Hoy es jornada de reflexión ante las elecciones al parlamento europeo que se celebran mañana en España, mientras se van celebrando también en otros países de la Unión Europea. Por un momento me he sentido tentado en comentar algo al respecto. Me he dado cuenta que no serían más que unas cuantas tonterías más a sumar a las miriadas de ellas que entre políticos, prensa y demás marisabidillos de lo político y social han ido soltando estos días. Así que me he sentado a esperar a que se me pasase.
Pero Europa no es un concepto vacío. Con todos sus defectos, con todas sus cuestiones históricas no resueltas que tanto ennegrecen su porvenir, es también un lugar de belleza, cultura y gentes muy estupendas. Lastima los cretinos que de vez en cuando surgen entre ellas. He tenido la suerte de ir conociendo este pequeño subcontinente que cuelga del extremo occidental de Eurasia. Muchas de las fotografías que he ido tomando de él se encuentra en mi Tumblr, De viaje con Carlos. Sólo fotos sin más comentarios. Pasaos de vez en cuando. Algunas son majas.
Como voy en ciclos de fotografías entre 1989 y la actualidad, en estos días están apareciendo fotografías del año 2006. Las que ya han aparecido o van a aparecer os las muestro también aquí, hoy. Por Europa, y este rinconcito del viejo continente en la vieja Península Ibérica en el que me ha tocado vivir.

Un lugar en el que los europeos conviven bastante pacíficamente son las estaciones de esquí. Como esta pequeña pero bonita en Artouste, en los Pirineos franceses.

Ese año 2006 recorrí bastante mis alrededores, el antiguo reino de Aragón, que también puso su piedrecita en su momento en la construcción de la identidad europea. Se puede pasear en primavera entre los cerezos en flor alrededor de Boleo y Loarre.

También se puede caminar en primavera al caer la tarde ante la portada de la ermita de los Santos Gervasio y Protasio en Maluenda.

Si nos salimos de Aragón, la Península Ibérica es mucho más rica en detalle de lo que muchas veces pensamos. Y podemos admirar unas diminutas orquídeas no lejos del Royo, en la provincia de Soria.

El patio trasero de Zaragoza nos da algunas sorpresas, desconocidas para muchos de sus habitantes, como los pinares y los paisajes de la Plana de Zaragoza, al sur de la ciudad.

Se conmemoran de vez en cuando las riñas entre vecinos, y en aquel 2006 pudimos ver la recreación histórica en Cariñena de una batalla entre franceses y españoles durante las guerras napoleónicas.

Paramos por Londres, aquel año, una de las más tradicionalmente europeas con menos sentimiento europeo de la vieja Europa, en la que se mezclan las culturas de todo el mundo.

Y en la sierra de Alcubierre reflexionamos sobre las barbaries civiles que sufrimos de vez en cuando los cansados habitantes de estos lares.

Dura y agreste tierra la de los íberos, tan antiguos como los que más en Europa, refugio para muchos de los más antiguos europeos en los tiempos glaciares; eso se puede pensar desde los altos de Aguaron.

Pero también se puede disfrutar del dulce clima templado mediterráneo pasando la tarde en el mallorquín Cabo Formentor.

Encrucijada de las culturas mediterráneas y germánicas, los grandes lagos del norte de Italia me traen recuerdos imborrables, y nunca me canso de evocar el paseo entre las islas Borromeas en lago Maggiore.