No soy un tremendo aficionado a la historieta. O cómic, como le queráis llamar. O novela gráfica, que para todos los gustos hay. Tebeos, que decíamos en mi infancia. Pero por aquí aparece de vez en cuando la reseña de alguna, siempre intentando seleccionar, porque es un mundo en el que me cuesta mucho separar el trigo de la paja. En esta ocasión ha sido un regalo. Con intención. Sobre la intenciones al regalármelo no voy a hablar. Tienen que ver con la República Serenísima. Pero sí sobre el libro. Que realmente me hizo mucha ilusión como regalo.
Fábula de Venecia (Corto Maltés)
Hugo Pratt (historia y dibujo); Manel Domínguez (traducción)
Norma Editorial; Barcelona, 2010
ISBN: 9788467900149
Aunque Hugo Pratt no era propiamente veneciano, nació en Rímini, como otro genio de la imagen y de la imaginación, algo tendrán las aguas del Adriático en ese punto, Pratt se consideraba veneciano por crianza. Y quiere dedicar una de las aventuras de su héroe, Corto Maltés, a la ciudad ducal. En ella, vemos a Corto con sus primeros problemas con unos incipientes fascistas, y acaba en medio de una reunión masónica. A partir de ahí, en una aventura que mezcla la realidad, con la leyenda y el mito, iniciará la búsqueda por la ciudad de los canales de la Clavícula de Salomón, una legendaria esmeralda que se supone que debe estar escondida en algún lugar de la ciudad.

Juraría que en algún momento algo pasa en la Calle della Morte, pero tendría que repasar el libro para asegurarlo.
Reconozco que no siempre me resulta fácil entrar en el mundo mágica o semimágico del aventurero de Hugo Pratt. Pero en esta ocasión me lo he tomado con un poquito de calma, la he leído poco a poco, me he dejado llevar por el mundo fantástico y por los escenarios de la ciudad, y he disfrutado de las aventuras del apuesto marinero entre las fondamentas, sotoportegos, campos, canali y demás de la ciudad en la laguna. No sé si recomendarlo o no. Supongo que los fans del personaje, ya lo han leído. Y los demás,… pues no sé… lo de leer historietas no parece estar muy extendido salvo en algunos grupos de gente, considerados por el resto de la sociedad como más o menos friquis. Pero creo que es un género al que de vez en cuando hay que dar una oportunidad. E insisto que me cuesta saber qué me va a interesar y qué me parece una memez. Que hay mucho también.