, este 2025 también me he desplazado un día a Madrid para ver algunas de las exposiciones del festival de fotografía PhotoEspaña. Y eso que me daba un poco de pereza. Mucho calor en Madrid en verano, y más desde que los veranos en España se está convirtiendo en verdaderos infiernos. Lo cierto es que en los días previos no tuve mucho tiempo para revisar la programación de exposiciones, y tal vez podríamos haber echo un recorrido un poco más vistoso. O simplemente, la edición de este año no es tan vistosa como la de otros años.

Habías exposiciones de dos de mis fotógrafos favoritos, todavía vivitos y coleando, pero octogenarios o nonagenarios. En Colón, en el la salas de exposiciones de Teatro Fernán Gómez, una exposición dedicada al viaje por Europa que hizo un joven Joel Meyerowitz entre 1966 y 1967, con Vivian, su primera esposa. Viaje durante el cual estuvo varios meses apalancado en Málaga, donde trabó amistad con una familia gitana, de donde salió una experiencia y unas fotografías muy interesantes. En Fundación Canal, una retrospectiva dedicada a Duane Michals que me recordó mucha a otra similar que vi en Barcelona hace unos años, y que me resultó menos novedosa. Una retrospectiva de Meyerowitz vi hace unos años en Viena, pero no dedicaba tanto espacio ni tanta profundidad a su experiencia europea, aunque fue cuando me convertí en un fan de sus fotografías.

En la galería Fernández-Braso se expone la última serie de Judith Prat, Aquella niebla, este silencio. Después de sus Brujas, la fotógrafa de Altorricón se fija en el comercio de esclavos y en los restos de esclavitud que quedaban en el muy disminuido imperio español durante el siglo XIX, a pesar del tratado firmado con el Reino Unido a principios de ese siglo para terminar con este infame negocio. Pero con el que algunas familias españolas siguieron enriqueciéndose durante décadas. Es sabido que en Cuba todavía hubo esclavos durante ese siglo. Me gustó. Me traje el catálogo.

Me supo a poco la exposición en la Serrería Belga de fondos de la colección Helga de Alvear, con una selección de fotografías de fotógrafos alemanes vinculados a la Escuela de Dúseldorf, unos fotógrafos que mantuvieron vivo el espíritu del movimiento de la Nueva Objetividad de entreguerras, y que conectan también con el espíritu del a Nuevas Topografías y su paisaje alterado por el ser humano, movimiento más americano. Con Bern y Hilla Becher al frente, y con nombres tan importantes como Candida Hoffer, Axel Hütte, Thomas Ruff o Andreas Gursky, entre otros, me supo a poco porque en 2008 pude visitar un exposición sobre este grupo mucho más amplia y profunda en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de París. Pero es interesante y la sala de exposiciones muy agradable.

De menor trascendencia, en el Museo de Romanticismo, donde acabamos por error, vemos una curiosa exposición en la que se mezclan las fotografías de una señora del siglo XIX, Adelaida Martínez-Corera, no las que hizo ella, sino las de su entorno familiar, de amistades y profesional, y algunos documentos de la época, con reconstrucciones visuales de lo que sería la época generadas por aprendizaje automatizado… o lo que por ahí llaman «inteligencia artificial». Como digo, una curiosidad. Y más ganas le teníamos a la exposición de fotografías y dibujos de Dora Maar en el Museo Lázaro Galdiano. Pero siendo fotos tomadas por la fotógrafa en una estancia en Barcelona, y algunos dibujos de sus amigos artistas… se queda lejos de lo que la obra en su conjunto de Maar merece. Y hasta aquí puedo contar.

[Viaje] Caluroso día de excursión en Ochagavía y Sos del Rey Católico

Fotografía

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Excursión de muy caluroso sábado a Ochagavía y Sos del Rey Católico con Sony ZV-1.

