Ya digo siempre que las gentes, los inmortales del cine nunca se van solas de este mundo. Siempre buscan irse bien acompañados. Aunque en el proceso nos dejen a los humildes mortales más solos y tristes en este mundo. Menos mal que siempre nos queda el celuloide. En sentido real o en el figurado, reconvertido en bits. En pocos días se nos han ido tres presencias de la gran pantalla, que si bien es cierto que tiempo ha que dieron lo mejor de sí mismos, no es menos cierto que eso no impide que les echemos de menos. Gente con mucha, mucha clase.
El día 9 de diciembre nos dijo adiós la norteamericana Eleanor Parker (1922 – 2013), actriz guapa y elegante por demás, que no siempre recibió el reconocimiento que debía, o tuvo las golosas oportunidades de las que otras disfrutaron. No por ello dejó de ser candidata al óscar en tres ocasiones en la década de los años 50 del siglo XX, su época de más gloria. Aunque son diversas las referencias que se podrían hacer, y o me quedo con dos. El contrapunto que ponía en The Naked Jungle (Cuando ruge la marabunta) al animal de Heston, haciendo que una película mediocre en su planteamiento alcanzara cuotas de temperatura impensable cuando la Parker aparece en la pantalla. Y el modo en que eclipsaba a la «monjil» Julie Andrews en The Sound of Music (ridículamente traducida como Sonrisas y lágrimas). Resulta evidente para todo el mundo que Plummer se queda con la monja por exigencias del guion. Que lo que le pedía el cuerpo era otra cosa…
El 14 de este mes de diciembre también nos decía adiós el supuestamente irlandés Peter O’Toole (1932 – 2013), actor que ha estado en activo hasta hace bien poco tiempo. Candidato al óscar en siete ocasiones, se le concedió de forma honorífica en 2002, aunque volvió a ser candidato en 2006 por octava vez. Todo el mundo lo recuerda por su Lawrence of Arabia (Lawrence de Arabia), pero mi favorita es dando la réplica a Katharine Hepburn en la impresionante adaptación de la obra teatral The Lion in Winter (El león en invierno).
Y a las pocas horas, el día 15, se despedía de este mundo la británica nacida en Japón Joan Fontaine (1917 – 2013). Otro ejemplo espléndido de belleza y elegancia, de una época donde el glamour era otra cosa, hoy en día perdida. Porque hay que reconocer que hay mucha zarrapastrosa entre las estrellas del firmamento cinematográfico actual. Siempre he pensado que era mucho más bella que lo que sus habituales arreglos mostraban, y una actriz con mucho más carácter que los que sus más famosos personajes mostraron. Esta sí que ganó una estatuilla en una de las tres ocasiones en que fue candidata al óscar, por Suspicion (Sospecha). Pero creo que hubiera merecido también el premio que le birló Ginger Rogers, aunque reconozco que la Kitty Foyle de esta estaba muy bien, pero frente a la segunda señora De Winter en Rebecca… creo que no había color.
Pocas horas antes de cerrar esta entrada me entero del deceso el 16 de diciembre de Lolita Sevilla, nombre artístico de Ángeles Moreno (1935 – 2013). Comparar a esta tonadillera tipo «folclórica» con los anteriores parece un poco fuera de lugar… salvo porque tuvo un papel no desdeñable en una de las pequeñas grandes películas del cine español, que en este año ha cumplido su sesenta cumpleaños sin haber envejecido un pelo, Bienvenido, Mister Marshall. Las malas lenguas dicen que para burlar la siniestra y a la vez estúpida censura, los responsables del filme lo vendieron como de canciones y ambiente folclórico español, con el fin de lanzar al estrellato a la joven cantante… No sé si fue así, si realmente engañaron a la chica… En cualquier caso, el mero hecho de haber participado en aquella joya del séptimo arte ya le hace merecedora de un huequito en nuestros corazones. Y se va de este mundo con buena e ilustre compañía.
Sostengo en ocasiones que el único cielo tras esta vida que puede existir es el de las gentes del cine, donde ahora estarán animadamente departiendo estos tres astros de la pantalla, y donde aspiramos que nos dejen entrar quienes les hemos sido fieles de por vida peregrinando por las sufridas grandes pantallas. Os dejo con unas fotos funerarias, de hace unos días cuando acompañé a unas amigas al cementerio por un asunto particular,… pero en el que aproveché para llevarme la cámara.