Surge a mitad de semana la posibilidad de hacer una excursión en el día a algún lugar más fresquito que el infierno en el que se está convirtiendo Zaragoza últimamente. Yo no tengo claro que vaya a haber lugares más fresquitos en la península en ese sábado 21 de junio, solsticio de verano del año 2025, y me siendo algo perezoso. Pero acepto. Tras diversas diversas deliberaciones ponemos rumbo a Ochagavía, en los Pirineos navarros, en su parte más oriental. Como de camino a esta bonita localidad navarra pasamos por Sos del Rey Católico, dentro de Aragón, que todavía es más vistosa, y hace tiempo que no la visitamos, decidimos que a la tarde pararemos un rato a recorrer el casco urbano medieval de la población donde nació Fernando II de Aragón y… no sé muy bien que lugar ocupa en la cuenta de los monarcas castellanos de donde también fue rey.

Por la mañana, recorrimos el casco urbano de Ochagavía. Previamente habías parado a hacer unas fotos a la ermita de Santa María del Campo en Navascués. En seguida empezó a subir la temperatura, en general fue soportable. Quizá porque sólo llegó a temperatura que empezaron a ser muy poco confortables cuando ya nos dirigíamos a comer. Y que el recorrido circular que hicimos a la ermita de Muskilda lo hicimos empezando la subida al principio del mismo, dejando para la vuelta, con más calor, un recorrido en bajada, que en muchos tramos transcurría entre la umbría de los bosques de hayas.

Tras dar cuenta de las viandas, entre las que se contaban unos ricos choricillos a la sidra y unos chuletones, acompañados por sidra fresquita, salimos a la calle… y casi nos da algo porque la temperatura había llegado a los 35/36 ºC… en los Pirineos occidentales… cuando la previsión era de máximas entre 30/32 ºC.

Inmediatamente nos metimos en el coche con aire acondicionado y nos dirigimos a Sos del Rey Católico. Donde hacía niveles de calor similares, pero las estrechas y umbrías calles de su casco histórico medieval aliviaban notablemente el paseo. Eso sí, tras visitar el palacio de Sada, lugar donde quedó registrado el nacimiento del Rey Católico, nos encontramos que se habían cerrado las nubes y amenazaba tormenta. Así que terminamos la visita y nos volvimos a Zaragoza, que al fin y al cabo eran ya las ocho de la tarde.

[Fotos] Casi primavera, florecen las plantas, y lo recojo con ayuda del flash fotográfico

Fotografía

Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Comentario sobre el flash Godox ia32.

Cuando llega la primavera, me gusta fotografiar las flores que encuentro. En la naturaleza, en los parques y jardines, en las calles de las ciudades. Donde sea. No soy entendido en flores. Ni busco especies determinadas. Simplemente, cuando considero la ocasión y me apetece, o quiero experimentar.

Hace unas semanas ya mostré algunos ejemplo de mis ensayos utilizando flash fotográfico. En aquellos momentos utilicé el flash que generalmente uso para la fotografía de aproximación. Un flash tradicional, tipo cobra, de potencia media y tamaño relativamente compacto. Pero en las últimas semanas, junto con una pequeña compacta digital, he llevado un flash más pequeño, pero razonablemente capaz, de tal forma que en mis recorridos cotidianos puedo utilizarlo para tomar las fotografías al vuelo, en una diversidad de oportunidades. Noche, día, exterior, interior,… tremenda versatilidad para un chisme tan pequeño. En el enlace al principio de la entrada encontraréis más detalles.

[Viajes] Resumen del viaje a Singapur

Viajes

En primer lugar, los antecedentes. Cuando se acercaba el principio del otoño de 2016, con unos días de vacaciones disponibles, me encontraba más colgado que la moto de un hippie. Mis habituales acompañantes viajeros, no estaban disponibles. Y no tenía claro que hacer. Y en esas estaba cuando me ofrecieron ir unos días a Hong Kong. Apenas una semana. Una semana, contando con los desplazamientos en avión. Me parecía que desplazarse hasta allí, un viaje de casi 11 000 km para tan pocos días… Pero me animé, fui, me la pasé muy bien, y es uno de los viajes que con más cariño recuerdo. En julio me volvieron a proponer un plan similar, en muy similares circunstancias, la misma gente, pero a Singapur. Pero no lo tenía claro. Además el viaje era peor, y más caro. De entrada no. Pero a finales de agosto, sumándose mis dos compañeras de viaje habituales, volvió a despertarse el interés, comprobamos que había una opción de desplazamiento muy ventajosa, y nos animamos. A Singapur. De lunes a lunes, incluidos los desplazamientos. Y ya hemos vuelto.

Jewell Changi Airport - Singapore

Singapur es una ciudad-Estado, una de esas rarezas consecuencia de la descolonización británica. En principio destinada a integrarse en la Federación de Malasia, no se entendieron con los otros estados de esta federación. Mucho más multiétnicos, con mayoría de etnia china, frente a la mayoría de etnia malaya del resto, y con distintos puntos de vista en materia de organización del Estado… el caso es que los malasios «expulsaron» a Singapur. Sip… no solicitaron la independencia, se la dieron. Raro… ¿verdad? No conozco el detalle fino. El caso es que hoy en día es un estado multiétnico, con cuatro idiomas oficiales, inglés, mandarín, malayo y tamil, con el inglés como lengua franca, que vive razonablemente en paz internamente y con el mundo, es próspero, con indicadores de desarrollo social que muchos países más grandes y significativos querrían. En un territorio más pequeño que el término municipal de Zaragoza, donde vivo; unos 735 km2 para Singapur frente a los 974 km2 de mi ciudad natal. En su mayoría en una isla separado por un canal marino de la península de Malaca. Por cierto. Para los que se lían. Malasio es un ciudadano de la Federación de Malasia. Malayo es una persona de la etnia malaya. También es el nombre del idioma que hablan las personas de este etnia. En Indonesia, la variante principal de ese idioma es el indonesio… pero básicamente es el mismo idioma con variantes dialectales. La etnia más numerosa en Singapur son los chinos. Quizá eso influyó en la independencia, frente a la predominante etnia malaya, musulmanes, en la Federación de Malasia.

Qué cosas se ven en Singapur. Bueno… es una ciudad muy entretenida, en la que de haber tenido algún día más, podríamos haber visto alguna cosa más. Aunque creo que, comparando con Hong Kong, está un escaloncito por debajo… salvo en cuestiones de naturaleza, donde está por encima. En plan listado rápido.

El centro financiero y comercial y Marina Bay, las zonas más dinámicas de la ciudad y que configuran un paisaje típico de las modernas metrópolis asiáticas. Un verdadero monumento al capitalismo como sistema económico, social y cultural. Te guste más o te guste menos.

Marina Bay Sands - Singapore
Merlion and Downtown - Singapore
Riverside - Singapore
Marina Bay - Singapore

El paisaje urbano se ve complementado por aquellos barrios o distritos vinculados a las costumbres y arquitectura de las distintas etnias que conviven en la ciudad-Estado. Así, la islámica Kampong Glam, Little India, Chinatown o la mezclada cultura Peranakan en Katong y Joo Chiat Road.

Kampong Glam - Singapore
Kampong Glam - Singapore
Little India - Singapore
Little India - Singapore
Little India - Singapore
Chinatown - Singapore
Kantong - Singapore
Joo Chiat Road - Singapore

Quizá uno de los atractivos más interesantes de Singapur sean sus zonas verdes. Bien las zonas boscosas al norte de la ciudad, que no tuvimos tiempo de explorar, como los modernos Gardens by the Bay, en terreno ganado al mar, como los tradicionales Botanic Gardens, que existen desde 1859, actualmente reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Gardens by the Bay - Singapore
Gardens by the Bay - Singapore
Gardens by the Bay - Singapore
Gardens by the Bay - Singapore
Botanic Gardens - Singapore
Botanic Gardens - Singapore
Botanic Gardens - Singapore
Botanic Gardens - Singapore

Y quizá, lo más decepcionante fue la isla de Sentosa, según algunos el punto más al sur del Asia continental. No lo es… es una isla. Y si incluyes las islas en el «continente», tiene los archipiélagos indonesios más al sur. E incluso el punto donde dice estar, no es el que más al sur está dentro de la isla. Y además es un islote. En fin… reclamos diversos turísticos, para un lugar de entretenimiento local, donde el interés está en los antiguos fuertes defensivos británicos y en algún paseo por bosque lluvioso secundario. Y como anécdota, cercana a Sentosa, de forma relativa, los jardines de Haw Par Villa y sus figuras policromadas.

Sentosa - Singapore
Sentosa - Singapore
Sentosa - Singapore
Haw Par Villa - Singapore

Pero bueno,… todo se acaba. Cierto es que el clima tropical, Singapur está a poco más de 130 kilómetros de la línea del Ecuador, a algunos nos agota bastante. Las temperaturas no han sido muy elevadas, entre los 25 y los 30 grados. Pero la humedad sí. Y eso cansa. En cualquier caso, lo hemos pasado muy bien. Los datos sobre las fotografías presentadas los encontraréis en la publicación correspondiente en Carlos en Plata. Así que, con una vista del aeropuerto de Barcelona a nuestra llegada al amanecer de este lunes pasado… me despido de momento.

Aeropuerto BCN

[Viajes] En el día en Barcelona y Sitges

Viajes

Ayer fue fiesta local en Zaragoza. La Cincomarzada. Una de esas raras fiestas que no están asociadas a la Iglesia Católica. Casi al contrario… no exactamente… pero casi. El caso es que alguien sugirió hace unas semanas que pasásemos el día en Barcelona. Había una compra que hacer, con mayor oferta comercial en la Ciudad Condal, por lo que se podía aprovechar el festivo para hacerla allí, y hacer algunas cosas más durante el día. Salimos a las ocho de la mañana en el tren de alta velocidad desde Zaragoza-Delicias, llegando a Barcelona-Sants poco después de las nueve y cuarto, para regresar desde Barcelona-Sants a las ocho de la tarde, llegando a casa algo después de las diez de la noche, cenar algo, y a dormir porque hoy ha sido día de curro.

Barcelona es una ciudad que tenemos muy pateada. Y además, el año pasado estuve dos veces, con intención de explotar fotográficamente el Barrio Gótico y el Born. Por lo que a mí me apetecía hacer otras cosas. Además de la compra mencionada. Pero como íbamos cuatro personas, dos de ellas poco habituales en nuestros viajes, costó más ponerse de acuerdo. Aunque al final lo logramos, y no quedó mal la cosa.

Nada más llegar a Barcelona, nos desplazamos en tren de cercanías, las de Renfe más las de la Generalitat de Cataluña, hasta la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló. Esta Colonia Güell es un poblado industrial. En aquel lugar, que ha finales del siglo XIX era fundamentalmente agrícola, aun hoy a orillas del Llobregat el ambiente es agrícola, Güell, un industrial textil catalán, instaló su fábrica lejos de las «peligrosas» influencias de los que peleaban por mejorar la situación de los obreros. Construyó un poblado de inspiración modernista, Gaudí le diseñó la iglesia del lugar, y organizó una sociedad inspirada en el social-catolicismo. Viviendas dignas, comida asegurada, y una educación de los hijos controlada por la Iglesia Católica. Separación de funciones entre hombres y mujeres, y jornadas laborales de 12 horas, seis días a la semana, incluyendo, al principio el trabajo infantil. De lo más «piadoso». Pero con baja conflictividad, porque casa y comida estaban garantizadas, y estaban aislados de la gran ciudad. El lugar tiene su interés, porque físicamente estaba bien planteados, si bien éticamente es altamente cuestionable la explotación de los obreros. Y la llamada Cripta de la Colonia Güell, firmada por Antoni Gaudí, está incluida dentro del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, en el catálogo de Obras de Antoni Gaudí en Barcelona.

Tras realizar nuestras compras y comer algo en las horas centrales del día, por la tarde decidimos relajarnos paseando por Sitges. Que el tren de vuelta saliese a las 20:00 horas de Sants nos permitía estar en Sitges hasta casi la puesta del sol. Efectivamente, cogimos el cercanías de vuelta a Barcelona a las 18:45, momento en el que el sol desaparecía en el horizonte, para llegar a Sants a las 19:30, con tiempo de coger el tren de regreso sin agobios. Ya conocíamos Sitges desde hace tiempo. Así que el objeto era pasear, hacer alguna foto, tomarnos al llegar unos helados, y a mitad de tarde unas cervecitas, y relajarnos junto al mar. Pero que pena de costa catalana, qué destrozos le han hecho… qué pena de ley de costas de esta gente que tanta degradación ha causado en las últimas décadas. En fin. Si queréis saber más de cómo se hicieron las fotografías de la entrada… lo he publicado en Substack.